domingo, 31 de diciembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )


Vermeer


Mientras la leche al fuego suelta
el hervor bato el contenido del trasto
para uniformar las vitaminas y
propiedades alimenticias que contiene.
Mientras las burbujas se multiplican alrededor
del peltre me viene a la memoria
la obra del pintor holandés y su obra
"La lechera".
Junto a esa ventana de Jan Vermeer
la luz matutina se cuela para dibujar
la silueta serena, paciente y sabia
de ella y el pelo recogido.

Estoy de asueto de fin de año
en una ciudad vecina mientras espero
el ascenso de la espuma, sin prisas,
sin miedo, con el móvil callado
como quien espera que el sol trace
un arco lento que me bañe poco a poco
a mí y a los míos que ya van o vienen
en camino.


[Inédito]

sábado, 30 de diciembre de 2017

Rosario Castellanos (1925/1974 )

Ser de río sin peces



Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.

A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.

Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado
se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.


Falsa elegía


Compartimos sólo un desastre lento
Me veo morir en ti, en otro, en todo
Y todavía bostezo o me distraigo
Como ante el espectáculo aburrido.

Se destejen los días,
Las noches se consumen antes de darnos cuenta;

Así nos acabamos.

Nada es. Nada está.
Entre el alzarse y el caer del párpado.

Pero si alguno va a nacer (su anuncio,
La posibilidad de su inminencia
Y su peso de sílaba en el aire),
Trastorna lo existente,
Puede más que lo real
Y desaloja el cuerpo de los vivos.



("los poetas" y "no me quites pas")

viernes, 29 de diciembre de 2017

Eduardo Chirinos (1960/2016 )

Mi sombra y yo




Mi sombra recorre la calle una y otra
vez sombra le digo ¿no te cansas de
recorrer la misma calle? No, me dice
y mira el sol con sus anteojos oscuros.
A veces mi sombra se adelanta unos
pasos, decide en qué esquina debo doblar,
advierte las ramas puntiagudas
de los árboles, los jardines donde ladran
los perros. Si me ve confundido silba
una canción, si me ve desorientado
me ofrece su mano para cruzar la calle.
Toma esta cuerda y sube, ordena mi
sombra. Yo la obedezco y subo hacia no
sé dónde. Una vez arriba me dice que
espere. Y yo la espero sin saber por qué.



Escena para una película



¿Cómo maneja uno los recuerdos? Yo tengo
varios que se alternan y, para colmo, varían
con el tiempo. No son organizados. Un buen
día aparecen y ¡zas! se instalan sin permiso
reclamando alguna música, si es posible
alguna explicación. Ayer, por ejemplo, tenía
siete años y entré sin llamar al dormitorio
de mi madre. La ventana daba a un amplio
jardín donde jugaba el collie, al fondo
renacía una palmera, un floreciente árbol
de papayas. Mamá se pintaba las uñas
de los pies. Parecía estar muy concentrada
y apenas me hizo caso. «¿Por qué te pintas?»,
pregunté. «Porque hoy llega tu papá», me
dijo. Y eso fue todo. No. Eso no fue todo.
Su vestido colgaba impaciente de una silla
y una cámara filmaba sus piernas (la
izquierda recogida, la derecha ligeramente
levantada). ¿Qué quería de mí ese recuerdo?
No lo sé. Si le pregunto dirá que no había
ningún collie. Que tal vez había soñado.


("no me quites paz" y "vallejo y co.")

jueves, 28 de diciembre de 2017

Jaime Manrique (1949 )

Mi cuerpo



que con mis ojos
abiertos es mi cuerpo
mi cuerpo que con mis ojos
cerrados es perfecto.
Mi cuerpo que cuando lo miran
tus ojos es tu cuerpo.
Mi cuerpo que sólo debió haber
conocido tu cuerpo
que sólo debió haber amado tu cuerpo.
Mi cuerpo que malgasté
en tantos otros cuerpos.
Mi cuerpo sagrado, mi cuerpo
maltratado, mi cuerpo desgastado
y deshecho. Alabado sea el creador
de todos los cuerpos, de mi alabado,
aventurado, dichoso cuerpo.
Mi cuerpo que sólo existe
para tu cuerpo
que ya no es mío
pues ahora es tu cuerpo...


("web oficial")

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Jalal El-Hakmaoui (1965 )

Por qué el poeta lleva a su mujer al McDonald





Tú cruzas las piernas
mientras las olas se postran a tus pies
como un rebaño rabioso de camellos
tú comes por primera vez en tu vida una hamburguesa americana
al mismo tiempo que acaricias el cuello carnoso de tu esposa
disertando sobre la lavadora “Nifari”
la camisa agujereada de “Othomane”
y la mosca rubia americana que tú acabas, sin darte cuenta, de tragarte.
Pero tu esposa te habla de tu coche tan feo como un perro rabioso
que debes cambiar por un asno respetable
si no quieres que tu mujer te cambie a ti y a tus teorías críticas
por no importa qué mueble que serviría para decorar el dormitorio.
Tu esposa se parte de risa llorando con todas sus fuerzas
abriendo a la lengua del viento las plumas de sus piernas
tú querrías atraparla entre los dientes y romperla como una nuez podrida
encerrarla en la caja de cerillas vacía depositada en mesa
pero tú eres un hombre de principios, convencido de estar casado después
                      (de una love story
con una trucha que tiene rasgos de “Manfabuti” y las patas de “Nazic” y a
                      (causa de todo esto
tú te suicidas cotidianamente tragando 100 poemas clásicos
tú no bromeas con los cerdos pero los cerdos tampoco tienen tiempo que
                      (perder para bromear contigo.
Así desde que tú posas tus labios sobre los de la ballena sentada delante de ti
tú te das cuenta que la tierra se puede ahogar en medio vaso de agua helada
y que tú eres un poeta en el colmo de tu felicidad
la muchacha delgada cuya cabeza es tan pequeña como una bola de tenis
está leyendo la revista “Mujer hoy” mirando
a las parejas en la celda McDonald
que se ensanchan de felicidad poniendo sus manos
sobre los últimos de sus niños rubios que gritan: papá, papá, mira
ese hombre se orina sobre nuestro coche.
McDonald retrocede rascándose el rabo
y el poema, el poema es una red de pesca con mallas gigantes
para atrapar el mayor número posible de osos
yo no me fiaría de la esposa del poeta que tiene rasgos de “Manfabuti”
ni de la joven delgada leyendo “Mujer hoy”
y que miraba su reloj dejando al lado su vaso todavía
lleno de Coca-Cola.



La nariz de Al Pacino




He venido a esta tierra oscura
con la nariz de Al Pacino
(el verdadero Al Pacino mira hacia arriba)

para ver danzar a estos niños sobre los ritmos de los jinetes del Apocalipsis
& desgarran sus vestidos para hacer salir salir
recién nacidos fuertes y rudos
& golpean con su manga sobre el vientre del mensaje oriental
ellos toman por asalto los carteles de las salas de cine…
los desgarran en trocitos
& cuelgan en su lugar la foto de un hombre que se llama el suplicio de la
                                 (tumba
(dando un corte de mangas a Bush Jr.)

He venido a esta tierra oscura
con la nariz de Al Pacino
para conducir como un piloto de fórmula 1
el coche de Nicole Kidman
para aplastar a los enanos que suplican el grano negro
para mirar la televisión de los pobres
para sacrificar un cordero virtual
en honor del hombre nuevo

(el Hombre nuevo mira hacia abajo)


["conexos", trad. josé l. reina palazón)




martes, 26 de diciembre de 2017

Elmer Diktonius (1896/1961 )

Niño en luz de estrellas


Hay un niño,
un niño recién nacido -
un sonrosado niño recién nacido.

Y el niño gime -
todos los niños lo hacen.
Y la madre pone el niño al pecho:
entonces se calla.
Así hacen todos los hijos del hombre.

Y el tejado no está demasiado bien ajustado -
no todos los tejados lo están.
Y la estrella mete
su nariz de plata a través de la grieta
y se posa en la cabeza del pequeño:
a las estrellas les gustan los niños.

Y la madre mira a la estrella
y comprende -
todas las madres comprenden.
Y aprieta asustada al niño pequeño
contra su pecho -
pero el niño mama tranquilo a la luz de las estrellas.
Aún no sabe nada de la cruz:

ningún niño lo sabe.



El jaguar

(fragmento)

III

Noche. Despacio caen las cascadas.
El jaguar duerme.
Una hormiga le lame las garras.
¿Quién suspira?
Viene la mañana,
las manchas del sol… ¿danzan?

IV

¡Las manchas del sol danzan!
Para siempre remolinea todo.
De un salto
se lanza el jaguar sobre
los predios del otro –
es en su ascenso la estrella, ¡de allí hacia donde va!

–un rayo en el aire–
como una flecha enterrada en el pecho de la Tierra.




("no me quites paz" y "conexos", versión de aleisa ribalta guzmán)

lunes, 25 de diciembre de 2017

Aleš Šteger (1973 )

Abrigo


¿Te acuerdas del archivista que se suicidó
por una hoja traspapelada?
¿De tres bibliotecarias que jamás volvieron del depósito?

¿Del estudiante de historia que mordió el cuello del
     profesor en el examen
por no poder recordar el precio de la sopa de papas en
     mayo de 1889?
¿Del loro que gritaba sin cesar Stalingrado, revolución
    sexual, independencia?

Sin embargo, está la otra memoria donde no guardas
     nada.
El abrigo que nadie fabricó, que nadie puede poseer.
Pero no puedes pedirlo prestado para sentir calor y poder
     soñar.

Ser huésped en tu propia casa. El arrendatario de la
     segunda persona del singular.
Con la primera memoria intentas acordarte de todo en
     vano.
En la otra, que te está llamando de la nada, piensas pocas
     veces.


("el libro de las cosas y los cuerpos", ed. arlequín, guadalajara, 2014, s/c al traductor)

domingo, 24 de diciembre de 2017

Adam Zagajewski (1945 )

Escribía en la oscuridad


                                            a ryszard krynicki


Cuando vivía en Estocolmo, Nelly Sachs
trabajaba por las noches con una luz apagada
para no despertar a su madre enferma.
Escribía en la oscuridad.
La desesperación le dictaba palabras
tan pesadas como colas de cometa.
Escribía en la oscuridad,
en silencio, que sólo interrumpía
el reloj de pared con sus suspiros.
Hasta las letras eran soñolientas,
sus cabezas caían en las hojas.
La oscuridad escribía
tras coger esta mujer ya no joven
como si fuese su pluma.
La noche se compadecía de ella,
sobre la ciudad se erigía
una gris prisión del alba,
la aurora de dedos rosa.
Cuando se dormía ella
los mirlos ya despertaban
y no hubo ninguna pausa
en la tristeza y el canto


("cómo cantaba mayo en la noche de enero", trad. j. luis reina palazón)

sábado, 23 de diciembre de 2017

Hubert Matiúwàa (1986 )

Piel de tierra

I.
A Mauricio Ortega Valerio, desaparecido el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.

Mi voz se hizo nido
el día que te agarraron,
¿Que no saben que todo lo que te hagan me lo hacen a mí?,
aullé el relámpago en tu boca,
donde anduvimos con los nuestros
y ahora, ya no,
¿Dónde amarraré este dolor que enciende la esperanza?
¿Quién traerá la cabeza del pueblo?¿En qué cruces colgaré aves que sepultan mi lengua?
¿En qué tierra he de encontrar tus pasos,
ahora, que tu cuerpo se acobija en el miedo
y crece la espiga de nuestra rabia?


II.
Escóndete en la cueva,
espera que baje la neblina
y termine la caza,
los que huelen la carne
se llevan nuestros sueños
en autobuses que no tienen vuelta,
en su sigiloso acecho se visten de lluvia
y cuentan los dedos
por los que estamos en la Montaña,
los de la mano oculta,
los de la tierra roja,
los que vivimos en la casa de Lucio.


("circe")

viernes, 22 de diciembre de 2017

Odette Alonso (1964 )

Vudú



Ella puso sobre mi mano
una caja artesanal
con motivos florales.
Adentro
cuatro alfileres de vudú
cuatro niños diminutos
clavados en mi cuerpo.
Que sería suya
eso dijo
aunque tuviera que hincarme
la saeta entre las piernas
y en esa víscera llamada corazón.
Volaron mariposas agoreras
se escuchó el aletear
y entre las sombras
el chasquido de una lengua
que no existe.


("replicante")

jueves, 21 de diciembre de 2017

Isaac Carrillo (1983/2017 )

Cuando era niño

I.

Cuando era niño

atrapaba gusanos

y disecaba mariposas,

un día quise que mis gusanos volaran

y les pegué alas

con la viscosa de un árbol.

Esto se hizo realidad en mi vida:

Ahora durante los días me arrastro,

pero en las noches vuelo…


Semilla



Mi voz, mi palabra,

es una semilla roja que siembro en el ombligo de la tierra,

así,

cuando mi última noche abrace a la luna,

será un árbol grande en cuyas ramas, pájaros azules canten mi memoria.


("tercera vía")







miércoles, 20 de diciembre de 2017

Irma Pineda (1974 )



Mi madre descifró...


Mi madre descifró para mis ojos
el lenguaje de las estrellas
Depositó en mis oídos los cantos de la gente nube
Me enseñó los signos de mi nombre
A usar el ajo en la comida
a medir el dulce y la canela
a evitar el limón cuando viene la regla
a no temer el crujido del techo de madera y teja
cuando la tierra tiembla
Ella resolvía las dudas
Pero nunca le pregunté a mi madre
cómo transcurre la vida
cuando los soldados se llevan al marido
Cómo se enfrenta lo cotidiano
con la incertidumbre tras los pies a cada paso
Con qué palabras se explica a los hijos
qué es “un desaparecido”
Con qué unidad se mide la ausencia
los días oscuros
los oficios sin respuesta
Cómo nombrar de un solo golpe
las ciudades recorridas buscando un rostro
los espíritus consultados para tener indicios
de dónde encontrar un desaparecido.


La luna creciente...



La luna creciente esperaré
para plantar en tu jardín
flores blancas que se desgranan
como los días de mayo
cuando bailamos en honor de los lagartos
y celebramos la fiesta del jazmín y del ciruelo
para recordar nuestra antigua fe
sobre la que plantamos cruces para engañar a los extraños
Y aquí seguimos
pronunciando los nombres macerados por el tiempo
con las flores en nuestros vestidos
como las aves danzamos
Agua de alegría bebemos
para festejar los ojos ciegos
de quienes nos creyeron muertos.


("revista circe")

martes, 19 de diciembre de 2017

Briceida Cuevas (1969 )

El búho



El búho llega.

Se agazapa sobre el muro.

Medita.

Qué muerte anunciar

si ya nadie vive en este pueblo.

Los fósiles de la gente

Transitan a ningún lado.

Pinta la luna las tumbas del camposanto

que ha comenzado a masticar la maleza.

El búho

ensaya un canto a la vida.

Se niega a presagiar su propia muerte.


Pelota de voz


Al pozo no le gusta que le tires piedras.
Lastimas su quietud.
Ese juego no le agrada.
Si quieres jugar con él,
haz de tu voz una pelota,
arrójala,
verás que te la devuelve.


("tercera vía")

lunes, 18 de diciembre de 2017

Bernardo Arias Trujillo (1903/1938 )


Roby Nelson



Lo conocí una noche estando yo borracho
de copas de champaña y sorbos de heroína;
era un pobre pilluelo, era un lindo muchacho
del hampa libertina.
Ardía Buenos Aires en danza de faroles;
sobre el espejo móvil del Río de la Plata
fosforecían las barcas como pequeños soles
o pupilas de ágata.
En el asfalto móvil de la amplia costanera
el arrabal volcaba sus luces de colores:
poetas, pederastas, muchachas milongueras,
apaches, morfinómanos, artistas y pintores.
Los pecados ladraban como perros sin dueño
entre la bulliciosa cosmópolis del bar;
los marinos iban en góndolas de ensueño
sobre las aguas líricas del mar.
En un ángulo turbio miro desde mi mesa
a un pálido chiquillo que sonríe y me mira
y a través de las gotas rubias de la cerveza
mi lujuria conspira.
Tiene catorce años y en sus hondas pupilas
cercadas por paréntesis lívidos de violeta,
ojeras prematuras del vicio, ojeras lilas
de onanista o asceta.
¿Quién eres tú?, le dije,
rozando sus cabellos ondulantes de eslavo.
¡Yo! soy un niño triste…
Roby Nelson me llamo.
Roby Nelson… lindo nombre de golosina,
nombre que suena a dulces tonadas de ocarina,
nombre que tiene dóciles inflexiones de amor
y una delicadeza enfermiza de flor.
Y pienso: Este muchacho
es un retoño de hombre que errará por el mundo,
en sus pupilas grises hay un dolor profundo,
es hijo de inmigrantes venidos de lejanos países
y en su cuerpo errabundo
se ha cruzado la sangre de dos razas tristes.
Se llama Roby Nelson, flor del barrio,
que va de muelle en muelle, de vapor en vapor,
este chico vicioso de cabellos de eslavo
vende cocaína y amor.
Es hijo de la noche y huésped del suburbio,
hoja de Buenos Aires que el viento arrebató,
desperdicio del vicio, pobre pétalo turbio
que un arroyo se llevó.
Tal vez en un hospicio su cuna se meció
y es hijo de prostituta y de ladrón.
¿Quieres estar conmigo esta noche pilluelo?
Y sus ojos piratas me dijeron que sí.
Mi sangre trepidaba entre llamas de anhelo
y naufragué en un tibio frenesí.
Besé entonces los lirios ignotos de sus manos,
la fresa de su boca congelada de frío;
nos fuimos vagabundos por los diques lejanos
y en esa noche griega fue s...


("el malpensante")

domingo, 17 de diciembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

El código de barras


I.

Quiero salir al café antes que se haga noche, antes que oscurezca; en esta temporada del año oscurece temprano y en cuanto se mete el sol, se dispara el frío; y no quiero volver en taxi. Puede que más tarde caiga nieve. Esta mañana hubo llovizna que más tarde cada gota se volvió copo casi imperceptible, suave como pluma, tenue como amable.
     Sé que al salir al centro habrá clientes en panaderías, en mezcalerías, en tiendas con artículos de consumo diario, de productos perecederos que irán a caer a peroles y ollas humeantes. El frío que se espera en la siguiente madrugada no es para menos; los termómetros caerán por debajo de cero grados centígados, se esperan muertes por infarto, hipotermia, bronquitis, neumonía, por inhalación de bióxido de carbono, asfixia, según informan los medios electrónicos y la prensa de nota roja.
   A la violencia que asuela al país en cientos de modalidades, ahora sumaremos el toque de queda impuesto por una temporada de hielo, de frío crudo, de puertas y ventanas tapiadas.

II.

Aquí no hay toque de queda, dicen el gobierno, la iglesia, la milicia, los diarios, la televisión, la radio e internet. Prueba de ello -argumentan- son los negocios concurridos, los hospitales, las Cruces Rojas, las patrullas, los trenes que trasladan coches ensamblados, los albergues colmados de seres saciados, las jugueterías, los orfelinatos, los bancos y casas de cambio saturados, los carteristas y paqueros, las sexoservidoras que abarrotan las esquinas, parques, hoteles de paso, cervecerías, baños de vapor y carreteras. El grueso quinceañeras putas de minifalda.

III.

Se le recomienda a la población enviar a los jóvenes de ambos sexos con artesanos de Tatoo y Piercing . Así será más fácil identificarlos en caso de desaparición, a S. y a B. por ejemplo, y salvarlos de la fosa sin nombre, ya sea en un erial sin dueño, en un terreno no cercado o donde se dé el caso. Se sugiere a las familias con hijos menores de veinte años de edad, se estampen un tatuaje ya en la ingle, la corva, el codo o en el talón, se propone que sean sus siglas de nombre y apellidos, un símbolo heráldico o en latín, algo breve como fiat lux. Se ha pensado también en injertarse un chip, pero... Se trata, en suma, que cada joven porte un código de barras oculto.

IV.

De no procederse así, observa un investigador universitario, seguirán multiplicándose las legiones de madres y padres que buscan a sus hijas (os) desaparecidos mientras se dirigían al colegio, a la guardería, a la disco o a cualquier punto de reunión. Pasan las horas y no hay quien atienda a los dolidos familiares en el Ministerio Público, en la oficina de derechos humanos bajo el pretexto de fin de semana de asueto (por ley) o la cena de aniversario equis de los responsables de atender al ciudadano. La alerta ámbar, el código rojo o la alarma se encenderán otro día, siempre y cuando no los citen de última hora en Palacio de Gobierno. Esto de conducirse por los cauces legales tiene más contras que pros.

V.

Voy al café, regreso pronto; si me retraso en la oficina, te llamo; salgo al súper, ahora vuelvo; si me llaman, no me tardo; voy al banco, ya vengo; salgo a cargar gasolina; si viene alguien, salí al cajero; me traes Marlboro, no lo olvides; necesito también leche deslactosada y los analgésicos, no te tardes, cuídate mucho, llévate la gabardina, llevas suficiente, lo pides ligero y sin azúcar, me juatsappeas, no quiero estar con pendiente. Etcétera, etcétera, etcétera. El señor K ya no volvió. Ya me imagino.


[Inédito]
   

sábado, 16 de diciembre de 2017

Harold Alvarado Tenorio (1945 )

Un hombre me vendió una silla



La he comprado
Para ver su mundo: cartas,
Plantas, lámparas, alfombras,
Vajillas, miradores, caperuzas, telas,
Máquinas de escribir, bombillos, espejos,
Tocadiscos, sobres de correo,
Libros, voces, mesas,
Voluntades, hojas.
Montañas de segundas, de terceras,
Quizá de cuartas manos.
Objetos que sobreviven a sus arrendatarios
Y nos sobrevivirán.
La caoba es más perdurable que la carne,
El ciprés, más vivo que unos ojos,
El cedro más negro que la piel
Y también los metales.

Estas basuras
Cambian de anciano cada semana.


("no me quites paz")

viernes, 15 de diciembre de 2017

Rupi Kaur (1992 )

Poema


"salir del vientre de mi madre
fue mi primer acto de desaparición
aprender a empequeñecer por una familia
a la que le gusta la invisibilidad de sus hijas
fue el segundo
el arte de estar vacío
es simple
creerles cuando dicen
que no eres nada
repetírtelo a ti misma
como un deseo
no soy nada
no soy nada
no soy nada
tan a menudo
la única razón por la que sabes
que sigues viva es
por el peso en tu pecho"


(muro fb de luis armenta malpica, trad. elvira sastre)

jueves, 14 de diciembre de 2017

Jaime Jaramillo Escobar (1932 )


La llaga incurable

                                                               El día es infinito

                                                               W. Goethe

Hay un animal que tiene que estar siempre con el día. Si lo alcanza la noche, muere.

Este animal corre con el sol, para él es siempre medio día y no conoce la oscuridad.

Le da la vuelta a la tierra con el sol; corre, vuela, nada; está hecho así a su necesidad de luz.

Atraviesa las selvas, las montañas, los mares, siempre con el sol.

En las islas es fácil verlo cuando pasa siguiendo al día. Va siempre debajo del sol.

En el último eclipse se precipitó en el mar como un paracaídas del sol. Estuvo a punto de morir.

Asimismo hay otro animal que tiene que estar siempre con la noche. El día no le puede tocar la punta de la cola, porque muere.

Este animal va siguiendo la noche, por continentes, islas y mares; pero no es fácil verlo. Sólo una vez estuvo a punto de ser atrapado sobre el Océano Indico.

No conoce el día y si por algún acaso se llegara a encontrar con el animal que va siguiendo al día, la pelea de ambos levantaría olas de cien metros en la mar, y trombas capaces de derribar un navío.

Cuando niño, solía yo quedarme despierto toda la noche en el zaguán esperando que pasara este animal para verlo, pero quizás no pasaba por mi aldea.

Yo pensaba que él comería estrellas, pues ¿quién no sabe que las estrellas suben y bajan? Pero tal vez no se alimentara más que de luciérnagas.

Este animal no tiene un nombre fijo porque en cada país lo llaman de un modo distinto. Nunca quiere salir de las tinieblas, y si el dedo de la luz lo toca en la espalda le abre una llaga incurable.


(the solipsta")

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Gloria Anzaldúa (1942/2004 )

No basta


No basta con
decidir abrirte.

Debes hundirte los dedos
en el ombligo, con las dos manos
agrietarte,
derramar los lagartos y los sapos
las orquídeas y los girasoles,
virar al revés el laberinto.
Sacudirlo.

Sin embargo, no te vacías del todo.
Quizás una flema verde
se esconde en tu tos.
Tal vez no sabes que la tienes
hasta que un nudo
te crece en la garganta
y se convierte en rana.

Te cosquillea una sonrisa secreta
en el paladar
lleno de orgasmos diminutos.

Pero tarde o temprano
se revela.
La rana verde croa sin discreción.
Todos miran.

No basta con abrirte
una sola vez.
De nuevo debes hundirte los dedos
en el ombligo, con las dos manos
desgarrarte,
dejar caer ratas muertas y cucarachas
lluvia de primavera, mazorcas en capullo.
Virar al revés el laberinto.
Sacudirlo.

Esta vez debes soltarlo todo.
Enfrentar el rostro abierto del dragón
y dejar que el terror te trague.
—Te disuelves en su saliva
—nadie te reconoce hecha charco
—nadie te extraña
—ni siquiera te recuerdan
y el laberinto
tampoco es creación tuya.

Y has cruzado.
Y a tu alrededor espacio.
Sola. Con la nada.

Nadie te va a salvar.
Nadie te va a cortar la soga,
a cortar las gruesas espinas que te rodean.
Nadie vendrá a asaltar
los muros del castillo ni
a despertar con un beso tu nacimiento,
a bajar por tu pelo,
ni a montarte
en el caballo blanco.

No hay nadie que
te alimente el anhelo.
Acéptalo. Tendrás que
hacerlo, hacerlo tú misma.
Y a tu alrededor un vasto terreno.
Sola. Con la noche.
Tendrás que hacerte amiga de lo oscuro
si quieres dormir por las noches.

No basta con
soltar dos, tres veces,
cien. Pronto todo es
tedioso, insuficiente.
El rostro abierto de la noche
ya no te interesa.
Y pronto, otra vez, regresas
a tu elemento y
como un pez al aire
sales al descubierto
sólo entre respiros.
Pero ya tienes agallas

creciéndote en los senos.


("emma gunst", trad. marlene r-cancio)


Vivir en la frontera



Vivir en la Frontera significa que tú
     no eres ni hispana india negra española
     ni gabacha, eres mestiza, mulata, híbrida
     atrapada en el fuego cruzado entre los bandos
     mientras llevas las cinco razas sobre tu espalda
     sin saber para qué lado volverte, de cuál correr;

Vivir en la Frontera significa saber
     que la india en ti, traicionada por 500 años,
     ya no te está hablando,
     que las mexicanas te llaman rajetas,
     que negar a la Anglo dentro tuyo
     es tan malo como haber negado a la India o a la Negra;

Cuando vives en la frontera
     la gente camina a través tuyo, el viento roba tu voz,
     eres una burra, buey, un chivo expiatorio,
     anunciadora de una nueva raza,
     mitad y mitad –tanto mujer como hombre, ninguno–
     un nuevo género;

Vivir en la Frontera significa
     poner chile en el borscht,
     comer tortillas de maíz integral,
     hablar Tex-Mex con acento de Brooklyn ;
     ser detenida por la migra en los puntos de control fronterizos;

Vivir en la Frontera significa que luchas duramente para
     resistir el elixir de oro que te llama desde la botella,
     el tirón del cañón de la pistola,
     la soga aplastando el hueco de tu garganta;

En la Frontera
     tú eres el campo de batalla
     donde los enemigos están emparentados entre sí;
     tú estás en casa, una extraña,
     las disputas de límites han sido dirimidas
     el estampido de los disparos ha hecho trizas la tregua
     estás herida, perdida en acción
     muerta, resistiendo;

Vivir en la Frontera significa
     el molino con los blancos dientes de navaja quiere arrancar en tiras
     tu piel rojo-oliva, exprimir la pulpa, tu corazón
     pulverizarte apretarte alisarte
     oliendo como pan blanco pero muerta;

Para sobrevivir en la Frontera
     debes vivir sin fronteras
     ser un cruce de caminos.


("la torre del silencio", trad. maría luisa peralta)

martes, 12 de diciembre de 2017

Iliana Godoy (1952/2017 )

Haikú



No sé todavía que paso la ultima noche,
el misterio lo guarda un cántaro de voces,
cuenco de oscuridad embebido de lagrimas
donde el amor esgrime su tumulto rabioso
y la dulzura es esa gota de ámbar

que se funde en tu piel con un roce de láudano.


("seducir a la muerte", en su muro)


Poema



De pronto llega sin que sepamos cómo
un aire de manzanas a inundarnos.

Alguien dejó en el quicio un panal de ternura.

De pronto todo es nuevo

la noche sobre párpados febriles
cae como mano fresca.

Unos ojos alumbran estancias clausuradas
y renuevan el día.


("seducir a la muerte" tomado de su muro)

lunes, 11 de diciembre de 2017

Sara Teasdale (1884/1933 )

Llegarán suaves lluvias



Llegarán suaves lluvias y el olor de la tierra,
Y golondrinas dando vueltas con sus débiles sonidos;

Y ranas en los estanques cantarán por la noche,
Y ciruelos silvestres de trémulo blanco.

Los petirrojos vestirán su emplumado fuego,
Silbando sus caprichos sobre una baja alambrada.

Y nadie sabrá de la guerra, nadie
Se preocupará al final cuando haya concluido.

A nadie le importaría, ni a pájaro ni a árbol,
Si la humanidad pereció completamente;

Y la Primavera misma, cuando despierte al amanecer
Apenas se daría cuenta que nos hemos ido.



("otras criaturas poéticas",trad. juan carlos villavicencio)

domingo, 10 de diciembre de 2017

Gloria Fuertes (1917/1998 )

La mujer rana



La mujer rana

y el hombre rana

se casaron

y en vez de tener perdices

tuvieron tres renacuajos.

Parejas



Cada abeja con su pareja.
Cada pato con su pata.

Cada loco con su tema.
Cada tomo con su tapa.

Cada tipo con su tipa.
Cada pito con su flauta.

Cada foco con su foca.
Cada plato con su taza.

Cada río con su ría.
Cada gato con su gata.

Cada lluvia con su nube.

Cada nube con su agua.
Cada niño con su niña.

Cada piñón con su piña.
Cada noche con su alba.



("cultura inquieta")

sábado, 9 de diciembre de 2017

Juan Rodolfo Wilcock (1919/1978 )


El inminente



Como la lluvia sobre el agua,
el cielo gris, las nubes,
todo desciende y huye.
Entre las olas cruza un ave oscura.
Oh déjame ver en tus ojos
un dibujo con palacios de cristal, con estanques
donde flotan las plantas!
He muerto ya de amor,
no existo, soy el aire,
estoy en torno tuyo.
Oh amante! Un nombre como el viento,
el color de los árboles, una rama
sobre tu frente suspendida; el tiempo,
el tiempo que tú quieras atravesar,
la época de las flores.


("otras criaturas poéticas")

viernes, 8 de diciembre de 2017

Nayar Rivera (1973 )

Mensajes de texto


2

Me duele la espalda, me he cansado,
de los acordes no hay más que pérdida,
soy una bala perdida,
una necedad, un punto de contacto con el mundo,
un comprador, nada del ave fénix,
algo sencillamente mejor,
que no conoces
pues no sabes
bajar una montaña


3

Para decírtelo con otras palabras,
Me cabe una espada pero a ti te cabe un tren,
Me parecen las cosas que a ti te constan,
Yo no compito con la genialidad,
Yo me diluyo, yo bebo


("reglas de urbanidad", ed. quimera, méxico, 2008)

jueves, 7 de diciembre de 2017

Aleš Šteger (1973 )

Zapatos


Te protegen
para que el camino en ti se estampe suavemente.
Los heraldos murmuran entre tú
y el mundo de las huellas difuminadas.
De piel y de costuras.
Los tuyos zurcidos de palabras de piel y de costuras.
Cuídalos.
Puedes estar desnudo y sin todo,
pero con los zapatos en los pies nunca serás pobre.
Que por eso nunca queden escondidos,
volcados bajo la cama,
desechados en el armario, olvidados en el desván.
Duerme con ellos.
Báñate con los zapatos puestos.
Haz el amor calzado.
Que siempre te adviertan,
que estás aquí en una breve visita.
Y pronto tendrás que seguir adelante.
No los descalces nunca.
Cuando los descalces, el viaje habrá terminado.
Igual que a un gitano te entierran
descalzo y sin nombre.


("el libro de las cosas y los cuerpos", ed. arlequín, guadalajara, méx., 2014, s/c trad.)

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Natalia Toledo (1967 )

Tradición



Hubo quien probó el mosto de tu piel,

te caminó de la cabeza a los pies sin abrir los ojos

para no descubrir el resplandor del sol.

Hubo quien sólo pellizcó la comida

y no quiso beber el chocolate de los compadres

y el pozol de semilla de mamey.

Hubo quien colgó en la puerta de tu casa una olla rota

y no quiso pagar la fiesta.

No supieron los tontos que una flor caída al suelo

sigue siendo flor hasta su muerte.


("círculo de poesía")

martes, 5 de diciembre de 2017

Audre Lorde (1934/1992 )

Mujer



Sueño con un lugar entre tus pechos

para construir mi casa como un refugio

donde siembro

en tu cuerpo

una cosecha infinita

donde la roca más común

es piedra de la luna y ópalo ébano

que da leche a todos mis deseos

y tu noche cae sobre mí

como una lluvia que nutre.


("foro lesbianas")

lunes, 4 de diciembre de 2017

Gabriela Mistral (1914/1957 )

Doña Venenos




Doña venenos habita
a unos pasos de mi casa.
Ella quiere disfrutar
rutas, jardines y playas,
y todo ya se lo dimos,
pero no está apaciguada.

¿A qué vino de tan lejos
si viaja llevando su alma?
a los que nacen o mueren,
a los que arriban o zarpan,
y aunque son muchos sus días
¡no se cansa, no se cansa!

¿A qué vino de tan lejos
si viaja llevando su alma?
Pudo dejarla, sí, pudo,
en cactus abandonada,
y hacerse, cruzando mares,
otra de hieles lavada.

¿A qué vino a ser la misma
bajo el país de las palmas?
Me la dicen, me la traen
todos los días contada,
pero yo aún no la he visto
y me la tengo sin cara
Cada día me conozco
árbol nuevo, bestia rara
y criaturas que llegan
a la puerta de mi casa.

¿Pero si no la vi nunca
cómo echo a la forastera?
Y si me la dejo entrar,
¿qué hace de mi paz ganada?
¿qué de mi bien que es un árbol?

Todos me preguntan si
ya vino la malhadada
y luego me dicen que...
es peor si se retarda.


("los poetas")

domingo, 3 de diciembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

En el barrio


1
Por mi casa son frecuentes los asesinatos al cobijo de la noche, la desaparición forzada de mujeres a altas horas del día, los accidentes carreteros que obligan al desvío del río caudaloso de vehículos y transportes colectivos chatarra, de la senda sin abrigo de predicadores, mesías y enviados de Dios.
2
En mi barrio son pan de cada día los descarrilamientos de corridas de trenes de Westen Union que llevan piezas de cobre robadas con destino a China, Taiwán y otros puntos de tierras innombradas y desconocidas, también a menudo suceden los redondeos de morralla en las tiendas de conveniencia, los asaltos en despoblado, los acuchillados al calor de las copas, los vientos helados que obligan a la obstrucción de pulmones y al jadeo de la respiración.
3
En mi cuadra y manzana a menudo pasan grupos de monjas que visitan tiendas, panaderías, heladerías y recauderías a pedir por los que menos tienen y no trabajan nada, van y vienen también aquellos ancianos que recogen en carretillas cartón, periódico y muebles abandonados (se brincan los cuerpos descuartizados), ropa en desuso, fetos, botes de aluminio y envases de cerveza, preservativos tirados, carteras vacías, cartas de amor no enviadas, medias de nylon sin piernas ni brazos ni esmalte.
4
En callejones y calles cerradas viven mujeres solas, hombres que ya mastican sin dientes y en silencio, exprimen naranja, mandarina, limas y limones, extraen raíces de plantas no logradas en pisos de mármol, granito y tierra. Salen y las arrojan a contenedores tristes, bajo nubes de moscas, vuelven y se encierran en celdas como habitaciones, en cárceles como barrotes, con celadores que son ellos mismos. En mi barrio hacemos como que somos felices.


[Inédito]

sábado, 2 de diciembre de 2017

Adrienne Rich (1928/2012 )

III



Porque ya no somos jóvenes,
las semanas han de bastar por los años sin conocernos.
Sólo esa extraña curva del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.

¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada,
a los veinte, con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?
¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad atenta al futuro,
como ahora aquí, esperando tu llamada?
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.

Son eternos tus ojos, verde destello de la hierba verde azulada del comienzo del verano.
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.

Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar
cada una debe ayudar a la otra a morir.


("foro lesbianas")

viernes, 1 de diciembre de 2017

Marguerite Yourcenar (1903/1987 )

Dos poemas para una muerta

1
Los que nos esperaban se agotaron de esperar,
Murieron sin saber que vendríamos.
Cerraron los brazos que ya no podían tender,
Nos heredaron un remordimiento, no un recuerdo.

Las plegarias, las flores, el gesto más dulce
Son tardíos regalos que Dios no bendice.
Los vivos y los muertos no se entienden;
La muerte, cuando viene, nos junta sin unirnos.

No conocemos la dulzura de sus tumbas.
Nuestros gritos, sueltos demasiado tarde, se agobian, caen,
Penetran sin eco en la sonora eternidad;

Los muertos, desdeñosos o forzados a callarse,
No nos escuchan, en el umbral negro de miesterio,
Llorar por un amor que nunca fue.

II
He aquí la miel que escurre al corazón profundo de las rosas,
Los colores, los perfumes y los amados alientos.
Usted no sonreirá a la belleza de las cosas;
Sus brazos prestos a abrirse están, al fin, cerrados.

No sentirá sobre sus párpados condenados
El deshojamiento suave de grandes lágrimas perfumadas.
Su corazón en metamorfosis se disuelve;
Llego justo a tiempo de perderla para siempre.

El ser es sólo un nombre; el tiempo un número;
Sobre la senda al sol yo habría amado su sombra;
Golpeo mi amor en las aristas de una tumba.

La muerte, menos vacilante, supo mejor lograrla;
Si usted piensa en nosotros, su corazón debe compadecernos,
Y creeremos que la muerte de una tea, deslumbra.


("papel canela", año I, no.11, enero 2002, trad. uriel martínez)

jueves, 30 de noviembre de 2017

Cristina Peri Rossi (1941 )

Montevideo


Nací en una ciudad triste
de barcos y emigrantes
una ciudad fuera del espacio
suspendida de un malentendido:
un río grande como mar
una llanura desierta como pampa
una pampa gris como cielo.

Nací en una ciudad triste
fuera del mapa
lejana de su continente natural
desplazada del tiempo
como una vieja fotografía
virada al sepia.

Nací en una ciudad triste
de patios con helechos
claraboyas verdes
y el envolvente olor de las glicinas
flores borrachas
flores lilas

Una ciudad
de tangos tristes
viejas prostitutas de dos por cuatro
marineros extraviados
y bares que se llaman City Park.

Y sin embargo
la quise
con un amor desesperado
la ciudad de los imposibles
de los barcos encallados
de las prostitutas que no cobran
de los mendigos que recitan a Baudelaire.

La ciudad que aparece en mis sueños
accesible y lejana al mismo tiempo
la ciudad de los poetas franceses
y los tenderos polacos
los ebanistas gallegos
y los carniceros italianos

Nací en una ciudad triste
suspendida del tiempo
como un sueño inacabado

que se repite siempre.


("poetas del fin del mundo")


En las mansas corrientes


En las mansas corrientes de tus manos
y en tus manos que son tormenta
en la nave divagante de tus ojos
que tienen rumbo seguro
en la redondez de tu vientre
como una esfera perpetuamente inacabada
en la morosidad de tus palabras
veloces como fieras fugitivas
en la suavidad de tu piel
ardiendo en ciudades incendiadas
en el lunar único de tu brazo
anclé la nave.
Navegaríamos,
si el tiempo hubiera sido favorable.


("rua das pretas")

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Artemisa Téllez (1979 )

Oración a Lilith



[santa patrona de las subversivas
expulsadas del paraíso desde
el principio de los tiempos]

Mujer loca hecha de viento
Lilith voladora e impura
rompe el espacio y el tiempo
y ven a nos sin premura.
Insumisa y primigenia madrastra
de las de Eva rechazadas hijas
haz que en nuestros blancos lechos
nunca falten besos, calor ni compañía;
que las estrellas nos iluminen
que nunca se acabe el deseo ni el vino
y que no nos topemos nunca
ni opresor ni cadena por nuestro camino.
Que no nos dé por la monogamia,
la abnegación ni la servidumbre
y que siempre seamos leales

a nuestra naturaleza de brisa y de lumbre…


("heroínas")


Mías



Tengo dos amantes,
dos esposas, dos amigas:
una que ya no es
y otra no, todavía.
Por las dos yo velo y pienso
y por las dos me preocupo:
de ninguna nada espero
más que, tal vez, a futuro.
Las dos se parecen mucho,
se gustan, se conocen;
las dos son amigas
entre ellas, mías
y a la larga o a la corta
todas somos familias;
mujeres locas de viento,
incestuosas hermanitas…


("sáficas" blog)

martes, 28 de noviembre de 2017

Karen Villeda (1985 )

Constantinopla



Nadie sabe cuándo nació ni cuando murió. Tal vez no existió más que en la boca de mil hombres y mil mujeres. Hodja le llaman. Hodja, El Maestro. Hodja montaba un burro al revés y se le veía siempre en la medersa, donde resguardó su existencia hasta agonizar. Dicen que se puede ver a Hodja enterrado desde las afueras del nada pomposo mausoleo donde reposa. Tiene herrería alrededor y hay tres puertas abiertas. La cuarta, que es el paso hacia su tumba, está cerrada. Aquí, en Estambul, vive su amigo más cercano: Tamerlán El Cojo. Tamerlán, inclinado sobre su pie izquierdo,  le preguntaba a Hodja sobre los días de la luna teñida y el Maestro le respondía pacientemente que no sabía nada acerca de ese tema mientras comían ganso frito. El hombrecito detrás de esta puerta tampoco sabe cuándo nació y cuando murió Hodja, el que sacó a la luna de un pozo y la montó en el cielo nocturno. Tampoco hace preguntas desde que se mantiene de cuclillas en la oscuridad, tan ajeno a las visitas, con la puerta entreabierta y la boca adosada.


("revista latitudes")

lunes, 27 de noviembre de 2017

Gloria Fuertes (1917/1998 )

Poema


Tus besos cambian el curso
de mis aguas
y humedecen la sequía
de mis desiertos interiores


("foro lesbianas")

domingo, 26 de noviembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

De pronto


a veces despierto pasadas
las manecillas de las doce

a veces separo la cortina
y me asomo a la calle
sin autos,
al veneno en polvo
en agua, de noche,
muy discreto

a veces bebo el agua
que corre
que escalda
paladares labios lejos
verticales

a veces me descobijo
no sé si para que
me cubras
me asombre
o dé gracias
a nadie
porque no vienes


[Inédito]

sábado, 25 de noviembre de 2017

Marcela Olavarrieta (1948/? )

Te observo



Te observo siempre en algún borde,
siempre colocándote al lado,
en la tangente.
Trato de preguntarte algo,
pero te encuentro de perfil, de canto,
en perspectivas por cuyas líneas de fuga
te me escapas.
A veces una luz podría permitirme verte entera,
pero al momento otra luz se enciende
y te devuelve en escorzo momentáneo.
Cuando te encuentro al centro, en tierra firme,
siempre estás mirando al sur, hacia la arena.
Tú sólo así podrías durar
-y duras-
en resquicios y cornisas,
con una constancia de laberinto.


("motivos de narciso", ed. papel de envolver, xalapa, 1982)

viernes, 24 de noviembre de 2017

Maricela Guerrero (1977 )

Ventanas



imagina casas junto al río
vacas junto a la ventana de la casa
la nieve sobre la cama y tomar la sopa rodeados de libros
hacerse de una casa siendo monje o ferroviario o
leñador
rodeados de sopas junto a las vacas del río
y la ventana de nieve rodeada de camas
las alabanzas son tan siniestras como hipócritas
las vacas son tan hipócritas como las ventanas
y la sopa junto al río
está rodeada de insultos junto a la ventana
hacerse de unos libros rodeados de leñadores y ferroviarios
yo quería hacer de monje junto a la ventana rodeada de nieve
también la sopa
escribir es un lazo que todavía ata vacas contra la nieve
hacerse de una casa siendo vaca o ventana junto a la sopa
escribir sopa e insultos rodeada de ríos
ata y desata alabanzas siniestras como la nieve
un lazo es rodear a las vacas con ventanas
sobre libros de insultos
lo deprimente del estilo del escritor son las vacas
nunca consigues trasladar al folio lo que has pensado o imaginado
la sopa
la horma del zapato
hacerse de unos libros como ventanas de alabanza
y nunca consigues la leña suficiente para quemar las naves
que has imaginado
ni las casas
ni la sopa
lo deprimente es la cama sobre la nieve
y los libros alrededor del río
folios que nunca reproducen ni la sopa ni la ventana:
hacerse de una vaca
y escribir como ferroviario junto al río

imagina la horma de tu zapato y la ventana


("revista crítica")


Carmen



Preparar chayotes es un acto recurrente que irremediablemente
me recuerda a mi abuela:
Carmen:
la que lloró de rabia y lo aborreció todo el día
en que la muerte se sentó en la orilla de su cama;
la de los aires de grandeza y familia aristocrática
la de liposucción y estiramiento y dentadura nueva
27 años, ha.

Preparar chayotes, parirlos…

La de la Viuda Negra, Cherry and Grand Manier y Johny Walker red, blue and black label:
nombres que pronunciaba con mucha clase y que traía de la frontera.
Jugaba a policías y ladrones —amasaba una fortuna, dijeron—
Carmen Capone del Peralvillo Orol,
bodegones de tapanco en vecindad que decía: muy decente.
Carmen de Tokio, Madrid, Turquía, siempre tendrá un París,
sus propiedades, sus fincas: hacendada, acorazada, mi abuela la de las acumulaciones.

Nació en el 27, siglo XX, bailaba a escondidas de su madre, instantes de su fugacidad;
zurcía las medias hilo a hilo, eso dijo: “allá en la Guerra” mientras grandes abría los ojos.

“Ponles sal, ráyalos muy fino”, también decía.

Yo le quería con toda el alma,
como se quiere sólo una vez
eso llorando cantaba con los ojos y nadie la veía, mi abuela:

la que jamás llamó a mis novios por su nombre y se reía.

La que a lomo de mula partió en busca de su hijo, el pródigo que vino a
morírsele en los brazos: San Marcos, Querétaro, Vallarta, a lomo de mula, el loco,
el artesano, su oveja descarriada.

Carmen, la que se iba al teatro sola: Brodway decía también las Vegas,
Avenida Juárez.
La de zapato fino y maquillaje, afeites de una Carmen Bovary, y alguna vez
fue dulce:
recogió el cabello de mi madre y la besó y le dijo que era buena.

Sicilianos por salesianos les decía a los padres de la Cosa Nostra Don
Bosco, sonrojada ante sus hijas las maestras;
la aristócrata, descendiente de un poeta xochimilquense ya olvidado, y
malamente muy romántico, abuela.

La que cultivó canarios a la muerte del abuelo y dejó de bailar.

Preparar chayotes, parirlos.

La de los últimos días de costumbres japonesas, la abuela de kimono, faroles, cajitas rojas, porcelanas y zapatillas de dormir muy breves:

                                                                                                                                                     Carmen.


("revista el humo")

jueves, 23 de noviembre de 2017

Sara Uribe (1978 )

Jericó

            (fragmento)

ella duerme junto a mí
en una cama que no nos pertenece
habitación sin número no luces no postigos
ruidos como sombras rúbricas
ese franquear los muros
su mano sobre el vientre su respiración
convulsa indescifrable torpe
no junto sino abrazada a mí
ella duerme y es nadie y es mi hermana
pájaro de súbito ciego el vuelco el pavimento
la circunferencia del estertor:
ceñir asolar revertir
el trazo dispuesto a ser piedra estallido
vano proyectil tras los párpados
de un rostro que no auriga ni vestigio
ella sueña que duerme / yo soy su pesadilla
esta avería de maquinarias lejanas
este callar / decir / maldecir de sus pérdidas
que nunca estuve ahí

cadáver bajo la lluvia rechinido
columpios vacíos / qué sola en su isla
cuánta tibieza inútil para mi jauría
canícula / dentellada / estero
en la carcasa del nómada
sin el sosiego de los justos
mi nombre almena alfiler en su boca
boca que urente / zozobra
de mástiles que aguardan el naufragio
ella perseguida
contrincante de la niebla
 ella médano
desvanecerse los cuerpos suspendidos
en esta cama en este nudo / el desencanto
entonces el ánfora el fragor la bifurcada infancia:
de Job lamentaciones de Jericó la caída
los cerdos del endemoniado de Gerasa
entonces el desorden la línea entrecortada
sin caínes ni abeles / toda ofrenda es ortiga
tardes de mayo violentas e impuras
los reclinatorios
todo paraíso es una fiesta de despedida
ella sueña que duermo no sábanas no pabellones
¿la habitación? vestíbulo / hospicio
retén de madrugada   vértigo


("siam", pdf)

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Mariel Damián (1994 )

Será que no supiste



¿Te acuerdas, cuando tenía miedo de hablarte?

¿Cuando vi tu sombra gigante y supe

que en ti también me encontraría?

Mirabas las manos sordas

de las hojas que aplauden con el viento.

Mirabas los límites fortuitos del verde-cielo

y ahí estaba yo, o ¿acaso no lo sabías?



Te acuerdas que no supe hablarte,

y que me fui a mi casa pensando en ti hasta la noche

donde soñé que eras más mía que del mar donde morimos.



Soñé que me querías

y que yo también te quería.

Pero a mí el pecho me sangraba por quererte,

a mí se me aplastaron los pulmones

bajo el agua de tu nombre,

y se me desgarró la voz por repetirlo.



¿Te acuerdas cuánto miedo tuve de besarte?

de tomar tu mano por el mundo de la muerte y el olvido.

Miedo de cruzar la calle

y que la calle misma me escupiera.

Miedo de acercarme a ti y alejarme de la vida.



Eras el augurio de lo inevitable, niña-triste,

pero tú no lo sabías.


Visión del cielo


Cuando era niña creía

que el cielo tenia la textura

de un algodón de azúcar.

Después supe que no era cierto,

que en el cielo hay

varias capas de gases

y que al tacto todo eso

es ausencia.

Pero eso hoy no me importa,

yo tengo la certeza de que el cielo

tiene la textura de una lengua,

una lengua rosada y húmeda



("círculo de poesía")

martes, 21 de noviembre de 2017

Patricia Vázquez (1985 )

29 de julio de 2016


En el área de fumadores
del crucero
se acercó una mujer italiana
platicamos
a señas / y gesticulaciones exageradas.

Reía con Marcela
y en cada oportunidad / tocó
su hombro / y las manos
jugueteó / con su ropa.

Supo que somos esposas
y se fue gritando
que era un acoso.

Un austriaco sonrió
y dijo
Italia / está a un paso / de El Vaticano.

Yo le contesté
que no todas las mujeres
eran de nuestro agrado.

                          Bari, Italia

31 de agosto de 2016



Mi mejor amiga fue una rockstar
cuando la detuvo una señora
en el semáforo
de Avenida Universidad
para hablarle
de pro vida
y la moda
del matrimonio homosexual.

Arderá el infierno
con su VIH
dijo
cuando de rojo a verde
cambió la luz
en que la señora
quiso detenerla
mi mejor amiga
le dijo
mi novia me espera señora.

Ella es una rockstar.

                     Aguascalientes, Aguascalientes


("diario de una poeta recién casada", edición luna mía, aguascalientes, méx., 2017)

lunes, 20 de noviembre de 2017

Sandrah Mendoza (1994 )


 Movimientos de ola



En este espacio que guarda mi cuerpo vacío
 los golpes de vidrio, la península
me esperará el arco de asombro
con las tonsuradas columnas de tus ansias

esperará al anfibio muerto por fiebres
que se tragan sus propios desastres
cuando espían el momento de apagar la tiniebla
craneados - con sus respuestas corales
imbuidos  toscamente
entre su saliva rústica y el estupor puro


sé, acabaremos míseros,
pero con luz de bengala viva
tú ganarás con tu sombra
con tus nervios ópticos -  curvos
con tus dos ases sordos de lodo


soy ahora quien carga entre los senos
una lluvia de nebulosas
de caos práctico que en sotol nada
que escupe luces - locas luciérnagas
cangrejos de plata en reverso
mi gran tintero teórico
las florecillas de un Saturno que observa
     cómo los cometas de un bocado me besan
             y aparece una armonía frenética - vorágine
con tu lengua sin dientes, entre grietas suaves
tu violencia metódica
el instinto,  las piruetas

el mendigo  del alba parezco
un perro golpeado por el camino que dejó
                                 el licor de tus muslos
los escalofríos infinitos
mi reino es de tardes vacías  y fastidiosas
desde entonces

hay aquí una ausencia que excita a la fuga
a las ansias progresivas del descorche de amígdala
del bingo que nunca grito
y está mi encéfalo atrofiado por el volumen de tu lengua brava
de tu puño del polvo, genio
de tu mirada aguja que lleva los planes en el cielo
los planos de la batalla
y un porvenir acuchillante que me estrella
en tu geometría ninfal


me escondo entre las flores espumosas de Plath
me bailan con medias en el columpio
me vuelven mecánica cuántica e interferencia de voces
tú de nuevo entre ellas
tu centro de curvas - come entrañas
            te vuelves mi azotea, mi albergue
             mi hogar de buganvilias, de matiz hambrientas
                       con aroma de hachís itinerante en los espacios
                              la euforia de dios

mi garganta con sus ecos tiembla
tus huecos con peces dorados me asustan
como los dardos que me lanzas
y la hipnosis todo el día
los aullidos de mi glándula endórfica
me estanco en la ausencia de tus perímetros
me vuelvo blando
cuando afuera el mundo camina
con sus óxidos opacos
con sus anormalidades tan distantes
de sí
                desconectados/
con sus síntomas patológicos sin atender
pendulando en la vida
a nada de irse más abajo
hablo, claro, de mí
de no cortar el cordón umbilical a tiempo
de que  los vestidos los llevo sucios de pecado
de ir con aliento etílico
con mis pulsiones humeantes
y el innato impulso previsto por simios
por el masivo reino animal

son las perturbaciones mántricas
de anestesias en el omóplato
cuando serpenteas entre mí con tus carnes corrosivas
/ Astillándome la piel
 provocando contracciones
y adicciones que me vuelan el orgasmo
volcánicamente un zumbido de avispa me atrapa
me lleva a otra galaxia
que es el grito de tu nombre.


("monolito"blogspot)




















domingo, 19 de noviembre de 2017

Ingrid Bringas (1985 )

Nativa



Tú eres de la tierra, mujer

y duermes mientras tu autobús viaja lejos de tu casa

mientras el sol calienta tus plantas

y tú vienes de la niebla, mujer

de la tierra prometida donde se desollan la piel

los atardeceres, porque ahí todos son sordos

ahí en tu tierra todos son estrellas, todos son

lobos

yo crezco bajo la sombra de tu cuerpo

mujer

sexo

serpiente.





La memoria del fuego



Antes no sabíamos volar teníamos los ojos llenos de arena
dios creó el insomnio terrible
los murciélagos
hay lugares que recuerdan lo que somos
cérvix galope de caballo
desconozco así su gesto
su canto sereno
antes de aprender a volar aprendimos las grandes palabras que otros hablaban
y nos bastaba la premura del amor y del vuelo.


("cuadrivio" e "instituto cultural de león")

sábado, 18 de noviembre de 2017

Yolanda Segura (1989 )

Angélica


La encontraron en un baño
como plantada en un jardín
aunque ya muerta.

Pasó ocho horas
lustrando pisos
para que las señoras de copete
pudieran mirarse los calzones
mientras compraban
sus regalitos de navidad.

Pero los últimos minutos
son un misterio:
maquillaron los golpes
perfumaron, acomodaron
y pusieron santacloses
sobre su memoria.

Se llamaba Angélica,
tuvo la indecencia
de ser asesinada
en la plaza comercial.
Tonta, quién se cree
ahora sus compañeras
tendrán que juntar los restos
limpiar sus zapatos
acomodarse el pelo
y aguardar el turno:
dentro de poco
entrarán los primeros clientes
a cagar aquí.


Esto es sólo para decirte




que me he comido
las certezas
que estaban en
la modernidad

y que probablemente
guardabas
para el siglo veintiuno

Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frágiles.



("el reverso de las piedras")

viernes, 17 de noviembre de 2017

Arturo Ramírez Juárez (1949/1988 )

Narciso



Ahí está
como todos los días,
haciendo abdominales y gestos ante el espejo.
Sus músculos se tensan
en el laboratorio de la sangre.
Traza movimientos y profundas respiraciones
se agitan en su pecho.

Las pesas suben y bajan
contorsionando membranas y tejidos.
Sus ojos,
aturdidos en sí mismos
se embriagan.

Su torso es esbelto y sus brazos dos garras
donde la mirada se hunde,
espesándose en su carne.
Así,
cae en el espejo nuevamente
y se ahoga.


("rituales", fce, 1987)

jueves, 16 de noviembre de 2017

Heraclio Castillo Velázquez (1985 )

Espera en el umbral 

(fragmento)


III
Que me perdone la certeza por dudar de mí,
de mi existencia prolongada
y los setenta calendarios
apilados en la suma de los días.

Que me perdone la vida por pagar impuestos,
por la canasta de moras en tiempo de guayabas,
por el minuto de silencio invertido en el rosario.

Que me perdone la risa por quebrarme demasiado,
por la renuncia,
por el engaño,
por la promesa de “ser otra” cada día.

Que me perdone la lluvia por ansiar la primavera,
por el rocío de la mañana
aferrado a la ventana de mis ojos,

Que me perdone el infinito
por tener los días contados.

Que me perdone la boca por mi celda de palabras,
por la sonrisa falsa una mañana de abril,
por la mesura,
por el gran bocado,
por no tener un discurso lapidario.

Que me perdone la vida por esperar
en el umbral -de la mirada-
el silencio vaciado entre mis canas.

Que me perdone por mis labios
-tan secos para ser besados-
por contener palabras en jaula de tristezas,
por la añoranza,
por el café de la mañana,
por el dolor aprisionado en la garganta.

Que me perdone la vida por ansiar el alba,
por el cadáver del espejo,
por un día más en la batalla.

Que me perdone por la noche de magnolia,
por la silueta proyectada en el escombro,
por la duda,
por el engaño,
por añorar un tiempo seco entre mis manos.

Que me perdone la vida por ser finita,
por la reserva de mis piernas
para abrirse a la existencia,
por la aspereza de la mano que trabaja,
por Nada.

Que me perdone todo
-la dosis de aspirina,
la tarjeta de jubilación,
el cheque en blanco,
el último latido, acaso-
por no aspirar a ser.



[Inédito]

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Hilario Barrero (1948 )

 IV



De niños no existe
pero nos ve,
de jóvenes se esconde y nos vigila
y en la vejez al evitarla
nos acecha.
A tu lado, bajando hacia el mar,
camino por la cuerda floja de la sombra
y olvidando que aquí murió mi padre,
rozo tu mirada con la mía
que se llena de agua.



Rescoldo



Con rapidez, al levantarse, 
arropaba la cama 
para que no muriera
la presencia del cuerpo  
que le abrasó en la noche.





 Vejez             


  
Seguro de su inmortalidad,
diestro en el manejo de la noche,
se entregaba a otros cuerpos
que le iban tirando de la piel.
Aquel verano que no volvió a la playa
supo que estaba equivocado.
No pudo detener el deterioro.



("educación nocturna", madrid, 2017)

martes, 14 de noviembre de 2017

Jorge Cantú de la Garza (1937/1998 )


Purple blues



Malvas, como un Miércoles de Ceniza,
se iban deshojando tus ojeras
sobre la sábana del hospital,
y la fiebre tejía, de un recuerdo,
figuras repetidas en la grama
de ese jardín que juntos contruímos,
hoy turbio de sospecha y desamor.

Una fuente en el fondo de tus ojos,
naciendo apenas, cambiando el color
de tus pupilas, murmuraba un nombre
que jugaba en la punta de tu lengua,
demorando ese instante, el instante
de tu traición definitiva y tuya,
de mi dolor provisional y mío.


El primer canto del gallo


Ayer sorprendí en tu mirada mi muerte,
un brillo a medias en una esquina de pánico.
Bastará con no verte y ese rincón de tus ojos
perderá su fulgor, su moblaje de fiebre,
sus largos pasillos de hospital en invierno
con tu ropa en el suelo, sucia de asfixia.

De donde anida esa muerte baja, como un vómito,
tu amor, que no se atreve a decir mi nombre.


("un espejo que viaja", coed. conarte/el tucán de virginia, méx.2012, selección de rodrigo alvarado y minerva margarita villarreal)

lunes, 13 de noviembre de 2017

Pier Paolo Pasolini (1922/1975 )

¡Oh, yo jovencito!



Yo quería ser mi madre
que me amaba, pero
no quería amarme a mí mismo.
Y entonces fingía ser
un joven pobre.

No podía convencerme
de que también en unburgués
hubiera algo para amar
aquello que amaba mi madre
en mí, puro y despreciado.

Nada ha cambiado:
me veo todavía pobre
y joven; y amo sólo a aquellos
como yo. Los burgueses
tienen un cuerpo maldito.


("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004, méx.)

domingo, 12 de noviembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

Ensayo


Abrí los ojos antes
de la madrugada
como quien espera
telegrama urgente
o una llamada LD
pero sin esperar nada.

Corrí al baño, corrí
las cortinas del silencio,
puse agua en la estufa,
apagué las luces
abiertas de noche.

Vi la hora en el reloj
como quien espera
el tren, el ómnibus,
el vuelo de las 5 AM
a otra parte,
el nieto que viene
en camino.

Luego eché el móvil a la piscina.
Para no escuchar el silencio
cerré los ojos.


[Inédito]

sábado, 11 de noviembre de 2017

Frank O'Hara (1926/1966 )

Poema


Esferas gemelas llenas de pelusa y ruido rodando suavemente sobre mi estómago
Pasándose en mi pecho
Y así mi boca está plena de soles
Esa ternura parece tan previa a la dureza
Esa boca acostumbrada a hablar tanto
Habla por fin del afecto en la Antigua China
Y del amor a la forma las Odiseas
Cada fosa está cubierta con semillas de perla
Tu pelo es un árbol bajo una tormenta de nieve
Emanando entrego la chispa inmortal emanando
Brindas a mi vida esa sustancia que los Antiguos amaron
Aquellos soles sonríen mientras se deslizan por el firmamento
Y al igual que tu carruaje súbitamente me torno un mito
Qué cielo es éste que habitamos por un tiempo tan prolongado
Deberá ser descubierto pronto y desaparecer.


("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004, trad. martín rodríguez gaona)

viernes, 10 de noviembre de 2017

Salvador Novo (1904/1974 )

Este perfume


Este perfume intenso de tu carne
no es nada más que el mundo que desplazan y mueven los globos azules de tus ojos
y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus brazos.
Hay todas las redondas naranjas en tu beso de angustia
sacrificado al borde de un huerto en que la vida se suspendió por todos los siglos
de la mía.
Qué remoto era el aire infinito que llenó nuestros pechos.
Te arranqué de la tierra por las raíces ebrias de tus manos
y te he bebido todo, ¡oh fruto perfecto y delicioso!
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne
he de sentir el rudo contacto de la tuya
nacida en la frescura de una alba inesperada,
nutrida en la caricia de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vuelta dulce en el viento que en las tardes
viene de las montañas a tu aliento,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
cálida para mí que la esperaba...


("alforja", n. xxix, verano 2004)

jueves, 9 de noviembre de 2017

Luis Muñoz (1966 )

Ocho de la mañana



Le miro cómo duerme en la sábana.
La esponja del descanso le borra los sentidos.

Deja pasar dos planchas moteadas de luz
la ventana entreabierta,
picotea en el borde de un tiesto de geranios
un gorrión tremante
con ojos de cabeza de alfiler,
y el picoteo se hace
del ritmo de una frase inquisitiva.

Pero no se despierta,
se abraza a la almohada, se hunde como en nubes,
y me atrapa al volverse alzando una rodilla.

No sé si formo parte de su sueño.
Querer ser una escala, y no sé si alcanza el sueño.


("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004)

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Juan Bernier (1911/1989 )

Presencia



El muchacho era tan bello, que no era de este mundo
Era otro mundo él solo, de flor y un manojo de venas.
Lo mirabas y era aparte, lejos de ti, como un bello animal suelto,
en un universo verde de agua y de praderas
ponías la mirada en él y lo encontrabas vivo, igual que tú,
pero pensabas que era una flor, una gacela con junco, un lirio.
Querías amarlo, y resbalaba la mirada en la flor de la carne,
y miras a lo que tiene alma y venas y sentidos,
el muchacho pasaba ante tus ojos de entrega,
sin verte, sin mirarle, dando muerte a tu mundo,
con su presencia plena,
para la que no existías...


("poetas andaluces")



martes, 7 de noviembre de 2017

Matsuo Takahashi (1937 )

Autorretrato con un glorioso hueco


Señor, ¿cuánto ha de ser? ¿pasará mucho tiempo antes de Tu visita?
Me arrastro por el oprobioso suelo, esperando, mientras a mi vera
imágenes de alados ángeles y santos; en el centro de una pared adornada con
divinas palabras de oro y plata, un glorioso hueco- tu radiante visitación a
través de éste, ¿todavía no es la hora justa?
Oh, cuando así sea, me arrodillaré ante ti.
Locamente abriré mis labios resecos y rotos por la sed,
y como el aterrador profeta dijo, llenaré mi boca de ti.

Dentro de mi boca muy pronto crecerás.
Tu santo receptáculo violentamente se llenará y chorreará hasta mis sorprendidos
ojos, mi corta nariz, sobre mi corte de militar con abundante y joven pelo gris, y
en mi estrecha frente, desparramándose por doquier, goteará despacio, y al igual
que marcas de babosa, glotonamente brillarás.
En Tu compasión, como alguien a quien violaron,
cerraré mis ojos en sufrimiento, y gemiré...
¿cuándo ha de ser' ¿cuánto pasará  hasta tu visita?

Dichas estas palabras, el rostro, como una bota de piel de cerdo de la cual ha
goteado licor, se desinfló en arrugas, se replegó sobre el cuello, y junto con el
 confuso incidente, frente al retrete,
se erguía la pared llena de graffittis, y desde el otro lado del hueco en la mitad de
la pared, un deslumbrante
ojo seco estaba observando.


("alforja, revista de poesía", no.xxix, 2004; trad. martín rodríguez gaona)

lunes, 6 de noviembre de 2017

Pablo García Baena (1923 )




Bobby



No era el amor y se llamaba Antonio.
Hablaba como un indio del Far-West:
"hombre alto", "boca larga". Era de Fuengirola.
Y siempre había un teléfono donde llamarlo cuando y reía-
la noche era más larga, más amarga, más lenta.
Por las villas de canos jubilados de Holanda,
por la suite de la vieja dama inglesa,
la viuda o divorciada más allá de los ácidos,
por el apartamento oscuro del borracho,
surgía su desnudo auroral como jonia.
Era animal de dicha y entraba fiel, ruidoso,
un grueso calabrote de plata por el cuello...
sobre muebles de Herraiz o lacas chinas,
biombo bermellón de zancudas doradas,
o en raída moqueta o taquillones
de castellano en serie,
iba bajando las botas deportivas,
los calcetines rojos,
el pequeño taparrabos celeste,
la camiseta como broquel de un pecho
sin defensa. Portador de alegría,
tal un dios de tobillos alados que bajara
a los arcos humanos
ahuyentando la lágrima, la carta, los somníferos,
la desesperación y su lívida mecha.
Y una noche me dijo, su lengua por mi oído,
"quisiera haberme muerto".


("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004)

domingo, 5 de noviembre de 2017

Óscar Hahn (1938 )

Solitude


Mi soledad no está sola:
está conmigo
Me acompaña dondequiera
que voy: duerme en mi cama
come de mi mano: respira
el aire que respiro
Me habla con mi voz
camina como yo camino
siente lo que yo siento
Sólo una vez mi soledad
se alejó de mi lado
me abandonó: partió
Fue esa tarde que conocí
a la mujer de mi vida
Meses y meses sin mi soledad
noche tras noche con mi gran amor
ocupando el espacio
de mi desamparo
Hasta que un día todo terminó
como siempre terminan
los amores eternos:
en un abrir y cerrar de ojos
Y ahora
he regresado a mi casa
Mi soledad me recibe
con los brazos abiertos
no me dice nada
no me reprocha nada
me abraza me consuela

Llora conmigo


("rua das pretas")



Coincidencias



Y una noche los prefantasmas
desparecieron de la habitación:
se esfumaron sus ánimas
que solían reflejarse en la pared
como sombras multicolores
que subían y bajaban
o como gotas de agua púrpura
estallando en cámara lenta.

Y las murallas se cubrieron
de una blancura irreal.

Fue entonces cuando empezaron
las coincidencias
Yo escribía la palabra
"serendipia" en el computador
y un segundo después
el locutor de la televisión
decía la palabra "serendipia".
O estaba hojeando una revista
en la que aparecía un reloj
marcando una hora precisa
y notaba que mi reloj
se había parado a esa misma hora.
O mientras estaba soñando
con mi profesora de Castellano
de hace 30 años
me despertaba el teléfono
y era la profesora de Castellano
de mi hijo menor.

De pronto comprendí que los prefantasmas
trataban de comunicarse con nosotros
bajo la forma de coincidencias
y que estaban aquí alrededor nuestro

Ayer fui a la biblioteca pública
a buscar el cuento "El número 111"
y después a la oficina de correos
para arrendar una casilla
y cuando me dieron la llave
vi que tenía el número 111.

Ahora sé que las coincidencias
son encuentros cercanos del tercer tipo
pero no con extaterrestres
sino con prefantasmas

Sólo falta saber por qué están aquí
y qué es lo que quieren

Mientras tanto las coincidencias
siguen acumulándose
como si fueran el anuncio
de una invasión inminente

Ahora la radio está tocando una canción
que se llama "Coincidencias"


("otra iglesia es imposible")

sábado, 4 de noviembre de 2017

Marin Sorescu (1936/1996 )

Ajedrez


Yo juego un día blanco,

Él juega un día negro.

Yo avanzo con un sueño,

Él me lleva a la guerra.

Él me ataca los pulmones,

Yo pienso un año en el hospital,

Hago una combinación brillante

Y le gano un día negro.

Él juega una desgracia

Y me amenaza con el cáncer

(Que por ahora anda en forma de cruz),

Mas yo le pongo por delante un libro

Y lo obligo a una retirada.

Le gano otras cuantas piezas,

Pero mira, la mitad de mi vida

Está fuera de juego.

Oh, le daré jaque a tu rey y perderás el optimismo,

Me dice él.

No es nada, bromeo yo.

Pues hago el enroque de los sentimientos.

Detrás de mí la esposa, los hijos,

El sol, la luna y  otros mirones

Tiemblan ante cualquier jugada mía.



Yo enciendo un cigarrillo

Y sigo la partida.


("círculo de poesía", versión omar lara)

viernes, 3 de noviembre de 2017

Marosa di Giorgio (1932/2004 )

Murciélago de fantasía


Esta noche un solitario habitante de las paredes
se decidió a andar,
oh, murciélago de oro y azul,
bicheja
todo de luz y telaraña,
te vi de cerca,
vimos gotear tus orejitas
adornadas con brillantes.
Antiguo sacerdote,
tienes la iglesia
en el cerrado ropero,
pero, esta vez
te vi volar,
vimos tu sombrilla,
tu mantoncito infame
prenderse de la nada,
se oye tu murmullo.
Y espero muchas cosas
de esta noche
en que te decidiste a reinar frente a nosotros
mientras, afuera, el viento,

destruye los malvones.





Era la noche de mi casamiento


Era la noche de mi casamiento.
Aunque, asombrosamente, los preparativos hubieran empezado años antes; antes de que yo naciese, antes de las bodas de mis padres.
Pero, esa noche, bajo los dorados soles, y entre las berenjenas, que de tan azules, daban resplandores rojos, se atraparon criaturas inocentes y legítimas; se les sacaba el pelo y el sexo, y eran tendidas sobre las grandes asaderas.
Por lo menos, eso fue lo que vi en un cuadro, mucho tiempo después: mis familiares, de pie, ante la Divinidad de los tomates.

Y toda la noche se oyó una música grave, inexplicable; como si sonaran juntos, o fueran uno solo, la Danza del Fuego y el Bolero de Ravel.


 ("poemas del alma")

jueves, 2 de noviembre de 2017

Enrique Verástegui (1950 )

Si te quedas en mi país


En mi país la poesía ladra
suda orina tiene sucias las axilas.
La poesía frecuenta los burdeles
escribe cantos silba danza mientras se mira
ociosamente en la toilette
y ha conocido el sabor dulzón del amor
en los parquecitos de crepé
bajo la luna
de los mostradores.

Pero en mi país hay quienes hablan con su botella de vino
sobre la pared azulada.

Y la poesía rueda contigo de la mano
por estos mismos lugares que no son los lugares
para filmar una canción destrozada.
Y por la poesía en mi país
si no hablaste como esto
te obligan a salir
en mi país
no hay donde ir
pero tienes que ir saliendo
como el acné en el cascarón rosado.
Y esto te urge más que una palabra perfecta.

En mi país la poesía te habla
como un labio inquietante al oído
te aleja de tu cuna culeca
filma tu paisaje de Herodes
y la brisa remece tus sueños
–la brisa helada de un ventilador.
Porque una lengua hablará por tu lengua.
Y otra mano guiará a tu mano
si te quedas en mi país.


("la conjura de los libros")

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Joaquín Benito de Lucas (1934 )

Elegía



Cuando regreso ahora
a mi ciudad, no puedo contener
la emoción de saber que no me esperan.
No me espera mi padre, que se marchó río abajo
muy despacio entre juncos, bajo puentes de niebla.
No me espera mi hermano,
que me esperaba siempre al pie de un mostrador
cualquiera, en cualquier calle
brindando por mi último
libro o por su desgracia
o por otro motivo interesante.
Ni tampoco me espera
el otro hermano que recién se ha ido,
dejándome la sombra
de sus zapatos y sus trajes,
que cepillo y que plancho
y me pruebo y me pruebo

sin saber qué me sobra o qué me falta.


("rua das pretas")

martes, 31 de octubre de 2017

Fernando Luis Chivite (1959 )

La mala memoria


Querida mía, del éxito yo nada sé.

Del éxito en este mundo, en estos tiempos
de mutaciones, la fórmula
la deben conocer sobre todo las cucarachas
y los empresarios de la desolación
que según dicen
heredarán la tierra tarde o temprano.

Por lo que a mí respecta
ni siquiera estoy seguro de que fracasar
pronto en la vida sea lo peor.

Yo me di por vencido poco después
de cumplir los veinte años. Vestía con abandono,
iba mal afeitado y a pesar del dolor
—esa especie de juego de dolor
propio de esa edad— los días
tenían su sentido: eran grandes abismos
o desiertos terribles, palacios formidables
o sótanos helados y profundos.

Con el tiempo he sabido
que un tipo de personas —tal vez
a su pesar— se comportan así: dándose
por vencidos justo antes de empezar.

Son tipos, querida mía, poco habladores,
nunca ambicionan nada, con la vida
mantienen siempre una cierta distancia,
sus movimientos son lentos y jamás
se esfuerzan en lograr esa clase de cosas
por las que cualquier otro lucharía hasta el final.

Y es muy posible ya sabes
que yo me asemeje un poco a esos sujetos
esquivos, no lo sé. Quiero decir
que ignoro si he decidido algo,
si he tenido, en el fondo, que decidir en verdad
ser de esta manera y no de otra. Y me pregunto
si llegado el momento
no pudiera ocurrirte a ti algo parecido.

Con los años
uno va estando cada vez menos seguro
de las cosas que nos pasan, y sin embargo
lo mejor es que dejan de asustarnos.

Pero lo que quería decirte, niña mía,
nada tenía que ver con triunfar en la vida
y esos asuntos casi siempre turbios
y póstumos. Se trataba, con seguridad,
de algo más delicado,
aunque ahora
debo admitir que lo he olvidado por completo.

Nunca he dado demasiado valor a la memoria,
por últimamente
estoy empezando a preocuparme.
Lo olvido todo, y ni siquiera es eso
solamente: tampoco
doy importancia a las comidas, visto
de cualquier modo, duermo a deshora,
y en lo que se refiere al acto de escribir
me sucede algo parecido: cada día
me interesa menos
eso de andar perdiendo el tiempo escogiendo
el adjetivo insólito, la palabra brillante.

Y no obstante, al final,
lo que en realidad más difícil resulta
es precisamente eso, olvida.
Olvidar de verdad.
Quizá era esto lo que quería decirte
en un principio.

Olvidar todo ese montón de estupideces,
mentiras y temores,
—tanta finesse, tanta delicatesse
y tanto obispo con hombreras.

Yo ya no tengo fe, y sin embargo
estoy empezando a amar la vida justo ahora,
después de haberlo olvidado casi todo,
perdido casi todo,
casi todo,

incluso las viejas ilusiones.


("life vest under your seat")

lunes, 30 de octubre de 2017

Jorge Enrique Adoum (1926/2009 )

Pont St. Michel


los jóvenes han invadido la tierra por parejas
un pescado abrazado a otro pescado
y en todos los rincones del desierto
el doble animal el montón único
ciegos que se reconocen oliéndose la oreja
o sordos que se oyen con la lengua

en esta fría devoración quién de los dos es ella
quién pondrá entre los dos una guitarra
quién envidioso los separará con una espada
o les dará colérico noticias de la guerra


(muro fb de daniel montoly)

domingo, 29 de octubre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

Tengo el don


Tengo el don de leer los labios
de los hombres que dormidos musitan
el abecedario de un padre que no llega,
del hijo que no encuentran, de un cuerpo
al cual asirse; de un ombligo insepulto.

Tengo el don de escudriñar los labios
de un ebrio cuya voz de profeta me advirtió
puertas por abrirse, dinteles palpitantes,
la entrada franca a este umbral, donde estás, de pie.

Tengo el don de encontrar las bocas
que a mis oídos depositan una promesa
como advertencia de puertos, playas
y desiertos encontrados.

Tengo el don de callar los secretos develados
por ebrios que ocultan un silencio, un cansancio.


("revista de poesía alforja", no.20, primavera 2002)

sábado, 28 de octubre de 2017

Fabián Casas (1965 )

Música



Mi tía concilia el sueño a los ochenta años
escuchando viejas canciones en su radio portátil.
En su pieza, en lo oscuro,
el éter se ha transformado en algo vital.
Supongo que estas cosas pasan
y me pasarán también a mí.
Sobre el final de la vida
la única música que existe
está fuera de nosotros.




The Heart of Darkness



Después de cerrar el quiosco
el señor Kurz suele sentarse a comer
en ese rincón que ves allá.
Sí, ahí, bajo el cono de luz,
para degustar una pasta demoledora
acompañado por su litro y cuarto
de vino de la casa.
Anoche, mientras masticaba,
el señor Kurz se quedó hipnotizado
mirando a una vieja pareja de cacatúas,
hembra y macho, que comían en silencio.
Es en esos casos cuando el señor Kurz
—que es uno de los nuestros,
si se me permite la expresión—
se pone melancólico
y vuelve a sentir
en toda su dimensión,
el horror.


("otra iglesia es imposible")

viernes, 27 de octubre de 2017

Luis Arturo Guichard (1973 )

El orden de las cosas 



Todo estaba repartido desde el principio
A la jirafa, un corazón de pozo profundo
A Ulises el divino, los nudos de su balsa
A cada siglo, su propio cuchillo afilado
A cada máscara, un solo personaje
Al agua, no pasar del cuello
Al vértigo, la inmovilidad si la desea
Al llanto de Demócrito, la risa de Heráclito
A los amigos, más de lo posible
A la hija única, todas las fotografías de su madre
A los padres de todos, que nada cambie demasiado
Al día, la amenaza del infinito
A las vacas de peluche, el mito de Europa
A la tierra plana, otras cosas bellas que no existen
A la ciudad, un círculo, una línea y buena suerte
A los libros, que valgan al menos lo mismo
que un minuto de realidad
Al camello, el reino de los cielos directamente
Al lugar en que se nace, una maleta con brújula
Al lugar en que se muere, otra (y juro que existen)
A la mierda, tantos años de hambre
A Narciso, un estanque limpio
A los caminos laterales, que se vuelvan centrales
(y a los centrales, que se vayan de fiesta)
A la luz, ser monopolio de un solo sentido
A los amantes, hacer largo su viaje
A los poetas jóvenes, tres manuales de métrica
A los poetas mayores, ver lo que veía Rilke
A la alegría, una manzana, un Buda y un relámpago
Al azar, todo lo demás


("los poetas liliputienses")