Hace 11 años, Angie Sanclemente Valencia era coronada como Reina del Café en su país, Colombia. Pero esta bella modelo no solo se dedicó a las pasarelas sino también al narcotráfico, según falló ayer la justicia de Argentina. Sanclemente fue condenada por participar en una trama que llevaba cocaína de Buenos Aires a España con escala previa en Cancún (México). La modelo, según la sentencia, se encargaba de reclutar a bellas jóvenes en Argentina para que oficiaran de mulas para trasladar la droga.
La Policía argentina buscaba a Sanclemente desde diciembre de 2009, pero la joven colombiana estuvo prófuga durante seis meses hasta que finalmente fue hallada en un hostal juvenil de Buenos Aires. Mientras su abogado y su madre alegaban que Sanclemente temía ser violada o herida en la cárcel, la modelo publicaba en Facebook fotos suyas por la capital argentina. Ella se defendió diciendo que en realidad el narcotraficante era su novio argentino, pero el tribunal que la juzgó no le creyó.
La historia de Sanclemente no es la primera ni única en la que una modelo o reina de belleza latinoamericana se involucra en el tráfico de drogas. En una región en la que prolifera una industria alrededor de las miss y en la que sobran las mujeres atractivas, los ricos narcotraficantes buscan rodearse de esta clase de novias, esposas y amantes. En más de una ocasión, las parejas de los narcos terminan involucrándose en el negocio. Sus habilidades para los números a veces superan a las de sus acompañantes, según el periodista y escritor Víctor Ronquillo, autor del libro La Reina del Pacífico y otras mujeres del narco. La vida de las narconovias también está retratada en Las muñecas de los narcos, de Andrés López y Juan Camilo Ferrand, Las Fantásticas, de López, Jaque mate, de Rosso José Serrano, y Amando a Pablo, odiando a Escobar, de Virgina Vallejo, la pareja de Pablo Escobar, el famoso líder del cártel de Medellín (1949-1993).
2006, dos modelos argentinas, María Belén Téllez y Jessica Almada, fueron detenidas en Barcelona cuando llevaban en sus maletas 18 kilos de cocaína. Estuvieron presas durante 15 meses hasta que la justicia española comprobó que la droga pertenecía al manager que las acompañaba. Tras salir del presidio, Téllez escribió un libro, Diario personal, y Almada posó desnuda para la revista Interviú.
En julio pasado, otra modelo argentina Daiana Antivero, de 18 años, fue arrestada en el aeropuerto internacional de Buenos Aires, el de Ezeiza, cuando llevaba 5 kilos de cocaína con rumbo a Holanda. También fueron detenidos su novio, holandés, y otras cuatro personas.
La mexicana Laura Elena Zúñiga Huizar había sido elegida Nuestra Belleza Sinaloa 2008 y al año siguiente fue detenida en su país cuando estaba junto a integrantes del cártel de Jalisco, armados y con miles de dólares en efectivo. Zúñiga permaneció 40 días arrestada y finalmente fue liberada porque se la halló inocente. Después de aquel episodio, reanudó su carrera de modelo.
En Perú, la vedette Paola Ruiz pasó 15 días en prisión porque era investigada por su relación con un narcotraficante de su país. Su compatriota Malú Costa, también actriz, cumple desde 2007 una condena de ocho años por colaborar con su novio en la venta de pastillas de éxtasis en discotecas de lujo de Lima.
En Bolivia, en febrero pasado, fue arrestada por unos días la modelo Mariana Molina, reina del carnaval de Santa Cruz de la Sierra, porque estaba sospechada de ser testaferro de un cartel de drogas de su país. La joven de 20 años tiene dos coches valorados en 73.000 euros, en uno de ellos llevaba 7.300 debajo del asiento, y una vivienda que cuesta 102.000. Ella declaró que todo eso se lo “habían regalado los hombres casados con los que salía”.
La modelo colombiana Juliana Sossa, Miss Turismo Antioquía 2008, fue detenida el pasado enero en México junto con otras seis personas. Se la presume vinculada con el tráfico de drogas por su supuesto noviazgo con un acusado de narcotráfico.
Rubias y voluptuosas. Así las quieren los narcotraficantes. Su dinero las atrae. Su violencia las secuestra. Y algunas veces su negocio las corrompe.
(nota de Alejandro Rebossio tomada de El País. Por lo menos la vida de estas chicas no resulta aburrida como una telenovela protagonizada por Kate del Castillo con el sello barato de Televisa.)
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