La desesperación ha llevado hoy a un jubilado de 77 años a suicidarse frenta al Parlamento griego, en Atenas, tras afirmar que se negaba a buscar comida entre la basura. Solo unas horas después de su muerte, la gente ha colocado velas, flores y mensajes manuscritos contra la crsisis en la céntrica plaza de Sintagma, donde el hombre se quitó la vida con una pistola.
Varios testigos han contado que el hombre se disparó en la cabeza después de gritar: "¡Tengo deudas, no puedo soportarlo más!". Un transeúnte ha declarado a la televisión griega que el pensionista dijo: "No quiero dejar mis deudas a mis hijos".
En una nota de suicidio hallada en un bolsillo de su abrigo, el hombre, un farmacéutico jubilado, culpa a los políticos y a los problemas económicos de su decisión de quitarse la vida, según la Policía.
"El gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda esperanza para mi supervivencia, que estaba basada en una pensión muy digna que, yo solo, pagué durante 35 años sin ayuda del Estado. Y ya que mi avanzada edad no me permite un modo de responder activamente —aunque si un compañero griego fuera a coger un kalashnikov, yo estaría detrás de él—, no veo otra solución que darle este final digno a mi vida, ya que no me quiero ver buscando en los cubos de basura mis medios de subsitencia. Creo que esa juventud sin ningún futuro se levantará algún día en armas y colgarán a los traidores de este país en la plaza Syntagma, justo comohicieron los italianos con Mussolini en 1945", dice la nota hallada por la policía, según informa Athens News.
La alusión a Georgios Tsolakoglou establece un paralelismo entre la actual situación y la que se vivió bajo el mandato del primer presidente griego colaboracionista con el régimen nazi, durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.
Indignación en Atenas
Decenas de personas han acudido a la plaza de Sintagma para rendir homenaje al hombre. Una nota colocada en un árbol dice "Basta ya", y en otra se lee la pregunta "¿Quién será la próxima víctima?".
Los indignados griegos, que han estado protestando en las calles contra las medidas de austeridad aprobadas en Grecia por la presión ejercida por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, que han ofrecido dos rescates económicos al Estado griego, han dicho que van a manifestarse esta tarde.
Uno de cada cinco griegos está desempleado y en la sociedad hay un sentimiento de humillación nacional que ha acompañado a los recortes en los salarios y las pensiones. El portavoz del Gobierno, Pantelis Kapsis, ha reconocido que el suicidio del hombre por la situación en la que se encontraba es "una tragedia humana".
Costas Lourantos, presidente del sindicato de farmacéuticos de la región de Ática, donde se encuentra Atenas, ha señalado que recuerda que se reunió con el hombre hace varios años y le llamó la atención su dignidad.
"Cuando gente digna como él llega a esa situación, alguien tiene que responder por ello", ha opinado Lourantos, que considera que hay un "instigador moral de este crimen", y es "el Gobierno, que ha llevado a la gente a esa situación de desesperación".
Lourantos ha añadido que ha recibido una llamada anónima de una farmacéutica que le ha dicho que ella será la próxima que se suicide. "Estoy como loco tratando de descubrir quién era para poder evitarlo", ha explicado.
El Gobierno griego informó el año pasado de que el número de suicidios se había incrementado un 40 por ciento en los dos años anteriores.
La tasa de suicidios en Grecia ha pasado, en solo tres años, de ser la más baja a la más alta de Europa a causa de la gravísima crisis económica que sufre el país y a los problemas de depresión y ansiedad que se derivan de ella, según informaron hace unos meses las autoridades sanitarias y los expertos psiquiátricos.
Hace solo tres años, antes del inicio de la crisis financiera, Grecia presentaba la tasa más baja de suicidios del continente, con 2,8 casos por cada 100.000 habitantes. En la actualidad, la tasa de suicidios casi duplica la de entonces, a pesar de las fuertes prevenciones contra el suicidio de la Iglesia Ortodoxa, que prohíbe el enterramiento en campo santo a quienes se quiten la vida.
"Nunca se debe a un solo motivo, pero las personas que nos telefonean para avisarnos de que podrían quitarse la vida casi siempre citan como causa las deudas, la falta de trabajo y el miedo al despido", declaró al diario Eleni Beikari, una psiquiatra de la organización no gubernamental Klimaka, que mantiene una línea telefónica abierta las 24 horas para atender a posibles suicidas.
(Acaso el imperialismo espiritual de varias iglesias haya excerbado la tasa de suicidios ante la imposibilidad de comprar un lote ya no digamos en el Cielo sino incluso en el Infirno o en el Purgatorio. En Mèxico no cantamos mal las rancheras pues hoy dìa gana màs un "cerillo" de supermercado o un narcomenudista que un pasante de Doctorado. Así y todo, tenemos cuatro candidatos a la Presidencia de la repùblica y un IFE de mierda que derrochan millones. Nota en Público on line.)