Me gustan las lunas con
tres décadas menos en el cutis;
los espejos cóncavos que ocultan
la caries del deseo, el desencanto,
el cansancio propio de tu rostro;
me gustan las noches quietas
del lago sin los rasgos de Narciso;
el duelo callado de la Bella Durmiente,
la manzana podrida, la tarascada
impresa en la luna, el estúpido
príncipe que extravió la magia
del viagra, el preservativo caduco,
la artritis de sus diez dedos.