Carta
No te escribiría ni siquiera este renglón,
pero los gallos cantaron tres veces en la noche
y tuve que gritar
Dios mío, Dios mío, ¿de quién renegué?
Soy más viejo que tú, madre,
pero así como tú me conoces:
algo cargado de espaldas,
inclinado sobre las preguntas del mundo.
Hasta hoy no entiendo aún por qué me enviaste a la luz.
¿Solamente para andar entre las cosas
y hacerles justicia, diciéndoles
cuál es más verdadera, cuál es más hermosa?
La mano se me detiene: es muy poco.
La voz se me apaga: es muy poco.
¿Por qué me enviaste a la luz, madre,
por qué me enviaste?
Mi cuerpo cae a tus pies,
pesado como un pájaro muerto.
("material de lectura", unam, trad. dario novacenau)
jueves, 28 de junio de 2018
miércoles, 27 de junio de 2018
Edward Hopper (1882/1967 )
The fire next time
Cuentan que Edwar Hopper pintó "Nighthawks" después del bombardeo de Pearl Harbor. Afirman que la composición del cuadro, los colores, capturan el sentimiento de desánimo de toda una época.No lo sé. Lo que sé es que el merendero de Greenwich Village que le sirvió de inspiración ya no existe. Una noche las luces se apagaron y el lugar fue demolido. Imagino a cada uno de los personajes en diferentes escenarios: ella recargada en la baranda de un porche regiomontano, sonriendo a otro hombre; él en la cocina de casa, escribiendo sobre la dramaturgia de Shepard mientras espera a otra mujer; el mesero tomando la orden del último cliente en una cafetería del centro. Uno de ellos, o todos, escucha en la radio Rough God goes riding de Van Morrison. Nadie podrá esconderse del dios de la destrucción, canta el irlandés; nadie podrá esconderse de su furia cuando salga a cabalgar.
("el rito del oeste en sam shepard", roberto kaput gonzález santos, Deslinde, revista de literatura de la facultad de filosofía y letras, uanl, monterrey, n.l., méxico, no. 72, ene-dic.2018)
martes, 26 de junio de 2018
Jaime García Terrés (1924/1996 )
Voto de humildad
tags: Poesía
Claro que yo también ando perdido
y llego a donde voy sin darme cuenta
(cosa peor, me desconcierto
cuando me piden datos personales
o me llaman a secas por mi nombre).
Claro que yo también me vuelvo loco
apenas especulo crudamente
sobre los dos o tres problemas capitales.
Claro que yo también hago preguntas:
empiezo desde cero
y llego adonde voy con cinco ceros.
Soy uno más, otra garganta
o si prefieren, otro vientre.
¡Quién soy para dejar de ser lo que son todos,
para ya no pensar comunes pensamientos,
para salvarme de las trampas
por otros como yo dispuestas!
¡Quién soy para reírme del miedo general!
Todos entramos y salimos
a través de los mismos agujeros.
Habitamos en casas ganadas a la selva
por las manos paternas y maternas.
Crecemos en jardines cuyas plantas
arrullan a su modo nuestros huesos.
Repetimos umbrosos catecismos
y entre flores y preces olvidamos
la llama que nos tiende y nos recobra.
Nadie se libra de la ratonera
ni contra la remolda puede nada.
Ni yo, menos que nadie, me clareo.
("life vest under your seat")
tags: Poesía
Claro que yo también ando perdido
y llego a donde voy sin darme cuenta
(cosa peor, me desconcierto
cuando me piden datos personales
o me llaman a secas por mi nombre).
Claro que yo también me vuelvo loco
apenas especulo crudamente
sobre los dos o tres problemas capitales.
Claro que yo también hago preguntas:
empiezo desde cero
y llego adonde voy con cinco ceros.
Soy uno más, otra garganta
o si prefieren, otro vientre.
¡Quién soy para dejar de ser lo que son todos,
para ya no pensar comunes pensamientos,
para salvarme de las trampas
por otros como yo dispuestas!
¡Quién soy para reírme del miedo general!
Todos entramos y salimos
a través de los mismos agujeros.
Habitamos en casas ganadas a la selva
por las manos paternas y maternas.
Crecemos en jardines cuyas plantas
arrullan a su modo nuestros huesos.
Repetimos umbrosos catecismos
y entre flores y preces olvidamos
la llama que nos tiende y nos recobra.
Nadie se libra de la ratonera
ni contra la remolda puede nada.
Ni yo, menos que nadie, me clareo.
("life vest under your seat")
lunes, 25 de junio de 2018
Minerva Margarita Villarreal (1957 )
Merodean en el brocal del pozo
entran salen
suben y bajan
luego se ofrecen al sol:
Desnudas esculturas
esconden su virtud
mientras se exhiben
fijas sobre piedras
Silenciosas
huyen fugaces si te acercas:
Yo me recuerdo en el pozo
donde até mis cabellos
a oscuros pensamientos
mojándome las allas
("vike, un animal dentro de mí", editorial an.alfa.beta, monterrey, n.l., méxico, 2018)
entran salen
suben y bajan
luego se ofrecen al sol:
Desnudas esculturas
esconden su virtud
mientras se exhiben
fijas sobre piedras
Silenciosas
huyen fugaces si te acercas:
Yo me recuerdo en el pozo
donde até mis cabellos
a oscuros pensamientos
mojándome las allas
("vike, un animal dentro de mí", editorial an.alfa.beta, monterrey, n.l., méxico, 2018)
domingo, 24 de junio de 2018
Uriel Martínez (1950 )
Ofertas
Entré a las rebajas de la tienda
Cuidado con el circo, donde
una mujer joven se probaba
unos jeans Levi´s, rotos
en rodillas e ingles.
Ya puestos se los mostraba
al auxiliar del departamento
de damas.
La vi que se acomodaba
el pene imaginario hacia
el lado izquierdo, como
lo lucen los matadores
de toros;
se daba la vuelta para corroborar
en el espejo de cuerpo entero
las nalgas y piernas enjutas.
Me vio que la veía
y se llevó el puño abierto
a su encanto de hule
espuma. Salí en seguida,
tuve la certeza de haberla
visto ya en dos ocasiones
anteriores.
[Inédito]
Entré a las rebajas de la tienda
Cuidado con el circo, donde
una mujer joven se probaba
unos jeans Levi´s, rotos
en rodillas e ingles.
Ya puestos se los mostraba
al auxiliar del departamento
de damas.
La vi que se acomodaba
el pene imaginario hacia
el lado izquierdo, como
lo lucen los matadores
de toros;
se daba la vuelta para corroborar
en el espejo de cuerpo entero
las nalgas y piernas enjutas.
Me vio que la veía
y se llevó el puño abierto
a su encanto de hule
espuma. Salí en seguida,
tuve la certeza de haberla
visto ya en dos ocasiones
anteriores.
[Inédito]
sábado, 23 de junio de 2018
Isabel Bono (1964 )
Buscando cierta oscuridad
desde dentro de un armario
cerrados los ojos
escuchaba la risa de mi madre
el viento en la chimenea
el eco de un martillo
un dedal rodando bajo la cama
el crujir de la madera bajo mis muslos
palabras que se perdían
y me buscaban
los sonidos, cualquiera
siempre encontraron un lugar donde vivir
a mi lado
ahora no sé qué fue del silencio,
si alguna vez lo hubo
Nido de abeja
éramos uno a la hora de la siesta
el grito ahogado
un enjambre de malas intenciones
nos unía la monotonía de la luz
morían las farolas a pedradas
morían los insectos, morían los perros
pero nunca relacionamos aquello con la muerte
murió una niña
supimos de golpe
que un día estaríamos todos muertos
que un día se acabarían las ganas de hacer ruido
y el vértigo de no saber, de no entender
qué era la vida
al salir de la iglesia
fuimos uno a la hora de reír, y reímos
el resto del verano
sin mirarnos a los ojos
("espacio luke" y "cómo cantaba mayo")
desde dentro de un armario
cerrados los ojos
escuchaba la risa de mi madre
el viento en la chimenea
el eco de un martillo
un dedal rodando bajo la cama
el crujir de la madera bajo mis muslos
palabras que se perdían
y me buscaban
los sonidos, cualquiera
siempre encontraron un lugar donde vivir
a mi lado
ahora no sé qué fue del silencio,
si alguna vez lo hubo
Nido de abeja
éramos uno a la hora de la siesta
el grito ahogado
un enjambre de malas intenciones
nos unía la monotonía de la luz
morían las farolas a pedradas
morían los insectos, morían los perros
pero nunca relacionamos aquello con la muerte
murió una niña
supimos de golpe
que un día estaríamos todos muertos
que un día se acabarían las ganas de hacer ruido
y el vértigo de no saber, de no entender
qué era la vida
al salir de la iglesia
fuimos uno a la hora de reír, y reímos
el resto del verano
sin mirarnos a los ojos
("espacio luke" y "cómo cantaba mayo")
viernes, 22 de junio de 2018
Satoko Tamura (1947 )
Pueblo natal
La adivina responde cualquier consulta
¿Dónde está la cartera? ¿Y el recuerdo extraviado?
También la suerte corrida por el cazador,
fue por unos jabalíes y jamás regresa.
Ella señala la cresta del monte espeso
Le dice a su familia que tal vez esté muerto.
Realmente había muerto el cazador
junto a una barrera defensiva para jabalíes
donde el dedo prolongado.
Junto a los espíritus de los muertos,
sanguijuelas, el tsuchinoko (*), los dioses,
al fondo de las montañas profundas
la adivina da la espalda al desfiladero
donde la niebla hierve como un dragón,
Y reúne el mar bajo sus pies.
Por eso la tierra y la gente tienen que estar de puntillas
En el campo de batata cómo dónde no se puede estar sino de puntillas
La vieja hace su tarea todo el tiempo encorvada,
Por esa cadera torcida nunca pudo ser bailarina
pero fue bendecida con hijos, uno tras otro, como batatas.
Al final del día
la vieja arranca un hoja de camelia
y cubre los tabacos, fuma a gusto.
Los humos difuminan la frontera de terrazas.
Pronto vuelven los barcos de bonito con luz
lentamente
y van demoliendo el horizonte curvado
igual que su cadera.
(*) Tsuchinoko (Animal imaginario que se dice en el pueblo)
("crear en salamanca", trad. de la misma autora)
La adivina responde cualquier consulta
¿Dónde está la cartera? ¿Y el recuerdo extraviado?
También la suerte corrida por el cazador,
fue por unos jabalíes y jamás regresa.
Ella señala la cresta del monte espeso
Le dice a su familia que tal vez esté muerto.
Realmente había muerto el cazador
junto a una barrera defensiva para jabalíes
donde el dedo prolongado.
Junto a los espíritus de los muertos,
sanguijuelas, el tsuchinoko (*), los dioses,
al fondo de las montañas profundas
la adivina da la espalda al desfiladero
donde la niebla hierve como un dragón,
Y reúne el mar bajo sus pies.
Por eso la tierra y la gente tienen que estar de puntillas
En el campo de batata cómo dónde no se puede estar sino de puntillas
La vieja hace su tarea todo el tiempo encorvada,
Por esa cadera torcida nunca pudo ser bailarina
pero fue bendecida con hijos, uno tras otro, como batatas.
Al final del día
la vieja arranca un hoja de camelia
y cubre los tabacos, fuma a gusto.
Los humos difuminan la frontera de terrazas.
Pronto vuelven los barcos de bonito con luz
lentamente
y van demoliendo el horizonte curvado
igual que su cadera.
(*) Tsuchinoko (Animal imaginario que se dice en el pueblo)
("crear en salamanca", trad. de la misma autora)
jueves, 21 de junio de 2018
Minerva Margarita Villarreal (1957 )
Un animal vaga por mi vientre
Un animal vaga por mi vientre
se aloja se aduerme se está quieto
pero a veces lo escucho rugir
entre relámpagos
como una bestia que surge de la noche
y mi estómago empieza a inquietarse
como si serpenteara
entre rudos cólicos y espasmos
o retortijones
o se desata un ansia
un llamamiento
o flor de fuego
y el animal es lengua
un ansia de beber
un anhelo de lluvia
Tengo un vientre errante
y el animal se escapa
("vike, un animal dentro de mí", ed. an.alfa.beta, monterrey, n.l., méxico, 2018)
Un animal vaga por mi vientre
se aloja se aduerme se está quieto
pero a veces lo escucho rugir
entre relámpagos
como una bestia que surge de la noche
y mi estómago empieza a inquietarse
como si serpenteara
entre rudos cólicos y espasmos
o retortijones
o se desata un ansia
un llamamiento
o flor de fuego
y el animal es lengua
un ansia de beber
un anhelo de lluvia
Tengo un vientre errante
y el animal se escapa
("vike, un animal dentro de mí", ed. an.alfa.beta, monterrey, n.l., méxico, 2018)
miércoles, 20 de junio de 2018
Concha García (1956 )
Anomalía
No paseo. Ni ando. Voy a casa.
Cayó del monedero el bono-bus
y tengo cinco duros. Ni para
cerveza me queda. Te amé
escrupulosamente. Iba
a charcuterías y te invitaba
a cenar. Eso era una muestra
evidente de mi ternura. No
tengo nada. Nada.
Bajo los auspicios
La cosa más profunda que he vivido
ya la he olvidado. Ahora sólo me importa
arreglar la ventana si se rompiera, o
limpiar los cristales. Todas las verdades
han sido un largo pronunciamiento sin fecha,
de pronto no recuerdo ninguna. Se confunden
encaramadas bajo los auspicios de mi necedad
que tampoco se precia. A mí me gusta
el encantamiento de ciertas tardes, cuando
lo evidente no es real.
("poemas del alma")
No paseo. Ni ando. Voy a casa.
Cayó del monedero el bono-bus
y tengo cinco duros. Ni para
cerveza me queda. Te amé
escrupulosamente. Iba
a charcuterías y te invitaba
a cenar. Eso era una muestra
evidente de mi ternura. No
tengo nada. Nada.
Bajo los auspicios
La cosa más profunda que he vivido
ya la he olvidado. Ahora sólo me importa
arreglar la ventana si se rompiera, o
limpiar los cristales. Todas las verdades
han sido un largo pronunciamiento sin fecha,
de pronto no recuerdo ninguna. Se confunden
encaramadas bajo los auspicios de mi necedad
que tampoco se precia. A mí me gusta
el encantamiento de ciertas tardes, cuando
lo evidente no es real.
("poemas del alma")
martes, 19 de junio de 2018
Magaly Sánchez (1940 )
Confusión
No fueron de los que más se amaron.
Se compadecieron simplemente uno de otro
porque sabían que la vida resplandecía a veces
pero también que daba duros golpes
hasta en las espaldas más inocentes.
Planearon el porvenir como un pacto,
un apasionante episodio
en el que si uno caía el otro le tendería las manos.
Eran cobardes, sí, pero bondadosos,
y creyeron firmemente que aquello era el amor.
("zócalo poetas")
No fueron de los que más se amaron.
Se compadecieron simplemente uno de otro
porque sabían que la vida resplandecía a veces
pero también que daba duros golpes
hasta en las espaldas más inocentes.
Planearon el porvenir como un pacto,
un apasionante episodio
en el que si uno caía el otro le tendería las manos.
Eran cobardes, sí, pero bondadosos,
y creyeron firmemente que aquello era el amor.
("zócalo poetas")
lunes, 18 de junio de 2018
Minerva Margarita Villarreal (1957 )
María Virginia González Chapa fue enterrada
a la vera del río que no es río sino un lecho desecado
donde las piedras brillan
y las espinas hieren
el cielo reverbera
y el viento hace milagros
Fue enterrada lejos de la iglesia
a la derecha de la carretera
en las orillas de El Vergel
cerca de la Casa del Anciano que habilitó el DIF
bajo el ángel que ha perdido los dedos
y extraviado su espada
Ahí fuiste a dormir
y tu cuerpo se ramifica
Vike
y su raíz filtra
tu rastro
tan hondo y diestro
que pareces pisar un suelo inédito
("vike, un animal dentro de mí", ed. an.alfa.beta, monterrey, n.l., méxico, 2018)
domingo, 17 de junio de 2018
Isla Correyero (1957 )
El aseo
Es imposible tener un sentimiento más deformado y cruel que
el que teníamos cuando entrábamos en la habitación del moribundo.
Cerrábamos la puerta y abríamos la ventana.
El enfermo se quejaba y podíamos oirle decir que en verdad no quería la muerte.
Sin embargo, alguien lo levantaba y lo sentaba en un sillón de plástico y él,
concentrando toda su energía,
nos miraba, levantando los párpados azules, con la cabeza
sobre el pecho, triste, extenuado,
dando pequeños estertores y, sin embargo, queriendo sonreír.
Nosotros destrozábamos su afán echándole colonia,
desnudándole, pegándole en la inocente cara limpia,
deleitándonos en su consternación y su amargura:
"No pasa nada... la muerte es un viaje... vete pronto y grita cuando llegues...
¿Hay ángeles ahí?... no seas quejica y siéntate mejor... como te vuelvas a mear..."
Y el moribundo miraba la pared como un cordero,
abatido, movía la garganta, sin dolor ya,
despojado de imágenes terrenas
y subía
con un miedo terrible hacia la muerte.
("apología de la luz")
Es imposible tener un sentimiento más deformado y cruel que
el que teníamos cuando entrábamos en la habitación del moribundo.
Cerrábamos la puerta y abríamos la ventana.
El enfermo se quejaba y podíamos oirle decir que en verdad no quería la muerte.
Sin embargo, alguien lo levantaba y lo sentaba en un sillón de plástico y él,
concentrando toda su energía,
nos miraba, levantando los párpados azules, con la cabeza
sobre el pecho, triste, extenuado,
dando pequeños estertores y, sin embargo, queriendo sonreír.
Nosotros destrozábamos su afán echándole colonia,
desnudándole, pegándole en la inocente cara limpia,
deleitándonos en su consternación y su amargura:
"No pasa nada... la muerte es un viaje... vete pronto y grita cuando llegues...
¿Hay ángeles ahí?... no seas quejica y siéntate mejor... como te vuelvas a mear..."
Y el moribundo miraba la pared como un cordero,
abatido, movía la garganta, sin dolor ya,
despojado de imágenes terrenas
y subía
con un miedo terrible hacia la muerte.
("apología de la luz")
sábado, 16 de junio de 2018
Erik Moya (1994 )
Niño cucaracha persiguiendo sombra
a las 2:30 de la mañana salen de los antros algunos duermen en bancas
otros despiertos con los corazones fuera del pecho
buscan las sombras para ocultarse
aquí todos somos cucarachas y el niño escupía al cielo
el que con mirada perdida salía de las coladeras a las doce de la noche
tenía las venas a punto de explotar por dentro
con tan pocos años su rostro nublado anunciaba una tormenta
por estómago tenía un hoyo negro negrísimo sin luz dentro
y esperaba bajo los árboles en búsqueda de un abrazo fuerte por la espalda
pedía dinero a cambio de besos a los chichifos drogados
a veces por miedo a la oscuridad avisaba a la policía
siempre le aterraba la fiebre de una mano que se atreve (1)
pero lo desaparecieron y lo aplastaron como cucaracha de calle
(Mayo 2017. Centro Histórico. Morelia, Mich. Menor de edad se prostituía en Plaza de
Armas)
(1) Xavier Villaurrutia, Nocturno.
("cruising morelia", inédito)
viernes, 15 de junio de 2018
Carina Sedevich (1972 )
Mi tía...
Mi tía, siempre pobre,
la que hacía grabados
en los muebles,
la que pintaba,
la que cosía libros,
quería ver llegar
el fin del mundo.
Mi tía, siempre sola,
la que ya no comía,
la que dormía
debajo de la cama
como un indio,
sólo quiso
ver el apocalipsis.
Mi noble tía,
ajada y seca
como el corazón
de una nuez vieja,
hubiera muerto
mejor
sin su deseo
("de sibilas y pitias")
Mi tía, siempre pobre,
la que hacía grabados
en los muebles,
la que pintaba,
la que cosía libros,
quería ver llegar
el fin del mundo.
Mi tía, siempre sola,
la que ya no comía,
la que dormía
debajo de la cama
como un indio,
sólo quiso
ver el apocalipsis.
Mi noble tía,
ajada y seca
como el corazón
de una nuez vieja,
hubiera muerto
mejor
sin su deseo
("de sibilas y pitias")
jueves, 14 de junio de 2018
José Villa (1966 )
El talismán
Después de la tormenta
te vi tomar una de
las piedras de hielo
y caminar rumbo al contorno
sombrío de la casa
Ponés la piedra
dentro del congelador
donde yo me asomo
a ver cada tanto aquel
resplandor crepuscular
("de sibilas y pitias")
Después de la tormenta
te vi tomar una de
las piedras de hielo
y caminar rumbo al contorno
sombrío de la casa
Ponés la piedra
dentro del congelador
donde yo me asomo
a ver cada tanto aquel
resplandor crepuscular
("de sibilas y pitias")
miércoles, 13 de junio de 2018
Erik Moya (1994 )
De los hombres que escriben poemas en las paredes de los baños
públicos
I
los que reconocen el canto del diablo en pared vecina/ recurren diariamente para el
sacrificio de las serpientes/ los que sentados con pelo y agua/sueñan plaga de muchachos
adormecidos tras la puerta/ los que jalan la palanca para el sonido del disimulo / mientras el
galope de las cabras hace eco de montaña/
los que abandonan la metáfora/ y prefieren una embestida real por la espalda
aquellos que adoloridos rugen por dentro de cabina en cabina
aquellos que silenciosos miran por debajo y encuentran un espejo
aquellos que vaciados dejan rastro de blancura esparcida
aquellos que insatisfechos con marcador permanente deciden anunciarse
porque la oferta y la demanda así lo dicta
porque las heridas emanan sangre cada dos días
porque las hemorragias se cortan amarrando cuerpos
("cruising morelia", Inédito)
martes, 12 de junio de 2018
Estela Figueroa (1946 )
Los huesos de mi padre
Hace más de veinte años que murió
y no renovamos el derecho de sus huesos
a permanecer en el nicho.
De mi parte fue intencional.
A mi padre no le gustaba estar encerrado.
Ojalá un sepulturero los haya vendido
y haya comido algo especial con su mujer y sus hijos
o se haya tomado unos vinos
en rueda de amigos.
Y con esos huesos un joven estudie medicina
-esos huesos largos y bien formados-
sin pensar en la muerte.
La forastera
Durante muchas noches de insomnio
he vagado
aterida
por la Ciudad del Pasado.
No llevaba planos
no llevaba guía
no llevaba lámpara.
Como sonámbula
esquivaba los peligros.
Como a forastera
ellos me asaltaban.
Bellos rostros que se abrían como flores
cuerpos del amor…
No pude encontrar mi casa.
Esa Ciudad por la que vagué
fue moldeada
con grandes emociones
con grandes deseos.
Así también
de grande
es su cementerio.
("de sibilas y pitias")
Hace más de veinte años que murió
y no renovamos el derecho de sus huesos
a permanecer en el nicho.
De mi parte fue intencional.
A mi padre no le gustaba estar encerrado.
Ojalá un sepulturero los haya vendido
y haya comido algo especial con su mujer y sus hijos
o se haya tomado unos vinos
en rueda de amigos.
Y con esos huesos un joven estudie medicina
-esos huesos largos y bien formados-
sin pensar en la muerte.
La forastera
Durante muchas noches de insomnio
he vagado
aterida
por la Ciudad del Pasado.
No llevaba planos
no llevaba guía
no llevaba lámpara.
Como sonámbula
esquivaba los peligros.
Como a forastera
ellos me asaltaban.
Bellos rostros que se abrían como flores
cuerpos del amor…
No pude encontrar mi casa.
Esa Ciudad por la que vagué
fue moldeada
con grandes emociones
con grandes deseos.
Así también
de grande
es su cementerio.
("de sibilas y pitias")
lunes, 11 de junio de 2018
Leopoldo Marechal (1900/1970 )
Del amor navegante
Porque no está el Amado en el Amante
Ni el Amante reposa en el Amado,
Tiende amor su velamen castigado
Y afronta el ceño de la mar tonante.
Llora el Amor en su navío errante
Y la tormenta libra su cuidado,
Porque son dos: Amante desterrado
Y Amado con perfil de navegante.
Si fuesen uno, Amor no existiría
Ni llanto ni bajel ni lejanía,
Sino la beatitud de la azucena.
¡Oh amor sin remo, en la Unidad gozosa!
¡Oh círculo apretado de la rosa!
Con el número Dos nace la pena.
("de sibilas y pitias")
Porque no está el Amado en el Amante
Ni el Amante reposa en el Amado,
Tiende amor su velamen castigado
Y afronta el ceño de la mar tonante.
Llora el Amor en su navío errante
Y la tormenta libra su cuidado,
Porque son dos: Amante desterrado
Y Amado con perfil de navegante.
Si fuesen uno, Amor no existiría
Ni llanto ni bajel ni lejanía,
Sino la beatitud de la azucena.
¡Oh amor sin remo, en la Unidad gozosa!
¡Oh círculo apretado de la rosa!
Con el número Dos nace la pena.
("de sibilas y pitias")
domingo, 10 de junio de 2018
Uriel Martínez (1950 )
De noche los gatos
De noche los gatos son
pardos, las panteras oscuras,
las golondrinas de cristal
y la piel yerta.
En el cajón el muerto
es el mismo el otro,
el que no fue ni mera
apariencia.
En el silencio de la alcoba
la diva llora, el bebé duerme,
el infiel es él el mismo
o ninguno.
En la tarde el sol abre
surcos de fuego, de sangre
nueva o vieja según
el ojo que lo ve caer lejos.
Se va el día, se va el mes,
se va el año, muere uno
cada vez menos, cerca
de otro lado, de ninguno.
[Inédito]
De noche los gatos son
pardos, las panteras oscuras,
las golondrinas de cristal
y la piel yerta.
En el cajón el muerto
es el mismo el otro,
el que no fue ni mera
apariencia.
En el silencio de la alcoba
la diva llora, el bebé duerme,
el infiel es él el mismo
o ninguno.
En la tarde el sol abre
surcos de fuego, de sangre
nueva o vieja según
el ojo que lo ve caer lejos.
Se va el día, se va el mes,
se va el año, muere uno
cada vez menos, cerca
de otro lado, de ninguno.
[Inédito]
sábado, 9 de junio de 2018
Juan Rodolfo Wilcock (1919/1978 )
El augurio
Sentados sobre un muro de Troyanos
vieron pasar a Helena, sorprendidos,
en un barco de remos repetidos,
y con asombro unieron sus dos manos;
y en el cielo sus rápidos hermanos,
sobre el puerto de Ilión inadvertidos,
anunciaron desastres, y sonidos
de guerra, y otros barcos espartanos.
También al verte imaginé las furias
de una guerra fatal y prolongada,
llena de ardor, de encantos, y de injurias,
este asedio tan largo de los días
ya fue previsto en tu primer mirada,
ya me venciste cuando sonreías.
("de sibilas y pitias")
Sentados sobre un muro de Troyanos
vieron pasar a Helena, sorprendidos,
en un barco de remos repetidos,
y con asombro unieron sus dos manos;
y en el cielo sus rápidos hermanos,
sobre el puerto de Ilión inadvertidos,
anunciaron desastres, y sonidos
de guerra, y otros barcos espartanos.
También al verte imaginé las furias
de una guerra fatal y prolongada,
llena de ardor, de encantos, y de injurias,
este asedio tan largo de los días
ya fue previsto en tu primer mirada,
ya me venciste cuando sonreías.
("de sibilas y pitias")
viernes, 8 de junio de 2018
Erika Martínez (1979 )
Genealogía
El día que me atropellaron
mi madre, en la consulta,
sintió que le crujía
de pronto la cadera,
mi hermana la clavícula,
mi sobrina la tibia,
mi pobre prima la muñeca.
Les siguieron mis cuatro tías
y mis firmes abuelas,
con sus costillas y sus muelas,
con sus sorpresas respectivas.
Entre todas, aquel extraño día,
se repartieron
hueso por hueso
el esqueleto
que yo no me rompía.
Les quedo para siempre agradecida.
("culturamas")
El día que me atropellaron
mi madre, en la consulta,
sintió que le crujía
de pronto la cadera,
mi hermana la clavícula,
mi sobrina la tibia,
mi pobre prima la muñeca.
Les siguieron mis cuatro tías
y mis firmes abuelas,
con sus costillas y sus muelas,
con sus sorpresas respectivas.
Entre todas, aquel extraño día,
se repartieron
hueso por hueso
el esqueleto
que yo no me rompía.
Les quedo para siempre agradecida.
("culturamas")
jueves, 7 de junio de 2018
María Wine (1912/2003 )
No la que tú crees
Yo no soy obviamente la
que tú crees que soy
Soy una luciérnaga angustiada
que no alcanza su propia luz
Soy un negro caracol de bosque
mi casa es una mancha de baba de brillo diamantino
y la lluvia despeja siempre mi camino
Soy un cachorro de gato
que ha huido a lo alto de una frondosa copa
y no baja
mientras la sombra de un pastor alemán
ande dando pasos de lobo al pie del árbol
Soy la intrépida miedosa
la alegre triste
y hago como tú
me engaño con verdades a medias
soy aceptablemente imposible en todas partes
No
no soy realmente la
que tú crees que soy
Soy dos manos tendidas
que piden misericordia
Soy un ratoncillo
que roe el queso que he hecho en casa
Soy una trinitaria
de aterciopelada nostalgia
Soy un pequeño pensador
que se aturulla de ideas vertiginosas
pero nunca logra sacar a la luz ni siquiera
una chispa de ellas
Tengo la espalda derecha como una reina
y en mi interior se quejan los pequeños hijos de puta
del orgullo
Soy un obstáculo para mí misma
y para otros
pero también un gran salto
que hace que otros salten
Soy un balón
que se niega a que lo metan en la portería a patadas
Soy un gorrión
que atesora migas de pan para una comida de cisne
Yo soy eso en mi interior
que nunca surge de tu interior!
("life vest under your seat", s/c al traductor)
Yo no soy obviamente la
que tú crees que soy
Soy una luciérnaga angustiada
que no alcanza su propia luz
Soy un negro caracol de bosque
mi casa es una mancha de baba de brillo diamantino
y la lluvia despeja siempre mi camino
Soy un cachorro de gato
que ha huido a lo alto de una frondosa copa
y no baja
mientras la sombra de un pastor alemán
ande dando pasos de lobo al pie del árbol
Soy la intrépida miedosa
la alegre triste
y hago como tú
me engaño con verdades a medias
soy aceptablemente imposible en todas partes
No
no soy realmente la
que tú crees que soy
Soy dos manos tendidas
que piden misericordia
Soy un ratoncillo
que roe el queso que he hecho en casa
Soy una trinitaria
de aterciopelada nostalgia
Soy un pequeño pensador
que se aturulla de ideas vertiginosas
pero nunca logra sacar a la luz ni siquiera
una chispa de ellas
Tengo la espalda derecha como una reina
y en mi interior se quejan los pequeños hijos de puta
del orgullo
Soy un obstáculo para mí misma
y para otros
pero también un gran salto
que hace que otros salten
Soy un balón
que se niega a que lo metan en la portería a patadas
Soy un gorrión
que atesora migas de pan para una comida de cisne
Yo soy eso en mi interior
que nunca surge de tu interior!
("life vest under your seat", s/c al traductor)
miércoles, 6 de junio de 2018
George Bacovia (1881/1957 )
Plomo de otoño
Ya una joven está tosiendo hasta la muerte;
y un soñador pálido arrebató su vida con una pistola.
Es otoño, y por ahora, ha caído la noche.
¿Y cómo estás ahora, mi olvidado amor?
Dentro de los jardines públicos, ni un sonido.
Luego, repentinamente, el alarido de un loco se escucha.
Y ahora las hojas están lloviendo por montones.
Hace viento. Todo lo que anhelo se desmorona.
Me volví soldado, luego sacerdote
en el pequeño pueblo envuelto en pobreza.
Y ahora dormiré en mis libros, olvidado,
abandonado aquí en esta provincia gastada.
Ya los ecos de la rebelión y la pena
se expanden a través de estos tiempos falaces.
¿Sigues tú leyendo sobre problemas sociales
o escribes algo, mi olvidado amor?
("plomo", versión de aleqs garrigóz, inédito)
Ya una joven está tosiendo hasta la muerte;
y un soñador pálido arrebató su vida con una pistola.
Es otoño, y por ahora, ha caído la noche.
¿Y cómo estás ahora, mi olvidado amor?
Dentro de los jardines públicos, ni un sonido.
Luego, repentinamente, el alarido de un loco se escucha.
Y ahora las hojas están lloviendo por montones.
Hace viento. Todo lo que anhelo se desmorona.
Me volví soldado, luego sacerdote
en el pequeño pueblo envuelto en pobreza.
Y ahora dormiré en mis libros, olvidado,
abandonado aquí en esta provincia gastada.
Ya los ecos de la rebelión y la pena
se expanden a través de estos tiempos falaces.
¿Sigues tú leyendo sobre problemas sociales
o escribes algo, mi olvidado amor?
("plomo", versión de aleqs garrigóz, inédito)
martes, 5 de junio de 2018
Lêdo Ivo (1924/2012 )
La historia del suicida
"Una vida que no termina en suicidio es una vida frustrada,
un mar atravesado por el grito de un naufragio,
una luz humillada por la oscuridad de la madrugada,
una tediosa aceptación del día!, decía el suicida.
Y se aventó del puente Rio- Nitéroi cuando el sol naciente
partía la noche en viento y vela,
un gallo cantaba su bella alborada,
una mosca zumbaba su melancolía
en la aurora que anticipaba el ruido del mundo,
y un navío pasaba por el mar ya iluminado.
En el día que nacía como nace el día,
luz incierta que extingue la madrugada,
el suicida cayó en el agua fría de la bahía
y no halló la muerte. Sólo halló la nada.
("estación final, antología de poemas 1940-2011", ed. nod-taberna libraria, zac., méx., 2013, trad. mario bojórquez)
"Una vida que no termina en suicidio es una vida frustrada,
un mar atravesado por el grito de un naufragio,
una luz humillada por la oscuridad de la madrugada,
una tediosa aceptación del día!, decía el suicida.
Y se aventó del puente Rio- Nitéroi cuando el sol naciente
partía la noche en viento y vela,
un gallo cantaba su bella alborada,
una mosca zumbaba su melancolía
en la aurora que anticipaba el ruido del mundo,
y un navío pasaba por el mar ya iluminado.
En el día que nacía como nace el día,
luz incierta que extingue la madrugada,
el suicida cayó en el agua fría de la bahía
y no halló la muerte. Sólo halló la nada.
("estación final, antología de poemas 1940-2011", ed. nod-taberna libraria, zac., méx., 2013, trad. mario bojórquez)
lunes, 4 de junio de 2018
Esther Zarraluki (1956 )
Una mujer arranca...
Una mujer arranca plantas
que dejó morir. Las miraba
secarse. Con sus sucios dedos
se ensaña en las raíces,
en la traición, en los tentáculos
de la hermosura.
("apología de la luz")
Una mujer arranca plantas
que dejó morir. Las miraba
secarse. Con sus sucios dedos
se ensaña en las raíces,
en la traición, en los tentáculos
de la hermosura.
("apología de la luz")
domingo, 3 de junio de 2018
Uriel Martínez (1950 )
El veneno
A veces amanece calladamente
como una sábana tendida al sol
y al viento; como un ojo
que ya parpadea sin sueño.
De pronto las lámparas encendidas
se tornan inútiles, inútiles como
un pañuelo perdido en la distancia,
cuando alguien ha dejado de filmar
y los espectadores han salido.
Sí, hay días así, se van lentos
como una sed que se apaga
con un solo vaso de agua,
como garganta agradecida.
Yo soy de esos que se beben
un poema lento, una escritura
que corre por las venas como veneno
que tarde o temprano hará su tarea.
Un tósigo callado, inexorable.
[Inédito]
A veces amanece calladamente
como una sábana tendida al sol
y al viento; como un ojo
que ya parpadea sin sueño.
De pronto las lámparas encendidas
se tornan inútiles, inútiles como
un pañuelo perdido en la distancia,
cuando alguien ha dejado de filmar
y los espectadores han salido.
Sí, hay días así, se van lentos
como una sed que se apaga
con un solo vaso de agua,
como garganta agradecida.
Yo soy de esos que se beben
un poema lento, una escritura
que corre por las venas como veneno
que tarde o temprano hará su tarea.
Un tósigo callado, inexorable.
[Inédito]
sábado, 2 de junio de 2018
Lêdo Ivo (1924/2012 )
Los cuervos
Todavía hoy veo a los cuervos.
Están posados en la hierba.
Ninguno de ellos grazna.
Siempre me acuerdo de los cuervos
y de sus plumas lustrosas y suaves
que brillan en el día inmóvil.
Cuando voy por una gran ciudad
y atravieso un puente o un río
los cuervos silenciosos me acompañan.
Y es ese silencio el que me incomoda.
El silencio de los cuervos posados en la hierba.
El silencio del mundo cuando hay cuervos.
La lechuza blanca
En mi casa entre los árboles oigo el rumor de la noche.
El viento persigue a los astros crepitantes.
Las montañas bajan con dirección al mar como rebaños
que no hubieran esperado la licencia de la aurora para la
migración necesaria.
Y la hierba crece. Y el agua corre. Y el mundo recomienza
como una palabra interrumpida. Y las nubes caen del cielo
y se arrastran en el camino dañado por las lluvias de enero.
Un piar atraviesa el follaje murmurante.
La lechuza blanca, mi hermana sedentaria
vigila en la oscuridad el mundo abandonado
por tantos párpados cerrados.
("estación final, antología de poemas 1940-2011", ed. nod-taberna libraria ed., zacatecas, méx., 2013, trad. mario bojórquez)
Todavía hoy veo a los cuervos.
Están posados en la hierba.
Ninguno de ellos grazna.
Siempre me acuerdo de los cuervos
y de sus plumas lustrosas y suaves
que brillan en el día inmóvil.
Cuando voy por una gran ciudad
y atravieso un puente o un río
los cuervos silenciosos me acompañan.
Y es ese silencio el que me incomoda.
El silencio de los cuervos posados en la hierba.
El silencio del mundo cuando hay cuervos.
La lechuza blanca
En mi casa entre los árboles oigo el rumor de la noche.
El viento persigue a los astros crepitantes.
Las montañas bajan con dirección al mar como rebaños
que no hubieran esperado la licencia de la aurora para la
migración necesaria.
Y la hierba crece. Y el agua corre. Y el mundo recomienza
como una palabra interrumpida. Y las nubes caen del cielo
y se arrastran en el camino dañado por las lluvias de enero.
Un piar atraviesa el follaje murmurante.
La lechuza blanca, mi hermana sedentaria
vigila en la oscuridad el mundo abandonado
por tantos párpados cerrados.
("estación final, antología de poemas 1940-2011", ed. nod-taberna libraria ed., zacatecas, méx., 2013, trad. mario bojórquez)
viernes, 1 de junio de 2018
Joan Margarit (1938 )
Ella
Es tiempo ya de no esperar a nadie.
Pasa el amor, fugaz y silencioso
como en la lejanía un tren nocturno.
No queda nadie, es hora de volver
al desolado reino del absurdo,
a sentirse culpable, al vulgar miedo
de perder lo que estaba ya perdido.
A la inútil y sórdida moral.
Es hora ya de darse por vencido
en el trabajo, a solas, otro invierno.
¿Cuántos quedan aún, y qué sentido
tiene esta vida donde te he buscado,
si ya llegó la hora tan temida
de comprobar que nunca has existido.
Helena
El ayer es tu infierno, es cada instante
en el que, sin saberlo, te has perdido
y cada instante en el que te has salvado.
Cuando el joven que fuiste está muy lejos,
amar es la venganza del pasado.
Viene desde una guerra donde fuiste vencido,
de armas y campamentos que un día abandonaste
en la Troya que llevas en ti mismo.
Te buscarán de noche los aqueos
y estrecharán el cerco. Volverás,
por alguna mujer, a perder la ciudad.
Helena es estos sueños
de los cuales la vida fue apropiándose.
Defiéndela otra vez: será la última.
Y hazlo con valentía, desarmado.
("apología de la luz")
Es tiempo ya de no esperar a nadie.
Pasa el amor, fugaz y silencioso
como en la lejanía un tren nocturno.
No queda nadie, es hora de volver
al desolado reino del absurdo,
a sentirse culpable, al vulgar miedo
de perder lo que estaba ya perdido.
A la inútil y sórdida moral.
Es hora ya de darse por vencido
en el trabajo, a solas, otro invierno.
¿Cuántos quedan aún, y qué sentido
tiene esta vida donde te he buscado,
si ya llegó la hora tan temida
de comprobar que nunca has existido.
Helena
El ayer es tu infierno, es cada instante
en el que, sin saberlo, te has perdido
y cada instante en el que te has salvado.
Cuando el joven que fuiste está muy lejos,
amar es la venganza del pasado.
Viene desde una guerra donde fuiste vencido,
de armas y campamentos que un día abandonaste
en la Troya que llevas en ti mismo.
Te buscarán de noche los aqueos
y estrecharán el cerco. Volverás,
por alguna mujer, a perder la ciudad.
Helena es estos sueños
de los cuales la vida fue apropiándose.
Defiéndela otra vez: será la última.
Y hazlo con valentía, desarmado.
("apología de la luz")
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