Negrura
De una mirada huyo que me huye
y los ojos le busco a una ceguera.
Pero, ¿a qué me desnudo y me despojo
si su fulguración no me desnuda?
Ninguna fuga alcanza su desvío,
infinita es la noche de no vernos.
Aquí estoy, no me muevo, y haz tú el día,
ven, esplendor, a ser terrenal y sagrado.
Vuélvete ya, piadoso dardo, y mírame,
hazme verdad de un golpe de tu vista.
No rehuyas más mis ojos, negrura,
que bien sé yo que esa ceguera mira.
Del instantáneo rayo sabré hacer una fuente
y beberé mezcladas la luz y la tiniebla.
Pero será de luz la fuente misma.
(texto tomado de Poesía en movimiento, México 1915-1966, sel. y notas de O. Paz, A. Chumacero, J.E. Pacheco y H. Aridjis, México, 5a.ed.1971, Colección Poesía/La creació Literaria.)
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