Portugal debe a la conjunción de dos hechos, uno trágico y otro de naturaleza exegética, la emergencia del sebastianismo como leyenda. El hecho hermenéutico, a su vez, consecuencia de la lectura del antiguo testamento por parte de un zapatero de Trancoso, llamado Gonzalo Annes de Bandarra, consistió en la elaboración de una serie de trovas en las que el artesano anunciaba la llegada de un Mesías. El vaticinio del zapatero provocó más de una interpretación que construyeron el campo teórico que cobijaría a la leyenda.
El hecho trágico lo proporcionó la desaparición de un monarca. El rey don Sebastián de Portugal partió para Marruecos en 1578 donde, presuntamente, perdió la vida frente las murallas de Alcazarquivir junto a más de dieciséis mil combatientes. La desaparición del monarca, sin descendencia, sumió al país luso en la catástrofe, obligado a anexionarse a España desde el reinado de Felipe II, tío de don Sebastián, hasta el de Felipe IV. El cuerpo del rey nunca fue encontrado y nadie lo vio morir. Las rimas de Bandarra se vieron con otra luz. Don Sebastián era el Mesías que habría de volver para instaurar un nuevo Imperio devolviendo a Portugal el esplendor y libertad perdidos.
Podría parecer exagerado decir que los portugueses aún esperan la llegada de don Sebastián, pero a tenor de los comentarios que suscitó una noticia en un medio sobre la publicación de un libro de Fernando Pessoa sobre sebastianismo con documentos inéditos, la vigencia de la leyenda en el imaginario colectivo parece seguir vigente. Un lector comentaba en el diario Público portugués que "nunca como ahora, el sebastianismo, como forma de enfrentar la dura realidad, se convirtió en una filosofía de vida. ¿Es irracional? Tal vez! Pero tiene el mismo mérito que los sueños o las religiones. Es decir, si, para nuestro equilibrio emocional, es útil creer que un Sebastião nos salvará del FMI y de los mercados, ¿qué hay de malo? Creo que éste fue el espíritu con que Pessoa escribió Mensagem".
Fernando Pessoa, cuya patria era la "lengua portuguesa", escribió sobre el sebastianismo y vaticinó a su vez la llegada de un Quinto Imperio que, liderado por un Supra-Camões, volvería a situar a Portugal en el lugar que se merecía. El poeta en 1912 se estrenó en la revista Á Aguia con un artículo que levantaría una gran polémica en Portugal. La nueva poesía portuguesa sociológicamente considerada establecía un paralelismo entre Inglaterra y Francia y en el que auguraba la llegada de un nuevo esplendor literario para Portugal.
Editado en Ática por Jorge Uribe y Pedro Sepúlveda y coordinado por Jerónimo Pizarro , Fernando Pessoa: Sebastianismo e Quinto Império, presenta los textos en los que el poeta portugués habla de la leyenda que acuñó Bandarra y que le sirvió para presentarse como aquel que había de restituir el lugar literario y nacional que el país merecía. Leemos en la introducción de la obra: "La responsabilidad del artista se trasluce en la voluntad de escribir una obra literaria de dimensión nacional y, de esta manera, el vínculo con la nación depende de la posibilidad de crear un puente mítico entre sí mismo y su patria". El poeta intentó renovar la nacionalidad mítica del país. Mensagem, el único libro en portugués que publicó en vida, es la expresión de dicho intento: "¿cuándo volverás, Encubierto,/portugués sueño de las eras, /a traer más que el soplo incierto/ del gran anhelo de Dios que eras?".
Entre joyas inéditas, la publicación presenta, anexada, una entrevista a Pessoa de diciembre de 1922 para la Revista Portuguesa. En ella el poeta expresa lo que piensa sobre la crisis a principios de siglo y afirma: "nuestra crisis política es ser gobernados por una mayoría que no existe. Nuestra crisis moral es que desde 1580 dejó de haber individuos en Portugal para haber sólo portugueses. Nuestra crisis intelectual es simplemente no ser conscientes de esto".
(nota tomada de La Vanguardia en línea.)