Poemas solares
IV
Apoyas la cara en la melancolía y ni siquiera
oyes al ruiseñor. ¿O es la alondra?
Soportas mal el aire, dividido
entre la fidelidad que debes
a la tierra de tu madre y al casi blanco
azul donde el ave se pierde.
La música, digámoslo así,
fue siempre tu herida, pero también
sobre las dunas fue la exaltación.
No oigas al ruiseñor. O a la alondra.
Es dentro de ti
donde toda la música es ave.
De Blanco en lo blanco (1984)
(texto tomado del sitio "elmalpensante", no.138, febrero 2013; sin crédito al traductor.)
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