Llegué a la parada de camiones
antes del oscurecer: la flaca
con tetas de cabra me dijo
que ella iba a La Abundancia.
Creí que no alcanzaría
la última corrida cuando
el tragafuegos me deletreó con labios
de gasolina y estopa que todavía no pasaba el mío.
Luego me tendió la bolsita
de polietileno para convidarme
las inhaladas que yo quisiera:
"le comparto lo que tengo, Don."
Antes de regresarle el envoltorio
de sueños me confió que él iba
a la Colonia del Mono,
que si conocía por allá.
No soy de aquí -le respondí-,
¿tu camión me deja en Animal Planet?
Cuando terminamos de reírnos, él
me contagió, me dijo que no era necesario agarrar transporte.