Un enfrentamiento entre bandas rivales de narcotraficantes mexicanos del Cartel de Sinaloa y del violento grupo conocido como Los Zetas dejó este jueves por la tarde un número indeterminado de muertos en la provincia guatemalteca de Petén, al norte del país. Tras el enfrentamiento, las autoridades de Guatemala se incautaron de vehículos blindados todoterreno, en donde encontraron, en palabras del ministro del Interior, Mauricio López Bonilla, “armas de uso exclusivo del Ejército mexicano”.
Entre las víctimas se encuentra un hombre que guarda parecido físico con Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, el narcotraficante más buscado en México y Estados Unidos. El hecho de que esta misma semana un cable de Wikileaks revelara que Guzmán se refugia en Guatemala, hizo que las especulaciones sobre la presunta muerte de El Chapo prendieran como un reguero de pólvora.
“No lo puedo asegurar, pero podría tratarse de él”, dijo López Bonilla a la prensa local. El militar retirado, experto en inteligencia, añadió que se mantiene un intenso intercambio de información tanto con las autoridades mexicanas como con la DEA (agencia antinarcóticos estadounidense), para confirmar o descartar que el abatido sea el famoso capo.
“Es necesario hacer un procedimiento con fotografías, huellas dactilares y cotejos biométricos”, señaló el titular del Interior.
Desde mediados de la década anterior (hacia 2006) y huyendo de la guerra contra el narcotráfico lanzada por el entonces presidente de México, Felipe Calderón, los Zetas y el Cartel de Sinaloa trasladaron sus actividades a la provincia fronteriza de Petén, desplazaron a las mafias locales y lograron hacer de esta zona su centro de operaciones, con un alto grado de impunidad.
La operación se vio favorecida porque Guatemala y México tienen una frontera de casi 1.000 kilómetros de zona selvática en su mayoría, lo que la hace absolutamente permeable.
Además, tras la firma de la paz en 1996, el Ejército sufrió una drástica reducción de efectivos. Muchos de estos hombres, particularmente los kaibiles (tropa de élite con un conocimiento profundo de estas selvas, donde tienen su escuela de entrenamiento), quedaron sin trabajo y han sido reclutados gracias a los generosos talonarios del narcotráfico.
La pasada semana la ciudad estadounidense de Chicago nombró a El Chapo enemigo público número uno, un dudoso honor que heredó de Al Capone más de 80 años después de que el jefe mafioso inaugurara la distinción.
(nota tomada del sitio "el país". Más tarde, o sea el viernes 22, las autoridades guatemaltecas recularon al decir a los medios de ese país, Guatemala, que "todo fue una confusión".)
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