miércoles, 3 de octubre de 2012

¿Conspiración vs Bryce Echenique?

El jurado de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara decidió darle el Premio FIL a Alfredo Bryce Echenique, sentenciado por 16 plagios y acusado de otros tantos.
Ante lo escandaloso de la designación, los miembros del jurado no se han dignado a explicar por qué le otorgan ese importante premio literario, dotado de 150 mil dólares, a alguien que ha plagiado a 15 autores distintos.
De por medio hay dinero, prestigio, viajes, nuevos libros, otros premios en reciprocidad. Al parecer. Todo es al parecer, porque se halla envuelto en una nube de misterio.
Cualquier explicación cabe en la imaginación, menos que el autor de más de una docena de plagios —copias viles de pe a pa—, se merezca el principal premio literario que otorga el país, financiado por Conaculta.
Los intelectuales suelen ser particularmente exigentes con los gobernantes y políticos en general, para que rindan cuentas del manejo de recursos públicos y de sus decisiones.
Ellos, sin embargo, se sienten eximidos de esa responsabilidad. Se mueven en lo turbio y no dan explicaciones.
Al decir “ellos”, en realidad sólo me estoy refiriendo a los escritores Jorge Volpi, Calin-Andrei Mihailescu, Julio Ortega, Leila Guerrero, Margarita Valencia, Mark Millington y Mayra Santos-Febres, integrantes del jurado que decidió el premio para Bryce Echenique.
Desde luego a la lista anterior hay que añadir a Dulce María Zúñiga, directora de la Asociación Civil del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, quien respaldó la decisión del jurado.
Se sienten blindados contra la crítica y pueden manejar recursos públicos sin necesidad de explicar los motivos por los cuales premian a un cleptómano de las letras.
A nadie le rinden cuentas, pero a la hora de exigir transparencia se sientan en primera fila y desde ahí fulminan a gobernantes, legisladores y partidos por su falta de claridad en el uso del presupuesto.
¿Y ellos? Ellos se pueden mover en la nebulosa porque están más allá del bien y del mal, o las reglas mínimas para manejar el dinero de todos no llegan a las alturas del Olimpo.
En ese sentido llama la atención que sean muy pocos los escritores que han salido a dar la cara y han dicho algo por la entrega del Premio FIL a un plagiaro compulsivo, que copia hasta los artículos de sus amigos más cercanos.
El jurado de la FIL, y los organizadores del Premio, con sus actos le dan la razón a la familia Rulfo que hace algún tiempo pidió que se quitara el nombre del autor de Pedro Páramo, El llano en llamas, Nos han dado la tierra, Diles que no me maten, La cuesta de las comadres, pues alguno de los premiados no tienen la estatura moral de Juan Rulfo.
Bryce es uno de ellos.


(Es falsa de toda falsedad la observación que hace el chileno Pablo Hiriart Lebert, autor de la nota aquí reproducida: los herederos de Juan Rulfo retiraron el nombre del autor de "El gallo de oro" a raíz de unas declaraciones del poeta Tomás Segovia, no exentas de humor e ironía, sobre la maestría desplegada por JR en "Pedro Páramo", a pesar de sí mismo. Nota tomada del sitio "revista replicante", a su vez sustraida de "la razón".)

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