viernes, 9 de marzo de 2012
Preservativos con los días contados
Preocupado por la sustitución de las importaciones, me escribe Marcelo, un lector: “Algunas pastillas de mi novio vienen del exterior. Por el momento tiene, pero ahora, con esto del bloqueo de las importaciones, ¿qué va a pasar? Quiero llamar al 0800, pero no sé por qué les desconfío”. Hasta que no recibí este mensaje, no se me había ocurrido pensar en el tema: yo tomo Truvada, que viene de Canadá. Entiendo la preocupación de Marcelo, pero en principio le aclararía que no hay “bloqueo” de importaciones sino “sustitución” y que estos medicamentos son por el momento insustituibles. Para mayor seguridad busco en los diarios y encuentro en Perfil un artículo del 17 de febrero: “‘El ministerio tiene provisión de medicamentos oncológicos, retrovirales para el VIH/-sida e incluso de anticonceptivos’. Tam-bién desde la Confederación Farmacológica Ar-gentina (COFA), que agrupa a 16 mil profesionales (el 80 por ciento de farmacias privadas), sostuvieron que ‘no hay desabastecimiento’”. Confiemos.
Las sustituciones, por suerte, no alcanzaron tampoco a los preservativos. En un artículo de La Política Online publicado el 2 de marzo, leemos: “El afán de Guillermo Moreno por controlar las importaciones está dando lugar a situaciones insólitas. La última de ellas se dio cuando el secretario de Comercio se reunió con directivos de las compañías Prime y Tuli-pán, dedicadas a la producción de preservativos. Y es que entre las dos manejan el 87 por ciento del mercado argentino. Si bien la ma-yoría de sus productos están fabricados en la Argentina, ambas empresas tienen líneas “premium” que en muchos casos son importadas. Moreno logró llegar a un acuerdo y les confirmó que podían seguir con su actividad sin restringir sus importaciones”. No puedo evitar leer los comentarios. Mariana, por ejemplo, analiza las cifras de ventas: “Ponele que hay 20 millones de argentinos sexualmente activos, si se venden 50 millones de forros al año, entonces, pienso, no se generó mucha conciencia sobre el sexo seguro, ponele que el 10 por ciento use, es decir dos millones, son 25 forros al año por persona...”. Mabel le retruca: “Generalmente un forro se usa entre dos personas (a menos que seas funcionario de La Cámpora), así que tendrías que dividir tu estadística por la mitad”. En realidad sería multiplicar por dos; aun así, sigue siendo poco.
En el mismo artículo nos enteramos de otra noticia preocupante: el funcionario restringe la entrada de vibradores. “No es nac&pop andar usando vibradores, muchachos. Es cosa de mujeres y de putos”, comenta la noticia mi amiga Laura en su muro de Facebook. No está demás aclarar que su uso está incluido dentro de las prácticas de sexo seguro. Mujeres y putos exigimos que nos garanticen por lo menos la producción local de los dildos “Gauchito”, con o sin vibración, y una amplia variedad de modelos y tamaños.
(Tengo un amigo que aunque se metiera el mango del peine de estilista en el culo, requería de preservativo nuevo, ya no se diga el o los dedos del compañero ocasional, aunque el pendejo siempre llegaba sin su dote obligada de condones. Nota de Pablo Pérez, "Sustituciones", tomada de su columna ´Soy positivo´del diario Página/12, argentino.)