domingo, 30 de junio de 2019

Thomas Mc Carthy (1954 )

Una miscelànea celta


Lluvia mágica bruma mágica rocío mágico granizo mágico
oscuridad mágica mar mágico olas mágicas río
mágico fuente mágica pozo mágico surgente mágico
que brota cuando una lanza mágica parte
la roca roble mágico ceniza mágica árbol de lima mágico
rama mágica tejo mágico espino mágico árbol
mágico para volverte joven otra vez árbol
mágico para evitar el hambre espina mágica enredadera mágica helecho
mágico floración mágica muérdago y mandrágora
hierbas silvestres mágicas maíz mágico aliento mágico
sangre mágica pluma mágica estiércol mágico pis
mágico manto mágico pantalones mágicos velo mágico
sombrero mágico cadena mágica espada mágica escudo
mágico estufa mágica banco mágico puerta mágica
berrido mágico de un ciervo o berrido de un ciervo mágico
siete como número mágico mágica la cabeza
del humano que adivina mágica también la cabeza
de un perro  mágicos dos navíos que explotan en el fuego
para revelar la desobediencia mágico el río
que se levanta para ahogar a los mentirosos mágica la piedra
que causa silencio mágico el lago profundo
que causa olvido mágica la avellana
que vuelve a un amante tonto mágica la piedra
que aleja la pena mágico el amuleto comprado
barato en la forma de pequeños libros de poesía,
o nueve el número mágico y siete el número
mágico otra vez y el mágico doce también
y verde como ese color violeta mágico como
rojo mágico como negro mágico como blanco mágico como
violeta mágico también como un tinte mágico y el rojo otra vez;
mágica también la tala de dos robles en un bosque
y la varita mágica usada por los Druidas para
encontrar a tu amada raptada por las hadas-
Y cuando todo lo demás falla, mágicas las bendiciones
modernas de los cristianos que llenan nuestro Bosque
de robles ahora, que logran que hasta los desaparecidos hablen.


("ogham", versiòn marina kohon)

sábado, 29 de junio de 2019

Li-Young Lee (1957 )

Pequeño padre



Enterré a mi padre
en el cielo.
Desde entonces, los pájaros
lo limpian y peinan cada mañana
y lo cubren con la manta hasta el mentón
todas las noches.

Enterré a mi padre bajo tierra.
Desde entonces, mis escaleras
sólo bajan,
y toda la tierra se convirtió en una casa
cuyas habitaciones son las horas, cuyas puertas
permanecen abiertas a la tarde, recibiendo
huésped tras huésped.
Algunas veces veo más allá de ellos,
hacia las mesas distribuidas para una fiesta de bodas.

Enterré a mi padre en mi corazón.
Ahora crece en mí, mi hijo extraño,
mi pequeña raíz que no quiere beber leche,
pequeño pálido pie hundido en lo inaudito de la noche,
pequeño espiral de reloj recién mojado
en el fuego, pequeña uva, padre del futuro
vino, un hijo fruto de su propio hijo,
pequeño padre, yo te rescato con mi vida.

(tomado del muro FB del poeta y traductor enrique solinas)

viernes, 28 de junio de 2019

Ciarán Carson (1948 )


Propuesta



Sucedió  por una manzana. Estábamos en un mercado,
luz solar y lloviznas de agosto parpadeaban a través del techo acristalado

sobre un barril de manzanas, verdes con un rubor rojizo,
el rocío aún parecía relucir sobre ellas. Tomaste una.

Pruébela y vea señorita, dijo el vendedor. Asentiste, y mordiste
la pulpa crujiente. Sentiste el jugo explotar en tu boca

al igual que yo cuando me la pasaste para la segunda mordida.
Se llaman Descubrimiento,  dijo el vendedor, una muy buena

manzana para comer. Compramos una libra de ellas, algo de vino y queso,
y acudimos al campo, donde hicimos un picnic junto a un arroyo.

Me ofreciste una Descubrimiento. Esta vez pude sentir
tu boca a través del jugo.  Mordida a mordida

hasta que la terminamos como uno. Tiramos el centro.
Luego nos preguntamos cosas que nunca nos habíamos preguntado antes.


("ogham", versiòn marina kohon)

jueves, 27 de junio de 2019

Padraig Pearse (1979/1916 )

La madre



No les tengo rencor: Señor, no guardo rencor.
Mis dos hijos fuertes que he visto partir
quebrarse su fortaleza y morir, ellos y unos pocos,
en la sangrienta protesta por una causa gloriosa,
se hablará de ellos entre su gente,
las generaciones los recordarán,
y  los llamarán los bendecidos;
pero diré sus nombres para mi propio corazón
en las largas noches,
los pequeños nombres que fueron familiares alguna vez
alrededor de mi hogar muerto.
Señor, eres duro con las madres:
sufrimos cuando llegan y cuando se van;
Y aunque no guardo rencor, estoy agotada, agotada
de mi largo penar- Y no obstante, tengo mi dicha:
mis hijos fueron leales y combatieron.


("ogham",  versiòn marina kohon)

miércoles, 26 de junio de 2019

Luis Rosales (1910/1992 )

La transfiguraciòn



Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
                es
                        como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
                                                y viven
su trasfiguración,
                                  y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
                ¡al fin!
                            esa frescura súbita

como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
                                                y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
                                  hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
                                                      y todo ha sido

un pasmo, un rebrillar y luego nada.


("poesi.as")

martes, 25 de junio de 2019

Williams Carlos Williams (1883/1963 )

El descenso



El descenso nos llama
como nos llamó el ascenso
La memoria es como
un logro,
una especie de renovación
casi
una iniciación, nuevos espacios abiertos
habitados por hordas
y por tanto, no implica
nuevas especies –
pues su movimiento
se dirige hacia destinos nuevos
(aunque hayan sido abandonados)

Ninguna derrota se compone sólo de derrota – pues
el mundo que abre siempre es un lugar
hasta entonces
insospechado. Un
mundo perdido,
un mundo insospechado,
nos llama a nuevos lugares
y ninguna blancura (perdida) es tan blanca como
el recuerdo de la blancura

Con la tarde, el amor despierta
aunque sus sombras
vivas por el brillo
del sol –
somnolientas ahora se abandonen
al deseo
El amor sin sombras surge ahora
comienza a despertar
conforme la noche
avanza.

El descenso
hecho de desesperanza
sin logros
cae en la cuenta
del nuevo despertar:
que es el revés
de la desesperanza.
Así, lo que no logramos,
lo negado al amor,
lo que hemos perdido antes –
se hace descenso

sin fin, indestructible.


("material de lectura", trad. pura lòpez colomè)

lunes, 24 de junio de 2019

Heberto Padilla (1932/2000 )

Retrato del poeta como un duende joven (1)




Buscador de muy agudos ojos
hundes tus nasas en la noche. Vasta es la noche,
pero el viento y la lámpara,
las luces de la orilla,
las olas que te levantan con un golpe de vidrio
te abrevian, te resumen
sobre la piedra en que estás suspenso,
donde escuchas, discurres,
das fe de amor, en lo suspenso.

       Oculto,
suspenso como estás frente a esas aguas,
caminas invisible entre las cosas.
A medianoche
te deslizas con el hombre que va a matar.
A medianoche
andas con el hombre que va a a morir.
Frente a la casa del ahorcado
pones la flor del miserable.
Bajo los equilibrios de la noche
tu vigilia hace temblar las estrellas más fijas.
Y el himno que se desprende de los hombres
como una historia,
entra desconocido en otra historia.
Se aglomeran en ti
formas que no te dieron a elegir
que no fueron nacidas de tu sangre.


("poemas del alma")

domingo, 23 de junio de 2019

Uriel Martìnez (1950 )

San Lunes


La guera de las verduras cae
al jugarle una mala pasada
el huarache;
la huichola espulga a la hija
en el callejòn de arriba;
el empleado de la telefònica
desayuna tamal con salsa:
una gota le cae en la camisa;

pago mi recibo y salgo;

me busco la bic que olvidè
en casa; me siento triste
en la banca indiferente;

"es lunes", me digo, luego recobro la paciencia.



(inèdito)

jueves, 20 de junio de 2019

Carina Sedevich (1972 )

He decidido



He decidido mirar por la ventana.
Todo cae mientras yo miro por la ventana.
Mientras me caliento el pecho con el sol.
Miro las telarañas entre las rejas
finas, tornasoladas.
Miro las volutas de hierro, sencillas
las que eligió Rodolfo.
He decidido mirar por la ventana
de esta casa enorme.
Acá iba a crecer un hijo nuestro.
Las piñas se amontonan en los árboles.
Acá íbamos a tener una pileta.
Y el color de las paredes iba a ser arena.
He decidido mirar por la ventana
Inmóvil en la silla, como en un hospicio.
Ver los rosales plantados y olvidados
que crecieron sin darnos una flor.
Los yuyos del invierno, las agujas
que caen de los pinos, las gramillas.
El gris de los ladrillos que costaron tanto.
He decidido mirar por la ventana.
Repasar en silencio la alegría perdida
con esta ropa vieja de todos los inviernos.


("la mirada del lobo")

miércoles, 19 de junio de 2019

Fernando Pessoa (1888/1935 )

Me he quitado la màscara



Me he quitado la máscara y me miro al espejo.
Era el niño de hace cuántos años...
no había cambiado nada...

Esta es la ventaja de saberse quitar la máscara.
Seguimos siendo niños,
ese pasado que permanece,
el niño.

Me he quitado la máscara y me la he vuelto a poner.
Así está mejor.
Así soy la máscara.

Y vuelvo a la normalidad como a una terminal de línea.

Hace más de media hora
que estoy sentado al escritorio
con la única intención
de mirarlo.

(Estos versos están fuera de mi ritmo.
Yo también estoy fuera de mi ritmo.)

Tintero (grande) delante.
Plumas con sus plumines, menos delante.
Más hacia aquí papel muy limpio.
A la izquierda, un tomo de la Enciclopedia Británica,
a la derecha
¡ah, a la derecha!
ese abrecartas con el que ayer
no tuve paciencia para abrir completamente
ese libro que me interesa y que no voy a leer.

¡Quién pudiese hipnotizar todo esto!

Los antiguos invocaban a las Musas.
Nosotros nos invocamos a nosotros mismos.
No sé si las Musas se aparecían,
dependería sin duda del invocado y de la invocación,
pero sé que nosotros no nos aparecemos.
Cuántas veces me he asomado
sobre el pozo que me supongo ser
y ululado “¡Uh!” sólo para oír un eco
y no he oído más de lo que he visto:
ese tenue albor oscuro con que el agua resplandece
en la inutilidad del fondo.
Ningún eco para mí...
Sólo tenuemente una cara, que debe de ser la mía porque
no puede ser la de otro,
es una cosa casi invisible,
excepto cómo luminosamente surge
en el fondo...
En el silencio y en la luz falsa del fondo...


¡Qué Musa!


("marcelo leites", trad. eloìsa àlvarez)

martes, 18 de junio de 2019

Josè Revueltas (1914/1976 )





Canto irrevocable


Yo, que tengo una juventud llena de voces,

de relámpagos, de arterias vivas,

que acostado en mis músculos, atento a cómo corre y llora mi sangre,

a como se agolpan mis angustias

como mares amargos

o como espesas losas de desvelo,

oigo que se juntan todos los gritos

cual un bosque de estrechos corazones apretados;

oigo lo que decimos todavía hoy

todo lo que diremos aún,

de punta sobre nuestros graves latidos,

por boca de los árboles, por boca de la tierra.



Yo, que irrevocablemente sé de nuestra eternidad definitiva

de nuestra juventud de atentos sueños

y lágrimas despiertas;

de los tercos tambores tercamente sonando

que hay en nuestro oscuro fondo.



Que tengo un par de rotos ojos vivos,

mirando, aún no calcinados,

y unos brazos largos inmensos, eternos como piedras,

como piedras duras y varoniles y tristes.



Que con esos ojos abiertos y sufriendo

sé ver nuestra tierra por la sal blanqueada,

blanqueada por la amarga leche de los senos,

cómo se apaga con los huesos.



Y cómo se apaga y se seca de ceniza la sed

y se pudren las manos, y se curva el silencio.



Yo, que tengo un pobre e inútil corazón

para toda la tristeza

que dejo de sufrir a cualquier hora,

he visto a las madres arenosas y clavadas,

las madres de tezontle, las madres de piedra de metate,

llorando cuantas vivas de cal,

granos amargos,

gotas de plomo.



Lloran piedras de río

sentadas como viejas raíces,

las madres de tierra de la tierra.



He visto y llorado todo esto, yo.

Pero no he llorado todavía.

Hay un océano grande de tristeza.



Quisiera tener un corazón lleno de trigo

y mi pobre corazón es muy pequeño.



Hay que hacer un gran río del mundo,

juntar nuestros pulsos hasta formar un gran cielo.



Un cielo del que llovamos redivivos,

nuevos, virtuosamente limpios y dispuestos.

                                                                              Mèrida, 1938


(texto leìdo en las jornadas del Encuentro Internacional de Escritores Josè Revueltas, junio 2019, Durango, Dgo.)


lunes, 17 de junio de 2019

Josè Villa (1966 )

Trabajo misterioso



No sabe lo lejos que está, toca timbre en una casa,
no sabe  a quien debe mirar
Buscará creer, hará su vida

La veo que camina tomada de una apariencia,
hace la suya

La verdad es que durante tanto tiempo no la había mirado:
pensaba más bien en la mezcla, en la rueca
de fieles y estambres, de trozos de mosaico y perros
enroscados, botellas y fragmentos
que me callé

A tal punto, que estas vías conducen a una lápida
Y sí, no parecía que entre su triste retrato y su perdida
unión hubiera algo.


("de sibilas y pitias")

domingo, 16 de junio de 2019

Jane Yeh

Breve historia de la migración




Embarcamos en una concha marina para surcar las olas.
La mitología de nuestro viaje incluyó suciedad, tiburones, un zepelín y cables.
Comimos siempre lo mismo durante diecisiete días seguidos (panqueques).
Aprendimos a decir sí, por favor en cuatro idiomas diferentes.

Nuestros gorros forrados en piel no servían de nada en el dulce aire de septiembre.
El misterio de nuestra estirpe era un sarape sobre nuestras espaldas.
En la pradera, los lugareños intentaron tomarnos por lo que éramos.
Aprendimos qué eran el esturión, las lavadoras, el tedio y el falso bronceado.

Nos apuntamos al club de La fruta del mes para ampliar horizontes.
El dominio de nuestro follaje implicaba un mar interminable de cortar
césped.
Asistimos a ferias de dulces con un grado sospechoso de fervor.
Sobrecargamos a nuestros hijos con violines, malos peinados y diplomas.

Nuestros nombres cambiaron para hacerse más fáciles de recordar.
El monasterio de nuestra herencia fue reconvertido en prácticos aperitivos.
Vendimos frigoríficos a gente que ya tenía frigoríficos.
Vivíamos en la gloria suburbana de nuestros adosados sobre plano.

Nuestros hijos cambiaron para hacerse más gordos y mezquinos.
La memoria de nuestra verborrea era como un escalope al viento.
Guardábamos el dinero cerca, y nuestros sentimientos más cerca aún.
En caso de emergencia, siempre había un bate de béisbol a mano.


("perros en la playa", tra. jordi doce)

jueves, 13 de junio de 2019

Basilio Sànchez (1958 )

Fracturas




Donde se desmoronan las ciudades,

junto a los sumideros,

los muchachos se entretienen jugando

con las llantas metálicas

que afloran en el agua como los promontorios

de un mar sin pretensiones.



En las salas comunitarias de los asilos,

las vísperas de fiesta los ancianos

siguen con movimientos de cabeza

el ritmo de la música

con la que se acostumbran a la muerte.



Acechante, sentado ante mí mismo

como un gato silvestre ante la puerta

cerrada de una casa,

en el jardín tranquilo que rodea al hospital

nadie me reconoce


mezclado con los locos.



Amo lo que se hace lentamente



Amo lo que se hace lentamente,
lo que exige atención,
lo que demanda esfuerzo.

Amo la austeridad de los que escriben
como el que excava en un pozo
o repara el esmalte de una taza.

Mi habla es un murmullo,
una simple presencia que en la noche,
en las proximidades del vacío,
se impone por sí sola contra el miedo,
contra la soledad que nos revela
lo pequeños que somos.

El poeta no ha elegido el futuro.

El poeta ha elegido descalzarse en el umbral del desierto.



("portal de poesìa" y "life vest under your seat")

miércoles, 12 de junio de 2019

Patrick Kavanagh (1904/1967 )

Inocencia



Se rieron de mi amada…
la colina triangular que pendía
bajo Big Forth. Dijeron
que estaba encadenado a los setos de espino
de la vieja granja y no conocía el mundo.
Pero yo sabía que la puerta del amor a la vida
es la misma puerta en todas partes.

Avergonzado de la que amaba,
la arrojé de mí y la llamé zanja,
aunque me sonreía con violetas.

Pero ahora he vuelto a sus brazos de brezo;
el rocío de San Martín cubre
los tallos blanqueados de las patas.
¿Qué edad tengo?

No sé mi edad,
no tengo edad mortal.
Nada sé de mujeres,
nada sé de ciudades,
no puedo morir

si no salgo de estos setos de espino.


Conmemòrame



Conmemórame donde haya agua,
agua de canal, a ser posible,
tan calma y verde en el hondo verano.
Hermano, conmemórame así, bello,
junto a una esclusa donde ruge un Niágara
de cascadas para el tremendo silencio
de quien se sienta a mediados de julio. No
hablará en prosa
quien encuentre el camino a estas islas-
Parnaso.
Un cisne inclina la cabeza con sus muchas
disculpas,
la fantástica luz cruza ojos de puentes…
y, mirad, una barcaza llega llena de mitos
de Athy y de otras villas remotas.
Conmemórame sin tumbas de héroes bravos,
basta un banco en el canal para el paseante.



("fernando nombela", trad. fruela fernàndez)

martes, 11 de junio de 2019

Ida Vitale (1923 )

Otoño




Otoño, perro
de cariñosa pata impertinente,
mueve las hojas de los libros.
Reclama que se atienda
las fascinantes suyas,
que en vano pasan del verde al oro al rojo al púrpura.
Como en la distracción,
la palabra precisa
que pierdes para siempre.



("estaciòn quilmes")

lunes, 10 de junio de 2019

Marìa Luisa Iglesias

Fruto de otros tiempos



Viejo el crepùsculo que visita al zaguàn por las mañanas
Viejo el aire que atraviesa los cuartos como el tren que sabe su camino
Viejo el reflejo enjaulado en las ventanas
Viejo el blanco que deslinda los jazmines en el patio
Viejo el espejo que hunde a la noria en el pozo de la noria
Viejo el madero que entreteje el emparrado
Viejo el dìa sobre tu casa
Viejo el sol que ya no sigue a tu sombra por la tarde



("atardecer del sèptimo dìa", ediciòn instituto de cultura de durango, mèxico, 2005, col. cielo de palabras.)

domingo, 9 de junio de 2019

Uriel Martínez (1950 )

Apago las luces



Apago las luces y escucho
el silencio que guarda
en boca, vientre y oìdos
la niebla;
me asomo a la noche
como el voyeur que espera
ver un cuerpo rodeado
de frìo, quizà
por la nieve que viene
del norte;
me canso de la espera
pronto, suelto la cortina,
tenso el cuerpo pese a todo,
veo ceniza en los rincones;
toco las cejas ralas
del sueño, las vèrtebras
cervicales del dìa;
sè que este mes buscarè
guarecerme en termòmetros
pares, alejado un poco
de làpidas pacientes,
del silencio que vuelve
como mar obstinado.


(Inèdito)

sábado, 8 de junio de 2019

Luis Alberto de Cuenca (1950 )

Te he encontrado en la calle



Te he encontrado en la calle
y, luego, hemos cenado juntos.
Te lo he dicho otra vez:
mi vida quiere ser lo que llamaba Bowra
"the pursuit of honour through risk".
Y tu sonrisa se transforma
en una mueca obscena,
y sigues sin saber qué es el pudor.
Antes de medianoche
estabas muerta ya, amor mío.


("poesi.as")

viernes, 7 de junio de 2019

Fernando Pessoa (1888/1935 )

El pastor amoroso



I

Cuando no te tenía
amaba la Naturaleza como un monje calmo a Cristo
Ahora amo la Naturaleza
como un monje calmo a la Virgen María
religiosamente, a mi modo, como antes,
pero de otra manera más conmovida y próxima.
Veo mejor los ríos cuando voy contigo           
por los campos hasta la orilla de los ríos;
sentado a tu lado miro las nubes
y las veo mejor...
No me quitaste la Naturaleza...
No me cambiaste la Naturaleza...
Trajiste la Naturaleza a mis pies.
Porque existes la veo mejor, y es la misma,
porque me amas, la amo del mismo modo, pero más,
porque me elegiste para tenerte y amarte,
mis ojos la contemplaron más detalladamente
en todas las cosas.

No me arrepiento de lo que fui antes
porque todavía lo soy.
Sólo me arrepiento de no haberte amado antes.


("la biblioteca de marcelo leites", trad. teresa arijòn y bàrbara belloc)

jueves, 6 de junio de 2019

Al Berto (1948/1997 )

Oficio de amar


ya no te necesito
tengo la compañía nocturna de los animales y la peste
tengo el grano enfermo de las ciudades levantadas al principio
de otras galaxias, y el remordimiento

un día presentí la música estelar de las piedras, me abandoné al silencio
es lentísimo este amor que progresa con el latido del corazón
no, ya no me necesito
poseo la enfermedad de los espacios inconmensurables
y los secretos pozos de los nómadas

asciendo al conocimiento pleno de mi desierto
he dejado de estar disponible, perdóname
si cultivo regularmente la añoranza de mi cuerpo.


("còmo cantaba mayo", trad. del transcriptor)

miércoles, 5 de junio de 2019

Roberto Bolaño (1953/2003 )

Los detectives



Soñé con detectives perdidos en la ciudad oscura.
Oí sus gemidos, sus náuseas, la delicadeza
De sus fugas.
Soñé con dos pintores que aún no tenían
40 años cuando Colón
Descubrió América.
(Uno clásico, intemporal, el otro
Moderno siempre,
Como la mierda.)
Soñé con una huella luminosa,
La senda de las serpientes
Recorrida una y otra vez
Por detectives
Absolutamente desesperados.
Soñé con un caso difícil,
Vi los pasillos llenos de policías,
Vi los cuestionarios que nadie resuelve,
Los archivos ignominiosos,
Y luego vi al detective
Volver al lugar del crimen
Solo y tranquilo
Como en las peores pesadillas,
Lo vi sentarse en el suelo y fumar
En un dormitorio con sangre seca
Mientras las agujas del reloj
Viajaban encogidas por la noche
Interminable.


("otra iglesia es imposible")

martes, 4 de junio de 2019

Maria do Rosário Pedreira (1959 )

Dime tu nombre ahora que perdì



Dime tu nombre ahora que perdí
casi todo, un nombre puede ser el principio
de algo. Escríbelo en mi mano

Como tus dedos – como el polvo se
inscribe, desazonado, en los caminos y los
lobos manchan el manto de la nieve con las
señales de su hambre. Susúrramelo al oído.

Como si trasladaras las palabras de un libro
hacia otros adentros - así conquista el viento
el tímpano de las cuevas y entra la calidez del verano
en la casa fría. Y, antes de partir, pósalo

en mis labios lentamente. Es un poema
azucarado que se derrite en la boca y arde
como la primera menta de la infancia.

Nadie olvida un cuerpo que tuvo

entre sus brazos un segundo – un nombre sí.


("indigohorizonte", ver. nuria p. serrano)

domingo, 2 de junio de 2019

Uriel Martínez (1950 )







Poema frutal


quisiera pasar en limpio
la semana; y después
seguirme con el mes;

quisiera iniciar uno de
los siete dias soleados,
con viento; y lluvias
por la tarde;

quisiera tenderme a la sombra
y que el viento me
columpie; que la noche
me lleve y me traiga;

y así, limpio, todo mayo;

quisiera que el año iniciara
en el quinto mes, el mes
en que nacì, cuando alguien
escogió mi nombre
como se escoge con el dedo
el melocotòn maduro.


(Inèdito)



sábado, 1 de junio de 2019

Walt Whitman (1819/1892 )

Veintiocho muchachos



Veintiocho muchachos se bañan en la orilla,
veintiocho muchachos , y todos tan cariñosos;
veintiocho años de vida femenil y todos tan solos.

Ella es dueña de la bonita casa que se alza sobre la ribera,
se oculta elegante y ricamente vestida tras las persianas.

¿Cual de los muchachos es el que más le gusta?
Ah, el más feúcho es el que parece más bello.

¿Adónde va, señora? Que la veo,
salpica allí en el agua, aunque permanece totalmente
inmóvil en su cuarto.

Bailando y riendo por la playa vino la vigésimo novena bañista,
los demás no la vieron, pero ella sí que los vio y los amó.

Las barbas de los muchachos relucían húmedas, el agua
corría por sus largos cabellos,
arroyuelos recorrían sus cuerpos.

Una mano invisible también pasaba por sus cuerpos,
por sienes y costillas descendía temblorosa.

Los muchachos flotan boca arriba, sus vientres sobresalen
bajo el sol, no preguntan quién se les prende con fuerza,
no saben quién jadea y declina con un arco colgante
y que se curva,
no piensan a quién empapan de espuma.


("trianarts", trad. antonio rivero taravillo)