sábado, 30 de abril de 2016

Saúl Ordóñez (1981 )

00 (Matthew Shepard: ecos de un homicidio en Wyoming)


no hay putos en el cielo
Dios odia a los putos
los putos arderán en el infierno
            Entonces que hago aquí
hecho un Santo Cristo
un Divino Preso
un rey de burlas con la cabeza rota
de sol a sol un espantajo

¡si nadie supiera, Señor, mi nombre!

yo sólo busqué el amor
          encontré esto
                                            (   )

un cowboy sonríe en las placas de Wyoming


["jeffrey (obra negra"), ed. tierra adentro, méxico, 2011)

viernes, 29 de abril de 2016

Francisco Madariaga (1927/2000 )

Su ataúd es la alborada



El tiempo arrasará todas las rosas:
las florecidas,
las heridas,
las que tienen los labios del verano
como cortaderas carmesíes,
pero volverá el amor de las recolectoras de las rosas,
y la caridad encendida del color del horizonte,
donde se prenden las lámparas de las palmeras al paso del ferrocarril,
oloroso de ciudades y de esteros.
Pasa el entierro del cuerpo de un sueño,
pero su ataúd es la alborada.


("otra iglesia es imposible")

jueves, 28 de abril de 2016

Daniel Martínez (1963 )

Sur-realismo
[fragmento]

              a germán arens

días del gran incendio que se llevó leguas y leguas de monte
el resplandor ardiendo sin memoria
trasmutando en humo
años de savia de verdes heladas:

no hay tregua cuando la naturaleza tiene rabia

viste una hembra de jabalí
con sus crías ahogadas en el tanque australiano

viste el contrafuego inútil vencido por la majestad del viento
viste al bombero quemado
agonizando por defender la tierra de otros
viste como su rostro miraba el horror de la despedida

viste la muerte desnuda la muerte inútil

como un presagio será el primero de tus infiernos:
así será tu vida tantas veces


("otra iglesia es imposible")

miércoles, 27 de abril de 2016

Alda Merini (1931/2009 )

Huida de loba


A quien me pregunta
cuántos amores he tenido
le respondo que mire
en los bosques para ver
en cuántas trampas ha quedado
mi pelo.


("la ficción del olvido", trad. delfina muschietti)

martes, 26 de abril de 2016

Juan Vicente Piqueras (1960 )

Los dioses dentro


Los dioses saben más y mejor que nosotros
lo que nos hace falta. Les pedimos un hijo
y nos mandan un lobo, y no los comprendemos.

La vida cada día los olvida.
La muerte por la noche los inventa.

Y las enfermedades, como bien dijo el sabio,
son dioses que agonizan dentro de nuestro cuerpo,
su último templo en ruinas,
su refugio sin fe. Piden piedad.

Los dioses no comprenden la extraña insensatez
con que hemos decidido acabar con nosotros
acabando con ellos, el orgullo
con que los despreciamos.

Los dioses piden poco: que no los olvidemos.

Pero es mucho pedirle a una raza de esclavos
que han hecho del olvido su misión y su vida
y su razón de ser.
Los dioses callan,
resignados, y mueren en silencio
dentro de cada uno de sus antiguos súbditos.


("rua das petras")

lunes, 25 de abril de 2016

Niki Marangou (1948/2013 )

Ojos azules


Un día que estábamos en el Filistrón
comiendo unos entremeses
Angeliki comentó
que su madre
notó cuán azules
eran los ojos de su esposo
al cerrárselos
por última vez.


("estampas de chipre", uv, xalapa, ver. méx., 2015, trad. selma ancira)

domingo, 24 de abril de 2016

Uriel Martínez (1950 )

Imagina


imagina el día dividido
en tres etapas: la de un sol
infernal, la niebla de tarde
y el resto nublado

imagina que antes de ocultarse
el día un ave atraviesa
desde lo más alto como flecha
callada y certera

luego imagina las horas
previas al sueño en que nadie
-nadie, oíste- toca, ni entra
ni pasa la noche ahí

supón luego que llega
la mañana queda, el agua
cristalina, las piedras
calladas de siempre

entonces, con el otro día encima,
imagina de nuevo el fuego,
el cenit, las brasas,
tus mapas.


[Inédito]

sábado, 23 de abril de 2016

Marosa di Giorgio (1932/2004 )

La liebre de marzo



Para cazar insectos y aderezarlos, mi abuela era especial.
Les mantenía la vida por mayor deleite y mayor asombro de los clientes y convidados.
A la noche, íbamos a las mesitas del jardín con platitos y saleros.
En torno, estaban los rosales, las rosas únicas, inmóviles y nevadas.
Se oía el run run de los insectos, debidamente atados y mareados.
Los clientes llegaban como escondiéndose.
Algunos pedían luciérnagas, que era lo más caro. Aquellas luces.
Otros, mariposas gruesas, color crema, con una hoja de menta y un minúsculo caracolillo.
Y recuerdo cuando servimos a aquella gran mariposa negra, que parecía de terciopelo, que parecía una mujer.


("la ficción del olvido")

viernes, 22 de abril de 2016

Charles Simic (1938 )

Guante perdido


He aquí el guante negro de una mujer.
Se supone que tenga un significado.
Un desconocido lo abandonó
Sobre el buzón rojo de la esquina.

Durante tres días el cielo estuvo agitado,
Hasta que hoy cayeron unos cuantos copos de nieve
Sobre el guante, el que alguien,
Entretanto, había volteado,
De manera que los dedos pudieran cerrarse

Un poco… Sin formar el puño todavía.
Así que esperé, junto a la noche que se acercaba.
Algo me prevenía que no me moviera.
Aquí donde las llamas se alzan de los tanques de basura,

Y los vagabundos duermen de pie.


("revista ping pong", traductor frank báez)

jueves, 21 de abril de 2016

José Luis García Martín (1950 )

Un poeta menor


Su nombre ahora poco dice a nadie,
pero fue un triunfador. En su provincia
un busto le recuerda y una lápida,
y eruditos en arduos boletines.
Tenía un bello rostro de poeta;
soñadores los ojos y algo triste
la sonrisa. Debió ser muy feliz.
Le amaron, aplaudieron y mimaron.
De sus versos borrosos nada queda,
palabrería de época, hojarasca
que da risa o da sueño. Algún elogio
piadoso aún le otorga la rutina.
Haberlo sido todo y no ser nada...
¿Triste destino? ¡Ojalá fuese el mío!


("donde está el fuego", no.2, col. cuadernos de humo, diez, brooklyn, n.y., 2016, trad. del portugués, xavier zarco)

miércoles, 20 de abril de 2016

Svetozar Gueorguiev-Ghostdog (1976 )

abajo, en la calle, cuando miras hacia la ventana y piensas

por el cristal trepan lagartijas de vaho
tu aliento araña el cristal
tus labios forman un “espérame” sin sonido
me miras te miro sin sonido “me voy por pan”
brilla ahorradora la lámpara detrás de ti
qué pálida
te tiro un beso porque te extraño
y no me ves ya y estás tan pálida
y yo como una abeja cada vez más lejos
tú bésame, voy a comprar el pan
a desaparecer completamente al otro lado del cristal
y de tus labios de tu aliento


("periódico de poesía", trad. de neva micheva)

martes, 19 de abril de 2016

Estela Figueroa (1946 )

Motivos


I

Al mediodía un amigo
me comunicó la muerte de otro amigo.
No reaccioné de inmediato.
Almorcé.
Luego tomé un ansiolítico
y pensé en dormir la siesta
tratando de hacerme a la idea
de que estas cosas suceden
cuando se tiene más
de cincuenta años.

Pero no pude dormir
y me largué a llorar.
El crepúsculo me encontró
en el dormitorio
acomodando un poco los libros
que estaban sobre la mesa de luz.
Cambiando las sábanas.
Sacando diarios viejos.
Colgando en el placard
la ropa que estaba aquí y allá.
Asustada todavía
y todavía lagrimeando
porque me sentía sin fuerzas.
Pero no vaya a ser que la
Indeseada llegue
y encuentre todo hecho un desquicio.


Con el dormitorio ordenado es
más fácil
tenderse en la cama
con un pañuelo mojado en
agua fría sobre los ojos

para no ver tanta destrucción.


("apuntes de osvaldo aguirre")

lunes, 18 de abril de 2016

Jotamario Arbeláez (1940 )

Nalgas


Nalgas de par en par
o pergaminos
para leer antiguos
reclinados
como en las neronianas bacanales.
Burbujas que el amor
infla
en sus ratos más ociosos y gratos.
Cojinetes
de mejillas
y abiertas para el ósculo

del labio y de la lengua enardecida.


(todoismo")

domingo, 17 de abril de 2016

Donald Justice (1925/2004 )

A los cuarenta



A los cuarenta
aprenden a cerrar sin hacer ruido
las puertas de los cuartos
a los que nunca volverán.

Detenidos en el rellano, sienten
que ya se mueve igual que la cubierta
de un barco,
aunque es leve el oleaje.

Y en lo hondo del espejo
vuelven a ver el rostro del muchacho
que en secreto practica el nudo
en la corbata de su padre

y el rostro de ese padre,
que aún cobija el misterio de la espuma.
Son más padres que hijos ya ellos mismos.
Algo los colma, algo

como al ocaso el vasto vocerío
de los grillos que colma el bosque
a los pies de la cuesta a las espaldas
de sus casas hipotecadas.


("aurelio asiain", versión del mismo)

sábado, 16 de abril de 2016

Robert Creeley (1926/2005 )


La puerta 

                                               para Robert Duncan

Es tan difícil dirigirse a la puerta
tan ligeramente tallada en la pared donde
la visión en que resuena la soledad
trae un aroma de flores salvajes del bosque.

Lo que entendí, lo entiendo.
Mi mente es tormentosa en ocasiones,
en ocasiones buena y con ansias de vivir,
y siente la tierra.

Pero veo la puerta,
y conocí la pared, y quise el bosque,
y llegaría allá si pudiera
con mis pies y mis manos y mi mente.

Señora, no me destierre
por digresión. Mi naturaleza
es un cenagal de confesiones
sin resolver. Señora, la sigo.

Caminé lejos de mí mismo,
dejé la habitación, encontré el jardín,
conocí la mujer
ahí dentro, juntos nos acostamos.

La noche muerta recuerda. En Diciembre
cambiamos, en vez de multiplicarnos nos dispersamos,
salimos a hurtadillas de la niñez,
el ritual del desmembramiento.

Magia poderosa es una madre,
en ella existe otra cuestión
de arreglo, formas repetidas, la carrera renovada,
la orden recibida.

El jardín resuena a través de la habitación.
Está colocado en la pared como un espejo
que da a una ventana detrás de ti
y refleja las sombras.

¿Puedo partir ahora?
¿Me es permitido inclinarme
en la ridícula postura de la renovación,
de cuya insistencia yo soy la virtud?
Nada para Ti es impropio.

En el interior Tú también serás alta,
más alta, más hermosa.
Ven hacia mí desde la pared, quiero estar Contigo.
Así que grité a Ti,

quien escucha como el viento, y cambia
continuamente, invariablemente,
cambia en la mente.
Corriendo hacia la puerta, gastado

como un reloj se gasta. Caminé en dirección contraria,
tropecé, me desplomé
en el piso cerca de la pared.
Dónde estabas.

Cuán absurdo, cuán vicioso.
No hay nada que hacer más que levantarse.
Mis rodillas fueron hierros, me oxidé venerándote a Ti.
Por eso uno canta, uno

escribe el poema de la primavera, uno sigue caminando.
La Señora siempre se muda al siguiente pueblo
y tú tropiezas tras ella.
La puerta en la pared conduce al jardín

donde a la luz del sol se sientan
las Gracias en largos atuendos victorianos,
de los cuales mi abuela hablaba.
La Historia canta en sus rostros.

Ellas son jóvenes, asequibles,
y tú las sigues también
en los oficios de Dios y la Verdad.
Pero la Señora no se define,

ella será la puerta en la pared
al jardín bañado en luz.
Hablaré y hablaré eternamente.
Nunca llegaré allá.

Oh Señora, recuérdame
quien en Tú oficio crece más viejo
pero no más sabio, no más que antes.
Cómo puedo morir solo.

¿Dónde estará entonces éste que ahora está solo,
que se queja tan patéticamente
en éste cuarto donde estoy solo?
Iré al jardín.

Seré un romántico. Me venderé a mí
mismo en el infierno,
en el cielo también lo seré.
En mi mente veo la puerta,

ante mí veo la luz del sol a través del piso
hacerme señas como la falda de la Señora
que se mueve ligera al más allá.


("revista ping pong", versión frank báez)

viernes, 15 de abril de 2016

Nuno Júdice (1949 )

Lista


Me paro en la calle para ver la vitrina del almacén

como si analizara a un poema. Chorizos y salchichas

se extienden como versos, costales de bacalao

arreglados como estrofas, botellas de aceite

que dan sabor a la sequedad de las rimas, el pan

que aún guarda la levadura de un ritmo

que se masca en boca – todo

está en su lugar, como si el tendero

supiera que existe una poética

propia para regular las compras. Luego,

entro en la tienda; y cuando me preguntan

lo que quiero se me queda la duda: ¿granadas

o el verso blanco de un paquete

de harina? ¿Un trozo de queso, o

la metáfora envuelta para un consumo

rápido? ¿Castañas al quilo, como si fueran

sílabas, que asar en el horno de la frase? Y acabo

saliendo sin tomar nada, pero con

un poema en la bolsa de las compras.


("vallejo & co.", trad. chiara de luca)

jueves, 14 de abril de 2016

Marina Colasanti (1937 )

Antes de volverme gigante


Cuando yo era chica
los corredores eran largos
las mesas altas
las camas enormes.
La cuchara no cabía
en mi boca
y el tazón de sopa
era siempre más hondo
que el hambre.
Cuando yo era chica
sólo gigantes vivían
allá en casa.
Menos mi hermano y yo
que éramos gente grande

venida de Lilliput.


("imaginaria", trad. maría teresa andruetto)

miércoles, 13 de abril de 2016

Constantino Cavafis (1863/1933 )


En la calle

Su bella cara, un poco pálida,
sus ojos castaños, ligeramente cansados,
tiene 24 años, pero parece de 20,
un aire de artista en la manera de vestir,
el color de la corbata, la forma del cuello.
Camina sin rumbo por la calle,
como poseído por la sensualidad
del ilícito placer que acaba de gozar.


("el muchacho de los helados", trad. cayetano cantú)

martes, 12 de abril de 2016

Jorge Teillier (1935/1996 )

Estación sumergida




Yo no estoy soñando, lo recuerdo, olvidé cómo se soñaba;
quizás esto sea un mar, bien puede ser la tierra,
encima el cielo deshaciendo su cabellera.
Esto no es un mar sin olas, es una lámina descolorida,
un día muerto por dagas invernales, un día fusilado por lluvias.
De pronto lo rompen manotazos de campanas, tictaqueos de sombras,
y se cierra como una cuchillada de trenes oxidados
devorando las cerezas maduras del sol.

Propicio tiempo para levantar cruces de barro
en el pecho de mapuches asesinados, para los caballos crepusculares
que se extravían en las acequias.
Ya lo sé, debo escaparme de los ahogados que flotan en los pozos,
voy a beber grandes tragos de poemas silvestres
veo desde el umbral al atardecer mordiendo plazas,
aferrándose gelatinosamente a los tejados rotos,
hasta caer junto a muchachas desfloradas en graneros solitarios
a las antiguas bodegas de la noche.

Pálidamente las horas se reúnen a jugar a las cartas
en torno a la mesa de los días,
desconozco el tren que me dejó entre ellas,
viéndolas alimentarse de cantos estrangulados,
persiguiendo a mis amigos, arrastrándolos en el río del tedio.
Yo no sueño, todo cuanto veo es cierto, ellos pasan
del brazo de mujeres desdentadas, riendo largamente.
Una ola invade mi habitación, recuerdo a mi vecina
cantando hasta que el cielo le llenaba las manos de azul,
yo no besé esas manos, yo tenía al viento cordillerano
arañándome, y la muerte oculta tras viejas y profundas fotografías.
Aferrado a un puente de madera,
inclinado sobre las venas turbias de la noche
pasan botellas vacías, libros oxidados de relecturas,
el barrio de las prostitutas pobres
donde cierro los labios por no decir mi nombre.
No es nada esto, sólo que a veces siento temor de saber quién soy verdaderamente.

Me gustaría despertar con los labios húmedos
como después de los largos besos de las sabias primas,
como si estuviese tomando café servido por mis hermanas.
Pero si abro los ojos también estaré sumergido,
pues la lluvia hace girar su pausado gramófono,
mientras hay un nevar de alas deshechas por los días,
velorios humedecidos de vino, y esta mano helada en mi garganta,
helada como parroquias y confesionarios que no se desprende,
si la pudiese deshacer un brillar de días felices.

Ahora lo sé, he estado siempre despierto,
mirando silenciosamente la estación sumergida
donde los huesos de las nubes hilachean los árboles.

Alguien me debe esperar -quizás algunos muertos-
pues voy hacia las chimeneas rústicas, los aserraderos vacíos,
las grandes, prestigiosas casas de madera sureña venidas abajo
como flores destrozadas por los duros dientes del olvido,
y busco el sol en los huertos cuyos párpados lo esconden.

Todo me espera en la estación sumergida, nuevamente,
en la empapada de malezas, la crecida de sueños angustiados y torvos,
mientras el tiempo detenido cierra sus pesados portones

y confusamente respira en el mar del invierno.



("life vest under your seat")

lunes, 11 de abril de 2016

Jotamario Arbeláez (1940 )

Después de la guerra


un día
después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
te tomaré en mis brazos
un dia después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra tengo brazos
y te haré con amor el amor
un dia después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra hay amor

y si hay con qué hacer el amor


("marcelo leites")

domingo, 10 de abril de 2016

Uriel Martínez (1950 )

El polen


se acabó el día como
se extingue el pabilo
del cerillo pelirrojo;
se agotó el último minuto
como el cabo
de sebo se extiende en el plato;
lavé el calzón amarillo
como girasoles del pintor
desorejado en el trópico;
lo colgué a secar en
el clavo una noche fría,
resfriada y con toses;
si la primavera trae
en las axilas polen, no
extrañes trastornos de nervios;
tampoco preguntes por movimientos
oscilatorios del tiempo, ni
por relojes de sol ni arena;
coge al mal tiempo por los cuernos
y hazle un crack. Termina
así el domingo.


[Inédito]

sábado, 9 de abril de 2016

David Ignatow (1914/1997 )

Cierro los ojos


Cierro los ojos como un niño bueno por la noche
en la cama,
como mi madre, cuando vivía, me decía que
hiciese,
y antes de acostarme me cepillo los dientes y me pongo
el pijama,
como me decían que hiciese, y miro de frente el
mañana.

Hago cuanto se me exige para convertirme en un
ciudadano de grandes méritos.
Tengo un trabajo y por la tarde vuelvo a casa para
cenar. Llego
a la misma hora en el mismo tren para dar a mi
familia un sentido del orden.

Obedezco las señales de tráfico, soy amable
con los extraños, respondo
el correo con prontitud. Tengo mis cuentas al
día. ¿Por qué no puedo

vivir para siempre?


("otra iglesia es imposible", versión jonio gonzález)

viernes, 8 de abril de 2016

Louise Glück (1943 )

El caballo alado




Aquí está mi caballo Abstracción,
blanco plateado, del color de la página,
de lo no escrito.

Ven, Abstracción,
por una Voluntad surgida de la Ambición Demoníaca,
llévame suavemente hasta las regiones de lo inmortal.

Estoy aburrida de mi otra montura,
por Instinto surgido de la Realidad,
del color del polvo, de la descripción,
a pesar de
la silla de montar que llevaba
y las espuelas de bronce, ese trozo
de metal indestructible.

Estoy aburrida de los dones del mundo, de sus
límites estipulados.

Y estoy aburrida de estar en contra
y aburrida de que lo material me contradiga constantemente,
   como
un enorme muro donde todo lo que digo puede
comprobarse.

Ven, pues, Abstracción,
llévame donde has llevado a tantos otros,
lejos de quí, al vacío, a los pastos estelares.

Llévame rápido,

Sueño surgido de la Esperanza Ciega.


("otra iglesia es imposible", traductor mariano peyrou)

jueves, 7 de abril de 2016

Raúl Gómez Jattin (1945/1997 )





La soledad de Gómez Jattin




No sé donde arderás ahora corazón mío
Necesito entregarte siempre como esclavo Pobre de ti
Es urgente que enfermes otra vez y otra vez
Qué voy a hacer contigo ahí desocupado
como estúpida biología Vamos deshazte
de tu pesadumbre y emprende vuelo
¿Qué te sugiere el momento? ¿Te gusta esa mirada
envejecida pero atenta de tu buena sobrina?
Ve y háblale de cuando lloró sin motivo
O cuando de la risa se orinó en los calzones
O mejor recorre el campo y siembra un árbol
suntuario O llévate cordel y navaja
y construye un barrilete y eleva con él
tu soledad hasta las nubes
No No queremos los dos amigo mío hacer nada de eso
Queremos acostarnos otra vez sobre tu vientre
Pero esos tiempos han pasado Su cuerpo y su deseo
deambulan entre cines y bares de la urbe
enfebrecidos detrás de otros cuerpos y otros deseos
Y eso está bien Es su vida sin nosotros
Tiene derecho también a un placer libre
Allí está sola la luna y no se muere Solo está el viento
Tú me tienes a mí

Y a Nuestra Señora La Soledad de Gómez Jattin.


("al pial de la palabra")

miércoles, 6 de abril de 2016

Constantino Cavafis (1863/1933 )





Cuando puedas

Aunque no puedas hacer tu vida como quieras
trata de no vejarla cuanto menos,
evita el excesivo contacto con el mundo
de palabras sin rumbo y sin sentido.
No la degrades arrastrándola,
llevándola contigo y exponiéndola
en relaciones falsas y estúpidas fiestas
que van dejando un aburrido y extraño lastre.


("el muchacho de los helados", trad. cayetano cantú)

martes, 5 de abril de 2016

Jorge García Sabal (1948/1996 )

Poema I

Los hombres y las mujeres de este pueblo
andan descalzos, pisan desnudo.
Ni el sol ni la lluvia ni la sombra
los hace felices o tristes; ellos
pisan desnudo, sin codicia.

Los hombres y mujeres de este pueblo
afilan piedras, engendran, festejan
con vino, tienen sueños nocturnos, mueren.
En silencio miran y pisan la tierra desnuda,
la aprietan, amontonan huesos, los tapan.

La gente de este pueblo es pobre y no
piensa más allá, no habla al futuro:
sólo apisona, ni feliz ni triste y
con huesos, piedras, sueños, cubre
y descubre lo que un día ha de nombrar:

memorias, involuntarios recuerdos, épicos
asuntos.


("al pial de la palabra")

lunes, 4 de abril de 2016

Gregory Corso (1930/2001 )

Primer recuerdo


¿Qué es la primera cosa que recordás?
¿Cuántos años tenés?
¿Y a qué edad lo tuviste?
¿O siempre lo recordaste?

Cuando tenía dos años
me pasó una cosa maravillosa:
Apartado de la mujer de la que nací
me entregaron a una mujer
que yo creía era mi verdadera madre
Un niño abandonado de un año
viví con ella un año entero
Durante ese año recuerdo perfectamente
estar sentado en la bañera con ella
Nos sentamos en el silencio inolvidable de la desnudez
cara a cara
Mis ojos se fijaron en el pelo entre sus piernas
que estaba a medias sumergido en el agua

Así una doble fuente de nacimiento
recuerdo yo
primordial y contemporánea
Agua & útero
contemplé
eso de donde nacemos

bañado en eso de donde toda vida viene


("hasta donde llega la voz", versión tom maver)

domingo, 3 de abril de 2016

Sebastián Salazar Bondy (1924/1965 )

El poeta conoce la poesía



Permítanme decir que la poesía
es una habitación a oscuras, y permítanme también
que confiese que dentro de ella nos sentimos muy solos,
nos palpamos el cuerpo y lo herimos,
nos quitamos el sombrero y somos estatuas,
nos arrojamos contra las paredes y no las hallamos,
pisamos en agua infinita y aspiramos el olor de la sangre
como si la flor de la vida exhalara en esa soledad
toda su plenitud sin fracasos.

Permítanme, al mismo tiempo, que pregunte
si un peruano, si un fugitivo de la memoria del hombre,
puede sentarse allí como un señor en su jardín,
tomar el té y dar los buenos días a la alegría.
Qué equivocados estamos, entonces, qué pálida
es la idea que tenemos de algo tan ardiente y doloroso.
Porque, para ser justos, es necesario que envolvamos nuestra ropa,
demos fuego a nuestras bibliotecas,
arrojemos al mar las máquinas felices que resuenan todo el día,
y vayamos al corazón de esa tumba
para sacar de ahí un polvo de siglos que está olvidado todavía.

No sé si esto será bueno, pero permítanme que diga

que de otro modo la poesía está resultando un poco tonta.


("marcelo leites")

sábado, 2 de abril de 2016

Juana Bignozzi (1937/2015 )

Luz de gas


Todos pudimos apagar y encender las hogueras
digamos, las luces
los más inconscientes lo hicimos
pero yo pregunto
quién tuvo la valentía de verlas agonizar
y siguió hablando moviéndose
pensando en las celebraciones
sonriendo ante las consecuencias del cambio de estación
la luz que agoniza era una obra que amaba mi madre
en su fantasía del teatro
pero aquí no habrá salvadores
lúcidos detectives jóvenes enamorados
sólo héroes que miran cómo agonizan
y simulan vivir una vida
¿quién la llamó vida?

sin revolución


("el muchacho de los helados")

viernes, 1 de abril de 2016

Tomás Segovia (1927/2011 )

Intruso


Qué me puede esperar allá
adelante
qué me puede esperar
allá donde no hay nada que esté esperando
nada
qué me puede esperar a mí el más
huérfano
el que nunca es llamado
que da pasos de intruso por un mundo
donde nunca vio nada que soñara ser suyo
qué iré a encontrar allá
sino lo nunca familiar
lo que no acepta el nombre si yo le doy un
nombre
lo que niega las reglas de mi juego si juego
y si respiro seriedad se mofa
qué esfuerzo o qué locura ésta
de no querer echarme atrás
no querer dar un paso más
una mirada más una buena fe más
qué peligrosa convicción seguir creyendo
que yo el borrado yo el más huérfano
nunca tendré derecho a dar la espalda
que es el mundo el que un día
tendrá por fin que dar la cara.


("otra iglesia es imposible")