Adolescentes fascistas
Una vez, cuando estábamos cocinando en la playa -se podía conseguir pescado barato-, nos asustó un grupo de jóvenes fascistas con un saludo que seguía estando dedicado a Mussolini, su Duce. Los chicos, con camisa de uniforme negra, reunieron para nosotros leña traída por las olas. Eran tan incorregibles como lo había sido yo en otro tiempo, con la camisa parda de las Juventudes Hitlerianas; como la hierba de San Andrés crece esa mala hierba, siempre vuelve a florecer, se extiende y no sólo Italia ofrece un clima favorable a su proliferación.
(troz tomado de Pelando la cebolla, ed. Alfaguara, México, 2007. Traducción de Miguel Sáenz con la colaboración de Grita Loebsack.)
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