“En esos primeros días, consecuente con sus cualidades de
poeta y lector compulsivo, pide libros prestados, o se los lleva de casa de sus
amigos y conocidos. Desea y necesita esos libros para soportar y alentar el
ritmo iluminado de los días, para sostener las impresiones que el ritmo de la
ciudad y la deriva del viaje le provocan. Mientras se pierde por las calles o
desafía el sueño tirado en un colchón, se sumerge en la lectura de su flotante,
portátil y apañada biblioteca personal. Al mismo tiempo comienza a llenar los
espacios en blanco de los libros con su enérgica y estilizada letra, práctica
que –a sus amigos les consta–, ya realizaba en México. Escribe versos que se
reproducen de forma increíblemente autoinducida.
Antes de que
terminara la década del setenta, Roberto Bolaño propone que hagamos una
recopilación de los versos que Mario (Ulises Lima en Los detectives salvajes)
dejó diseminados en los libros que no pudo cargar en su mochila. Nos juntamos a
trabajar y, de modo más bien instintivo y aleatorio, haciendo nuestra personal
relectura e interpretación de sus textos, nos pusimos a copiar aquel material.
Con este método sospechosamente abierto surgió un nuevo poema que se presenta
como el eco alucinado de las aventuras barcelonesas, anticipando las que vivirá
en Port-Vendres, París, Tel Aviv y Viena” (Bruno Montané Krebs).
"Para el más
renovador poeta mexicano de la segunda mitad del siglo XX, la poesía es una
"epidemia del azar" en que conviven opuesta y complementariamente,
habría que decir mejor, indesligadamente, las imágenes de un perdido bienestar
(la edad mítica), la oralidad urbana mexicana y el cuerpo como una delación de
sus humores, evacuaciones y tensiones, anulando toda racionalidad para resaltar
erotismo y amor en estado de perpetua implosión de la palabra" (Tulio
Mora, en Hora Zero: Los broches Mayores del Sonido. FECP, Lima, 2009).
"Lo que importa,
y eso ha logrado Mario Santiago en su poesía, es empeujar la chispa de la
comunal hoguera humana más lejos y más alto, para que vuelva luego al núcleo
que todos compartimos, al puño de ceniza o al poema cerrado en su opacidad que
se abre,como un ojo, al lector cuando se acerca a él, y arde. Por que arde esta
poesía en su viva materia" (Diana Bellessi, del prólogo a Respiración del laberinto, Mario Santiago.
Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2008).
"Mario Santiago
Papasquiaro desató un incendio que no ha dejado de ocurrir. en sus manuscritos,
los asteriscos caen como chispas que anuncian fuego. Cada uno de sus textos es
escenario de un elevado atrevimiento: el poeta sube al ring para noquear a su
propia sombra. Pocas veces la literatura se ha puesto a prueba con tal
valentía. Mario desprecia las fintas; no trata de lucirse pero juega con la
lumbre. Convencido de que la auténtica victoria está en la piel, muestra las
cicatrices con que escribe el cuerpo" (Juan VilloMario Santiago
Papasquiaro nació en el barrio de Mixcoac, de la Ciudad de México, el 24 de
diciembre de 1953. Estudió sociología y filosofía en la UNAM. Trabajó como
corrector y editor para las editoriales Limusa, Trillas y Joaquín Mortiz, la
Dirección de Contenidos y Métodos de la SEP, la Dirección de Literatura de
Bellas Artes de Jalisco, el suplemento La Cultura en México y la revista El
Correo de la UNESCO en París. Fue maestro de literatura hispanoamericana en el
Colegio Suizo y la Preparatoria Popular. De 1973 a 1974 formó parte del taller
de poesía que coordinaba Juan Bañuelos. En 1974 fundó y coordinó la revista
Zarazo. En 1976 fundó en la Ciudad de México el movimiento infrarrealista con
los chilenos Roberto Bolaño y Bruno Montané y los mexicanos Cuauhtémoc Méndez,
Rubén Medina y José Peguero. Aparece en Muchachos desnudos bajo el arcoíris de
fuego (11 poetas jóvenes latinoamericanos), Editorial Extemporáneos, 1976,
antología hecha por Bolaño. En 1977 viajó por España, Francia, Israel y
Austria.
Propuesto por el pintor Rodolfo Zanabria, fue candidato en
1984 a la beca en poesía de la Fundación John Simon Guggenheim. Sus poemas,
traducciones y reseñas de libros aparecieron en las revistas Zarazo, Tercera
Imagen, Punto de partida, Pájaro de calor, Correspondencia Infra, Le prosa,
Calandria de tolvaneras, La zorra vuelve al gallinero, Deriva, Versus, Colibrí,
La 2ª de Ovaciones, Revista Mexicana de Cultura, Plural, Cambio, Casa del
Tiempo y El Financiero (México); La Cebolla púrpura (El Salvador), Crisis
(Argentina), Hora de poesía, Berthe Trépat (Barcelona), Hora Zero y La Sagrada
Familia (Perú). Publicó los poemarios Quién eres/ Soy 1 extranjero/ para Dios/
para la policía/ para mí mismo en la revista Le prosa (1981) y Beso eterno (Al
Este del paraíso, 1995), y el libro Aullido de cisne (Al Este del paraíso,
1996). De manera póstuma han aparecido: Jeta de santo (Fondo de Cultura
Económica, Madrid, 2008, edición de Mario Raúl Guzmán y Rebeca López),
Respiración del laberinto (simultáneamente en 8 editoriales cartoneras de
América Latina, en un proyecto encauzado por La Cartonera de Cuernavaca,
Morelos, México) y la edición en Chile de Beso eterno (Ediciones Lanzallamas,
Santiago, 2010).
En 1995 fundó y coordinó la editorial Al Este del paraíso.
El poeta peruano Tulio Mora lo antologó en Hora Zero, la última vanguardia
latinoamericana de poesía (Colección Ateneo de Los Teques, Venezuela, 2000) y
en Hora Zero: Los Broches Mayores del Sonido (FECP, Lima, 2009).
Murió en la Ciudad de México, Capital de los Muertos por
Atropellamiento, el 10 de enero de 1998
Rebeca López
( todavía conservas un ejemplar de "los eróticos y otros poemas", de efraín huerta, con manuscritos compulsivos del infra; nota a "sueño sin fin", de mario santiago papasquiaro, ediciones sin fin, barcelona, 2012, reproducida del blog 'aquí sobra la eternidad', de tulio mora.)
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