miércoles, 28 de febrero de 2018

Margaret Atwood (1939 )

Variaciones sobre la palabra sueño



Me gustaría observarte mientras duermes,
algo que tal vez no suceda.
Me gustaría observarte,
durmiendo. Me gustaría dormir
contigo, penetrar en tu sueño
mientras su suave ola oscura
se desliza sobre mi frente

y caminar contigo a través de ese lúcido
bosque que se mece, de hojas verde mar,
con su sol acuoso y sus tres lunas,
hacia la cueva a la que debes descender,
hacia tu peor miedo.

Me gustaría darte la rama
plateada, la florecilla blanca, la única
palabra que te protegerá
del dolor de las entrañas
de tu sueño, del dolor
de las entrañas. Desearía seguirte
cuando subes por la larga escalera
otra vez, y tornarme
en el barco que te devolverá
con cuidado, como una llama
protegida en dos manos ahuecadas,
al lugar donde yace tu cuerpo
junto al mío, y tú lo penetras
tan natural como una inspiración.

Me gustaría ser el aire
que vive en ti, sólo
por un momento. Me gustaría ser invisible
y tan necesaria.


("historias reales", bruguera, barcelona, 2010, trad. maría del pilar somacarrera íñigo)

martes, 27 de febrero de 2018

Octavio Paz (1914/1998 )

Cuartos de hotel

II

Roza mi frente con sus manos frías
el río del pasado y sus memorias
huyen bajo mis párpados de piedra.
No se detiene nunca su carrera
y yo, desde mí mismo, lo despido.
¿Huye de mí el pasado?
¿Huyo con él y aquel que lo despide
es una sombra que me finge, hueca?
Quizá no es él quien huye: yo me alejo
y él no me sigue, ajeno, consumado.
Aquel que fui se queda en la ribera.
No me recuerda nunca ni me busca,
no me contempla ni despide:
contempla, busca a otro fugitivo.
Pero tampoco el otro lo recuerda.


("el fuego de cada día", ed. seix barral-planeta, méxico, 2014)

lunes, 26 de febrero de 2018

Claudio Bertoni (1946 )

True love


Envejecer juntos
arrugarse juntos
afearse juntos
encogerse juntos
y volver a usar
pañales juntos.


("marcelo leites")

domingo, 25 de febrero de 2018

Uriel Martínez (1950 )

Ciclos


Me advirtieron que pronto
vendrían tiempos de secas,
luego guardé dos tambos
de agua de 500 litros cada uno.
Más tarde me informaron
que las presas, los ojos de agua,
las nubes, las heladas,
los deshielos se habían agotado.
Después supe que había
iniciado un ciclo de siete
años y un día de animales
de campo muertos y sed abundante.
Cada tanto me asomaba al fondo
de cubetas, botellas y garrafones
y mis tambos llenos. Vislumbraba
cieno, axolotes, lenguas muertas.
Pero la sed no se iba.
Y así seguí, esperando el paso
lento del ciclo; uno más.


[Inédito]

sábado, 24 de febrero de 2018

Margaret Atwood (1939 )

El último poema


En esta noche las palabras caen de mí como la ropa
que se tira al suelo al desnudarse, como si no
hubiera mañana, y es que no hay mañana.

Un día, al ascender al monte o en la autopista,
en medio de las ráfagas de aire,
detienes la escalada o paras el coche y sabes que nunca
                                                                    [llegará allí.

Sigo tumbada en un sofá azulado, sorbiendo cubitos de
                                                                              [hielo,
mientras mis amigas y las amigas de mis amigas,
                                                                         [y mujeres
que apenas conozco caen enfermas de cáncer.
Una cada semana, cada minuto; todos hablamos de este
                                                                                 [tema.

Lucho contra la plaga, me cepillo los dedos con esmero,
espero no contagiarme; me pregunto cómo
despedirme dignamente y no entre lágrimas.
Hay golpes de suerte, es cierto, pero no abundan.

Mientras tanto, sigo sentada aquí a tu lado, sin futuro:
en un segundo algo se rasgará como una cuerda o una
                                                                        [cremallera,
o el tiempo se deslizará cual grieta en roca de granito
y los hogares, las sillas, los amantes, se desmoronarán
                                                       [con un largo temblor.

He aquí tu mano que surge de los escombros.
La toco, todavía vives;
daría cualquier cosa para que sucediera esto,
para mantenerte viva junto a mí, pese al naufragio.

Te cojo la mano como esperando tu rescate,
y esa sola acción brilla como la suerte misma.
Porque no hay nada más que pueda hacer, ya no hago
                                                                             [nada.

Hablamos de una mesa y de dos vasos,
de dos manos, de una vela, y detrás de las cortinas cerradas
un paisaje abrasado en el que árboles y edificios aún
                                                                              [arden.
Cada poema que escribo es el último y eso pasa con éste.


("historias reales", bruguera, barcelona, 2010,  trad. maría del pilar somacarrera íñigo)

viernes, 23 de febrero de 2018

Baudelio Camarillo (1959 )

Nocturno



El mar extiende su victoria en la lluvia
y hay más de sal que de agua
en esta oscuridad.

Me ahogo y pido a gritos
una barca en medio de la noche.
Hay un oleaje oscuro ciñéndome la piel,
cristales que se quiebran por el peso de esta agua,
ecos de algún tambor sonando bajo el mar.

Ah, si la lluvia viniera de otra forma,
si me dejara al menos esconder el pasado
en mi traje de fiesta;
si no fuera silencio cuanto mis manos tocan.
Pero no puedo más que esta oscura raíz.
mi tristeza es más ancha que los cinco sentidos,
hay ahora más yerba marchita en mis palabras
y esta gotera que cae dentro del pecho
sobre los restos de unas campanas rotas.

¿Qué ventanas abrir? ¿Hacia qué sueño?
¿En qué espejos de luz sumergir estos labios?
Hay la lluvia que cae
y hay la lluvia que silenciosamente nos corroe.
Es el mismo veneno
aquí, a esta hora,
cuando tinta y ceniza son una misma sangre
y al eco de algún trueno
tiembla el alma


(muro fb del autor)

jueves, 22 de febrero de 2018

Gerardo del Río (1962 )


Siete poemas


IV-2

Errático en las sábanas
en mares de algodón
donde la estrella que me guía
es tu aliento


("siete poemas", ed. cecilia cartonera, zac. méx., 2018)

miércoles, 21 de febrero de 2018

Óscar Édgar López (1984 )

El traje de los días


XVI

Conocí en un rave a una  chica loca:
dos piernas de pollo sin pechuga,
con listón cobijaba su cabeza,
sin calzones cruzaba la avenida.
Le pintaron un retrato:
boca morada ojos de loca,
una teta para Chihuahua;
la otra de malvavisco.
Tuvo una mascota de sesenta años
que conducía y cocinaba
y se llevaba de perlas con papá.
Un gato resacoso le rumiaba los pies,
chinches de ojos azules le decían qué hacer.
Conocí a una chava loca
una vez en un rave.
No la llamé entonces,
ni la llamaré después,
era una chava hueca
como la cáscara de una nuez.


("el traje de los días", coedición ´fragmento celeste' y 'mejorana', zacatecas, méxico, 2018)

martes, 20 de febrero de 2018

Catalina González Restrepo (1976 )

Jardín


Entre cortinas espesas y camas altas

habitamos el palacio del encierro.



No abandonaré este recinto,

nunca saldré desnuda a los campos

ni te besaré frente a los comensales.



Sólo en la soledad de nuestros cuerpos

te amaré,

con gotas en los labios.



Exprímeme

déjame el vaso vacío a mí

bebe de mi sed



¿y si la muerte llega de pronto

e ilumina un cuarto oscuro?



Inventario

Esta casa
que tantas noches albergó millones de almas,
tu amor por las cosas inservibles,
mi terquedad por conservar lo podrido,
ya ni puede ser habitada por mi hastío.

Cambio los objetos de lugar
para nunca encontrarlos,
compro otra marca de jabón y crema de dientes
para que no quede ningún olor, ningún rastro.
Abro las cortinas en noches sin luna,

los insectos podrían traer luz a esta casa.



("círculo de poesía" y "no me quites paz")

lunes, 19 de febrero de 2018

Rodolfo Edwards (1962 )

en el transcurso de cincuenta metros...



en el transcurso de cincuenta metros
y con diferencia de minutos
contemplé dos besos apasionados:
el primero
en la esquina de Perón y Callao
fueron dos besos largos
profundos
con intención de eternizarse
en una humedad
de lenguas permanentes
el segundo
en la entrada de un departamento
cerca del restaurant Cervantes
este beso fue cortito
pero inmensamente cariñoso
como una especie de resumen
o frasquito de azafrán
o jugo para diluir

la ciudad se arrodilló
ante los besadores
recuperó la esperanza
y desde el cielo
Dios guiñó un ojo
y todo se apagó de repente
pero se volvió
a encender enseguida


("otra iglesia es imposible")

domingo, 18 de febrero de 2018

Margaret Atwood (1939 )

A medianoche


A medianoche me despierta la lluvia, un aguacero,
el viento azota las hojas, orejas
enormes, plumas enormes,
como un animal perseguido, un perro
gigantesco o un cerdo salvaje. Truenos y ventanas
que se estremecen; del tejado metálico
cae una tromba de agua.

Estoy tumbada bajo el mosquitero,
enredada en una tela húmeda, el pelo lleno de sal.
Cuando escampe habrá luciérnagas
y estrellas, más brillantes que en cualquier lugar;
podría contemplarlas en momentos
de pánico. Están a años luz, si lo piensas.

A la porra la poesía, es a ti a quien deseo:
tu sabor, la lluvia
en tu cuerpo, mi boca en tu piel.


("historias reales", ed. bruguera, 2010, trad. ma. pilar somacarrera íñigo)

sábado, 17 de febrero de 2018

Gloria Fuertes (1917/1998 )

Versos que escribí dormida


Bebo porque la gente no me gusta,
porque a la gente la quiero demasiado;
las cosas cambian y el ímpetu se enferma,
sé lo que dan de sí los hombres;
sé que hay pocos que prestarían sangre,
sé que hay muchos que me encarcelarían.
Bebo para olvidar que estoy bebiendo.
Porque la noche es larga y tiene seres,
la vida es corta en cambio y tiene prisa,
la alcoba es grande y el sereno bizco
y un chinche flaco trepa por el techo.
Bebo para acordarme de estas cosas.

Bebo para olvidar que estoy bebiendo.


("life vest under your seat")

viernes, 16 de febrero de 2018

Dana Gioia (1950 )

Horóscopo del día

3

No esperes que si abres un libro
al azar en cierta página, cualquier frase
que leas hará una diferencia el día de hoy,
o que las voces que escuchas sin querer,
cuando el viento atraviesa e amarillo verde
y la dorada tienda del otoño, te hablen.

Las cosas maduran o se secan. La luz juega
sobre la oscura superficie del lago. Cada tarde
tu sombra camina a un lado de ti en el muro,
y los días permanecen largos y pesados bajo
el distante rumor de la cosecha.
Un verano más huyó,
y de una manera u otra sobrevives,
lerdo o arrepentido, sin aprender
que nada está oculto en los cambios
obvios del mundo, incluso el tenue
reflejo del sol sobre las altas hierbas secas
es más de lo que nunca podrías entender.

Y sólo brevemente, entonces,
tocas, ves, te aprietas contra
la impenetrable superficie de las cosas.


("la escala ardiente", ed. el tucán de virginia-conaculta, méx., 2010, trad. je pacheco)

jueves, 15 de febrero de 2018

Maria Joseph Escrivá (1968 )

Nota al margen


Explico latín a una chica
de mil caireles en caídas rubias.
Preparo la comida minuciosamente,
sin olvidar ningún detalle
del ritual diario.
Escombro el polvo para que nadie piense
que me gusta ver el tiempo,
pisado debajo
de mis pasos.

Escondo objetos desagradables
a la vista (a la mía sobre todo).
Clasifico cartas dentro de una caja
de zapatos y apunto "comprar carpeta"
por tal de hacer lo mismo,
con las facturas que me desordenan.

(De vez en cuando me detengo
de mis ocupaciones y te miro
el cuerpo de papel que yo he incluido
entre todos los objetos queridos
que conforman mi casa.)

Me repaso fotografía empañadas
por centenares de cambios de luna
y hago un collage, de rojos
y grises y bordes dentados.

Después todavía tengo tiempo de escribir
y de leer en voz alta,
para sentirme la voz cuando toca
las paredes. Y me canso
de no decir ya
              palabra
ni con las horas que van cayéndose
                                                      reloj abajo.


("la lengua lemosina, antología de la nueva poesía catalana", ed. de medianoche, zac., méx., trad. mario bohórquez)

miércoles, 14 de febrero de 2018

Joseph Manuel Esteve (1968 )

Ojos de celofán


Es porque vienes por la noche
cuando la lechuza pierde el barco
y la luna ya no tiene más puertos abiertos.

Es porque los círculos
tienen un brillo de fuego
que sorprende al geómetra
de los silencios.

Adelantas discretamente
con una escuadra de sahuaros mudos
que bambolean en las calles.

Nada hace pensar
en los campos minados de azul
pero las luces verdes
abrazan discretamente
la menta y el viejo vagbundo
quiere fuego o quizá beber
en tus ojos.

Es porque los druidas
encuentran en tus pupilas
la flor que tan a menudo
regalas. Ahora entrecierras
los ojos y los navíos
lentamente vuelven a puerto,
ahora los abres y una luz
ciega las palabras recurrentes.

No prometes islas de celofán
sólo ramos gemelos de lirios
y el anuncio de días sin niebla.


("la lengua lemosina, antología de la nueva poesía catalana", ed.de medianoche, no.25, zac., méx., 2010, trad. mario bohórquez)

martes, 13 de febrero de 2018

James Merrill (1926/1995 )

El kimono



Al regresar del callejón de los amantes
mi cabello estaba blanco como la nieve.
Alegría, incomprensión, dolor
habían pasado por mi vida como las estaciones.
De cómo llegué a casa
medio muerto y helado, tal vez lo sepas.

Ocultas una sonrisa y citas un texto:
Los deseos insatisfechos
persisten de una vida a la siguiente.
Hace tiempo nos apartamos de los hogares
que nos acogieron, hace tiempo eran marcas
sobre un plano de “orgullo abrasador”.

Tiempo sin cordura, el brillo de la burbuja
sobre el nivel carbonizado anuncia
la vuelta de abril. Un fulgor repentino…
Sigue hablando mientras me convierto en
el diseño de un arroyo
bordeado por juncos blancos sobre azul.


("rima interna", trad. de janette l. clariond)

lunes, 12 de febrero de 2018

Mayola Cruz Flores (1989)

                                                                     foto en fb autora


XX



Me quitaste la ropa,
y no conforme,
me quitaste la piel.
Mi piel en tu boca crujía como chocolate congelado.

Me mandaste a mi casa sin piel,
los perros se lamían los bigotes
y me decían perra sin piel, ven aquí.

Uno de ellos me quitó la carne con amor. Y me
mandó en huesos a dormir,
sentí cómo los coyotes se comían mis fémures sin amor,
y me mandaron sin ropa, sin
piel,
sin carne, sin
huesos
otra vez a ti.

("20 cuchillos mal afilados", ed. fragmento celeste, zac., méx., 2017)

domingo, 11 de febrero de 2018

Uriel Martínez (1950 )

 La quincena



Entré en la tienda de conveniencia, me compré un café y tomé prestado un diario de los que siempre nadie lleva, luego me senté a hojearlo. Rato después llegó un viejo con bastón, una bolsa de trapo y se sentó frente a mí. La mesa es angosta igual que los asientos. El hombre de barba puso una receta médica junto a su bastón atravesado y cerca de mi sombrilla. De la bolsa de trapo, abrió el zipper y vació la morralla que había juntado con el pretexto de la receta. Mientras ordenaba las monedas por denominación: de diez, de cinco, de uno y de valor inferior, acomodé las secciones del diario cogido en préstamo. "Con permiso", le dije al compañero circunstancial. Estaba tan avocado a sus finanzas de fin de quincena y semana, que no vio que, junto con mi sombrilla, me llevaba la receta médica recién expedida. Salí a la calle, me puse un parche portátil que siempre cargo, un bigote de ixtle blanco, me despojé la placa de dientes y me fui a la fila de pasajeros que van al pueblo más cercano, con la receta enarbolada.

dogville, septiembre 2017

sábado, 10 de febrero de 2018

Octavio Paz (1914/1998 )








Homenaje y profanaciones


2

Desatado del cuerpo, desatado
del ansia, vuelvo al ansia, vuelvo
a la memoria de tu cuerpo. Vuelvo.
Y arde tu cuerpo en mi memoria,
arde en tu cuerpo mi memoria.

Cuerpo de un Dios que fue cuerpo abrasado,
Dios que fue cuerpo y fue cuerpo endiosado
y es hoy tan sólo la memoria
de un cuerpo desatado de otro cuerpo:
tu cuerpo es la memoria de mis huesos.


("el fuego de cada día", seix barral, 2014)


viernes, 9 de febrero de 2018

Luis Muñoz (1966 )

Fábula del tiempo



Seguramente, si lo piensas,
estos años no van a repetirse.
Vivirás su carencia irremediable,
se llenará de sombras tu mirada,
te habitará el vacío y, con el tiempo,
se destruirá tu imagen del espejo.

Y esperarás cansado, te aseguran,
muchas tardes morir en tu ventana,
buscando en la memoria
ese tiempo feliz, siempre perdido,
esa estación dorada que tuviste
y que debe ser ésta, más o menos.


("no me quites paz")

jueves, 8 de febrero de 2018

Octavio Paz (1914/1998 )

La rama


Canta en la punta del pino
un pájaro detenido,
trémulo, sobre su trino.

Se yergue, flecha, en la rama,
se desvanece entre alas
y en música se derrama.

El pájaro es una astilla
que canta y se quema viva
en una nota amarilla.

Alza los ojos: no hay nada.
Silencio sobre la rama,
sobre la rama quebrada.


("el fuego de cada día", seix barral, 2014)

miércoles, 7 de febrero de 2018

Ana Istarú (1960 )

Ábrete sexo


Ábrete sexo
como una flor que accede,
descorre las aldabas de tu ermita,
deja escapar
al nadador transido,
desiste, no retengas
sus frágiles cabriolas,
ábrete con arrojo,
como un balcón que emerge
y ostenta sobre el aire sus geranios.
Desenfunda,
oh poza de penumbra, tu misterio.
No detengas su viaje al navegante.
No importa que su adiós
te hiera como cierzo,
como rayo de hielo que en la pelvis
aloja sus astillas.
Ábrete sexo,
hazte cascada,
olvida tu tristeza.
Deja partir al niño
que vive en tu entresueño.
Abre gallardamente
tus cálidas compuertas
a este copo de mieles,
a este animal que tiembla
como un jirón de viento,
a este fruto rugoso
que va a hundirse en la luz con arrebato,
a buscar como un ciervo con los ojos cerrados
los pezones del aire, los dos senos del día.


("poemario de mujeres")

martes, 6 de febrero de 2018

Andrés Newman (1977)

El diapasón



Se parece a bucear, no tengas miedo.
Al fondo de las olas transparentes
vibrarás en las notas de las aguas
y, como el diapasón de tu minuto,
podrás enumerar cada concepto.
Verás lo que no has hecho y sí deseaste,
verás cuanto ofreciste o te ofrecieron
y todo volverá a dormir despacio
como el mar que te invade y se retira,

como el mar que se mueve y nunca pasa.


Claudia en la biblioteca


Para Rafael Espejo

Rebuscas en los libros
con un extraño afán de jardinera.
Delicada y ansiosa, de perfil me pareces
distinta cuando curvas las rodillas
y se tensan tus muslos
debajo del vaquero. Muerte lenta
contemplar, sin tocado,
el pequeño tatuaje en tu cintura.
Será mejor sufrir que describir los pechos:
¿quién se atreve a cruzar los toboganes
que unen la palabra con su tema?
Así que huyo
y finjo distracción.
Si volvieras la vista a quien te escribe
desaparecerías, y es demasiado pronto.
Sigue leyendo, Claudia.
Haces bien en amarte.


("medium" y "no me quites paz")

lunes, 5 de febrero de 2018

Karmelo C. Iribarren (1959 )

                                                                      foto: el país


Las sombras del cobarde


De igual forma que mirar hacia otra parte
no hace que desaparezca
eso que preferirías no ver,

el hecho cotidiano de que el sol
se hunda en el horizonte cada tarde
afecta únicamente a la sombra
que proyectas sobre el suelo,


nunca a la que crece en tu interior.



Los pequeños paraísos


Abrí lentamente los ojos
y allí estaba ya el domingo,
arrimado a los cristales.

Me duché, me vestí
y, tras darme el visto bueno
en la luna del armario,
salí silbando a la calle.

En el cielo ni una nube.

El roce tibio del aire
como su piel después del amor.



("círculo de poesía")

domingo, 4 de febrero de 2018

Uriel Martínez (1950 )

Vilariño



Con piedra pómez tallé
y tallé el fondo de peltre
sin desprender del todo
los residuos del chocolate
para el frío de noches continuas,
de madrugadas de espanto.
Ni la uña del pulgar fue suficiente,
ahí seguían los residuos negros
de cacao, de azúcar, de canela
añadida para acentuar el sabor
amargo de lengua y saliva.

Hasta que piedra y uña fueron luego
una lija inofensiva, como tu recuerdo,
como nuestra vida.


[Inédito]

Ruperta Bautista (1975 )

En el canto


Entre multitud de gemidos
y fríos sueños de niños huecos
se confunde con manchas rojas
el canto azul del cielo.

Brisa helada de estáticos hombres,
congelan el espíritu de las montañas,
hiriendo la suave palabra del viento.

Fuego negro apaga los sueños de primogénitos.


("círculo de poesía")

sábado, 3 de febrero de 2018

Isaac Esau Carrillo Can (1983/2017 )

Sueño-presagio


Cuatro ancianas danzan en la niebla,
en la niebla inquieta de la noche,
sostienen velas,
jícaras de balche’,
bastones de palabras,
de plegarias,
de cantos,
mi abuela,
mi segunda abuela,
mi tercera abuela,
mi cuarta abuela,
exhalan bolas de humo mientras fuman kóokom,
despierto del sueño en el sueño,
ara’ax, ara’ax, desgrano
nueve granos de maíz oscuro,
oscuros como los ojos del silencio,
suenan al caer sobre la mesa,
Poxom, poxom, suenan tambores de guerra.
“Algún día gemirá tu alma en el vientre de la tierra”,
“Algún día se deslizará tu voz hacia el fondo del pozo”
“Algún día te perseguirá la soledad”,
“Algún día se perderá tu calma en lo profundo de la selva”,
kulum, kulum, brincan,
poxom, poxom, hacen música,
despierto del sueño en el sueño,
se acerca mi abuela
mi segunda abuela,
mi tercera abuela,
mi cuarta abuela,
me dan hierbas,
las tomo, las bebo, las fumo,
me regalan una gota de sus nombres
para curarme,
la niebla envuelve los granos de maíz,
los que miran al oriente:
Tristeza,
“Nadie pedirá lluvia para tu cuerpo”,
los que miran hacia el norte:
Soledad,
“Nadie sembrará en la milpa de tu corazón”,
los que miran al poniente:
Muerte,
“Vestirás con el canto de la lechuza”
los que miran al sur
Miedo,
“Un ciervo rojo correrá por los caminos de tu sangre”
me devoro los granos de maíz,
despierto del sueño a la realidad,
un grano oscuro palpita en mis manos,
una gota de noche,
una gota de abuela,
de segunda abuela,
de tercera abuela,
de cuarta abuela.
De manantial de abuela.


("brasiliana")

viernes, 2 de febrero de 2018

Mayola Cruz Flores (1989 )

XVIII


Él me toca sin tocarme,
lava cada tercer día mi alma con Vel Rocita
y la tiende en la azotea para que por lo menos se escurra.

Y yo vuelvo a cortar flores. A
odiar un poco menos.

Hay un hombre que con su poesía me toca donde nadie me ha tocado y toda yo
lluevo.

Hay un hombre que besa la frente de cada uno de mis demonios y juega
a las escondidillas con cada uno de mis adentros.

Hay un hombre
que me hace sentir un dolor rico de mujer y me
vuelvo pan.

Hay un hombre que no sabe si existo,
pero me regala una punzada en forma de esperanza.

Hay un hombre que le gusta que le llame "mi imposible" y toda
yo lluevo.


("20 cuchillos mal afilados", edición fragmento celeste, zacatecas, méx. 2018)


jueves, 1 de febrero de 2018

Jorge Teillier (1935/1996 )

Carta a Mariana


¿Qué película te gustaría ver?
¿Qué canción te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
A quien hacerle estas preguntas.

Me escribes desde una ciudad que odias
A las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
Mientras tú oías Bach y pensabas volar.

No creí que iba a recordarte
Ni creí que te acordarías de mí.
¿Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.

Es cierto que haremos el amor
Y lo haremos como me gusta a mí:
Todo un día de persianas cerradas
Hasta que tu cuerpo reemplace al sol.

Acuérdate que mi signo es Cáncer,
Pequeña Acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
Para inventar nuevas supersticiones.

Me escribes que tendremos una casa
Aunque yo he perdido tantas casas.
Aunque tú piensas tanto en volar
Y yo con los amigos tomo demasiado.

Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
Y estás con quien sabe qué malas compañías,
Mientras aquí hay tan pocas personas
A quien hacerles estas simples preguntas:

“Qué canción te gustaría oír,
Qué película te gustaría ver?
Y con quién te gustaría que soñáramos

Después de las nueve y media de la noche?”.


("no me quites paz")