Cuando el dolor regresa,
de improviso,
y te asalta en el umbral de la nostalgia
y encañona tu sien contra el recuerdo
sabes bien que sólo puedes claudicar.
Son sus manos
las que hurgando en tus bolsillos
te devuelven viejos fríos del pasado.
Y el silencio deja paso a otro silencio
hasta que el dolor se aleja del lugar.
Sólo entonces,
cuando el dolor se aleja,
te atreves a mirar en los bolsillos
y sientes una súbita vergüenza
y no aciertas con la llave en el portal.
Y de nuevo,
te impones la distancia,
la lógica febril, la compostura.
Y lo llamas cordura o equilibrio
cuando sólo son ganas de llorar.
Y lo llamas cordura o equilibrio
cuando sólo son ganas de llorar.
(texto recibido del sitio "portal de poesía".)
No hay comentarios:
Publicar un comentario