Tengo el don
Tengo el don de leer los labios
de los hombres que dormidos musitan
el abecedario de un padre que no llega,
del hijo que no encuentran, de un cuerpo
al cual asirse; de un ombligo insepulto.
Tengo el don de escudriñar los labios
de un ebrio cuya voz de profeta me advirtió
puertas por abrirse, dinteles palpitantes,
la entrada franca a este umbral, donde estás, de pie.
Tengo el don de encontrar las bocas
que a mis oídos depositan una promesa
como advertencia de puertos, playas
y desiertos encontrados.
Tengo el don de callar los secretos develados
por ebrios que ocultan un silencio, un cansancio.
("revista de poesía alforja", no.20, primavera 2002)
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