jueves, 31 de julio de 2014

José Bergamín (1895/1983 )

Agua


Agua sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.


Agua es la blanda nieve silenciosa
Y el mundo bloque de cristal de hielo.
Pero no es agua, es luz la voz que calla
Maravillosamente en su silencio.


Agua es la nube oscura y silenciosa,
Errante prisionera de los cielos.
Pero su sombra, andando por la tierra
Y el mar, no es agua, es sueño.


(fuente: "rua das petras")

miércoles, 30 de julio de 2014

Ingeborg Bachmann (1926/1973 )




Todos los días

No se declara ya la guerra,
se la continúa. Lo inaudito
se ha vuelto cotidiano. El héroe
permanece lejos de los combatientes. El débil
ha entrado en las zonas de fuego.
El uniforme del día es la paciencia,
la distinción esa estrella miserable
de la esperanza encima del corazón.

Se la otorga
cuando no ocurre nada más,
cuando calla el fuego graneado,
cuando el enemigo está invisible
y la sombra de la armadura eterna
cubre el cielo.

Se la otorga
por el abandono de las banderas,
por la valentía hacia el amigo,
por la delación de secretos indignos
y la desobediencia
a toda orden.

(fuente: "otra iglesia es imposible", traducción: Rodolfo Alonso y Klaus Dieter Vervuert)

martes, 29 de julio de 2014

Lisel Mueller (1924 )

Vivir juntos

Hablando de maravillas, estoy viva
junto a ti, cuando podría haberlo estado
con cualquier otro bajo el sol,
cuando podría haber sido la mujer de Abelardo
o la puta de un padre del Renacimiento
o la esposa de un campesino sin suficiente comida
ni suficiente amor, mis hijos muertos
de peste. Podría haber dormido
en un nicho junto al hombre
de la nariz de oro, que se entrometía
en los asuntos de las estrellas,
o cosido una bandera estrellada
para un general con dientes de madera.
Podría haber sido la ejemplar Pocahontas
o una mujer sin nombre
llorando por mi marido
en la cama del Amo, intercambiada por una mula,
mi hija perdida en una apuesta de borrachos.
Me podrían haber atado a un tótem
para aplacar a un dios vengativo
o abandonado, niña inútil,
a mi suerte en un acantilado. Me gusta pensar
que podría haber sido Mary Shelley
enamorada de un ángel testarudo,
o una amiga de Mary. Podría haber sido tú.
Este poema es interminable, son infinitas las probabilidades en nuestra contra,
nuestras oportunidades de vivir juntos
estadísticamente inexistentes;
aún así lo logramos, estar vivos en una época
que, según racionalistas con sombreros cuadrados
y Testigos de Jehová sin sombrero,
está por terminar,
vivos con nuestros vivaces hijos
que —por interminables hubieras—
podrían haberse perdido de estar vivos
junto con maravillas y locuras
y anhelos y mentiras y deseos
y error y humor y piedad
y viajes y voces y caras
y colores y veranos y mañanas
y saber y lágrimas y azar.


(fuente: "emma gunst", traducción de Coral Ruvalcaba)

lunes, 28 de julio de 2014

Fernando Molano Vargas (1961/1998 )

Como Bagoas

Ahora que has logrado
   con tiernas escaramuzas penetrar
los frágiles muros de mi alcázar
entra a saco en mi corazón
y conserva la mejor parte del botín
   -me haría feliz saber
   que para ti he guardado mis riquezas

No temas hacerme daño
sé severo conmigo
   enséñame a ser
   tu buen muchacho

Haz encender las brasas
y con candentes hierros
graba en mi piel tus iniciales
   pues quizás
         harto de mí
   partas mañana para emprender nuevas conquistas
   y quisiera poder testimoniar
   que he sido amado por ti
                hermoso caballero.


(fuente: Ajuste de cuentas. La poesía colombiana del siglo XX, de Harold Alvarado Tenorio, con un prólogo de Antonio Caballero, editorial Agatha, Palma de Mallorca, 2014.)

domingo, 27 de julio de 2014

Uriel Martínez (1950 )

Demasiado tarde...

Demasiado tarde me di cuenta
que llovería la noche entera;

A destiempo supe que no
volvería sobre sus pasos;

Fuera de hora y de lugar me percaté
que el timbre de casa se había desactivado;

Que mis alarmas biológicas
gradualmente habían languidecido;

Que el celo de mis mascotas
era ya historia;

Que mi ciclo de éxitos estaba
registrado en el polvo y las hojas secas;

Que el reflector de carpa, que los animales,
los domadores, el sketch, el guión,
todo era un fue.

Aunque de pronto cesó la lluvia.

sábado, 26 de julio de 2014

Mauricio Contreras Hernández (1960 )

San Sebastián y sus lebreles corporales

Ahí está de nuevo.
Adivino su presencia tras las cortinas de la ventana
que permanece cerrada.

Me vigila con insistencia me busca me encuentra.
Sé que quiere acariciarme
pero no me dice nada.

En la casa me repiten que no hable con extraños,
vive cerca y todas las mañanas nos cruzamos.
El aroma del perfume que usa me trastorna,
su mirada acezante me sonroja y apuro el paso para alejarme,
pero quisiera quedarme.

Cómo cansan diez y seis años.
¿Por qué no me habla?
¿Cómo debo comportarme?

Sólo sus miradas.
Saetas como lebreles lamiendo mi costado,
cosquilleo que sube por mi espalda.


(fuente: Harold Alvarado Tenorio, Ajuste de cuentas. La poesía colombiana del siglo XX, editorial Agatha, Palma de Mallorca, 2014.)

viernes, 25 de julio de 2014

Abilio Estévez (1954 )

24

Han creado para ti la casa en ruinas y el bosque calcinado. A ellos te llevan, vendados los ojos, por el camino de zarzas. Te prohíben el descanso. También a ti te ofrecen vinagre cuando pides agua y cuelgan de tu cuello la campanilla de leproso. Los niños escupen tres veces en tu puerta. Algún efebo se ausenta y  ríe y grita que ya nada necesita de ti. Todos se esconden para pronunciar tu nombre. Nadie viene con el cazo de caldo, el pan o la fruta. Saben que nunca habrá alguien tan osado de escalar los muros. Saben que no puedes escapar.
   (Déjalos en el error. Que ignoren de dónde vienen las canciones. Siempre es mejor ocultarles por qué permaneces velando cada noche en ese rincón en el que ellos han creído sepultarte.)


(fuente: Manual de tentaciones, Tusquets editores, col. Marginales 179, Barcelona, 1999.)

jueves, 24 de julio de 2014

Carlos López Beltrán (1957 )

Desabrigo


 Tuve un hijo.
Entre las ramas del bosque alemán
que rayan como ráfagas de grafito la ventana
de pronto adivino su perfil y siento su presencia.
Camina solo en una ciudad desconocida por mí,
entre dos barrios lúgubres, de inmigrantes.
Lleva un suéter muy grueso y muy gastado.
Y ha encendido un cigarro...

En este mismo instante en que se me aparece su sombra
él me entrevé en este vagón oscuro
junto a una mujer dormida, escribiendo.
Escribiendo sobre él...

Siente mi turbación dolorosa
y la siente distante, fría, amortiguada
bajo la paja astrosa de la ausencia.
Tuve un padre apenas se murmura
a sí mismo cuando una rata
corriendo entre dos cloacas lo distrae.

Tuve un hijo apenas me murmuro y mi mujer despierta
y me dice quedito una rata, una rata
corriendo entre dos cloacas, en mi sueño...


(fuente: "otra iglesia es imposible")

miércoles, 23 de julio de 2014

Mark Strand (1934 )

El cuerpo vacío

Las manos eran tuyas, los brazos eran tuyos,
Pero no estabas ahí.
Los ojos eran tuyos, pero estaban cerrados y no se abrirían.
El sol distante estaba ahí.
La luna suspendida sobre el blanco hombro de la colina estaba ahí.
El viento sobre Bedford Basin estaba ahí.
La pálida luz verde del invierno estaba ahí.
Tu boca estaba ahí,
Pero tú no estabas ahí.
Cuando alguien habló, no hubo respuesta.
Las nubes bajaron
Y sepultaron los edificios a lo largo del agua,
El agua era silente.
Las gaviotas contemplaban.
Los años, las horas, que no te encontrarían
Se volvieron las muñecas de los otros.
No había dolor. Se había ido.
No había secretos. No había nada que decir.
La sombra esparció sus cenizas.
El cuerpo era tuyo, pero no estabas ahí.
El aire tiritaba contra su piel.
La oscuridad se apoyó en sus ojos.
Pero no estabas ahí.

(fuente: "blog del amasijo", traductor: René Higuera)

martes, 22 de julio de 2014

Tomás Segovia (1927/2011 )

De Cinco sonetos votivos

Si del Amor, como Platón enseña,
nace en las almas el conocimiento,
en los cuerpos en cambio un mutuo y lento
conocer da al Amor su mejor leña.

Ésa fue tu enseñanza, oh mi pequeña:
con su ternura y su consentimiento,
ni ruin, ni avaricioso, ni violento,
tu goce yergue el mío y lo domeña.

Más dentro estallo cuanto más te entiendo,
poco a poco mi verga va aprendiendo
cómo excavar tu espasmo, aún invicta

cuando gimes mi nombre con locura;
y mi lengua a la larga se hace adicta
a tu vulva y su férvida textura.


(fuente: Casa del nómada, ed. Vuelta, col. La imaginación, México, 1992.)

lunes, 21 de julio de 2014

María Elena Walsh (1930/2011 )

De mis tiempos


 En mis tiempos había tiempo.
Recuerdo bien que por ejemplo
la higuera derramaba esparcimiento
y una rosa nos duraba
mucho más que cualquier empleo.
Por otra parte las siestas
se pedían prestadas a la muerte.

Quizás el tiempo era como las frutas,
se regalaba a los vecinos
después de verlo madurar.
Se compartía en las veredas
entre abanicos y señores
de sosegada camiseta,
mientras parsimoniosamente
iban escobas y venían
amontonándolo como importantes.

Y la eternidad sentadita
en su silla de paja, porque sí.

Es que era siempre tan temprano
ya tan segura la abundancia,
la inundación de treguas oportunas
que se guardaba el tiempo en los sombreros
y un día se lo derrochaba todo
en un solo saludo, saludando.

Uno viajaba en libros a todas partes
y visitaba diferentes ocios:
el de al lado, el de enfrente, el de las tías.
No se había inventado
el maleficio de la prisa, no.
De ninguna manera. Los espejos
esperaban de sobra
que uno peinara su pausado pelo
que uno se terminara de encontrar.

El tiempo era un perfume y no venía
nadie a medirlo ni guardarlo en cajas.
Los trenes, todo lo que hacían
era aludirlo en los horarios.

Se podía llorar a gusto
porque eran lentos los rincones
o quizás porque había aún macetas
donde depositar una lágrima
sin que las flores se opusieran.
O porque la llovizna hablaba
en un idioma sin resentimiento.

Todos usaban tiempo y lo perdíamos
cómplices de su lujosa permanencia
y hasta el hastío
era un modo de ser de los balcones
que enternecía delicadamente.

Creo que todavía queda un poco
de tiempo verdadero, pero lejos.
Pero muy lejos, en algunos patios
refugiado en aljibes.
Se queda todavía en niños solos
que reinan sobre umbrales
y en la lustrada majestad del gato.
Supongo, ya no sé, nada sabemos.

Tiempo sin ser castigo.
Yo llegué a conocerlo: está encerrado
en lo más vivo de mi corazón.

Después vinieron los relojes.

(fuente: "estación quilmes")

domingo, 20 de julio de 2014

Wislawa Szymborska (1923/2012 )

La mujer de Lot

Miré atrás dicen que por curiosidad.
Pero, curiosidad aparte, pude haber tenido otras razones.
Miré atrás de pena por la fuente de plata.
Por descuido, mientras ataba la correa de mi sandalia.
Para no mirar más el cogote justo
de mi esposo, Lot.
Por la súbita certeza de que, si muriera,
ni siquiera se habría detenido.
Por la desobediencia de los sumisos.
A la escucha de la persecución.
Tocada por el silencio, esperando que Dios cambiara de parecer.
Nuestras dos hijas ya desaparecían detrás de la cima de la colina.

Sentí la vejez en mí. La lejanía.
La vanidad de la andadura. El sueño.
Miré atrás al poner el hatillo sobre el suelo.
Miré atrás por temor a dónde dar el paso.
En mi sendero aparecieron serpientes,
arañas, ratones, polluelos de buitres.
Ya ni lo bueno ni lo malo –simplemente, todo lo vivo,
reptaba y saltaba en pánico colectivo.
Miré atrás por mi soledad.
Por vergüenza de estar huyendo a hurtadillas.
Por ganas de gritar, de volver.
O quizás sólo cuando arreció el viento,
soltó mi cabello y me levantó el vestido.

Sentí que me miraban desde las murallas de Sodoma
y rompían en carcajadas sonoras, una y otra vez.
Miré atrás por rabia.
Para saciarme de su gran perdición.
Miré atrás por todas las razones arriba expuestas.
Miré atrás de forma involuntaria.
Fue sólo una piedra la que giró rugiendo bajo mi cuerpo.
Fue una grieta la que, de súbito, me cortó el camino.
En el borde un hámster se agitaba sobre sus dos patas.
Y fue entonces cuando ambos miramos atrás.
No, no. Yo seguí corriendo,
arrastrándome y levantando el vuelo,
hasta que la oscuridad cayó del cielo,
y con ella la gravilla ardiente y las aves muertas.
Por falta de aliento giré repetidas veces.
Quien lo viese habría pensado que bailaba.
No descarto que tuviera los ojos abiertos.
Es posible que me desplomara con el rostro vuelto hacia la ciudad.


(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Elzbieta Bortkiewicz)

sábado, 19 de julio de 2014

Rae Armantrout (1947 )

Chuck y yo...

Chuck y yo nos sentimos satisfechos
de haber encontrado un lugar
donde mis cenizas puedan ser esparcidas.
Parece un sitio en construcción
ahora
pero se halla junto
a un impresionante espacio rocoso de la costa.
Chuck busca puntos
donde pueda bucear.
Hemos sido guiados
por una especie de corredora de bienes raíces.
Estamos interesados pero no conseguimos
hacer que fije el precio.


(fuente: "el mundo incompleto", traducción: David Ojeda)

viernes, 18 de julio de 2014

John Better (1978 )

Adrián y las jaulas

El sexo con hombres casi siempre es un combate de facas afiladas con las que buscan romperse el cuero unos a otros. Llevarse un hombre a la cama a veces suele ser un acto frío y vacío como el carnicero que se echa encima una res abierta y la lanza sin reparos sobre un piso embaldosado y encharcado de sangre. Otras veces no lo es tanto. Entrar en Adrián fue un recorrido sonoro y táctil por lugares donde nunca había estado: húmedos recovecos, pequeños agujeros, hendijas por donde parecía imposible entrar. Estas son mis piernas, dijo una tarde en su cuarto mientras la punta de uno de mis dedos partía de su dura rodilla y luego subía blandamente hasta su entrepierna. Luego tomó mi mano como quien le enseña a un niño a garabatear sus primeras letras en el papel y las frotó contra su pecho. Sentía sus latidos en la palma de la mano, eso que escucho es tu corazón y nunca será mío, me dije en aquel instante.
 
 
(fuente: "arquitrave", no. 55, abril/junio 2014)

jueves, 17 de julio de 2014

Carol Ann Duffy (1955 )

Día de San Valentín

No una rosa roja o un corazón satinado.

Te doy una cebolla.
Es una luna envuelta en papel marrón.
Promete luz
como cuando el amor se desnuda con cuidado.

Tomá.
Te va a llenar de lágrimas
como un amante.
Va a hacer de tu reflejo
una tambaleante foto de dolor.

Estoy queriendo ser sincera.

No una linda tarjeta o un regalo sorpresa.

Te doy una cebolla.
Su fiero beso va a quedar en tus labios,
posesivo y fiel
como somos nosotros,
por el tiempo que estemos juntos.

Tomalo.
Sus curvas plateadas se van a retorcer y convertir
en un anillo de bodas, si eso querés.

Letal.
Su perfume se va a aferrar a tus dedos,
se va a aferrar a tu cuchillo.
 
 
(fuente: "batalla de papel", versión de tom maver)

martes, 15 de julio de 2014

El periodismo en México, hoy: Padgett

"Sin capacidad de sorpresa"

El periodista mexicano Humberto Padgett denunció hoy la “cantidad de mentiras que se cuentan” en los medios de su país y la “vergüenza” de haber pasado por alto el crimen organizado y reconoció que los profesionales han sido allí “terriblemente ineficientes” para denunciar el narcotráfico.
Padgett intervino en el curso de verano “Cronistas de las dos orillas: historias para contar un mundo en conflicto, organizado por la Agencia EFE y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Padgett relató cómo elaboró, junto a su colega Dalia Martínez Delgado, el reportaje “La república marihuanera. Así gobiernan los caballeros templarios” en la región conocida como Tierra Caliente, en México, que les valió el Premio de Periodismo Rey de España 2011 en la categoría de Prensa.
Un trabajo sobre un estado con sus propias leyes, donde sus habitantes viven del cultivo de la droga que envían a Estados Unidos, los policías plantan droga, los campesinos pagan impuestos para los agentes y “los caballeros templarios” forjan alianzas con los distintos cárteles.
El periodista también recibió el premio Ortega y Gasset del diario El País y fue reconocido con el Premio Nacional de Periodismo de México en tres oportunidades. Su último libro es “Las muertas del estado”, con el cual llega a cinco títulos publicados.
“Existe un contexto social tan complejo alrededor del narcotráfico en México, que es lo que a nosotros nos impone la necesidad de ir a contar las historias”, señaló Padgett, para quien los profesionales mexicanos han perdido la capacidad de sorpresa.
Incluso, añadió “se ha cedido por dinero o por intimidación a que el crimen organizado decida qué ocurre en nuestras redacciones”, de modo que los grandes medios no envían a sus profesionales a cubrir lo que ocurre.
A ello se une, en su opinión, que cada vez hay más periodistas que firman reportajes “desde el fondo del infierno” y realmente se han hecho “desde sus escritorios en alguna colonia confortable de la ciudad de México, con una botella de whisky al lado”.
Para Padgett, esta “cantidad de mentiras que se cuentan” en los medios mexicanos es un problema porque no solo desacredita al que la escribe, sino que perjudica a toda la profesión, así que abogó porque cuando se publique una historia, se tenga “la certeza de que no podrá ser desmentida en ningún momento”.

"Con las suelas, no las nalgas"

Tras reconocer que se hizo periodista “más por la influencia literaria de Ernest Hemingway que por la de Gabriel García Márquez”, Padgett opinó que “un buen periodismo literario” no necesita “adjetivos ni fórmulas rebuscadas”, sino “personajes potentes”.
“Y eso requiere que vayamos a buscarlos, a que gastemos los zapatos y no las nalgas”, aseveró.
Criticó también la “apatía” de los mexicanos ante los asesinatos de periodistas -cerca de un centenar en los últimos cinco años-, un malestar que se une al hecho de que los ciudadanos no creen a los periodistas porque llevan “décadas y décadas mintiéndolos”.


(fuente: "sin embargo" en línea, despacho EFE)

Blanca Varela (1926/2009 )


Secreto de familia 
 
Soñé con un perro
con un perro desollado
cantaba su cuerpo su cuerpo rojo silbaba
pregunté al otro
al que apaga la luz al carnicero
qué ha sucedido
por qué estamos a oscuras 


es un sueño estás sola
no hay otro
la luz no existe
tú eres el perro tú eres la flor que ladra
afila dulcemente tu lengua
tu dulce negra lengua de cuatro patas 


la piel del hombre se quema en el sueño
arde  desaparece la piel humana
sólo la roja pulpa del can es limpia
la verdadera luz habita su legaña
tú eres el perro
tú eres el desollado can de cada noche
sueña contigo mismo y basta
 
 
(fuente: "emma gunst")

lunes, 14 de julio de 2014

Odysseas Elytis (1911/1996 )

La voz surrealista


Rebasar las barreras que levantan la falsa modestia, el lenguaje, la sintaxis, el yugo de una sociedad mediocre y estúpida. A través de y más allá del orden racional, por encima e independientemente del tiempo, con una duración interminable, pasaba una voz secreta. He ahí cuál era la misión del poeta: aunque fuera por un instante, hacer perceptible esa presencia. En los siglos pasados, los espíritus más agudos, desde Heráclito hasta Sade e incluso Rimbaud, sin saberlo, ya lo habían logrado. En momentos de total abandono de toda preocupación estética y de absoluta obediencia a los Misterios, percibieron la voz surrealista. Y esa voz siempre existirá y resonará para todos.


(fuente: Crónica de una década, ediciones Sin Nombre-CONACULTA, México, 2008, col. El arte de Babel, prólogo de Miguel Castillo Didier, traductor y notas de Francisco Torres Córdova.)

domingo, 13 de julio de 2014

Uriel Martínez (1950 )

Poema con lluvia

Antes de llegar a buen abrigo
la lluvia me cogió de los hombros
y me zarandeó como preguntando
por ti.
No supe responderle nada
pues no estaba claro de su pregunta
o de mis dudas.
Quise buscar como animal
sorprendido por dos fanales
guarida cueva  o cementerio.
Pero hace tiempo me tomo
de la intemperie como primer recurso
antes de arribar a ninguna parte.

Quisiera de nuevo un punto
de partida en este lunes
primero de mes. Pero no tengo
idea de cómo atravesar cristales.
Entonces me propongo demorarme
en los toldos de la tarde
antes que caiga el día
y regrese la lluvia a donde
me abandonó.

sábado, 12 de julio de 2014

Fernando Molano Vargas (1961/1998 )

V.I.H.

Soy joven y estoy aún
   digamos
en ese tiempo inverosímil
que para mis mayores ha huido
   tan de prisa.
En mí el deseo
se encabrita a cada instante
de cada noche y de cada día,
y bien podría ser recomenzado
sin dar, por otra parte, mucho.
Así, no tengo por qué pedir la fuerza
y el coraje: yo no los tengo simplemente
y sigo -sin proponérmelo siquiera
echando cosas en el talego de mi sueño.

Aún conservo -no sé explicar cómo
una pizca de esperanza
   suficiente
para creer que serán mejor las cosas
-no las mías: las cosas llanamente
e intento,
aunque no puedo evitarlo a veces,
no ser cruel.

Pero hacia mí la muerte se apresura.
En verdad, hace años la tengo
pegada a mis talones,
soplándome su vaho en los carrillos.
Manos arriba contra la pared,
apretados los muslos y los ojos,
   ella me tiene;
y aguardo, solo, a que por fin me aseste
   su triste golpe.

¿Qué espera, pues, la muerte?
¿Qué pretende conmigo esa señora
sólo rozando mi cuerpo
                 sus tiernos velos
 sin abrazarme?,

mientras a mi espalda bulle y me excita
la vida
y el amor,
y el deseo:     los muchachos,
                 el fresco aroma de sus axilas...


(texto tomado de Ajuste de cuentas. La poesía colombiana del siglo XX, Alvarado Tenorio, Harold, con prólogo de Antonio Caballero, editorial Agatha, Palma de Mallorca, 2014.)

viernes, 11 de julio de 2014

Eunice Odio (1922/1974 )

Ausencia de amor


II

Amado
hoy te he buscado sin hallarte
por entre mi ciudad
y tu ciudad extraña,

Junto a alquerías errantes
guardadas por el campo
y de agitado pasto vencidas y entornadas.

Y de pronto llegaste,
huésped de mi alegría,
y me poblé de islas
con tu brillante dádiva.

Desde la brisa fresca llegaste
como un niño con un pañuelo blanco

Y la noche voló de sueño entre las ramas,
junto al gozo del agua y el rastro de la abeja.

Amado,
en cuyo cuerpo yo reposo
y en cuyos brazos desemboca mi alma.

Cómo será no hallarte en la distancia,
y llegar a tu cuerpo como los alimentos
reanudados al calor de la gracia
necesaria y perdida.

Estar donde no estoy más que de paso,
no estar donde tu aliento me contiene
y me desgarra
como una piedra el alma.

Cómo será tener,
de golpe, el cuerpo dividido
y el corazón entre las manos
congregado y solo.

Amado,
hoy te he buscado sin hallarte
por entre mi ciudad y tu ciudad extraña
y no te he hallado.

Cómo será buscarte en la distancia.


(fuente: "petit palais du vocabulaire")

jueves, 10 de julio de 2014

Raquel Lanseros (1973 )



 En ocasión de todos los finales

Yo nunca resistí las despedidas
con su mezcla de muerte y precipicio
con el aroma amargo de la finitud
empalagando el ánimo
con esa luz de hielo matutino
que penetra debajo de los párpados.

Yo nunca resistí las despedidas
pero no sé por qué.
Me lo pregunto porque no ha supuesto
una sorpresa súbita casi ninguna de ellas.
He solido saber
con esa exactitud de los relojes
el lugar, el momento
la documentación y el escenario
en que sobrevinieron.

No hay engaño. El jueves diecinueve
era un jueves sin ti. Estaba escrito
mucho antes que las lágrimas
anunciasen el fin
y todo fin es único.

Las despedidas son como el otoño
inevitables pérdidas
vienen puntuales con aviso previo.
Nadie puede acusar de su tristeza
a la pequeña hoja tiritando dormida
en medio del camino.

De repente esa hoja me recuerda
los hoteles pintados de naranja.
Son dos cosas que llegan de otra época
igual que llega la bruma de noviembre.
Traen una carga de nostalgia limpia
sin traición ni sorpresa.
Y sin embargo el alma
no logra acostumbrarse en una vida.

Yo nunca resistí las despedidas
porque en cada una de ellas se marchita la voz
de todas las personas que yo he sido
y ya no puedo ser.


(fuente: "rua das petras")

miércoles, 9 de julio de 2014

Edgar Lee Masters, poeta

Walter Simmons

Mis padres creyeron que yo sería
tan grande como Emerson o incluso más:
ya que de chico hacía globos
y barriletes maravillosos y juguetitos con relojes
y pequeñas locomotoras que andaban sobre rieles
y teléfonos con latas e hilo.
Tocaba la corneta y pintaba cuadros,
hacía maquetas de arcilla e hice el rol
del villano en “Octoroon”.
Pero a los veintiuno me casé
y tuve que vivir y así, para vivir,
aprendí el oficio de hacer relojes
y trabajé en la joyería de la cuadra,
pensando, pensando, pensando, pensando-
no en los negocios sino en la locomotora
para cuya construcción había estudiado cálculo.
Y todo Spoon River miraba y esperaba
para verla andar, pero nunca anduvo.
Y unas pocas buenas almas creyeron que mi genio
estaba de algún modo tapado por el negocio.
No fue así. La verdad era ésta:
no me daba la cabeza.


(fuente: "hasta donde llega la voz", versión de Tom Maver)

martes, 8 de julio de 2014

Fina García Marruz (1923 )

El huésped

Qué raro es el amor, qué raro
aun entre amantes
que se aman, aun en el seno
de la casa materna,
la entrañable,
qué instante
tan raro aquel en que él irrumpe
de otro modo,
súbito como un golpe,
el amor dentro del amor,
qué raro ese minuto
de compasión total, pura,
sin causa,
sin posible respuesta
ni duración
posible, qué raro
que a nadie hayamos
amado, acaso, más,
que a ese niño ajeno, en México,
que a ese que pasó hablando
consigo mismo,
que a aquella odiada mujer,
porque, de pronto,
su bata de casa nos miró desolada,
un fragmento de su espalda
nos hizo llorar
como la más arrebatadora música,
qué extraña
crecida sin palabras.
Hemos corrompido
de mentira y de uso
la palabra
amor,
y ya no sabemos
cómo entendernos: habría
que decirlo de otro modo,
o callarlo, mejor,
no sea cosa
que se vaya, el insólito
Huésped.
(fuente: "bajo la rosa china.blogspot")

lunes, 7 de julio de 2014

Fernando Molano Vargas (1961/1998 )

Sentado a la puerta de mi casa

Sentado a la puerta de mi casa
   sin mirarme
frente a mí pasan
me ofrecen sus espaldas

sobre el mugre de sus bluyines
yo pienso ¡Dios!
y mi tarde se hechiza entre sus pliegues
   con sus pasos...
Señor:
   ¿qué llevan en sus bolsillos
   traseros
   los muchachos?


(texto tomado de Ajuste de cuentas. La poesía colombiana del siglo XX, Alvarado Tenorio, Harold, con prólogo de Antonio Caballero, editorial Agatha, Palma de Mallorca, 2014.)

domingo, 6 de julio de 2014

Leopoldo María Panero (1948/2014 )

A mi madre

                                         (reivindicación de una hermosura)


Escucha en las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con
            empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)
 
 
(fuente: "el azul de los lápices")

sábado, 5 de julio de 2014

Irma Cuña (1932/2004 )

No podrás dos veces retomar el sueño

 
III
No podrás dos veces retomar el sueño.
Cuídate de su agua.
Una vez cae el corazón entre los muertos
    con la pesadez grave de los espacios:
sólo una vez naces así
sin rosa
sin pez
sin fruto.
Todos los días del hambre se suceden después inexorables.


Tú no creerás que has partido
hasta apretar el viento entre los dedos,
y yo me desespero para decirte que huyas río arriba
con tu única siembra.
Ahora.


Nunca después remontarás las fuentes.


Y te crecerán alas invisibles
    en la región del alma donde no hay aire,
y una aleta triangular buscará el filo inútil de las olas,
y un dedal de acero guardará la espina de las primaveras
    cuando el sol salga por occidente.


Nada retorna.
Tú dormías
y pasaban los coros de la ofrenda.
Más te valiera dormir ahora.
(En el andén rectangular se despiden parejas y se besan.
En el muelle respiran los viajeros.
Una playa redonda
se recuesta a dormir bajo la arena.
Alto, sonríe el bosque visionario.)

Tú estás en la marea enloquecida de las algas.
Nada vuelve.


(fuente: "otra iglesia es imposible")

viernes, 4 de julio de 2014

Sharon Olds (1942 )

La especialista en babosas

Cuando era especialista en babosas, apartaba
las hojas de la hiedra, en busca de esos cuerpos
traslúcidos, brillosos, de gelatina verde,
que subían reptando lentamente
a mi merced, por la pared de piedra.
Al estar hechas casi todas de agua,
morían al instante si les echaban sal,
pero eso no era lo que a mí me interesaba. Lo que a mí me gustaba
era correr las hojas de la hiedra, quedarme respirando
el olor de la pared, y esperar en silencio hasta que el bicho
se olvidara de mí, y sacara las antenas;
ver cómo esos cuernitos relucientes se alargaban
como si fueran telescopios, hasta que finalmente
los extremos sensitivos salían a la luz,
íntimos e infalibles. Unos años más tarde,
cuando vi por primera vez a un hombre desnudo,
me sorprendió observar cómo se repetía
el callado misterio, ver a esa criatura
parsimoniosa y elegante salir de su escondite
y brillar en el aire polvoriento,
deseosa y tan confiada
que una podría llorar.


(fuente: "blog del amasijo", traducción: Ezequiel Zaidenwerg)

 

jueves, 3 de julio de 2014

Robert Frost (1874/1963 )

Un arroyo en la ciudad

La granja permanece reacia a ajustarse
a la nueva calle de la ciudad, que ahora debe llevar un número.
¿Pero qué hay sobre el arroyo
que sostenía a la casa en el recodo?
Yo pregunto como alguien que conoció el arroyo, su fuerza
e ímpetu, habiendo mojado la medida de un dígito
y hecho saltar mi nudillo, habiendo arrojado
una flor para probar donde cruzaban sus corrientes.
El pastizal podría ser pavimentado
para detener su crecimiento bajo los cimientos de un pueblo;
los manzanos llevados a las llamas de una chimenea de piedra.
¿Le servirán igual los leños del agua?
¿Cómo se dispone de una fuerza inmortal
que ya no se necesita? ¿Restañarla a su fuente
con bloques de hormigón contra la corriente? El arroyo fue arrojado
hacia una cloaca, una mazmorra profunda bajo la piedra-
para correr y vivir en la fétida oscuridad-
y todo por algo que nunca hizo
excepto, quizás, olvidar andar con temor.
Nadie sabrá, salvo por los antiguos mapas
que ese arroyo llevaba agua. Pero me pregunto
si al mantenerlo abajo para siempre
los pensamientos no se habrán elevado
para proteger a esta ciudad nueva
tanto del sueño como del trabajo.


(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Marina Kohon)

miércoles, 2 de julio de 2014

Charles Simic, poeta

Lo que los gitanos le dijeron a mi abuela
cuando todavía era una niña pequeña




Vas a ser la nieta preferida de la guerra, la enfermedad y el hambre.
Vas a ser una persona ciega mirando una película muda.
Vas a poner cebollas picadas y pedazos de tu corazón
            en la misma sartén caliente.
Tus hijos van a dormir en una valija atada con sogas.
Tu marido va a besar tus pechos cada noche
            como si fueran dos lápidas.

Ya los cuervos se están preparando
            para vos y tu gente.
Tu hijo mayor va a estar acostado con moscas en los labios
            sin sonreír o levantar la mano.
Vas a envidiar cada hormiga que encuentres en la vida
            y cada hierba junto a las rutas.
Tu cuerpo y tu alma se van a sentar en diferentes peldaños
            masticando el mismo chicle.

Pequeña, tesorito, ¿estás a la venta?, va a decir el demonio.
El dueño de la funeraria va a comprar un juguete para tu nieto.
Tu mente va a ser un nido de avispas incluso
            en tu lecho de muerte.
Le vas a rezar a Dios pero Dios va a poner el cartel
            de No molestar.
No preguntes más, es todo lo que sé.
 
 
(fuente: "hasta donde llega la voz", versión: Tom Maver)

martes, 1 de julio de 2014

Francisco Alday (1908/1964 )

Aguas muertas


Tienen más alto los mares
su nivel que mis pesares.

Aguas hondas sin vertiente,
aquí están eternamente.

Aguas sin cauce y sin puertas,
aguas muertas.

No cantan ya no retozan,
negras, pútridas reposan.

Nacen flores
en mis profundos dolores.

Cuando hace frío, son hielo,
cuando no, invierten el cielo.

Bajan si un pájaro bebe,
y suben mucho si llueve.

Mira, Señor, mis pesares
son más hondos que los mares.

Para mi dolor profundo
no hay un abismo en el mundo.

Pero tu sol... la vertiente
de una luz que las caliente.

Un cauce camino arriba
para mi pena cautiva.

Tu sol que las evapore
y una nube que las llore.


(fuente: Antología poética, ed. Gobierno del Estado de Querétaro, col. Autores de Querétaro, no.7, México, 1987.)