Portugal
Portugal
Tengo veinte años pero tú a veces haces que me sienta como si tuviera ochocientos
Qué culpa tengo yo de que D. Sebastião se fuera a combatir infieles al norte de África
sólo porque no podía combatir la enfermedad que atacaba sus órganos genitales
y nunca volviera
Casi me da por pensar que todo es mentira que el Infante D. Henrique es un invento de Walt Disney
y Nuno Álvares Pereira una imitación chusca del Príncipe Valiente
Portugal
Ni te imaginas cómo me excito cuando oigo el himno nacional
(que mis egregios abuelos me perdonen)
Ayer estuve jugando al póker con el viejo de Restelo
Está yendo a la consulta externa de Júlio de Matos
Le dieron unos electroshocks y está recuperándose
dejando a un lado su empeño en convencerme de que nos espera un futuro de rosas
Portugal
Un día me encerré en el monasterio de los Jerónimos a ver si contraía la fiebre del Imperio
pero lo único que conseguí pillar fue un resfriado
Puse la Torre do Tombo del revés sin encontrar ni un mal pétalo
de las roas que Gil Eanes se trajo del Cabo Bojador
Portugal
Te voy a contar algo que nunca he contado a nadie
Sabes
estoy locamente enamorado de ti
Me pregunto a mí mismo
cómo he podido enamorarme de un viejo decrépito e idiota como tú
por más que tenga el corazón aún más dulce que los pasteles de Tentúgal
y el cuerpo lleno de puntos negros que puedo arrancar cuando quiera
Portugal ¿me estás escuchando?
Nací en mil novecientos cincuenta y siete Salazar estaba en el poder sin resentimientos
Mi hermano estuvo en la guerra tengo amigos que emigraron sin resentimientos
Un día bebí vinagre sin resentimientos
Portugal después de haber salvado innumerables veces los Lusíadas nadando en la piscina municipal de Braga
quería proponerte ahora un proyecto eminentemente nacional
Que fuésemos todos a Ceuta a buscar el ojo perdido de Camões
Portugal
¿sabes de qué color son mis ojos?
Son castaños como los de mi madre
Portugal
querría besarte muy apasionadamente
en la boca.
("el cultural", trad. martín lópez-vega)
miércoles, 29 de abril de 2020
lunes, 27 de abril de 2020
Arturo Ramírez Juárez (1949/1988 )
cartel colección privada
Café
Marca la mañana su linea divisoria
En el radio las noticias construyen la ciudad
Las gentes
Las personas
Y los seres toman café
En el radio el silencio descompone el volumen
S.O.S. Nicaragua...
Una metralleta de lluvia rasga la canción
Las casas endurecen la óptica
La ciudad hace sus tatuajes
Yo tomo café
Lejanía aparente
El azul del cielo desbarata la forma del universo
Se estaciona la melancolía
En la tranquila voz de una muchacha negra
Se despiertan en mí
Los cuerpos delirantes de las sensaciones
Navegación de un mar que pasa a lo lejos
Otro lugar
En que mi entendimiento ocupa sus estatuas
Fragmentos del mar
En los dobleces más oscuros de mi alma
("hoy empiezan los días", uam azcapotzalco, méxico, 1981, col 'la rosa de los vientos')
sábado, 25 de abril de 2020
Uriel Martínez (1950 )
Fase 3 (parte 2)
1.
Sin yo saberlo me estuve preparando emocionalmente un mes completo -el tercero del año-, de un año bisiesto que cada cuatro años lo registra mi calendario gregoriano de la vida; sin yo sentirlo
han transcurrido tres semanas de un abril lejos de Portugal, lejos de una saudade que viene y va, como hamaca huérfana. Como un diente desprendido de bebé, un bebé sonriente, incrédulo aún de su Síndrome de Down presente.
2.
Recuerdo que cerré el año con una capilla ardiente en familia, un novenario de nueve ruegos, de nueve súplicas por el descanso del muerto feliz, de una venganza consumada en cada uno de los deudos, en c/u de las plañideras puntuales, en cada uno de los siete pecados capitales cometidos en la vida. Hasta que la vejez y la derrota nos hundieron poco a poco.
3.
Vengo de una madrugada tibia, he caminado sin prisa, despojado de sueños irrealizados; vengo lento como quien sube una pendiente pronunciada y sabe que al final dominará el panorama pleno. La historia que he escuchado desde siempre; el The End congelado, la oscuridad absoluta.
4.
Cada mañana fría, cada frazada que cobija un cuerpo, cada fiebre, cada terreno abonado, cada taza de café humeante, cada cucharada de tónico amargo, cada sobrecito llevado a la cuchara dosificadora; a la misma lengua una y otra vez temblorosa, cada pieza dental por desprenderse, cada cumpleaños postergado, cada pastel y cada piñata callados; todos cumplieron su cometido; incluso el silencio de los muertos, la frase escrita en su lápida, la cruz de palo que derribó el viento, la soledad entregada sin acuse de recibo.
Pausa: Calacas
Adelanta la pantomima:
igual que a las torres de los reyes
y a los jacales de los pobres,
con equitativo pie a mi puerta,
tin tin, están llamando ahora;
sé quién es, tin tin, y me resisto
a abrirle, y estoy, tin tin, abriéndole.
rubén bonifaz nuño
5.
La primera semana alguien supondrá Uriel se Quedó en Casa; la siguiente alguien dirá Anda de Viaje; la otra no faltará quien imagine Fue Internado de Emergencia en algún lado. Pero más tarde, pasada cierta fecha y demás especulaciones, ideas, suposiciones, se habrán olvidado.
6.
Él, la última madrugada, corrió la ventana y el cristal opaco, y vio que el sol, las primeras aves del día, no se oían en la distancia. La neblina había tomado el paisaje. Luego volvió a la cama, al café, al tabaco, a la oscuridad que reinaba aún ese amanecer. Mientras esperaba el ulular del tren a lo lejos, la luz roja que venía en camino, retomó el sueño luego de cubrirse pies, canillas, rostro, huellas de un viaje cansado; concilió el miedo, el sueño, la respiración de grietas.
Pausa: Calacas
Qué ganas de ponerte freno,
de estarse un día sin tu abuso;
de mandarte, y que hicieras caso:
Engarróteseme áhi, Pelona.
Pero como el heno, a la mañana,
verde, seco a la tarde, es este
camino en tranvía sin paradas.
rubén bonifaz nuño
(Inédito)
jueves, 23 de abril de 2020
Jorge Teillier (1935/1996 )
Cuando todos se vayan
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.
("as leituras de madame bovary")
martes, 21 de abril de 2020
José Watanabe (1946/2007 )
La boca
En la encañada
había piedras como huesos de un animal prehistórico
que se desbarató
antes de alcanzar nuestro valle.
Un gran cráneo
quedó detenido en la pendiente con la boca abierta
y el resto del cuerpo se dispersó hacia el río.
Yo trepaba la pendiente
y me detenía frente a esa boca, una oquedad
donde el viento se huracanaba,
y escuchaba
murmullos, palabras que se formaban a medias
y luego, sin decir nada, se diluían.
Nunca hubo una frase clara. La boca
como un oráculo piadoso
trababa sus propias frases ante el niño:
lo sé ahora
y le agradezco la vida ciega.
("as leituras de madame bovary")
En la encañada
había piedras como huesos de un animal prehistórico
que se desbarató
antes de alcanzar nuestro valle.
Un gran cráneo
quedó detenido en la pendiente con la boca abierta
y el resto del cuerpo se dispersó hacia el río.
Yo trepaba la pendiente
y me detenía frente a esa boca, una oquedad
donde el viento se huracanaba,
y escuchaba
murmullos, palabras que se formaban a medias
y luego, sin decir nada, se diluían.
Nunca hubo una frase clara. La boca
como un oráculo piadoso
trababa sus propias frases ante el niño:
lo sé ahora
y le agradezco la vida ciega.
("as leituras de madame bovary")
domingo, 19 de abril de 2020
Felipe Benítez Reyes (1960 )
La condena
El que posee el oro añora el barro.
El dueño de la luz forja tinieblas.
El que adora a su dios teme a su dios.
El que no tiene dios tiembla en la noche.
Quien encontró el amor no lo buscaba.
Quien lo busca se encuentra con su sombra.
Quien trazó laberintos pide una rosa blanca.
El dueño de la rosa sueña con laberintos.
Aquel que halló el lugar piensa en marcharse.
El que no lo halló nunca
es un desdichado.
Aquel que cifró el mundo con palabras
desprecia las palabras.
Quien busca las palabras lo cifren
halla sólo palabras.
Nunca la posesión está cumplida.
Errático el deseo, el pensamiento.
Todo lo que se tiene es una niebla
y las vidas ajenas son la vida.
Nuestros tesoros son tesoros falsos.
Y somos los ladrones de tesoros.
("trianarts")
El que posee el oro añora el barro.
El dueño de la luz forja tinieblas.
El que adora a su dios teme a su dios.
El que no tiene dios tiembla en la noche.
Quien encontró el amor no lo buscaba.
Quien lo busca se encuentra con su sombra.
Quien trazó laberintos pide una rosa blanca.
El dueño de la rosa sueña con laberintos.
Aquel que halló el lugar piensa en marcharse.
El que no lo halló nunca
es un desdichado.
Aquel que cifró el mundo con palabras
desprecia las palabras.
Quien busca las palabras lo cifren
halla sólo palabras.
Nunca la posesión está cumplida.
Errático el deseo, el pensamiento.
Todo lo que se tiene es una niebla
y las vidas ajenas son la vida.
Nuestros tesoros son tesoros falsos.
Y somos los ladrones de tesoros.
("trianarts")
jueves, 16 de abril de 2020
Li-Young Lee (1957)
Ceremonia de los prometidos
La mañana en que morí fue el día en que nos casamos, Amor.
Cayendo del manzano de mi padre,
no fueron las miradas radiantes
de las flores rosadas y blancas
las que me mataron. Tampoco fue
por el brillo de sus miradas sin pestañear que perecí.
No fue su rayo el que me derribó,
resonó en mi cabeza como una campana.
Y no era la tierra.
Nunca culpes a la tierra.
Lo que llama la atención del ojo nunca es tan culpable
como el propio ojo.
Regresando a la vida
en el regazo de mi madre, escuché voces atónitas pululando
como abejas entre las ramas iluminadas por el sol,
susurrando: «Está despierto».
«Se había puesto azul, había dejado de respirar».
«Ahora, recordará que está comprometido».
«Ahora, sabrá los nombres de las cosas».
«Ahora, escribirá y leerá».
Esa fue la mañana del día
en que tú y yo nos casamos por primera vez.
¿Recuerdas cuando te propuse matrimonio
en la colina detrás de la casa de mis padres?
¿Recuerdas el anillo de papel
que te ofrecí, colocándolo en una balanza?
¿Y tu alegre aceptación,
colocando tu corazón infantil, tan ligero,
en la bandeja opuesta?
Y la repentina gravedad de tu corazón hundió esa bandeja.
Y el anillo se volvió de oro.
Amor, recuerdo
que después de nuestra ceremonia secreta en esa colina ventosa,
escuché mi nombre, y me volví y corrí
hacia los que me devolvieron la llamada,
hacia luces encendidas y voces que se congregaban
en una larga mesa puesta para una comida debajo de un árbol.
Volé hacia abajo, sabiendo
que desde siempre estuvimos destinados a encontrarnos.
("altazor", traducción de sara cantú)
La mañana en que morí fue el día en que nos casamos, Amor.
Cayendo del manzano de mi padre,
no fueron las miradas radiantes
de las flores rosadas y blancas
las que me mataron. Tampoco fue
por el brillo de sus miradas sin pestañear que perecí.
No fue su rayo el que me derribó,
resonó en mi cabeza como una campana.
Y no era la tierra.
Nunca culpes a la tierra.
Lo que llama la atención del ojo nunca es tan culpable
como el propio ojo.
Regresando a la vida
en el regazo de mi madre, escuché voces atónitas pululando
como abejas entre las ramas iluminadas por el sol,
susurrando: «Está despierto».
«Se había puesto azul, había dejado de respirar».
«Ahora, recordará que está comprometido».
«Ahora, sabrá los nombres de las cosas».
«Ahora, escribirá y leerá».
Esa fue la mañana del día
en que tú y yo nos casamos por primera vez.
¿Recuerdas cuando te propuse matrimonio
en la colina detrás de la casa de mis padres?
¿Recuerdas el anillo de papel
que te ofrecí, colocándolo en una balanza?
¿Y tu alegre aceptación,
colocando tu corazón infantil, tan ligero,
en la bandeja opuesta?
Y la repentina gravedad de tu corazón hundió esa bandeja.
Y el anillo se volvió de oro.
Amor, recuerdo
que después de nuestra ceremonia secreta en esa colina ventosa,
escuché mi nombre, y me volví y corrí
hacia los que me devolvieron la llamada,
hacia luces encendidas y voces que se congregaban
en una larga mesa puesta para una comida debajo de un árbol.
Volé hacia abajo, sabiendo
que desde siempre estuvimos destinados a encontrarnos.
("altazor", traducción de sara cantú)
lunes, 13 de abril de 2020
Philip Larkin (1922/1985 )
Deseos
Más allá de todo esto, el deseo de estar solo
Por más que el cielo se oscurezca con invitaciones,
Por más que sigamos las instrucciones impresas del sexo
Por más que la familia se saque fotos debajo de la bandera –
Más allá de todo esto, el deseo de estar solo.
Por más que el cielo se oscurezca con invitaciones,
Por más que sigamos las instrucciones impresas del sexo
Por más que la familia se saque fotos debajo de la bandera –
Más allá de todo esto, el deseo de estar solo.
Por debajo de todo, corre el deseo de aniquilación:
Más allá de las tensiones elegantes del calendario,
El seguro de vida, los ritos programados de la fertilidad,
El alto costo de evitar mirar la muerte
Por debajo de todo, el deseo de aniquilación.
Más allá de las tensiones elegantes del calendario,
El seguro de vida, los ritos programados de la fertilidad,
El alto costo de evitar mirar la muerte
Por debajo de todo, el deseo de aniquilación.
("eterna cadencia", trad. andrés hax)
sábado, 11 de abril de 2020
Natalia Litvinova (1986 )
La nostalgia es un sello ardiente
El geranio es la flor preferida de mamá.
Hay que ponerla junto a la ventana
para que ahuyente a los malos espíritus.
En el libro «Hierbas mágicas»
leí que una parcela de geranios rojos,
plantada cerca de la casa de una bruja,
avisa con sus movimientos
la llegada de visitantes.
En México, los curanderos purifican a sus pacientes
cepillándolos con geranios, ruda y pimienta.
Un día mamá me contó:
Una mujer tenía una casa húmeda
y de aspecto triste.
Se sentía miserable
pensando que todos vivían mejor.
Por las noches iba a visitar a sus vecinas
y se quejaba de su destino.
Una de ellas decidió regalarle un geranio:
Mirá, tiene un poder mágico,
ponela en la centro de la mesa,
cuidala bien.
Una flor te puede cambiar la vida.
¿Fue feliz esa mujer?,
le pregunté a mamá, pero no me contestó.
Al otro día entró en mi cuarto:
Cuando yo era joven
tenía un solo vestido,
un abrigo para el invierno
y un par de sandalias,
la nieve se acumulaba
sobre mis dedos.
En verano salía al jardín,
me bañaba con baldes de agua,
la menta me rozaba
los tobillos,
fui feliz.
("jàmster")
miércoles, 8 de abril de 2020
Renato Leduc (1897/1986 )
ecured
La Odisea
Sólo el prudente Ulises conoció la fortuna
de tener a Penélope más de veinte años fiel
en tanto que en el ponto vinoso más de una
deidad de sexo estrecho suspiraba por él.
Y es que tenía una verga como broncíneo dardo,
que no se doblegaba ni en el trance más cruel,
semejante a la verga del gran Protesilao,
desmesurada como la Torre de Babel...
Y poseía también irreprochable lengua,
áspera y placentera como lengua de gato,
que al presentir un clítoris de inmortal o de hembra
vibraba cual campana que tocase a rebato...
Por eso en el palacio de altísima techumbre
Penélope esperaba más de veinte años fiel,
en tanto que en el ponto vinoso más de una
deidad de sexo estrecho suspiraba por èl.
("Prometeo, La Odisea y Euclidiana", editorial diana, méxico, 1979)
lunes, 6 de abril de 2020
Mario Benedetti (1955/2020 )
foto en muro del versionador
Qué es la soledad
Traje algunas cosas viejas conmigo para mirar los árboles:
Un invierno, las pocas hojas en las ramas, un banco vacío.
Tengo frío pero como si no fuese yo.
Traje un libro, me digo que soy yo mismo pensado en un libro
Como un hombre con un libro, ingenuamente.
Parecía hoy un día lejano, pensativo.
Me parecía que todos habían visto el parque en los cuadros,
La Navidad en los cuentos,
La huella en este parque como un propio espesor.
¿Qué es la soledad?
La mujer extendió la manta sobre el piso para no ensuciar,
Se acostó tomando las tijeras para golpearse en el pecho,
Un martillo porque no tenía la fuerza, una gran obscenidad.
Lo leí en la página de un diario.
Discúlpenme todos.
(muro del traductor y poeta luis alberto vittor)
domingo, 5 de abril de 2020
Uriel Martínez (1950 )
Ellos
Los veo en la calle, cualquier calle,
a cualquier hora y a todas horas;
en su mirada no llevan domicilio
ni remitente, por lo mismo, nadie
habrá que los reclame, a quien
hagan falta, quien los extrañe.
Ellos tampoco, quizá de un momento
a otro se asumieron como son:
libres como un guante o un paraguas
olvidado; acaso una sábana
de algodón sin su par,
sin su correspondiente envés,
como una cicatriz que va sin
rostro, sola, indolora.
(Inédito)
viernes, 3 de abril de 2020
Gabriel Celaya (1911/1991 )
foto trianarts
Despedida
Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.
Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.
Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.
Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!
Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.
("trianarts")
miércoles, 1 de abril de 2020
Wislawa Szymborska (1923/2012 )
Algo evidente
Henos aquí, amantes desnudos,
bellos -y mucho- para nosotros mismos,
sólo cubiertos con hojas de párpados,
recostados en una noche profunda.
Pero saben ya de nosotros, saben,
estas cuatro esquinas, este quinto horno,
esas sombras sagaces sentadas en las sillas
y la mesa con su muy significativo silencio.
Y saben los vasos por qué, en el fondo,
el té se enfría sin que nadie se lo tome.
Swift ya no tiene ninguna esperanza,
nadie lo leerá esta noche.
Y los pájaros? No te hagas ilusiones:
ayer vi cómo en el cielo
escribían abierta y claramente
el nombre con el que te llamo.
Y los árboles? Dime qué quiere decir
su murmullo infatigable.
Dices: tal vez el viento tenga a bien saber.
Y cómo supo el viento lo nuestro?
Entra por la ventana una mariposa nocturna
y con sus alas velludas
ensaya despegues y aterrizajes
zumbando terca sobre nuestras cabezas.
Acaso ve más que nosotros
con la agudeza de su vista de insecto?
Yo no lo presentí, tú no lo adivinaste:
nuestros corazones brillan en la oscuridad.
("life vest under your seat" trad. gerardo beltràn)
Henos aquí, amantes desnudos,
bellos -y mucho- para nosotros mismos,
sólo cubiertos con hojas de párpados,
recostados en una noche profunda.
Pero saben ya de nosotros, saben,
estas cuatro esquinas, este quinto horno,
esas sombras sagaces sentadas en las sillas
y la mesa con su muy significativo silencio.
Y saben los vasos por qué, en el fondo,
el té se enfría sin que nadie se lo tome.
Swift ya no tiene ninguna esperanza,
nadie lo leerá esta noche.
Y los pájaros? No te hagas ilusiones:
ayer vi cómo en el cielo
escribían abierta y claramente
el nombre con el que te llamo.
Y los árboles? Dime qué quiere decir
su murmullo infatigable.
Dices: tal vez el viento tenga a bien saber.
Y cómo supo el viento lo nuestro?
Entra por la ventana una mariposa nocturna
y con sus alas velludas
ensaya despegues y aterrizajes
zumbando terca sobre nuestras cabezas.
Acaso ve más que nosotros
con la agudeza de su vista de insecto?
Yo no lo presentí, tú no lo adivinaste:
nuestros corazones brillan en la oscuridad.
("life vest under your seat" trad. gerardo beltràn)
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