Es parte de la naturaleza de las adicciones que sean incomprensibles para aquellos que las contemplan desde el exterior. El mismo Faulkner no nos ayuda en este punto: no escribe sobre su adicción ni, por lo que sabemos, tampoco escribe desde el interior de ella (por lo general, estaba sobrio cuando se sentaba a su escritorio). Hasta ahora ningún biógrafo ha logrado darle sentido; pero tal vez darle sentido a una adicción, encontrar las palabras para explicarla, darle un sitio en la economía del yo, siempre será una empresa descabellada.
(trozo tomado de J.M.Coetzee, Mecanismos internos, ed. Radom House Mondadori, Bogotá, 2009. Traducción de Eduardo Hojman.)
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