Montevideo
Nací en una ciudad triste
de barcos y emigrantes
una ciudad fuera del espacio
suspendida de un malentendido:
un río grande como mar
una llanura desierta como pampa
una pampa gris como cielo.
Nací en una ciudad triste
fuera del mapa
lejana de su continente natural
desplazada del tiempo
como una vieja fotografía
virada al sepia.
Nací en una ciudad triste
de patios con helechos
claraboyas verdes
y el envolvente olor de las glicinas
flores borrachas
flores lilas
Una ciudad
de tangos tristes
viejas prostitutas de dos por cuatro
marineros extraviados
y bares que se llaman City Park.
Y sin embargo
la quise
con un amor desesperado
la ciudad de los imposibles
de los barcos encallados
de las prostitutas que no cobran
de los mendigos que recitan a Baudelaire.
La ciudad que aparece en mis sueños
accesible y lejana al mismo tiempo
la ciudad de los poetas franceses
y los tenderos polacos
los ebanistas gallegos
y los carniceros italianos
Nací en una ciudad triste
suspendida del tiempo
como un sueño inacabado
que se repite siempre.
("poetas del fin del mundo")
En las mansas corrientes
En las mansas corrientes de tus manos
y en tus manos que son tormenta
en la nave divagante de tus ojos
que tienen rumbo seguro
en la redondez de tu vientre
como una esfera perpetuamente inacabada
en la morosidad de tus palabras
veloces como fieras fugitivas
en la suavidad de tu piel
ardiendo en ciudades incendiadas
en el lunar único de tu brazo
anclé la nave.
Navegaríamos,
si el tiempo hubiera sido favorable.
("rua das pretas")
jueves, 30 de noviembre de 2017
miércoles, 29 de noviembre de 2017
Artemisa Téllez (1979 )
Oración a Lilith
[santa patrona de las subversivas
expulsadas del paraíso desde
el principio de los tiempos]
Mujer loca hecha de viento
Lilith voladora e impura
rompe el espacio y el tiempo
y ven a nos sin premura.
Insumisa y primigenia madrastra
de las de Eva rechazadas hijas
haz que en nuestros blancos lechos
nunca falten besos, calor ni compañía;
que las estrellas nos iluminen
que nunca se acabe el deseo ni el vino
y que no nos topemos nunca
ni opresor ni cadena por nuestro camino.
Que no nos dé por la monogamia,
la abnegación ni la servidumbre
y que siempre seamos leales
a nuestra naturaleza de brisa y de lumbre…
("heroínas")
Mías
Tengo dos amantes,
dos esposas, dos amigas:
una que ya no es
y otra no, todavía.
Por las dos yo velo y pienso
y por las dos me preocupo:
de ninguna nada espero
más que, tal vez, a futuro.
Las dos se parecen mucho,
se gustan, se conocen;
las dos son amigas
entre ellas, mías
y a la larga o a la corta
todas somos familias;
mujeres locas de viento,
incestuosas hermanitas…
("sáficas" blog)
[santa patrona de las subversivas
expulsadas del paraíso desde
el principio de los tiempos]
Mujer loca hecha de viento
Lilith voladora e impura
rompe el espacio y el tiempo
y ven a nos sin premura.
Insumisa y primigenia madrastra
de las de Eva rechazadas hijas
haz que en nuestros blancos lechos
nunca falten besos, calor ni compañía;
que las estrellas nos iluminen
que nunca se acabe el deseo ni el vino
y que no nos topemos nunca
ni opresor ni cadena por nuestro camino.
Que no nos dé por la monogamia,
la abnegación ni la servidumbre
y que siempre seamos leales
a nuestra naturaleza de brisa y de lumbre…
("heroínas")
Mías
Tengo dos amantes,
dos esposas, dos amigas:
una que ya no es
y otra no, todavía.
Por las dos yo velo y pienso
y por las dos me preocupo:
de ninguna nada espero
más que, tal vez, a futuro.
Las dos se parecen mucho,
se gustan, se conocen;
las dos son amigas
entre ellas, mías
y a la larga o a la corta
todas somos familias;
mujeres locas de viento,
incestuosas hermanitas…
("sáficas" blog)
martes, 28 de noviembre de 2017
Karen Villeda (1985 )
Constantinopla
Nadie sabe cuándo nació ni cuando murió. Tal vez no existió más que en la boca de mil hombres y mil mujeres. Hodja le llaman. Hodja, El Maestro. Hodja montaba un burro al revés y se le veía siempre en la medersa, donde resguardó su existencia hasta agonizar. Dicen que se puede ver a Hodja enterrado desde las afueras del nada pomposo mausoleo donde reposa. Tiene herrería alrededor y hay tres puertas abiertas. La cuarta, que es el paso hacia su tumba, está cerrada. Aquí, en Estambul, vive su amigo más cercano: Tamerlán El Cojo. Tamerlán, inclinado sobre su pie izquierdo, le preguntaba a Hodja sobre los días de la luna teñida y el Maestro le respondía pacientemente que no sabía nada acerca de ese tema mientras comían ganso frito. El hombrecito detrás de esta puerta tampoco sabe cuándo nació y cuando murió Hodja, el que sacó a la luna de un pozo y la montó en el cielo nocturno. Tampoco hace preguntas desde que se mantiene de cuclillas en la oscuridad, tan ajeno a las visitas, con la puerta entreabierta y la boca adosada.
("revista latitudes")
Nadie sabe cuándo nació ni cuando murió. Tal vez no existió más que en la boca de mil hombres y mil mujeres. Hodja le llaman. Hodja, El Maestro. Hodja montaba un burro al revés y se le veía siempre en la medersa, donde resguardó su existencia hasta agonizar. Dicen que se puede ver a Hodja enterrado desde las afueras del nada pomposo mausoleo donde reposa. Tiene herrería alrededor y hay tres puertas abiertas. La cuarta, que es el paso hacia su tumba, está cerrada. Aquí, en Estambul, vive su amigo más cercano: Tamerlán El Cojo. Tamerlán, inclinado sobre su pie izquierdo, le preguntaba a Hodja sobre los días de la luna teñida y el Maestro le respondía pacientemente que no sabía nada acerca de ese tema mientras comían ganso frito. El hombrecito detrás de esta puerta tampoco sabe cuándo nació y cuando murió Hodja, el que sacó a la luna de un pozo y la montó en el cielo nocturno. Tampoco hace preguntas desde que se mantiene de cuclillas en la oscuridad, tan ajeno a las visitas, con la puerta entreabierta y la boca adosada.
("revista latitudes")
lunes, 27 de noviembre de 2017
Gloria Fuertes (1917/1998 )
Poema
Tus besos cambian el curso
de mis aguas
y humedecen la sequía
de mis desiertos interiores
("foro lesbianas")
Tus besos cambian el curso
de mis aguas
y humedecen la sequía
de mis desiertos interiores
("foro lesbianas")
domingo, 26 de noviembre de 2017
Uriel Martínez (1950 )
De pronto
a veces despierto pasadas
las manecillas de las doce
a veces separo la cortina
y me asomo a la calle
sin autos,
al veneno en polvo
en agua, de noche,
muy discreto
a veces bebo el agua
que corre
que escalda
paladares labios lejos
verticales
a veces me descobijo
no sé si para que
me cubras
me asombre
o dé gracias
a nadie
porque no vienes
[Inédito]
a veces despierto pasadas
las manecillas de las doce
a veces separo la cortina
y me asomo a la calle
sin autos,
al veneno en polvo
en agua, de noche,
muy discreto
a veces bebo el agua
que corre
que escalda
paladares labios lejos
verticales
a veces me descobijo
no sé si para que
me cubras
me asombre
o dé gracias
a nadie
porque no vienes
[Inédito]
sábado, 25 de noviembre de 2017
Marcela Olavarrieta (1948/? )
Te observo
Te observo siempre en algún borde,
siempre colocándote al lado,
en la tangente.
Trato de preguntarte algo,
pero te encuentro de perfil, de canto,
en perspectivas por cuyas líneas de fuga
te me escapas.
A veces una luz podría permitirme verte entera,
pero al momento otra luz se enciende
y te devuelve en escorzo momentáneo.
Cuando te encuentro al centro, en tierra firme,
siempre estás mirando al sur, hacia la arena.
Tú sólo así podrías durar
-y duras-
en resquicios y cornisas,
con una constancia de laberinto.
("motivos de narciso", ed. papel de envolver, xalapa, 1982)
Te observo siempre en algún borde,
siempre colocándote al lado,
en la tangente.
Trato de preguntarte algo,
pero te encuentro de perfil, de canto,
en perspectivas por cuyas líneas de fuga
te me escapas.
A veces una luz podría permitirme verte entera,
pero al momento otra luz se enciende
y te devuelve en escorzo momentáneo.
Cuando te encuentro al centro, en tierra firme,
siempre estás mirando al sur, hacia la arena.
Tú sólo así podrías durar
-y duras-
en resquicios y cornisas,
con una constancia de laberinto.
("motivos de narciso", ed. papel de envolver, xalapa, 1982)
viernes, 24 de noviembre de 2017
Maricela Guerrero (1977 )
Ventanas
imagina casas junto al río
vacas junto a la ventana de la casa
la nieve sobre la cama y tomar la sopa rodeados de libros
hacerse de una casa siendo monje o ferroviario o
leñador
rodeados de sopas junto a las vacas del río
y la ventana de nieve rodeada de camas
las alabanzas son tan siniestras como hipócritas
las vacas son tan hipócritas como las ventanas
y la sopa junto al río
está rodeada de insultos junto a la ventana
hacerse de unos libros rodeados de leñadores y ferroviarios
yo quería hacer de monje junto a la ventana rodeada de nieve
también la sopa
escribir es un lazo que todavía ata vacas contra la nieve
hacerse de una casa siendo vaca o ventana junto a la sopa
escribir sopa e insultos rodeada de ríos
ata y desata alabanzas siniestras como la nieve
un lazo es rodear a las vacas con ventanas
sobre libros de insultos
lo deprimente del estilo del escritor son las vacas
nunca consigues trasladar al folio lo que has pensado o imaginado
la sopa
la horma del zapato
hacerse de unos libros como ventanas de alabanza
y nunca consigues la leña suficiente para quemar las naves
que has imaginado
ni las casas
ni la sopa
lo deprimente es la cama sobre la nieve
y los libros alrededor del río
folios que nunca reproducen ni la sopa ni la ventana:
hacerse de una vaca
y escribir como ferroviario junto al río
imagina la horma de tu zapato y la ventana
("revista crítica")
Carmen
Preparar chayotes es un acto recurrente que irremediablemente
me recuerda a mi abuela:
Carmen:
la que lloró de rabia y lo aborreció todo el día
en que la muerte se sentó en la orilla de su cama;
la de los aires de grandeza y familia aristocrática
la de liposucción y estiramiento y dentadura nueva
27 años, ha.
Preparar chayotes, parirlos…
La de la Viuda Negra, Cherry and Grand Manier y Johny Walker red, blue and black label:
nombres que pronunciaba con mucha clase y que traía de la frontera.
Jugaba a policías y ladrones —amasaba una fortuna, dijeron—
Carmen Capone del Peralvillo Orol,
bodegones de tapanco en vecindad que decía: muy decente.
Carmen de Tokio, Madrid, Turquía, siempre tendrá un París,
sus propiedades, sus fincas: hacendada, acorazada, mi abuela la de las acumulaciones.
Nació en el 27, siglo XX, bailaba a escondidas de su madre, instantes de su fugacidad;
zurcía las medias hilo a hilo, eso dijo: “allá en la Guerra” mientras grandes abría los ojos.
“Ponles sal, ráyalos muy fino”, también decía.
Yo le quería con toda el alma,
como se quiere sólo una vez
eso llorando cantaba con los ojos y nadie la veía, mi abuela:
la que jamás llamó a mis novios por su nombre y se reía.
La que a lomo de mula partió en busca de su hijo, el pródigo que vino a
morírsele en los brazos: San Marcos, Querétaro, Vallarta, a lomo de mula, el loco,
el artesano, su oveja descarriada.
Carmen, la que se iba al teatro sola: Brodway decía también las Vegas,
Avenida Juárez.
La de zapato fino y maquillaje, afeites de una Carmen Bovary, y alguna vez
fue dulce:
recogió el cabello de mi madre y la besó y le dijo que era buena.
Sicilianos por salesianos les decía a los padres de la Cosa Nostra Don
Bosco, sonrojada ante sus hijas las maestras;
la aristócrata, descendiente de un poeta xochimilquense ya olvidado, y
malamente muy romántico, abuela.
La que cultivó canarios a la muerte del abuelo y dejó de bailar.
Preparar chayotes, parirlos.
La de los últimos días de costumbres japonesas, la abuela de kimono, faroles, cajitas rojas, porcelanas y zapatillas de dormir muy breves:
Carmen.
("revista el humo")
imagina casas junto al río
vacas junto a la ventana de la casa
la nieve sobre la cama y tomar la sopa rodeados de libros
hacerse de una casa siendo monje o ferroviario o
leñador
rodeados de sopas junto a las vacas del río
y la ventana de nieve rodeada de camas
las alabanzas son tan siniestras como hipócritas
las vacas son tan hipócritas como las ventanas
y la sopa junto al río
está rodeada de insultos junto a la ventana
hacerse de unos libros rodeados de leñadores y ferroviarios
yo quería hacer de monje junto a la ventana rodeada de nieve
también la sopa
escribir es un lazo que todavía ata vacas contra la nieve
hacerse de una casa siendo vaca o ventana junto a la sopa
escribir sopa e insultos rodeada de ríos
ata y desata alabanzas siniestras como la nieve
un lazo es rodear a las vacas con ventanas
sobre libros de insultos
lo deprimente del estilo del escritor son las vacas
nunca consigues trasladar al folio lo que has pensado o imaginado
la sopa
la horma del zapato
hacerse de unos libros como ventanas de alabanza
y nunca consigues la leña suficiente para quemar las naves
que has imaginado
ni las casas
ni la sopa
lo deprimente es la cama sobre la nieve
y los libros alrededor del río
folios que nunca reproducen ni la sopa ni la ventana:
hacerse de una vaca
y escribir como ferroviario junto al río
imagina la horma de tu zapato y la ventana
("revista crítica")
Carmen
Preparar chayotes es un acto recurrente que irremediablemente
me recuerda a mi abuela:
Carmen:
la que lloró de rabia y lo aborreció todo el día
en que la muerte se sentó en la orilla de su cama;
la de los aires de grandeza y familia aristocrática
la de liposucción y estiramiento y dentadura nueva
27 años, ha.
Preparar chayotes, parirlos…
La de la Viuda Negra, Cherry and Grand Manier y Johny Walker red, blue and black label:
nombres que pronunciaba con mucha clase y que traía de la frontera.
Jugaba a policías y ladrones —amasaba una fortuna, dijeron—
Carmen Capone del Peralvillo Orol,
bodegones de tapanco en vecindad que decía: muy decente.
Carmen de Tokio, Madrid, Turquía, siempre tendrá un París,
sus propiedades, sus fincas: hacendada, acorazada, mi abuela la de las acumulaciones.
Nació en el 27, siglo XX, bailaba a escondidas de su madre, instantes de su fugacidad;
zurcía las medias hilo a hilo, eso dijo: “allá en la Guerra” mientras grandes abría los ojos.
“Ponles sal, ráyalos muy fino”, también decía.
Yo le quería con toda el alma,
como se quiere sólo una vez
eso llorando cantaba con los ojos y nadie la veía, mi abuela:
la que jamás llamó a mis novios por su nombre y se reía.
La que a lomo de mula partió en busca de su hijo, el pródigo que vino a
morírsele en los brazos: San Marcos, Querétaro, Vallarta, a lomo de mula, el loco,
el artesano, su oveja descarriada.
Carmen, la que se iba al teatro sola: Brodway decía también las Vegas,
Avenida Juárez.
La de zapato fino y maquillaje, afeites de una Carmen Bovary, y alguna vez
fue dulce:
recogió el cabello de mi madre y la besó y le dijo que era buena.
Sicilianos por salesianos les decía a los padres de la Cosa Nostra Don
Bosco, sonrojada ante sus hijas las maestras;
la aristócrata, descendiente de un poeta xochimilquense ya olvidado, y
malamente muy romántico, abuela.
La que cultivó canarios a la muerte del abuelo y dejó de bailar.
Preparar chayotes, parirlos.
La de los últimos días de costumbres japonesas, la abuela de kimono, faroles, cajitas rojas, porcelanas y zapatillas de dormir muy breves:
Carmen.
("revista el humo")
jueves, 23 de noviembre de 2017
Sara Uribe (1978 )
Jericó
(fragmento)
ella duerme junto a mí
en una cama que no nos pertenece
habitación sin número no luces no postigos
ruidos como sombras rúbricas
ese franquear los muros
su mano sobre el vientre su respiración
convulsa indescifrable torpe
no junto sino abrazada a mí
ella duerme y es nadie y es mi hermana
pájaro de súbito ciego el vuelco el pavimento
la circunferencia del estertor:
ceñir asolar revertir
el trazo dispuesto a ser piedra estallido
vano proyectil tras los párpados
de un rostro que no auriga ni vestigio
ella sueña que duerme / yo soy su pesadilla
esta avería de maquinarias lejanas
este callar / decir / maldecir de sus pérdidas
que nunca estuve ahí
cadáver bajo la lluvia rechinido
columpios vacíos / qué sola en su isla
cuánta tibieza inútil para mi jauría
canícula / dentellada / estero
en la carcasa del nómada
sin el sosiego de los justos
mi nombre almena alfiler en su boca
boca que urente / zozobra
de mástiles que aguardan el naufragio
ella perseguida
contrincante de la niebla
ella médano
desvanecerse los cuerpos suspendidos
en esta cama en este nudo / el desencanto
entonces el ánfora el fragor la bifurcada infancia:
de Job lamentaciones de Jericó la caída
los cerdos del endemoniado de Gerasa
entonces el desorden la línea entrecortada
sin caínes ni abeles / toda ofrenda es ortiga
tardes de mayo violentas e impuras
los reclinatorios
todo paraíso es una fiesta de despedida
ella sueña que duermo no sábanas no pabellones
¿la habitación? vestíbulo / hospicio
retén de madrugada vértigo
("siam", pdf)
(fragmento)
ella duerme junto a mí
en una cama que no nos pertenece
habitación sin número no luces no postigos
ruidos como sombras rúbricas
ese franquear los muros
su mano sobre el vientre su respiración
convulsa indescifrable torpe
no junto sino abrazada a mí
ella duerme y es nadie y es mi hermana
pájaro de súbito ciego el vuelco el pavimento
la circunferencia del estertor:
ceñir asolar revertir
el trazo dispuesto a ser piedra estallido
vano proyectil tras los párpados
de un rostro que no auriga ni vestigio
ella sueña que duerme / yo soy su pesadilla
esta avería de maquinarias lejanas
este callar / decir / maldecir de sus pérdidas
que nunca estuve ahí
cadáver bajo la lluvia rechinido
columpios vacíos / qué sola en su isla
cuánta tibieza inútil para mi jauría
canícula / dentellada / estero
en la carcasa del nómada
sin el sosiego de los justos
mi nombre almena alfiler en su boca
boca que urente / zozobra
de mástiles que aguardan el naufragio
ella perseguida
contrincante de la niebla
ella médano
desvanecerse los cuerpos suspendidos
en esta cama en este nudo / el desencanto
entonces el ánfora el fragor la bifurcada infancia:
de Job lamentaciones de Jericó la caída
los cerdos del endemoniado de Gerasa
entonces el desorden la línea entrecortada
sin caínes ni abeles / toda ofrenda es ortiga
tardes de mayo violentas e impuras
los reclinatorios
todo paraíso es una fiesta de despedida
ella sueña que duermo no sábanas no pabellones
¿la habitación? vestíbulo / hospicio
retén de madrugada vértigo
("siam", pdf)
miércoles, 22 de noviembre de 2017
Mariel Damián (1994 )
Será que no supiste
¿Te acuerdas, cuando tenía miedo de hablarte?
¿Cuando vi tu sombra gigante y supe
que en ti también me encontraría?
Mirabas las manos sordas
de las hojas que aplauden con el viento.
Mirabas los límites fortuitos del verde-cielo
y ahí estaba yo, o ¿acaso no lo sabías?
Te acuerdas que no supe hablarte,
y que me fui a mi casa pensando en ti hasta la noche
donde soñé que eras más mía que del mar donde morimos.
Soñé que me querías
y que yo también te quería.
Pero a mí el pecho me sangraba por quererte,
a mí se me aplastaron los pulmones
bajo el agua de tu nombre,
y se me desgarró la voz por repetirlo.
¿Te acuerdas cuánto miedo tuve de besarte?
de tomar tu mano por el mundo de la muerte y el olvido.
Miedo de cruzar la calle
y que la calle misma me escupiera.
Miedo de acercarme a ti y alejarme de la vida.
Eras el augurio de lo inevitable, niña-triste,
pero tú no lo sabías.
Visión del cielo
Cuando era niña creía
que el cielo tenia la textura
de un algodón de azúcar.
Después supe que no era cierto,
que en el cielo hay
varias capas de gases
y que al tacto todo eso
es ausencia.
Pero eso hoy no me importa,
yo tengo la certeza de que el cielo
tiene la textura de una lengua,
una lengua rosada y húmeda
("círculo de poesía")
¿Te acuerdas, cuando tenía miedo de hablarte?
¿Cuando vi tu sombra gigante y supe
que en ti también me encontraría?
Mirabas las manos sordas
de las hojas que aplauden con el viento.
Mirabas los límites fortuitos del verde-cielo
y ahí estaba yo, o ¿acaso no lo sabías?
Te acuerdas que no supe hablarte,
y que me fui a mi casa pensando en ti hasta la noche
donde soñé que eras más mía que del mar donde morimos.
Soñé que me querías
y que yo también te quería.
Pero a mí el pecho me sangraba por quererte,
a mí se me aplastaron los pulmones
bajo el agua de tu nombre,
y se me desgarró la voz por repetirlo.
¿Te acuerdas cuánto miedo tuve de besarte?
de tomar tu mano por el mundo de la muerte y el olvido.
Miedo de cruzar la calle
y que la calle misma me escupiera.
Miedo de acercarme a ti y alejarme de la vida.
Eras el augurio de lo inevitable, niña-triste,
pero tú no lo sabías.
Visión del cielo
Cuando era niña creía
que el cielo tenia la textura
de un algodón de azúcar.
Después supe que no era cierto,
que en el cielo hay
varias capas de gases
y que al tacto todo eso
es ausencia.
Pero eso hoy no me importa,
yo tengo la certeza de que el cielo
tiene la textura de una lengua,
una lengua rosada y húmeda
("círculo de poesía")
martes, 21 de noviembre de 2017
Patricia Vázquez (1985 )
29 de julio de 2016
En el área de fumadores
del crucero
se acercó una mujer italiana
platicamos
a señas / y gesticulaciones exageradas.
Reía con Marcela
y en cada oportunidad / tocó
su hombro / y las manos
jugueteó / con su ropa.
Supo que somos esposas
y se fue gritando
que era un acoso.
Un austriaco sonrió
y dijo
Italia / está a un paso / de El Vaticano.
Yo le contesté
que no todas las mujeres
eran de nuestro agrado.
Bari, Italia
31 de agosto de 2016
Mi mejor amiga fue una rockstar
cuando la detuvo una señora
en el semáforo
de Avenida Universidad
para hablarle
de pro vida
y la moda
del matrimonio homosexual.
Arderá el infierno
con su VIH
dijo
cuando de rojo a verde
cambió la luz
en que la señora
quiso detenerla
mi mejor amiga
le dijo
mi novia me espera señora.
Ella es una rockstar.
Aguascalientes, Aguascalientes
("diario de una poeta recién casada", edición luna mía, aguascalientes, méx., 2017)
En el área de fumadores
del crucero
se acercó una mujer italiana
platicamos
a señas / y gesticulaciones exageradas.
Reía con Marcela
y en cada oportunidad / tocó
su hombro / y las manos
jugueteó / con su ropa.
Supo que somos esposas
y se fue gritando
que era un acoso.
Un austriaco sonrió
y dijo
Italia / está a un paso / de El Vaticano.
Yo le contesté
que no todas las mujeres
eran de nuestro agrado.
Bari, Italia
31 de agosto de 2016
Mi mejor amiga fue una rockstar
cuando la detuvo una señora
en el semáforo
de Avenida Universidad
para hablarle
de pro vida
y la moda
del matrimonio homosexual.
Arderá el infierno
con su VIH
dijo
cuando de rojo a verde
cambió la luz
en que la señora
quiso detenerla
mi mejor amiga
le dijo
mi novia me espera señora.
Ella es una rockstar.
Aguascalientes, Aguascalientes
("diario de una poeta recién casada", edición luna mía, aguascalientes, méx., 2017)
lunes, 20 de noviembre de 2017
Sandrah Mendoza (1994 )
Movimientos de ola
En este espacio que guarda mi cuerpo vacío
los golpes de vidrio, la península
me esperará el arco de asombro
con las tonsuradas columnas de tus ansias
esperará al anfibio muerto por fiebres
que se tragan sus propios desastres
cuando espían el momento de apagar la tiniebla
craneados - con sus respuestas corales
imbuidos toscamente
entre su saliva rústica y el estupor puro
sé, acabaremos míseros,
pero con luz de bengala viva
tú ganarás con tu sombra
con tus nervios ópticos - curvos
con tus dos ases sordos de lodo
soy ahora quien carga entre los senos
una lluvia de nebulosas
de caos práctico que en sotol nada
que escupe luces - locas luciérnagas
cangrejos de plata en reverso
mi gran tintero teórico
las florecillas de un Saturno que observa
cómo los cometas de un bocado me besan
y aparece una armonía frenética - vorágine
con tu lengua sin dientes, entre grietas suaves
tu violencia metódica
el instinto, las piruetas
el mendigo del alba parezco
un perro golpeado por el camino que dejó
el licor de tus muslos
los escalofríos infinitos
mi reino es de tardes vacías y fastidiosas
desde entonces
hay aquí una ausencia que excita a la fuga
a las ansias progresivas del descorche de amígdala
del bingo que nunca grito
y está mi encéfalo atrofiado por el volumen de tu lengua brava
de tu puño del polvo, genio
de tu mirada aguja que lleva los planes en el cielo
los planos de la batalla
y un porvenir acuchillante que me estrella
en tu geometría ninfal
me escondo entre las flores espumosas de Plath
me bailan con medias en el columpio
me vuelven mecánica cuántica e interferencia de voces
tú de nuevo entre ellas
tu centro de curvas - come entrañas
te vuelves mi azotea, mi albergue
mi hogar de buganvilias, de matiz hambrientas
con aroma de hachís itinerante en los espacios
la euforia de dios
mi garganta con sus ecos tiembla
tus huecos con peces dorados me asustan
como los dardos que me lanzas
y la hipnosis todo el día
los aullidos de mi glándula endórfica
me estanco en la ausencia de tus perímetros
me vuelvo blando
cuando afuera el mundo camina
con sus óxidos opacos
con sus anormalidades tan distantes
de sí
desconectados/
con sus síntomas patológicos sin atender
pendulando en la vida
a nada de irse más abajo
hablo, claro, de mí
de no cortar el cordón umbilical a tiempo
de que los vestidos los llevo sucios de pecado
de ir con aliento etílico
con mis pulsiones humeantes
y el innato impulso previsto por simios
por el masivo reino animal
son las perturbaciones mántricas
de anestesias en el omóplato
cuando serpenteas entre mí con tus carnes corrosivas
/ Astillándome la piel
provocando contracciones
y adicciones que me vuelan el orgasmo
volcánicamente un zumbido de avispa me atrapa
me lleva a otra galaxia
que es el grito de tu nombre.
("monolito"blogspot)
domingo, 19 de noviembre de 2017
Ingrid Bringas (1985 )
Nativa
Tú eres de la tierra, mujer
y duermes mientras tu autobús viaja lejos de tu casa
mientras el sol calienta tus plantas
y tú vienes de la niebla, mujer
de la tierra prometida donde se desollan la piel
los atardeceres, porque ahí todos son sordos
ahí en tu tierra todos son estrellas, todos son
lobos
yo crezco bajo la sombra de tu cuerpo
mujer
sexo
serpiente.
La memoria del fuego
Antes no sabíamos volar teníamos los ojos llenos de arena
dios creó el insomnio terrible
los murciélagos
hay lugares que recuerdan lo que somos
cérvix galope de caballo
desconozco así su gesto
su canto sereno
antes de aprender a volar aprendimos las grandes palabras que otros hablaban
y nos bastaba la premura del amor y del vuelo.
("cuadrivio" e "instituto cultural de león")
Tú eres de la tierra, mujer
y duermes mientras tu autobús viaja lejos de tu casa
mientras el sol calienta tus plantas
y tú vienes de la niebla, mujer
de la tierra prometida donde se desollan la piel
los atardeceres, porque ahí todos son sordos
ahí en tu tierra todos son estrellas, todos son
lobos
yo crezco bajo la sombra de tu cuerpo
mujer
sexo
serpiente.
La memoria del fuego
Antes no sabíamos volar teníamos los ojos llenos de arena
dios creó el insomnio terrible
los murciélagos
hay lugares que recuerdan lo que somos
cérvix galope de caballo
desconozco así su gesto
su canto sereno
antes de aprender a volar aprendimos las grandes palabras que otros hablaban
y nos bastaba la premura del amor y del vuelo.
("cuadrivio" e "instituto cultural de león")
sábado, 18 de noviembre de 2017
Yolanda Segura (1989 )
Angélica
La encontraron en un baño
como plantada en un jardín
aunque ya muerta.
Pasó ocho horas
lustrando pisos
para que las señoras de copete
pudieran mirarse los calzones
mientras compraban
sus regalitos de navidad.
Pero los últimos minutos
son un misterio:
maquillaron los golpes
perfumaron, acomodaron
y pusieron santacloses
sobre su memoria.
Se llamaba Angélica,
tuvo la indecencia
de ser asesinada
en la plaza comercial.
Tonta, quién se cree
ahora sus compañeras
tendrán que juntar los restos
limpiar sus zapatos
acomodarse el pelo
y aguardar el turno:
dentro de poco
entrarán los primeros clientes
a cagar aquí.
Esto es sólo para decirte
que me he comido
las certezas
que estaban en
la modernidad
y que probablemente
guardabas
para el siglo veintiuno
Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frágiles.
("el reverso de las piedras")
La encontraron en un baño
como plantada en un jardín
aunque ya muerta.
Pasó ocho horas
lustrando pisos
para que las señoras de copete
pudieran mirarse los calzones
mientras compraban
sus regalitos de navidad.
Pero los últimos minutos
son un misterio:
maquillaron los golpes
perfumaron, acomodaron
y pusieron santacloses
sobre su memoria.
Se llamaba Angélica,
tuvo la indecencia
de ser asesinada
en la plaza comercial.
Tonta, quién se cree
ahora sus compañeras
tendrán que juntar los restos
limpiar sus zapatos
acomodarse el pelo
y aguardar el turno:
dentro de poco
entrarán los primeros clientes
a cagar aquí.
Esto es sólo para decirte
que me he comido
las certezas
que estaban en
la modernidad
y que probablemente
guardabas
para el siglo veintiuno
Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frágiles.
("el reverso de las piedras")
viernes, 17 de noviembre de 2017
Arturo Ramírez Juárez (1949/1988 )
Narciso
Ahí está
como todos los días,
haciendo abdominales y gestos ante el espejo.
Sus músculos se tensan
en el laboratorio de la sangre.
Traza movimientos y profundas respiraciones
se agitan en su pecho.
Las pesas suben y bajan
contorsionando membranas y tejidos.
Sus ojos,
aturdidos en sí mismos
se embriagan.
Su torso es esbelto y sus brazos dos garras
donde la mirada se hunde,
espesándose en su carne.
Así,
cae en el espejo nuevamente
y se ahoga.
("rituales", fce, 1987)
Ahí está
como todos los días,
haciendo abdominales y gestos ante el espejo.
Sus músculos se tensan
en el laboratorio de la sangre.
Traza movimientos y profundas respiraciones
se agitan en su pecho.
Las pesas suben y bajan
contorsionando membranas y tejidos.
Sus ojos,
aturdidos en sí mismos
se embriagan.
Su torso es esbelto y sus brazos dos garras
donde la mirada se hunde,
espesándose en su carne.
Así,
cae en el espejo nuevamente
y se ahoga.
("rituales", fce, 1987)
jueves, 16 de noviembre de 2017
Heraclio Castillo Velázquez (1985 )
Espera en el umbral
(fragmento)
III
Que me perdone la certeza por dudar de mí,
de mi existencia prolongada
y los setenta calendarios
apilados en la suma de los días.
Que me perdone la vida por pagar impuestos,
por la canasta de moras en tiempo de guayabas,
por el minuto de silencio invertido en el rosario.
Que me perdone la risa por quebrarme demasiado,
por la renuncia,
por el engaño,
por la promesa de “ser otra” cada día.
Que me perdone la lluvia por ansiar la primavera,
por el rocío de la mañana
aferrado a la ventana de mis ojos,
Que me perdone el infinito
por tener los días contados.
Que me perdone la boca por mi celda de palabras,
por la sonrisa falsa una mañana de abril,
por la mesura,
por el gran bocado,
por no tener un discurso lapidario.
Que me perdone la vida por esperar
en el umbral -de la mirada-
el silencio vaciado entre mis canas.
Que me perdone por mis labios
-tan secos para ser besados-
por contener palabras en jaula de tristezas,
por la añoranza,
por el café de la mañana,
por el dolor aprisionado en la garganta.
Que me perdone la vida por ansiar el alba,
por el cadáver del espejo,
por un día más en la batalla.
Que me perdone por la noche de magnolia,
por la silueta proyectada en el escombro,
por la duda,
por el engaño,
por añorar un tiempo seco entre mis manos.
Que me perdone la vida por ser finita,
por la reserva de mis piernas
para abrirse a la existencia,
por la aspereza de la mano que trabaja,
por Nada.
Que me perdone todo
-la dosis de aspirina,
la tarjeta de jubilación,
el cheque en blanco,
el último latido, acaso-
por no aspirar a ser.
[Inédito]
(fragmento)
III
Que me perdone la certeza por dudar de mí,
de mi existencia prolongada
y los setenta calendarios
apilados en la suma de los días.
Que me perdone la vida por pagar impuestos,
por la canasta de moras en tiempo de guayabas,
por el minuto de silencio invertido en el rosario.
Que me perdone la risa por quebrarme demasiado,
por la renuncia,
por el engaño,
por la promesa de “ser otra” cada día.
Que me perdone la lluvia por ansiar la primavera,
por el rocío de la mañana
aferrado a la ventana de mis ojos,
Que me perdone el infinito
por tener los días contados.
Que me perdone la boca por mi celda de palabras,
por la sonrisa falsa una mañana de abril,
por la mesura,
por el gran bocado,
por no tener un discurso lapidario.
Que me perdone la vida por esperar
en el umbral -de la mirada-
el silencio vaciado entre mis canas.
Que me perdone por mis labios
-tan secos para ser besados-
por contener palabras en jaula de tristezas,
por la añoranza,
por el café de la mañana,
por el dolor aprisionado en la garganta.
Que me perdone la vida por ansiar el alba,
por el cadáver del espejo,
por un día más en la batalla.
Que me perdone por la noche de magnolia,
por la silueta proyectada en el escombro,
por la duda,
por el engaño,
por añorar un tiempo seco entre mis manos.
Que me perdone la vida por ser finita,
por la reserva de mis piernas
para abrirse a la existencia,
por la aspereza de la mano que trabaja,
por Nada.
Que me perdone todo
-la dosis de aspirina,
la tarjeta de jubilación,
el cheque en blanco,
el último latido, acaso-
por no aspirar a ser.
[Inédito]
miércoles, 15 de noviembre de 2017
Hilario Barrero (1948 )
IV
De niños no existe
pero nos ve,
de jóvenes se esconde y nos vigila
y en la vejez al evitarla
nos acecha.
A tu lado, bajando hacia el mar,
camino por la cuerda floja de la sombra
y olvidando que aquí murió mi padre,
rozo tu mirada con la mía
que se llena de agua.
Vejez
Seguro de su inmortalidad,
diestro en el manejo de la noche,
se entregaba a otros cuerpos
que le iban tirando de la piel.
Aquel verano que no volvió a la playa
supo que estaba equivocado.
No pudo detener el deterioro.
De niños no existe
pero nos ve,
de jóvenes se esconde y nos vigila
y en la vejez al evitarla
nos acecha.
A tu lado, bajando hacia el mar,
camino por la cuerda floja de la sombra
y olvidando que aquí murió mi padre,
rozo tu mirada con la mía
que se llena de agua.
Rescoldo
Con rapidez, al levantarse,
arropaba la cama
para que no muriera
la presencia del cuerpo
que le abrasó en la noche.
Vejez
Seguro de su inmortalidad,
diestro en el manejo de la noche,
se entregaba a otros cuerpos
que le iban tirando de la piel.
Aquel verano que no volvió a la playa
supo que estaba equivocado.
No pudo detener el deterioro.
("educación nocturna", madrid, 2017)
martes, 14 de noviembre de 2017
Jorge Cantú de la Garza (1937/1998 )
Purple blues
Malvas, como un Miércoles de Ceniza,
se iban deshojando tus ojeras
sobre la sábana del hospital,
y la fiebre tejía, de un recuerdo,
figuras repetidas en la grama
de ese jardín que juntos contruímos,
hoy turbio de sospecha y desamor.
Una fuente en el fondo de tus ojos,
naciendo apenas, cambiando el color
de tus pupilas, murmuraba un nombre
que jugaba en la punta de tu lengua,
demorando ese instante, el instante
de tu traición definitiva y tuya,
de mi dolor provisional y mío.
El primer canto del gallo
Ayer sorprendí en tu mirada mi muerte,
un brillo a medias en una esquina de pánico.
Bastará con no verte y ese rincón de tus ojos
perderá su fulgor, su moblaje de fiebre,
sus largos pasillos de hospital en invierno
con tu ropa en el suelo, sucia de asfixia.
De donde anida esa muerte baja, como un vómito,
tu amor, que no se atreve a decir mi nombre.
("un espejo que viaja", coed. conarte/el tucán de virginia, méx.2012, selección de rodrigo alvarado y minerva margarita villarreal)
lunes, 13 de noviembre de 2017
Pier Paolo Pasolini (1922/1975 )
¡Oh, yo jovencito!
Yo quería ser mi madre
que me amaba, pero
no quería amarme a mí mismo.
Y entonces fingía ser
un joven pobre.
No podía convencerme
de que también en unburgués
hubiera algo para amar
aquello que amaba mi madre
en mí, puro y despreciado.
Nada ha cambiado:
me veo todavía pobre
y joven; y amo sólo a aquellos
como yo. Los burgueses
tienen un cuerpo maldito.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004, méx.)
Yo quería ser mi madre
que me amaba, pero
no quería amarme a mí mismo.
Y entonces fingía ser
un joven pobre.
No podía convencerme
de que también en unburgués
hubiera algo para amar
aquello que amaba mi madre
en mí, puro y despreciado.
Nada ha cambiado:
me veo todavía pobre
y joven; y amo sólo a aquellos
como yo. Los burgueses
tienen un cuerpo maldito.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004, méx.)
domingo, 12 de noviembre de 2017
Uriel Martínez (1950 )
Ensayo
Abrí los ojos antes
de la madrugada
como quien espera
telegrama urgente
o una llamada LD
pero sin esperar nada.
Corrí al baño, corrí
las cortinas del silencio,
puse agua en la estufa,
apagué las luces
abiertas de noche.
Vi la hora en el reloj
como quien espera
el tren, el ómnibus,
el vuelo de las 5 AM
a otra parte,
el nieto que viene
en camino.
Luego eché el móvil a la piscina.
Para no escuchar el silencio
cerré los ojos.
[Inédito]
Abrí los ojos antes
de la madrugada
como quien espera
telegrama urgente
o una llamada LD
pero sin esperar nada.
Corrí al baño, corrí
las cortinas del silencio,
puse agua en la estufa,
apagué las luces
abiertas de noche.
Vi la hora en el reloj
como quien espera
el tren, el ómnibus,
el vuelo de las 5 AM
a otra parte,
el nieto que viene
en camino.
Luego eché el móvil a la piscina.
Para no escuchar el silencio
cerré los ojos.
[Inédito]
sábado, 11 de noviembre de 2017
Frank O'Hara (1926/1966 )
Poema
Esferas gemelas llenas de pelusa y ruido rodando suavemente sobre mi estómago
Pasándose en mi pecho
Y así mi boca está plena de soles
Esa ternura parece tan previa a la dureza
Esa boca acostumbrada a hablar tanto
Habla por fin del afecto en la Antigua China
Y del amor a la forma las Odiseas
Cada fosa está cubierta con semillas de perla
Tu pelo es un árbol bajo una tormenta de nieve
Emanando entrego la chispa inmortal emanando
Brindas a mi vida esa sustancia que los Antiguos amaron
Aquellos soles sonríen mientras se deslizan por el firmamento
Y al igual que tu carruaje súbitamente me torno un mito
Qué cielo es éste que habitamos por un tiempo tan prolongado
Deberá ser descubierto pronto y desaparecer.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004, trad. martín rodríguez gaona)
Esferas gemelas llenas de pelusa y ruido rodando suavemente sobre mi estómago
Pasándose en mi pecho
Y así mi boca está plena de soles
Esa ternura parece tan previa a la dureza
Esa boca acostumbrada a hablar tanto
Habla por fin del afecto en la Antigua China
Y del amor a la forma las Odiseas
Cada fosa está cubierta con semillas de perla
Tu pelo es un árbol bajo una tormenta de nieve
Emanando entrego la chispa inmortal emanando
Brindas a mi vida esa sustancia que los Antiguos amaron
Aquellos soles sonríen mientras se deslizan por el firmamento
Y al igual que tu carruaje súbitamente me torno un mito
Qué cielo es éste que habitamos por un tiempo tan prolongado
Deberá ser descubierto pronto y desaparecer.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004, trad. martín rodríguez gaona)
viernes, 10 de noviembre de 2017
Salvador Novo (1904/1974 )
Este perfume
Este perfume intenso de tu carne
no es nada más que el mundo que desplazan y mueven los globos azules de tus ojos
y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus brazos.
Hay todas las redondas naranjas en tu beso de angustia
sacrificado al borde de un huerto en que la vida se suspendió por todos los siglos
de la mía.
Qué remoto era el aire infinito que llenó nuestros pechos.
Te arranqué de la tierra por las raíces ebrias de tus manos
y te he bebido todo, ¡oh fruto perfecto y delicioso!
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne
he de sentir el rudo contacto de la tuya
nacida en la frescura de una alba inesperada,
nutrida en la caricia de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vuelta dulce en el viento que en las tardes
viene de las montañas a tu aliento,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
cálida para mí que la esperaba...
("alforja", n. xxix, verano 2004)
Este perfume intenso de tu carne
no es nada más que el mundo que desplazan y mueven los globos azules de tus ojos
y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus brazos.
Hay todas las redondas naranjas en tu beso de angustia
sacrificado al borde de un huerto en que la vida se suspendió por todos los siglos
de la mía.
Qué remoto era el aire infinito que llenó nuestros pechos.
Te arranqué de la tierra por las raíces ebrias de tus manos
y te he bebido todo, ¡oh fruto perfecto y delicioso!
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne
he de sentir el rudo contacto de la tuya
nacida en la frescura de una alba inesperada,
nutrida en la caricia de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vuelta dulce en el viento que en las tardes
viene de las montañas a tu aliento,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
cálida para mí que la esperaba...
("alforja", n. xxix, verano 2004)
jueves, 9 de noviembre de 2017
Luis Muñoz (1966 )
Ocho de la mañana
Le miro cómo duerme en la sábana.
La esponja del descanso le borra los sentidos.
Deja pasar dos planchas moteadas de luz
la ventana entreabierta,
picotea en el borde de un tiesto de geranios
un gorrión tremante
con ojos de cabeza de alfiler,
y el picoteo se hace
del ritmo de una frase inquisitiva.
Pero no se despierta,
se abraza a la almohada, se hunde como en nubes,
y me atrapa al volverse alzando una rodilla.
No sé si formo parte de su sueño.
Querer ser una escala, y no sé si alcanza el sueño.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004)
Le miro cómo duerme en la sábana.
La esponja del descanso le borra los sentidos.
Deja pasar dos planchas moteadas de luz
la ventana entreabierta,
picotea en el borde de un tiesto de geranios
un gorrión tremante
con ojos de cabeza de alfiler,
y el picoteo se hace
del ritmo de una frase inquisitiva.
Pero no se despierta,
se abraza a la almohada, se hunde como en nubes,
y me atrapa al volverse alzando una rodilla.
No sé si formo parte de su sueño.
Querer ser una escala, y no sé si alcanza el sueño.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004)
miércoles, 8 de noviembre de 2017
Juan Bernier (1911/1989 )
Presencia
El muchacho era tan bello, que no era de este mundo
Era otro mundo él solo, de flor y un manojo de venas.
Lo mirabas y era aparte, lejos de ti, como un bello animal suelto,
en un universo verde de agua y de praderas
ponías la mirada en él y lo encontrabas vivo, igual que tú,
pero pensabas que era una flor, una gacela con junco, un lirio.
Querías amarlo, y resbalaba la mirada en la flor de la carne,
y miras a lo que tiene alma y venas y sentidos,
el muchacho pasaba ante tus ojos de entrega,
sin verte, sin mirarle, dando muerte a tu mundo,
con su presencia plena,
para la que no existías...
("poetas andaluces")
El muchacho era tan bello, que no era de este mundo
Era otro mundo él solo, de flor y un manojo de venas.
Lo mirabas y era aparte, lejos de ti, como un bello animal suelto,
en un universo verde de agua y de praderas
ponías la mirada en él y lo encontrabas vivo, igual que tú,
pero pensabas que era una flor, una gacela con junco, un lirio.
Querías amarlo, y resbalaba la mirada en la flor de la carne,
y miras a lo que tiene alma y venas y sentidos,
el muchacho pasaba ante tus ojos de entrega,
sin verte, sin mirarle, dando muerte a tu mundo,
con su presencia plena,
para la que no existías...
("poetas andaluces")
martes, 7 de noviembre de 2017
Matsuo Takahashi (1937 )
Autorretrato con un glorioso hueco
Señor, ¿cuánto ha de ser? ¿pasará mucho tiempo antes de Tu visita?
Me arrastro por el oprobioso suelo, esperando, mientras a mi vera
imágenes de alados ángeles y santos; en el centro de una pared adornada con
divinas palabras de oro y plata, un glorioso hueco- tu radiante visitación a
través de éste, ¿todavía no es la hora justa?
Oh, cuando así sea, me arrodillaré ante ti.
Locamente abriré mis labios resecos y rotos por la sed,
y como el aterrador profeta dijo, llenaré mi boca de ti.
Dentro de mi boca muy pronto crecerás.
Tu santo receptáculo violentamente se llenará y chorreará hasta mis sorprendidos
ojos, mi corta nariz, sobre mi corte de militar con abundante y joven pelo gris, y
en mi estrecha frente, desparramándose por doquier, goteará despacio, y al igual
que marcas de babosa, glotonamente brillarás.
En Tu compasión, como alguien a quien violaron,
cerraré mis ojos en sufrimiento, y gemiré...
¿cuándo ha de ser' ¿cuánto pasará hasta tu visita?
Dichas estas palabras, el rostro, como una bota de piel de cerdo de la cual ha
goteado licor, se desinfló en arrugas, se replegó sobre el cuello, y junto con el
confuso incidente, frente al retrete,
se erguía la pared llena de graffittis, y desde el otro lado del hueco en la mitad de
la pared, un deslumbrante
ojo seco estaba observando.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, 2004; trad. martín rodríguez gaona)
Señor, ¿cuánto ha de ser? ¿pasará mucho tiempo antes de Tu visita?
Me arrastro por el oprobioso suelo, esperando, mientras a mi vera
imágenes de alados ángeles y santos; en el centro de una pared adornada con
divinas palabras de oro y plata, un glorioso hueco- tu radiante visitación a
través de éste, ¿todavía no es la hora justa?
Oh, cuando así sea, me arrodillaré ante ti.
Locamente abriré mis labios resecos y rotos por la sed,
y como el aterrador profeta dijo, llenaré mi boca de ti.
Dentro de mi boca muy pronto crecerás.
Tu santo receptáculo violentamente se llenará y chorreará hasta mis sorprendidos
ojos, mi corta nariz, sobre mi corte de militar con abundante y joven pelo gris, y
en mi estrecha frente, desparramándose por doquier, goteará despacio, y al igual
que marcas de babosa, glotonamente brillarás.
En Tu compasión, como alguien a quien violaron,
cerraré mis ojos en sufrimiento, y gemiré...
¿cuándo ha de ser' ¿cuánto pasará hasta tu visita?
Dichas estas palabras, el rostro, como una bota de piel de cerdo de la cual ha
goteado licor, se desinfló en arrugas, se replegó sobre el cuello, y junto con el
confuso incidente, frente al retrete,
se erguía la pared llena de graffittis, y desde el otro lado del hueco en la mitad de
la pared, un deslumbrante
ojo seco estaba observando.
("alforja, revista de poesía", no.xxix, 2004; trad. martín rodríguez gaona)
lunes, 6 de noviembre de 2017
Pablo García Baena (1923 )
Bobby
No era el amor y se llamaba Antonio.
Hablaba como un indio del Far-West:
"hombre alto", "boca larga". Era de Fuengirola.
Y siempre había un teléfono donde llamarlo cuando y reía-
la noche era más larga, más amarga, más lenta.
Por las villas de canos jubilados de Holanda,
por la suite de la vieja dama inglesa,
la viuda o divorciada más allá de los ácidos,
por el apartamento oscuro del borracho,
surgía su desnudo auroral como jonia.
Era animal de dicha y entraba fiel, ruidoso,
un grueso calabrote de plata por el cuello...
sobre muebles de Herraiz o lacas chinas,
biombo bermellón de zancudas doradas,
o en raída moqueta o taquillones
de castellano en serie,
iba bajando las botas deportivas,
los calcetines rojos,
el pequeño taparrabos celeste,
la camiseta como broquel de un pecho
sin defensa. Portador de alegría,
tal un dios de tobillos alados que bajara
a los arcos humanos
ahuyentando la lágrima, la carta, los somníferos,
la desesperación y su lívida mecha.
Y una noche me dijo, su lengua por mi oído,
"quisiera haberme muerto".
("alforja, revista de poesía", no.xxix, verano 2004)
domingo, 5 de noviembre de 2017
Óscar Hahn (1938 )
Solitude
Mi soledad no está sola:
está conmigo
Me acompaña dondequiera
que voy: duerme en mi cama
come de mi mano: respira
el aire que respiro
Me habla con mi voz
camina como yo camino
siente lo que yo siento
Sólo una vez mi soledad
se alejó de mi lado
me abandonó: partió
Fue esa tarde que conocí
a la mujer de mi vida
Meses y meses sin mi soledad
noche tras noche con mi gran amor
ocupando el espacio
de mi desamparo
Hasta que un día todo terminó
como siempre terminan
los amores eternos:
en un abrir y cerrar de ojos
Y ahora
he regresado a mi casa
Mi soledad me recibe
con los brazos abiertos
no me dice nada
no me reprocha nada
me abraza me consuela
Llora conmigo
Mi soledad no está sola:
está conmigo
Me acompaña dondequiera
que voy: duerme en mi cama
come de mi mano: respira
el aire que respiro
Me habla con mi voz
camina como yo camino
siente lo que yo siento
Sólo una vez mi soledad
se alejó de mi lado
me abandonó: partió
Fue esa tarde que conocí
a la mujer de mi vida
Meses y meses sin mi soledad
noche tras noche con mi gran amor
ocupando el espacio
de mi desamparo
Hasta que un día todo terminó
como siempre terminan
los amores eternos:
en un abrir y cerrar de ojos
Y ahora
he regresado a mi casa
Mi soledad me recibe
con los brazos abiertos
no me dice nada
no me reprocha nada
me abraza me consuela
Llora conmigo
("rua das pretas")
Coincidencias
Y una noche los prefantasmas
desparecieron de la habitación:
se esfumaron sus ánimas
que solían reflejarse en la pared
como sombras multicolores
que subían y bajaban
o como gotas de agua púrpura
estallando en cámara lenta.
Y las murallas se cubrieron
de una blancura irreal.
Fue entonces cuando empezaron
las coincidencias
Yo escribía la palabra
"serendipia" en el computador
y un segundo después
el locutor de la televisión
decía la palabra "serendipia".
O estaba hojeando una revista
en la que aparecía un reloj
marcando una hora precisa
y notaba que mi reloj
se había parado a esa misma hora.
O mientras estaba soñando
con mi profesora de Castellano
de hace 30 años
me despertaba el teléfono
y era la profesora de Castellano
de mi hijo menor.
De pronto comprendí que los prefantasmas
trataban de comunicarse con nosotros
bajo la forma de coincidencias
y que estaban aquí alrededor nuestro
Ayer fui a la biblioteca pública
a buscar el cuento "El número 111"
y después a la oficina de correos
para arrendar una casilla
y cuando me dieron la llave
vi que tenía el número 111.
Ahora sé que las coincidencias
son encuentros cercanos del tercer tipo
pero no con extaterrestres
sino con prefantasmas
Sólo falta saber por qué están aquí
y qué es lo que quieren
Mientras tanto las coincidencias
siguen acumulándose
como si fueran el anuncio
de una invasión inminente
Ahora la radio está tocando una canción
que se llama "Coincidencias"
("otra iglesia es imposible")
sábado, 4 de noviembre de 2017
Marin Sorescu (1936/1996 )
Ajedrez
Yo juego un día blanco,
Él juega un día negro.
Yo avanzo con un sueño,
Él me lleva a la guerra.
Él me ataca los pulmones,
Yo pienso un año en el hospital,
Hago una combinación brillante
Y le gano un día negro.
Él juega una desgracia
Y me amenaza con el cáncer
(Que por ahora anda en forma de cruz),
Mas yo le pongo por delante un libro
Y lo obligo a una retirada.
Le gano otras cuantas piezas,
Pero mira, la mitad de mi vida
Está fuera de juego.
Oh, le daré jaque a tu rey y perderás el optimismo,
Me dice él.
No es nada, bromeo yo.
Pues hago el enroque de los sentimientos.
Detrás de mí la esposa, los hijos,
El sol, la luna y otros mirones
Tiemblan ante cualquier jugada mía.
Yo enciendo un cigarrillo
Y sigo la partida.
("círculo de poesía", versión omar lara)
Yo juego un día blanco,
Él juega un día negro.
Yo avanzo con un sueño,
Él me lleva a la guerra.
Él me ataca los pulmones,
Yo pienso un año en el hospital,
Hago una combinación brillante
Y le gano un día negro.
Él juega una desgracia
Y me amenaza con el cáncer
(Que por ahora anda en forma de cruz),
Mas yo le pongo por delante un libro
Y lo obligo a una retirada.
Le gano otras cuantas piezas,
Pero mira, la mitad de mi vida
Está fuera de juego.
Oh, le daré jaque a tu rey y perderás el optimismo,
Me dice él.
No es nada, bromeo yo.
Pues hago el enroque de los sentimientos.
Detrás de mí la esposa, los hijos,
El sol, la luna y otros mirones
Tiemblan ante cualquier jugada mía.
Yo enciendo un cigarrillo
Y sigo la partida.
("círculo de poesía", versión omar lara)
viernes, 3 de noviembre de 2017
Marosa di Giorgio (1932/2004 )
Murciélago de fantasía
Esta noche un solitario habitante de las paredes
se decidió a andar,
oh, murciélago de oro y azul,
bicheja
todo de luz y telaraña,
te vi de cerca,
vimos gotear tus orejitas
adornadas con brillantes.
Antiguo sacerdote,
tienes la iglesia
en el cerrado ropero,
pero, esta vez
te vi volar,
vimos tu sombrilla,
tu mantoncito infame
prenderse de la nada,
se oye tu murmullo.
Y espero muchas cosas
de esta noche
en que te decidiste a reinar frente a nosotros
mientras, afuera, el viento,
destruye los malvones.
Era la noche de mi casamiento
Era la noche de mi casamiento.
Aunque, asombrosamente, los preparativos hubieran empezado años antes; antes de que yo naciese, antes de las bodas de mis padres.
Pero, esa noche, bajo los dorados soles, y entre las berenjenas, que de tan azules, daban resplandores rojos, se atraparon criaturas inocentes y legítimas; se les sacaba el pelo y el sexo, y eran tendidas sobre las grandes asaderas.
Por lo menos, eso fue lo que vi en un cuadro, mucho tiempo después: mis familiares, de pie, ante la Divinidad de los tomates.
Y toda la noche se oyó una música grave, inexplicable; como si sonaran juntos, o fueran uno solo, la Danza del Fuego y el Bolero de Ravel.
("poemas del alma")
Esta noche un solitario habitante de las paredes
se decidió a andar,
oh, murciélago de oro y azul,
bicheja
todo de luz y telaraña,
te vi de cerca,
vimos gotear tus orejitas
adornadas con brillantes.
Antiguo sacerdote,
tienes la iglesia
en el cerrado ropero,
pero, esta vez
te vi volar,
vimos tu sombrilla,
tu mantoncito infame
prenderse de la nada,
se oye tu murmullo.
Y espero muchas cosas
de esta noche
en que te decidiste a reinar frente a nosotros
mientras, afuera, el viento,
destruye los malvones.
Era la noche de mi casamiento
Era la noche de mi casamiento.
Aunque, asombrosamente, los preparativos hubieran empezado años antes; antes de que yo naciese, antes de las bodas de mis padres.
Pero, esa noche, bajo los dorados soles, y entre las berenjenas, que de tan azules, daban resplandores rojos, se atraparon criaturas inocentes y legítimas; se les sacaba el pelo y el sexo, y eran tendidas sobre las grandes asaderas.
Por lo menos, eso fue lo que vi en un cuadro, mucho tiempo después: mis familiares, de pie, ante la Divinidad de los tomates.
Y toda la noche se oyó una música grave, inexplicable; como si sonaran juntos, o fueran uno solo, la Danza del Fuego y el Bolero de Ravel.
("poemas del alma")
jueves, 2 de noviembre de 2017
Enrique Verástegui (1950 )
Si te quedas en mi país
En mi país la poesía ladra
suda orina tiene sucias las axilas.
La poesía frecuenta los burdeles
escribe cantos silba danza mientras se mira
ociosamente en la toilette
y ha conocido el sabor dulzón del amor
en los parquecitos de crepé
bajo la luna
de los mostradores.
Pero en mi país hay quienes hablan con su botella de vino
sobre la pared azulada.
Y la poesía rueda contigo de la mano
por estos mismos lugares que no son los lugares
para filmar una canción destrozada.
Y por la poesía en mi país
si no hablaste como esto
te obligan a salir
en mi país
no hay donde ir
pero tienes que ir saliendo
como el acné en el cascarón rosado.
Y esto te urge más que una palabra perfecta.
En mi país la poesía te habla
como un labio inquietante al oído
te aleja de tu cuna culeca
filma tu paisaje de Herodes
y la brisa remece tus sueños
–la brisa helada de un ventilador.
Porque una lengua hablará por tu lengua.
Y otra mano guiará a tu mano
si te quedas en mi país.
("la conjura de los libros")
En mi país la poesía ladra
suda orina tiene sucias las axilas.
La poesía frecuenta los burdeles
escribe cantos silba danza mientras se mira
ociosamente en la toilette
y ha conocido el sabor dulzón del amor
en los parquecitos de crepé
bajo la luna
de los mostradores.
Pero en mi país hay quienes hablan con su botella de vino
sobre la pared azulada.
Y la poesía rueda contigo de la mano
por estos mismos lugares que no son los lugares
para filmar una canción destrozada.
Y por la poesía en mi país
si no hablaste como esto
te obligan a salir
en mi país
no hay donde ir
pero tienes que ir saliendo
como el acné en el cascarón rosado.
Y esto te urge más que una palabra perfecta.
En mi país la poesía te habla
como un labio inquietante al oído
te aleja de tu cuna culeca
filma tu paisaje de Herodes
y la brisa remece tus sueños
–la brisa helada de un ventilador.
Porque una lengua hablará por tu lengua.
Y otra mano guiará a tu mano
si te quedas en mi país.
("la conjura de los libros")
miércoles, 1 de noviembre de 2017
Joaquín Benito de Lucas (1934 )
Elegía
Cuando regreso ahora
a mi ciudad, no puedo contener
la emoción de saber que no me esperan.
No me espera mi padre, que se marchó río abajo
muy despacio entre juncos, bajo puentes de niebla.
No me espera mi hermano,
que me esperaba siempre al pie de un mostrador
cualquiera, en cualquier calle
brindando por mi último
libro o por su desgracia
o por otro motivo interesante.
Ni tampoco me espera
el otro hermano que recién se ha ido,
dejándome la sombra
de sus zapatos y sus trajes,
que cepillo y que plancho
y me pruebo y me pruebo
sin saber qué me sobra o qué me falta.
("rua das pretas")
Cuando regreso ahora
a mi ciudad, no puedo contener
la emoción de saber que no me esperan.
No me espera mi padre, que se marchó río abajo
muy despacio entre juncos, bajo puentes de niebla.
No me espera mi hermano,
que me esperaba siempre al pie de un mostrador
cualquiera, en cualquier calle
brindando por mi último
libro o por su desgracia
o por otro motivo interesante.
Ni tampoco me espera
el otro hermano que recién se ha ido,
dejándome la sombra
de sus zapatos y sus trajes,
que cepillo y que plancho
y me pruebo y me pruebo
sin saber qué me sobra o qué me falta.
("rua das pretas")
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