sábado, 26 de noviembre de 2011

Fernando Vallejo el tímido

Puede ser muy "hijueputa", como él dice, pero es un hijo de puta tímido, inseguro. Escritor irreverente, visceral, la rabia que destilan sus palabras, escritas o escupidas ante cualquier micrófono, se empañan de melancolía al verlo en persona. Fernando Vallejo (Medellín, 1942) esquiva la mirada, le asustan las grabadoras, se sonroja ante los elogios. No concede entrevistas personales a los periodistas porque, alega, que lo que tiene que decir lo escribe; y cuando habla lo hace como si escribiese, directo, mordaz, con el ritmo golpeado de los disparos, físicos y verbales, que pueblan sus novelas.
Con esa virulencia recibió este sábado el Premio de Literatura en Lenguas Romances de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Aunque mantuvo su gesto abstraído, cabizbajo, su voz cargó contra las dos instituciones que más detesta: los políticos, "aprovechadores públicos", según él, y la Iglesia, "la mayor empresa criminal". Y, hablando de criminales, no quiso centrarse en la violencia que azota hoy México, tan similar a la de la Colombia sobre la que tanto ha escrito, porque, como dice: "Como México calla yo tampoco pienso hablar".

Corta luna de miel

Sin embargo, el autor de La Virgen de los Sicarios quiso aclarar que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estuvo 70 años en el poder y del que se espera que vuelva a él en las elecciones generales del año que entra, es "el semillero de todos los cárteles de México", y que todos los políticos y partidos son "alcahuetes del narcotráfico".
En cambio, hizo un alegato de sus dos grandes pasiones: los animales y la lengua española. Para los primeros va íntegro el premio, 150.000 dólares, que entregará mañana mismo a dos asociaciones de cuidado y protección de perros abandonados. Después se lavará las manos, porque su madre le enseñó a limpiarse después de "tocar plata". De hecho, le interesa poco. Cuando le dieron el Premio Rómulo Gallegos también donó los 100.000 dólares de reconocimiento a otras asociaciones caninas. Los perros son el amor de su vida.
Desconfiado de las personas pues "tuvieron la misma educación que yo", es con su perra con quien maquina las novelas. Vallejo escribe con la cabeza cuando la saca a pasear por las calles de Ciudad de México, donde vive desde hace 41 años. Lástima que ella no hable español, para que lo fuera apuntando. Porque la lengua de Vallejo es rica, diversa, viva frente a un español que él siente se va empobreciendo, acechado por el inglés y los nuevos usos tecnológicos.
Todos sus libros están ambientados en Colombia, porque, aunque allí vivió sólo hasta los 30 años, el país caribeño es su madre y su muerte. De hecho, tras su último libro, El don de la vida (2010), ahora escribe la biografía del filólogo colombiano Rufino José Cuervo. Asegura que será su penúltimo libro. El último vendrá después de este y se llamará El desastre, una obra que mezclará los géneros y hablará "de la realidad de las cosas", porque en más de 3.000 años de historia escrita hay pocos libros que hablen de eso", dijo provocador como siempre.
La entrega del Premio de Literatura en Lenguas Romances a Vallejo ha sido el acto de inauguración de la Feria Internacional del Libro, la principal muestra literaria en español, que tiene a Herta Müller y a Vargas Llosa como invitados de empaque.


(Al igual que millones de almas solas, el autor de "El desbarrancadero" se ha aclimatado a sus mascotas caninas, con las que ha buscado y encontrado la veta para narrarnos sus historias parabiográficas. Nota tomada del diario Público.)

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