Del ardor de la pasión a la muerte en el poema
Se cerró la ventana por donde entró la esencia salada del visitante. No te moverás del lugar que escogió para ti. Después, incendiado el aire, cierras los párpados de fiebre.
Al poco rato, cuando los abras en otro lugar, el mundo habrá cambiado. Si tu muerte aplazada se mantiene inmutable - y en la última casa de niebla el corazón se ilumina. Resplandece un segundo el nombre con que digo te amo.
Los dedos sujetan el ovillo de nubes con que te dejo un fúnebre collar. Ánforas de astros, herrumbre de la noche, oro de la mirada. Rostro contra la imagen del rostro.
En vela, siento el calor de tu cuerpo envolverme. Enrollo el collar en los cabellos. El perfume acre de la tierra mojada se infiltra en las palabras susurradas al oído. Y de tu pecho llega una nostalgia que me envenena. Crece un hilo de cobre en la línea húmeda de los labios. Nos abrazamos.
Tu sexo se yergue contra mi paladar. El rumor prolongado del mar nos protege.
Precario resplandor de los cuerpos saciados. Precario semen. Dejamos lentamente que venga el sueño a través del silencio.
Ningún recuerdo nos va a separar antes de la mañana.
("la nube habitada",versión fernando menéndez)
sábado, 31 de marzo de 2018
viernes, 30 de marzo de 2018
Frank O'Hara (1926/1966 )
Animales
Ya olvidaste cómo éramos entonces
cuando todavía éramos de primera
y el día engordaba con una manzana en la boca
preocuparse por el Tiempo no sirve de nada
pero teníamos algunos trucos bajo la manga
y tomábamos las curvas cerradas
el campo entero parecía nuestra cena
no necesitábamos velocímetros
sabíamos hacer cocteles solo de hielo y agua
No querría ser más rápido
ni más ingenuo que hoy si estuvieras conmigo Oh tú
fuiste el mejor de todos mis días.
("otra iglesia es imposible", trad. eleonora gonzález capria)
Ya olvidaste cómo éramos entonces
cuando todavía éramos de primera
y el día engordaba con una manzana en la boca
preocuparse por el Tiempo no sirve de nada
pero teníamos algunos trucos bajo la manga
y tomábamos las curvas cerradas
el campo entero parecía nuestra cena
no necesitábamos velocímetros
sabíamos hacer cocteles solo de hielo y agua
No querría ser más rápido
ni más ingenuo que hoy si estuvieras conmigo Oh tú
fuiste el mejor de todos mis días.
("otra iglesia es imposible", trad. eleonora gonzález capria)
jueves, 29 de marzo de 2018
Odette Alonso (1964 )
Días de Géminis
Veneno
El veneno ha sido inoculado
un par de gotas fueron suficientes.
Puedes tratar de huir
correr el resto de la noche
el resto de la vida
y no te habrás movido de ese sitio.
Mi lengua seguirá susurrando
las palabras que no quieres hhír
y no habrá salvación ni desmemoria.
Es demasiado tarde.
Impúdicas
El umbral
y una escalera.
Descender.
Tomar de entre tus manos
la ola que nos cubre
esas aguas donde vernos
como espejo
desdibujados los ojos
cubista la sonrisa
impúdicas.
("segundo premio nacional de narrativa y poesía lgbttti," ed. izc, zacatecas, 2018)
Veneno
El veneno ha sido inoculado
un par de gotas fueron suficientes.
Puedes tratar de huir
correr el resto de la noche
el resto de la vida
y no te habrás movido de ese sitio.
Mi lengua seguirá susurrando
las palabras que no quieres hhír
y no habrá salvación ni desmemoria.
Es demasiado tarde.
Impúdicas
El umbral
y una escalera.
Descender.
Tomar de entre tus manos
la ola que nos cubre
esas aguas donde vernos
como espejo
desdibujados los ojos
cubista la sonrisa
impúdicas.
("segundo premio nacional de narrativa y poesía lgbttti," ed. izc, zacatecas, 2018)
miércoles, 28 de marzo de 2018
Eloy Sánchez Rosillo (1948 )
La luz
No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.
Tal vez dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.
("a media voz")
No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.
Tal vez dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.
("a media voz")
martes, 27 de marzo de 2018
Laura Wittner (1967 )
Cambios de luz
Las nubes deciden lo que nos hace esta penumbra, parece
que toda una familia de nubes migra
en una sola noche y por eso se apuran
una tras otra en esa línea de vapor mutante
que por fortuna atraviesa la luna
y es el apuro lo que las hace ir cayéndose, desprenderse
de cualquier forma en un instante, metiéndonos ideas
en la cabeza a vos y a mí que musitamos la palabra
de lo que vemos y en la segunda sílaba callamos
porque no es eso, está siendo otra cosa y así
no hay diccionario que resista.
Por qué no tiene que llover los domingos por la noche
Truena y mis hijos están en su otra casa.
Primero un trueno lejos,
después uno más cerca,
un trueno finalmente atronador
que retumba en cada cuarto vacío
y en este único cuarto iluminado
donde trabajo a medianoche.
Truena y no tengo a quién calmar
lo que por un segundo se parece
a no tener quien me calme. Pero no.
Una madre se recompone pronto
aunque los hijos estén en su otra casa.
("otra iglesia es imposible" y "no me quites paz")
Las nubes deciden lo que nos hace esta penumbra, parece
que toda una familia de nubes migra
en una sola noche y por eso se apuran
una tras otra en esa línea de vapor mutante
que por fortuna atraviesa la luna
y es el apuro lo que las hace ir cayéndose, desprenderse
de cualquier forma en un instante, metiéndonos ideas
en la cabeza a vos y a mí que musitamos la palabra
de lo que vemos y en la segunda sílaba callamos
porque no es eso, está siendo otra cosa y así
no hay diccionario que resista.
Por qué no tiene que llover los domingos por la noche
Truena y mis hijos están en su otra casa.
Primero un trueno lejos,
después uno más cerca,
un trueno finalmente atronador
que retumba en cada cuarto vacío
y en este único cuarto iluminado
donde trabajo a medianoche.
Truena y no tengo a quién calmar
lo que por un segundo se parece
a no tener quien me calme. Pero no.
Una madre se recompone pronto
aunque los hijos estén en su otra casa.
("otra iglesia es imposible" y "no me quites paz")
lunes, 26 de marzo de 2018
George Bacovia (1881/1957 )
En el parque
Hoy, el parque devastado, enfermo
y roído por el cáncer social y la corrupción,
se ha manchado de rojo rápido.
Ambulancias de hospital pasan en sucesión.
Ella solía reír.
Alas de alegría revoloteaban a su alrededor.
Esencia, polen e histeria.
Luego vino al parque.
Hoy en las estatuas blancas femeninas
gotas de sangre van escurriendo. El parque vacío.
El mármol de formas delicadas
de la escena de violación fue testigo...
(revista "la palabra y el hombre", no.43, uv-xalapa, ver., 2018; traducción aleqs garrigóz)
Hoy, el parque devastado, enfermo
y roído por el cáncer social y la corrupción,
se ha manchado de rojo rápido.
Ambulancias de hospital pasan en sucesión.
Ella solía reír.
Alas de alegría revoloteaban a su alrededor.
Esencia, polen e histeria.
Luego vino al parque.
Hoy en las estatuas blancas femeninas
gotas de sangre van escurriendo. El parque vacío.
El mármol de formas delicadas
de la escena de violación fue testigo...
(revista "la palabra y el hombre", no.43, uv-xalapa, ver., 2018; traducción aleqs garrigóz)
domingo, 25 de marzo de 2018
Uriel Martínez (1950 )
Recuerdas...
¿Recuerdas la camisa que compré
para el recital de una tarde helada
del pasado enero? Pues esa
prenda la he lavado de tu ausencia,
le he tallado el color, los puños,
el cuello y la he sumergido
con dedos ardientes en la cubeta
esta mañana de sol.
¿recuerdas ese martes que salí
gustoso de la sección de caballeros?
Yo recuerdo haber salido
con la certeza de tu ausencia
en esa lectura; recuerdo
el color de la prenda,
el olor a nuevo del algodón,
el olor a ti que no tendría,
a tu abrazo no correspondido,
a las deudas por saldar en esta vida.
La he lavado, la he tendido a la sombra,
en el rincón más oscuro y húmedo
de este marzo de sol.
[Inédito]
¿Recuerdas la camisa que compré
para el recital de una tarde helada
del pasado enero? Pues esa
prenda la he lavado de tu ausencia,
le he tallado el color, los puños,
el cuello y la he sumergido
con dedos ardientes en la cubeta
esta mañana de sol.
¿recuerdas ese martes que salí
gustoso de la sección de caballeros?
Yo recuerdo haber salido
con la certeza de tu ausencia
en esa lectura; recuerdo
el color de la prenda,
el olor a nuevo del algodón,
el olor a ti que no tendría,
a tu abrazo no correspondido,
a las deudas por saldar en esta vida.
La he lavado, la he tendido a la sombra,
en el rincón más oscuro y húmedo
de este marzo de sol.
[Inédito]
sábado, 24 de marzo de 2018
Joan Margarit (1938 )
Torso de Apolo Arcaico
Cautivados por él, todos admiran
–imaginándolo completo– el duro
rostro del dios, donde hay una sonrisa
que saben esculpida en el vacío.
Cada uno contempla su espejismo,
los fríos ojos, la serena frente.
Todos admiran una manos fuertes,
sin armas, o con una altiva espada.
Toda esta belleza es mármol de aire,
una estatua que nunca existirá
más que como imagine cada uno.
Un poema es también ese fragmento
en busca de que otros lo terminen.
Torso de Apolo arcaico es un poema.
("poéticas")
Cautivados por él, todos admiran
–imaginándolo completo– el duro
rostro del dios, donde hay una sonrisa
que saben esculpida en el vacío.
Cada uno contempla su espejismo,
los fríos ojos, la serena frente.
Todos admiran una manos fuertes,
sin armas, o con una altiva espada.
Toda esta belleza es mármol de aire,
una estatua que nunca existirá
más que como imagine cada uno.
Un poema es también ese fragmento
en busca de que otros lo terminen.
Torso de Apolo arcaico es un poema.
("poéticas")
viernes, 23 de marzo de 2018
Luis Thonis (1949/2016 )
Martinica
La oración ante los obenques
la línea fina
la línea tenue
el grosero peinetón de carey
susurro que no dice sí
el malestar reparador
el tirano adoraba
a su difunta cónyuge
daba un grado militar al bufón
en un horizonte sin velas
el malestar era reparador
un buitre enloquecido
picotea los amores estériles
estar desnudo o estar vestido
usar guantes o sufrir ultraje
el enano se agigantó
cuando tuvo un hijo
manos muy delicadas
para no ensuciarse
sino con el crimen
coartadas en la brisa
mezclada con olor a sal
y en un ala blanca
las hayas se recogen
y entre las siluetas monótonas
no muy lejos de los chanchos
que cavan la tierra como buscando oro
se desliza esa voluptuosidad
ladrido de los perros pescadores
voces lejanas y balas perdidas
en la noche de estrellas luminosas
les regalaba diminutivos
un susurro que no dice no
los reflejaba mientras
la novia del duende
la Martinica enfurecida
sin ninguna coartada
mataba víbora de cascabel
singando la luna lupina
("otra iglesia es imposible")
La oración ante los obenques
la línea fina
la línea tenue
el grosero peinetón de carey
susurro que no dice sí
el malestar reparador
el tirano adoraba
a su difunta cónyuge
daba un grado militar al bufón
en un horizonte sin velas
el malestar era reparador
un buitre enloquecido
picotea los amores estériles
estar desnudo o estar vestido
usar guantes o sufrir ultraje
el enano se agigantó
cuando tuvo un hijo
manos muy delicadas
para no ensuciarse
sino con el crimen
coartadas en la brisa
mezclada con olor a sal
y en un ala blanca
las hayas se recogen
y entre las siluetas monótonas
no muy lejos de los chanchos
que cavan la tierra como buscando oro
se desliza esa voluptuosidad
ladrido de los perros pescadores
voces lejanas y balas perdidas
en la noche de estrellas luminosas
les regalaba diminutivos
un susurro que no dice no
los reflejaba mientras
la novia del duende
la Martinica enfurecida
sin ninguna coartada
mataba víbora de cascabel
singando la luna lupina
("otra iglesia es imposible")
jueves, 22 de marzo de 2018
Elvis Guerra (1993 )
Lección para los amantes
Nos dijeron que el mundo es la tumba
de los que no saben que están muertos,
aquí se cultiva el cuerpo
y del corazón se alimentan los perros
que tienen sus casas en la memoria.
Nos enseñaron que las estaciones son cuatro,
pero ninguna nos pertenece.
Supimos del dolor
cuando caímos sobre un cactus
que en vez de espinas
hiere con amantes que se van sin volver la vista.
Para callar, tuvimos que envejecer
cuando apenas nacíamos,
cedimos el paso a los fantasmas
que devoran distancias,
nos quitamos la camisa
para que la muerte no nos reconociera,
caímos de pie,
la lluvia nos golpeó la espalda
y fue necesario despertar,
robarle suspiros a los que se han ido.
Nos despedimos en más de una ocasión.
Alguien dijo que las despedidas
son la otra cara que ofrece la muerte
en sus ratos de venganza.
Alguien nos llamó,
suplicó que no nos fuéramos,
pero nosotros para aprender a irnos, caminamos.
Y por primera vez, supimos
que no vale la pena morir
por ningún otro amante.
("círculo de poesía")
miércoles, 21 de marzo de 2018
Paulina Vinderman (1944 )
El cuaderno de dibujo
El blanco de la hoja es pura espera
en el mediodía del mundo.
Mi lápiz se acerca demasiado.
Mi lápiz se aleja demasiado.
Es mi pluma la que esta vez se acerca
al centro como una casa de espejos.
Se acerca a una velocidad de años oscuridad
que nos libera de este único universo.
Deja un borrón a la izquierda junto a un crisantemo
rojo y una frase que habla de una lagartija,
tan inmóvil como el ojo de mi cansancio.
Huele a infancia.
A infancia interrumpida.
("blog del amasijo")
El blanco de la hoja es pura espera
en el mediodía del mundo.
Mi lápiz se acerca demasiado.
Mi lápiz se aleja demasiado.
Es mi pluma la que esta vez se acerca
al centro como una casa de espejos.
Se acerca a una velocidad de años oscuridad
que nos libera de este único universo.
Deja un borrón a la izquierda junto a un crisantemo
rojo y una frase que habla de una lagartija,
tan inmóvil como el ojo de mi cansancio.
Huele a infancia.
A infancia interrumpida.
("blog del amasijo")
martes, 20 de marzo de 2018
Pedro Salinas (1891/1951 )
La forma de querer tú
La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú existías,
que me quisiste: jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.
Cuando cierras los ojos
Cuando cierras los ojos
tus párpados son aire.
Me arrebatan:
me voy contigo, adentro.
No se ve nada, no
se oye nada. Me sobran
los ojos y los labios,
en este mundo tuyo.
Para sentirte a ti
no sirven
los sentidos de siempre,
usados con los otros.
Hay que esperar los nuevos.
Se anda a tu lado
sordamente, en lo oscuro,
tropezando en acasos,
en vísperas; hundiéndose
hacia arriba
con un gran peso de alas.
Cuando vuelves a abrir
los ojos yo me vuelvo
afuera, ciego ya,
tropezando también,
sin ver, tampoco, aquí.
Sin saber más vivir
ni en el otro, en el tuyo,
ni en este
mundo descolorido
en donde yo vivía.
Inútil, desvalido
entro los dos.
Yendo, viniendo
de uno a otro
cuando tú quieres,
cuando abres, cuando cierras
los párpados, los ojos.
("otra iglesia es imposible" y "no me quites paz")
La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú existías,
que me quisiste: jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.
Cuando cierras los ojos
Cuando cierras los ojos
tus párpados son aire.
Me arrebatan:
me voy contigo, adentro.
No se ve nada, no
se oye nada. Me sobran
los ojos y los labios,
en este mundo tuyo.
Para sentirte a ti
no sirven
los sentidos de siempre,
usados con los otros.
Hay que esperar los nuevos.
Se anda a tu lado
sordamente, en lo oscuro,
tropezando en acasos,
en vísperas; hundiéndose
hacia arriba
con un gran peso de alas.
Cuando vuelves a abrir
los ojos yo me vuelvo
afuera, ciego ya,
tropezando también,
sin ver, tampoco, aquí.
Sin saber más vivir
ni en el otro, en el tuyo,
ni en este
mundo descolorido
en donde yo vivía.
Inútil, desvalido
entro los dos.
Yendo, viniendo
de uno a otro
cuando tú quieres,
cuando abres, cuando cierras
los párpados, los ojos.
("otra iglesia es imposible" y "no me quites paz")
lunes, 19 de marzo de 2018
María Victoria Atencia (1931 )
Marta y María
Una cosa, amor mío, me será imprescindible
para estar reclinada a tu vera en el suelo:
que mis ojos te miren y tu gracia me llene;
que tu mirada colme mi pecho de ternura
y enajenada toda no encuentre otro motivo
de muerte que tu ausencia.
Mas qué será de mí cuando tú te me vayas.
De poco o nada sirven, fuera de tus razones,
la casa y sus quehaceres, la cocina y el huerto.
Eres todo mi ocio:
qué importa que mi hermana o los demás murmuren,
si en mi defensa sales, ya que sólo amor cuenta.
("poemario de mujeres")
Una cosa, amor mío, me será imprescindible
para estar reclinada a tu vera en el suelo:
que mis ojos te miren y tu gracia me llene;
que tu mirada colme mi pecho de ternura
y enajenada toda no encuentre otro motivo
de muerte que tu ausencia.
Mas qué será de mí cuando tú te me vayas.
De poco o nada sirven, fuera de tus razones,
la casa y sus quehaceres, la cocina y el huerto.
Eres todo mi ocio:
qué importa que mi hermana o los demás murmuren,
si en mi defensa sales, ya que sólo amor cuenta.
("poemario de mujeres")
domingo, 18 de marzo de 2018
George Bacovia (1881/1957 )
Frío
Cerca de una valla rota
el viento me golpea con hojas mojadas.
Estoy cada vez más feo, más acabado.
El frío va empañando los vidrios.
Sobre la calle que se inclina en descenso
hace un otoño parecido a un poema viejo.
Las faldas de las mujeres se levantan por el viento;
nunca podré hacer pareja con alguna de ellas.
El otoño desgarra carteles y flores.
Y es cada vez más triste, lejos, en los barrancos,
encender el fuego varias veces al día.
Ah, más triste todavía, lejos, en los barrancos...
Hojuelas de nieve revolotean...
(revista "La palabra y el Hombre", no. 43, ene-mar. 2018, uv-xalapa; trad. aleqs garrigóz)
Cerca de una valla rota
el viento me golpea con hojas mojadas.
Estoy cada vez más feo, más acabado.
El frío va empañando los vidrios.
Sobre la calle que se inclina en descenso
hace un otoño parecido a un poema viejo.
Las faldas de las mujeres se levantan por el viento;
nunca podré hacer pareja con alguna de ellas.
El otoño desgarra carteles y flores.
Y es cada vez más triste, lejos, en los barrancos,
encender el fuego varias veces al día.
Ah, más triste todavía, lejos, en los barrancos...
Hojuelas de nieve revolotean...
(revista "La palabra y el Hombre", no. 43, ene-mar. 2018, uv-xalapa; trad. aleqs garrigóz)
sábado, 17 de marzo de 2018
Flor Alba Uribe (1943/2004 )
Delictia carnis
Voy por tu cuerpo
con la avidez
gozosa
de un lobo que demarca
su nuevo territorio,
preciso tu latido,
tu miel,
tu levadura,
el tacto que me brinda
paraísos contrarios.
-Tu piel,
con su fragancia
de tierra lloviznada,
transpira como un niño
que juega entre la niebla-.
Con manos
como olas,
con labios
como insectos,
con el abrasado viento
de mínimas palabras
me aferro
a tus costados,
deambulo
por tu cuerpo,
convoco en tus fronteras
el solapado fuego.
Y, así,
de toque a beso,
de humedad a silencio
te creces en ternura,
te viertes
en codicia,
aprendo de tus manos
mi resplandor más hondo,
y bebo
en tu saliva
mis sales y mi aroma.
("poemas del alma")
Voy por tu cuerpo
con la avidez
gozosa
de un lobo que demarca
su nuevo territorio,
preciso tu latido,
tu miel,
tu levadura,
el tacto que me brinda
paraísos contrarios.
-Tu piel,
con su fragancia
de tierra lloviznada,
transpira como un niño
que juega entre la niebla-.
Con manos
como olas,
con labios
como insectos,
con el abrasado viento
de mínimas palabras
me aferro
a tus costados,
deambulo
por tu cuerpo,
convoco en tus fronteras
el solapado fuego.
Y, así,
de toque a beso,
de humedad a silencio
te creces en ternura,
te viertes
en codicia,
aprendo de tus manos
mi resplandor más hondo,
y bebo
en tu saliva
mis sales y mi aroma.
("poemas del alma")
viernes, 16 de marzo de 2018
Gabriela Mistral (1889/1957 )
Ausencia
Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡Se te va todo, se nos va todo!
Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos, que se devanaban,
en lanzaderas, delante tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.
Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron ni en llanos ni en sotos.
Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche,
como demencia de mares solos!
¡Se nos va todo, se nos va todo!
("poemario de mujeres")
Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡Se te va todo, se nos va todo!
Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos, que se devanaban,
en lanzaderas, delante tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.
Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron ni en llanos ni en sotos.
Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche,
como demencia de mares solos!
¡Se nos va todo, se nos va todo!
("poemario de mujeres")
jueves, 15 de marzo de 2018
Alda Merini (1931/2009 )
Carta de amor
Escribe una carta de amor solamente
que tenga la semilla de un gran suspiro
y después olvídala en la memoria
para que yo la pueda escuchar.
De noche, cuando duermes,
aunque tú no lo sabes, vengo a buscarte:
mi límite frío de sueño
se compagina con el tuyo,
vivimos sobre dos desiertos
que al atardecer se transforman en colinas
y desnudo mis senos en la noche
ansiosa de que tú lo mires.
("poemario de mujeres", s/c al traductor)
Escribe una carta de amor solamente
que tenga la semilla de un gran suspiro
y después olvídala en la memoria
para que yo la pueda escuchar.
De noche, cuando duermes,
aunque tú no lo sabes, vengo a buscarte:
mi límite frío de sueño
se compagina con el tuyo,
vivimos sobre dos desiertos
que al atardecer se transforman en colinas
y desnudo mis senos en la noche
ansiosa de que tú lo mires.
("poemario de mujeres", s/c al traductor)
miércoles, 14 de marzo de 2018
Antonio Deltoro (1947 )
A lápiz
En lo profundo, con el sarampión, con las paperas, la modestia del lápiz: su cualidad para seguir los trazos frágiles; su calidad delgada para saber acompañar. El lápiz es un ser que para hacer se deshace, coherente con sus extremos de goma y de grafito, con su destino de viruta, con su trazo gris sobre el blanco. Pero a lápiz también se pueden escribir montañas, mares, catedrales; el lápiz no sólo es hábil con las vocales débiles, sino también traza la u, los grandes huecos, los abismos mayúsculos, la temperatura de la t; no solamente salen de él las comas, sus pequeñas discípulas y amigas, sino signos más radicales y robustos: los dos puntos.
El lápiz, un triste lápiz de infancia, achatado y mordido, no uno puntiagudo, recién afilado, sino uno de esos que me prestaban los amigos, un lápiz al que se le tiene que humedecer la punta para que escriba casi al borde, un lápiz que pide sacapuntas, que ya conoce el destino, capaz de suicidarse, puede aún vivir momentos vigorosos y a la naturalidad de una rosa oponerle la excentricidad de una granada.
La conciencia del tiempo me la dio por primera vez la distancia entre un lápiz orondo de goma militar y otro entrañable, cansado, sucio, plebeyo, cacarizo. A ese lápiz minúsculo asocié la vejez y la bondad de la maestra Teresa: frágil, hábil en el desaparecer, fabuladora, rica de letras y de cuentos.
("periódico de poesía", no.106)
En lo profundo, con el sarampión, con las paperas, la modestia del lápiz: su cualidad para seguir los trazos frágiles; su calidad delgada para saber acompañar. El lápiz es un ser que para hacer se deshace, coherente con sus extremos de goma y de grafito, con su destino de viruta, con su trazo gris sobre el blanco. Pero a lápiz también se pueden escribir montañas, mares, catedrales; el lápiz no sólo es hábil con las vocales débiles, sino también traza la u, los grandes huecos, los abismos mayúsculos, la temperatura de la t; no solamente salen de él las comas, sus pequeñas discípulas y amigas, sino signos más radicales y robustos: los dos puntos.
El lápiz, un triste lápiz de infancia, achatado y mordido, no uno puntiagudo, recién afilado, sino uno de esos que me prestaban los amigos, un lápiz al que se le tiene que humedecer la punta para que escriba casi al borde, un lápiz que pide sacapuntas, que ya conoce el destino, capaz de suicidarse, puede aún vivir momentos vigorosos y a la naturalidad de una rosa oponerle la excentricidad de una granada.
La conciencia del tiempo me la dio por primera vez la distancia entre un lápiz orondo de goma militar y otro entrañable, cansado, sucio, plebeyo, cacarizo. A ese lápiz minúsculo asocié la vejez y la bondad de la maestra Teresa: frágil, hábil en el desaparecer, fabuladora, rica de letras y de cuentos.
("periódico de poesía", no.106)
martes, 13 de marzo de 2018
George Bacovia (1881/1957 )
Cuadro invernal
Nieva terriblemente en el campo cerca del matadero;
y la sangre tibia escurre hacia el desagüe.
La nieve está espesa de sangre animal.
Está nevando sobre una pista de hielo sin nadie.
La sangre congelada alumbra sobre lo blanco;
los cuervos pasean chupando la sangre.
Es tarde ya... Hacia los cielos emigran los cuervos.
En el campo, cerca del matadero, se ha vuelto la noche.
Sigue nevando en un cielo silencioso;
y ahora que las lúgubres ventanas se encienden,
los lobos de ojos chispeantes se van aproximando.
-Soy yo, amor, frente a tu puerta congelada.
("la palabra y el hombre", no.43, revista de la uv, xalapa, ene-mar.; trad. aleqs garrigóz)
Nieva terriblemente en el campo cerca del matadero;
y la sangre tibia escurre hacia el desagüe.
La nieve está espesa de sangre animal.
Está nevando sobre una pista de hielo sin nadie.
La sangre congelada alumbra sobre lo blanco;
los cuervos pasean chupando la sangre.
Es tarde ya... Hacia los cielos emigran los cuervos.
En el campo, cerca del matadero, se ha vuelto la noche.
Sigue nevando en un cielo silencioso;
y ahora que las lúgubres ventanas se encienden,
los lobos de ojos chispeantes se van aproximando.
-Soy yo, amor, frente a tu puerta congelada.
("la palabra y el hombre", no.43, revista de la uv, xalapa, ene-mar.; trad. aleqs garrigóz)
lunes, 12 de marzo de 2018
Nadia López García (1992 )
Ojos
Mi madre dice que tengo los ojos de mi bisabuela.
Recuerdo sus ojos mientras limpiaba maíz.
Muchas veces la vi llorar,
llorar cuando cocinaba,
cuando cantaba,
cuando ponía café.
Es cierto, le pregunté ¿por qué lloras tanto má?
Y ella me decía, así sin dejar de llorar,
porque nosotras tenemos ríos adentro
y a veces se nos salen, tus ríos aún no crecen,
pero pronto lo harán.
Ahora lo comprendo todo,
ahora tengo ríos en mí y en mis ojos.
("circe")
Mi madre dice que tengo los ojos de mi bisabuela.
Recuerdo sus ojos mientras limpiaba maíz.
Muchas veces la vi llorar,
llorar cuando cocinaba,
cuando cantaba,
cuando ponía café.
Es cierto, le pregunté ¿por qué lloras tanto má?
Y ella me decía, así sin dejar de llorar,
porque nosotras tenemos ríos adentro
y a veces se nos salen, tus ríos aún no crecen,
pero pronto lo harán.
Ahora lo comprendo todo,
ahora tengo ríos en mí y en mis ojos.
("circe")
domingo, 11 de marzo de 2018
Uriel Martínez (1950 )
Entradas
Hay entradas dispuestas
a esperarme, como el quicio
de un derrame cerebral
que entró con Mara la costurera.
Puertas cuyos goznes no avisan
y sin ruido alguno
sorprenden incautos como
Martín avasallado en año nuevo
por armas de fuego.
Son muestras de esto que se vive,
sin auxilio espiritual
alguno, sin asidero firme,
como escenografía llevada
por mal tiempo.
Somos, en fin, espejo
de un solo cuerpo, a punto
de desprenderse de cuajo
en el agua.
[Inédito]
Hay entradas dispuestas
a esperarme, como el quicio
de un derrame cerebral
que entró con Mara la costurera.
Puertas cuyos goznes no avisan
y sin ruido alguno
sorprenden incautos como
Martín avasallado en año nuevo
por armas de fuego.
Son muestras de esto que se vive,
sin auxilio espiritual
alguno, sin asidero firme,
como escenografía llevada
por mal tiempo.
Somos, en fin, espejo
de un solo cuerpo, a punto
de desprenderse de cuajo
en el agua.
[Inédito]
sábado, 10 de marzo de 2018
Enrique Banchs (1888/1968 )
El Cristo del juzgado
Mientras lee el secretario con voz que atrista
de los considerandos partes primeras,
el juez que tiene cara de prestamista
va marcando el programa de las carreras.
Se trata del proceso de un anarquista
que gritó cuatro cosas por las aceras,
y el a latere docto pasa en revista
los cargos que merecen penas severas.
Tiene el muro un doliente Crucificado
que fermenta en sus llagas toscos rubíes.
Cercanas a los clavos del pie llagado
se entretejen rojizas llagas de herrumbre...
(¿Qué hará entre providencias y entre otrosíes
ese cuerpo de ayunos y mansedumbres...?)
Las risas
Francisco Rabelais ríe ruidosamente
con los puños cerrados sobre el hígado, como
ríen las mesoneras. Pero ¡cuán sutilmente
corta de Machiavelo su fino labio acromo!
La sonrisa de Hugo fue familiar y tierna:
algo de madre joven y algo de Carlomagno.
Y era la de León Trece -tan infantil y eterna-
de viejito sin dientes al pie de un roble magno.
Desde el lucero suave, que apenas es sonrisa
fugitiva en la angélica boca de Monna Lisa,
hasta la de Edgar Alan Poe, risa de calavera,
el alma que se asoma al jardín de las frases
como un volatinero, cambia tantos disfraces,
que siendo siempre virgen, a veces es ramera.
("el poeta ocasional")
viernes, 9 de marzo de 2018
Jorge de Lima (1893/1953 )
La invención de Orfeo
Era un caballo todo hecho de lavas
cubierto de brasas y de espinas.
En las tardes amenas él venía
y leía el mismo libro que yo hojeaba.
Después lamía la página y borraba
la memoria de los versos más sufridos:
entonces la oscuridad cubría el libro,
y el caballo de fuego se encantaba.
Bien sabía que él aún ardía
en el salitre del libro subsistido
y transformado en olas levantadas.
Bien se sabía el libro que él leía:
la locura del hombre angustiado
en que el íncubo caballo se nutría.
("otra iglesia es imposible", trad. antonio cisneros)
Era un caballo todo hecho de lavas
cubierto de brasas y de espinas.
En las tardes amenas él venía
y leía el mismo libro que yo hojeaba.
Después lamía la página y borraba
la memoria de los versos más sufridos:
entonces la oscuridad cubría el libro,
y el caballo de fuego se encantaba.
Bien sabía que él aún ardía
en el salitre del libro subsistido
y transformado en olas levantadas.
Bien se sabía el libro que él leía:
la locura del hombre angustiado
en que el íncubo caballo se nutría.
("otra iglesia es imposible", trad. antonio cisneros)
jueves, 8 de marzo de 2018
Maria do Rosário Pedreira (1959 )
Cuántas personas caminan
¿Cuántas personas caminan en
mi dirección? ¿Cuántas me
descubren entre la multitud
y posan sus ojos enteros
en mis ojos? Podría asegurar
que entre ellas está el hombre que
enlazaría conmigo los dedos sobre la
mesa, una palabra que fuese gajo
de naranja y poema, el cuerpo encendido
sobre la sábana un día
agotador ¿Pero cuántos de esos rostros de
piedra que me cercan esconden el
suyo por las calles esta tarde? ¿Cuántos
nombres de casualidad y en secreto tendré
que escuchar para descubrir el suyo
en mi oído? ¿Cuántas personas
caminan frente a mí?
("emma gunst", trad. selo blanco)
¿Cuántas personas caminan en
mi dirección? ¿Cuántas me
descubren entre la multitud
y posan sus ojos enteros
en mis ojos? Podría asegurar
que entre ellas está el hombre que
enlazaría conmigo los dedos sobre la
mesa, una palabra que fuese gajo
de naranja y poema, el cuerpo encendido
sobre la sábana un día
agotador ¿Pero cuántos de esos rostros de
piedra que me cercan esconden el
suyo por las calles esta tarde? ¿Cuántos
nombres de casualidad y en secreto tendré
que escuchar para descubrir el suyo
en mi oído? ¿Cuántas personas
caminan frente a mí?
("emma gunst", trad. selo blanco)
miércoles, 7 de marzo de 2018
Maria do Rosário Pedreira (1959 )
Sleep, my love
Dejé de escucharte. Y sé que estoy
más triste por tu silencio.
Prefiero pensar que simplemente te quedaste dormido;
pero incliné tu muñeca a mi oído
nada más que para escuchar a mi dolor.
Dios te necesita, lo sé. Y
no veo cómo culparle
o perdonarle.
("emma gunst", trad. dr. edwards)
Dejé de escucharte. Y sé que estoy
más triste por tu silencio.
Prefiero pensar que simplemente te quedaste dormido;
pero incliné tu muñeca a mi oído
nada más que para escuchar a mi dolor.
Dios te necesita, lo sé. Y
no veo cómo culparle
o perdonarle.
("emma gunst", trad. dr. edwards)
martes, 6 de marzo de 2018
Fadir Delgado (1982 )
Hada ciega
En la oscuridad alguien dice mi hijo
y la palabra hijo es un puño de espinas que se abre en la garganta
Abre la boca
ábrela bien
y vuelve a decir mi hijo
porque la palabra es agua que comienza a ahogarte los pies
Escarba el agua
quítate el cansancio del viaje pegado al cuerpo
y vuelve a decir mi hijo
mira que hijo no es cualquier filo
cualquier cuchillo
con él podrías cortar un relámpago
cortarme un relámpago
cortarle los ojos a un hada
Te lo pido:
Regálame el hada ciega
Pónmela en el pecho
No me digas de qué especie es
No me llames hada
No me digas el nombre de un pájaro
No clasifiques el vuelo
Déjame el hada
Pero llévate a tu hijo
Antes que la palabra te ahogue
Antes que sea cualquier filo
y no cortes nada con él
Llévate la palabra hijo
Ponle el nombre de un pájaro
Clasifícale el vuelo
Pero llévatela
Te lo pido:
Regálame el hada
Pónmela en el pecho
Hada ciega
Te lo pido:
En esta oscuridad
préstame tus ojos.
("círculo de poesía")
En la oscuridad alguien dice mi hijo
y la palabra hijo es un puño de espinas que se abre en la garganta
Abre la boca
ábrela bien
y vuelve a decir mi hijo
porque la palabra es agua que comienza a ahogarte los pies
Escarba el agua
quítate el cansancio del viaje pegado al cuerpo
y vuelve a decir mi hijo
mira que hijo no es cualquier filo
cualquier cuchillo
con él podrías cortar un relámpago
cortarme un relámpago
cortarle los ojos a un hada
Te lo pido:
Regálame el hada ciega
Pónmela en el pecho
No me digas de qué especie es
No me llames hada
No me digas el nombre de un pájaro
No clasifiques el vuelo
Déjame el hada
Pero llévate a tu hijo
Antes que la palabra te ahogue
Antes que sea cualquier filo
y no cortes nada con él
Llévate la palabra hijo
Ponle el nombre de un pájaro
Clasifícale el vuelo
Pero llévatela
Te lo pido:
Regálame el hada
Pónmela en el pecho
Hada ciega
Te lo pido:
En esta oscuridad
préstame tus ojos.
("círculo de poesía")
lunes, 5 de marzo de 2018
Mary Oliver (1935 )
Hojas y flores a lo largo del camino
Si fueras John Muir querrías árboles
para vivir entre ellos. Si fueras Emily,
sería un jardín.
Trata de encontrar el lugar adecuado para ti mismo.
Si no lo logras, al menos sueña con él.
Cuando uno vive solo y está solo, el cuerpo
felizmente persiste en el viento o en la lluvia,
o chapotea en el río gélido,
o emerge de la superficie
helada de la nieve.
Cualquier cosa que emocione.
Dios, o los dioses, son invisibles, bastante
comprensibles. Pero lo sagrado es visible,
completamente.
Algunas palabras nunca saldrán de la boca de Dios,
no importa cuánto te esfuerces en escuchar.
En toda la obra de Beethoven, no encontrarás
una sola mentira.
Todas las ideas importantes tienen que incluir a los árboles,
las montañas y los ríos.
Para comprender muchas cosas tienes que comunicarte
con tu propia condición.
Durante cuántos años vagué lentamente
por el bosque. Qué maravilla
y que gloria me habría perdido
si hubiera tenido prisa!
La belleza puede gritar y susurrar a la vez, y continuar
sin dar explicaciones.
La cuestión es, tú eres tú, y eso es todo lo que hay
que mantener para siempre.
("life vest under your seat", s/c al traductor)
Si fueras John Muir querrías árboles
para vivir entre ellos. Si fueras Emily,
sería un jardín.
Trata de encontrar el lugar adecuado para ti mismo.
Si no lo logras, al menos sueña con él.
Cuando uno vive solo y está solo, el cuerpo
felizmente persiste en el viento o en la lluvia,
o chapotea en el río gélido,
o emerge de la superficie
helada de la nieve.
Cualquier cosa que emocione.
Dios, o los dioses, son invisibles, bastante
comprensibles. Pero lo sagrado es visible,
completamente.
Algunas palabras nunca saldrán de la boca de Dios,
no importa cuánto te esfuerces en escuchar.
En toda la obra de Beethoven, no encontrarás
una sola mentira.
Todas las ideas importantes tienen que incluir a los árboles,
las montañas y los ríos.
Para comprender muchas cosas tienes que comunicarte
con tu propia condición.
Durante cuántos años vagué lentamente
por el bosque. Qué maravilla
y que gloria me habría perdido
si hubiera tenido prisa!
La belleza puede gritar y susurrar a la vez, y continuar
sin dar explicaciones.
La cuestión es, tú eres tú, y eso es todo lo que hay
que mantener para siempre.
("life vest under your seat", s/c al traductor)
domingo, 4 de marzo de 2018
Elder Silva (1955 )
Aseo personal
Mientras aprieto el sachet
del dentífrico
y estiro el gusano de la pasta de
dientes
en el cepillo rojo,
me estremecen tus pasos.
El mismo ruido en la cocina,
el agua otra vez llevándose
las migajas de la cena
de anoche (acaso la última?).
Mientras el dentrífico
se aplasta en mi boca
y me devuelve a lo que
nunca tuve,
pienso que la coartada
del silencio,
echará a perder estos gestos
cotidianos
que nos justifican
en este rescoldo del planeta.
Instantes de hotel
Cuelgo las medias
en el calefactor del cuarto
y así aún humeantes
dan un poco de pánico.
A la mañana ya estarán secas
y saldré con ellas
por calles de La Boca
y con ellas me sentaré
a escuchar a los mejores
poetas del continente
que prestigian este
workshop de invierno.
La poesía –no hay dudas-
mejora mucho con los pies
calientes.
("al pial de la palabra")
Mientras aprieto el sachet
del dentífrico
y estiro el gusano de la pasta de
dientes
en el cepillo rojo,
me estremecen tus pasos.
El mismo ruido en la cocina,
el agua otra vez llevándose
las migajas de la cena
de anoche (acaso la última?).
Mientras el dentrífico
se aplasta en mi boca
y me devuelve a lo que
nunca tuve,
pienso que la coartada
del silencio,
echará a perder estos gestos
cotidianos
que nos justifican
en este rescoldo del planeta.
Instantes de hotel
Cuelgo las medias
en el calefactor del cuarto
y así aún humeantes
dan un poco de pánico.
A la mañana ya estarán secas
y saldré con ellas
por calles de La Boca
y con ellas me sentaré
a escuchar a los mejores
poetas del continente
que prestigian este
workshop de invierno.
La poesía –no hay dudas-
mejora mucho con los pies
calientes.
("al pial de la palabra")
sábado, 3 de marzo de 2018
A. E. Quintero (1969 )
foto s. castañeda.inba
Te alejas de todo aquello...
Te alejas de todo aquello
que te recuerde unas uñas pintadas
de rojo doméstico, o de rosa;
de noches con moños amplios,
relojes sonando como tacones de aguja
o tacones de plataforma plateados o dorados,
o simplemente tacones:
como suena el tiempo de las mujeres
o de los travestis ocultos del frío
y de las patrullas de erección discreta
y de libertad condicionada.
Y prefieres que te digan camarada
porque es más masculino.
Y te gustan los espejos de las regaderas
que un miembro adulto desempaña discretamente.
Un vapor poco concurrido
y una muy bien simulada erección.
Pero te gustan las tardes rudas
de rudas cantinas
y obreros embriagados de mugre
y manchas de aceite
y olores de gasolina y pintura blanca.
Y el taxista que se saca el pene
para orinar frente a ti, en tu ventanilla, bebido, discreto.
("afuera, arca poética de la diversidad sexual", diablura ediciones, toluca, 2017)
Te alejas de todo aquello...
Te alejas de todo aquello
que te recuerde unas uñas pintadas
de rojo doméstico, o de rosa;
de noches con moños amplios,
relojes sonando como tacones de aguja
o tacones de plataforma plateados o dorados,
o simplemente tacones:
como suena el tiempo de las mujeres
o de los travestis ocultos del frío
y de las patrullas de erección discreta
y de libertad condicionada.
Y prefieres que te digan camarada
porque es más masculino.
Y te gustan los espejos de las regaderas
que un miembro adulto desempaña discretamente.
Un vapor poco concurrido
y una muy bien simulada erección.
Pero te gustan las tardes rudas
de rudas cantinas
y obreros embriagados de mugre
y manchas de aceite
y olores de gasolina y pintura blanca.
Y el taxista que se saca el pene
para orinar frente a ti, en tu ventanilla, bebido, discreto.
("afuera, arca poética de la diversidad sexual", diablura ediciones, toluca, 2017)
viernes, 2 de marzo de 2018
Eugenio Montejo (1938/2008 )
La cuadra
El tacto de la harina en las manos nocturnas,
nuestra humilde nieve natal
que Dios nos manda.
En la boca del horno
el fuego con su canto de gallo.
La noche cae más densa al fondo de la cuadra,
los panaderos con sus gorros níveos
van y vienen detrás de los tablones,
trabajan para el mundo que duerme.
Es el silencio blanco en la hora negra,
el termo de café,
los cuentos de lejanos burdeles;
puedo mirarlos adentro de las sombras,
sobre su piel se va adensando la blancura
y la piedad de los nevados árboles.
Antes que las palabras fue la cuadra de mi vida,
hombres de gestos nítidos,
copos de levadura,
fraternidad de nuestra antigua sangre.
Los sigo viendo insomnes en la noche,
ya completan la carga de sus cestos,
rojea el horno apurándolos.
A un punto de la sombra todos se desvanecen,
casa por casa el pan se repartió,
la cuadra ahora esta llena de libros,
son los mismos tablones alineados, mirándome,
gira el silencio blanco en la hora negra,
va a amanecer, escribo para el mundo que duerme,
la harina me recubre de sollozos las páginas.
("no me quites paz")
El tacto de la harina en las manos nocturnas,
nuestra humilde nieve natal
que Dios nos manda.
En la boca del horno
el fuego con su canto de gallo.
La noche cae más densa al fondo de la cuadra,
los panaderos con sus gorros níveos
van y vienen detrás de los tablones,
trabajan para el mundo que duerme.
Es el silencio blanco en la hora negra,
el termo de café,
los cuentos de lejanos burdeles;
puedo mirarlos adentro de las sombras,
sobre su piel se va adensando la blancura
y la piedad de los nevados árboles.
Antes que las palabras fue la cuadra de mi vida,
hombres de gestos nítidos,
copos de levadura,
fraternidad de nuestra antigua sangre.
Los sigo viendo insomnes en la noche,
ya completan la carga de sus cestos,
rojea el horno apurándolos.
A un punto de la sombra todos se desvanecen,
casa por casa el pan se repartió,
la cuadra ahora esta llena de libros,
son los mismos tablones alineados, mirándome,
gira el silencio blanco en la hora negra,
va a amanecer, escribo para el mundo que duerme,
la harina me recubre de sollozos las páginas.
("no me quites paz")
jueves, 1 de marzo de 2018
Carmen Villoro (1958 )
Bajo amorosa sombra
Cúrame con tus manos,
toca de mí el olvido
que se fue acomodando entre los pliegues.
No venga la tormenta a amordazar mis sueños,
sólo esta lluvia suave, vespertina
despierte en mí los pétalos dormidos.
Desnúdame en silencio,
hoja por hoja,
hasta dejar al descubierto el punto
del estremecimiento.
No debe haber estrépitos
que vulneren la calma de mi piel
tendida para ti como un estanque
en donde sólo el toque de tus labios
perturba la quietud.
No quiero los platillos
festejando con notas deslumbrantes
la pasión de los cuerpos,
ni los timbales ebrios
apurando la noche;
sólo la melodía de una flauta
tenue pero sinuosa
que adormezca con ritmo acompasado
estos miedos que vas quitando al paso.
Disuelve con tus dedos
el dolor y sus máculas guardadas
en rincones ocultos;
que se adelgace el tiempo
con tu humedad benigna
hasta llegar al límite de lo que no ha sufrido
magulladura alguna.
Devuélvele la paz a mis palabras,
deseosas de ser playas,
donde arriben tus barcas sigilosas.
Este amor en penumbra
aluza más que el sol
la gruta en que se había escondido
una parte de mí,
tal vez la más secreta.
Acerca con prudencia
toda tu voz, tus años, tu tibieza
y cuídame despacio
como una flor quebrada
que revive por fin
bajo amorosa sombra.
("poemario de mujeres")
Cúrame con tus manos,
toca de mí el olvido
que se fue acomodando entre los pliegues.
No venga la tormenta a amordazar mis sueños,
sólo esta lluvia suave, vespertina
despierte en mí los pétalos dormidos.
Desnúdame en silencio,
hoja por hoja,
hasta dejar al descubierto el punto
del estremecimiento.
No debe haber estrépitos
que vulneren la calma de mi piel
tendida para ti como un estanque
en donde sólo el toque de tus labios
perturba la quietud.
No quiero los platillos
festejando con notas deslumbrantes
la pasión de los cuerpos,
ni los timbales ebrios
apurando la noche;
sólo la melodía de una flauta
tenue pero sinuosa
que adormezca con ritmo acompasado
estos miedos que vas quitando al paso.
Disuelve con tus dedos
el dolor y sus máculas guardadas
en rincones ocultos;
que se adelgace el tiempo
con tu humedad benigna
hasta llegar al límite de lo que no ha sufrido
magulladura alguna.
Devuélvele la paz a mis palabras,
deseosas de ser playas,
donde arriben tus barcas sigilosas.
Este amor en penumbra
aluza más que el sol
la gruta en que se había escondido
una parte de mí,
tal vez la más secreta.
Acerca con prudencia
toda tu voz, tus años, tu tibieza
y cuídame despacio
como una flor quebrada
que revive por fin
bajo amorosa sombra.
("poemario de mujeres")
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