Ahora las palabras
Me obedecen ahora mucho menos
las palabras. Rezongan
por todo, no
hacen
caso de lo que les digo,
no respetan mi edad.
Probablemente se
hartaron de las riendas,
no me perdonan
la mano rigurosa, la
indiferencia
por el fuego de artificio.
Me gustan, nunca he tenido
otra
pasión, y durante muchos años
ellas también me quisieron: bailaban
a mi
alrededor cuando las encontraba.
Con ellas hacía lumbre,
soportaba mis
días, pero ahora
están ariscas, se me escapan de entre
los dedos, se
burlan
si intento retenerlas. ¿O será que
ya sólo busco las más
encabritadas?
(texto tomado del sitio "clave, revista de poesía.)
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