Nueva York— Ya no basta con artículos que cuentan muertos en los países azotados por la violencia. Hay que entender el rompecabezas que representa el crimen organizado y explicarlo con claridad, asegura el periodista salvadoreño Carlos Dada.
Fundador y director del diario por internet El Faro, Dada acaba de recibir uno de los premios María Moors Cabot que la Universidad de Columbia otorga cada año. Y cree que su principal desafío es comprender la realidad que vive su país frente al azote del crimen organizado.
"Por supuesto que es arriesgado, pero explicar esto es la única respuesta moralmente válida para dar a nuestros lectores", aseguró el reportero y editor de 40 años.
Dada, el Diario de Ciudad Juárez y el semanario Ríodoce, en Culiacán, son los tres ganadores latinoamericanos del galardón este año. El periodista canadiense Jean-Michel Leprince y el diario estadounidense Arizona Daily Star son otros dos premiados que recibirán el Cabot el 26 de octubre en Nueva York.
Fundados en 1938, son los premios internacionales más antiguos del periodismo y se otorgan a periodistas que promueven un mejor entendimiento de las Américas.
A pesar de que el homenaje es una motivación para cualquier medio de comunicación y periodista que trabaja en duras condiciones, informar en México y Centroamérica a la sombra del narcotráfico y el crimen organizado es un desafío, aseguran los premiados.
Desde diciembre del 2006, cuando el presidente Felipe Calderón llegó al poder, 35 periodistas han sido asesinados en México y ocho han desaparecido, según los últimos datos del Comité de Protección de Periodistas, con sede en Nueva York.
Los periodistas mexicanos viven bajo una fuerte presión y la amenaza de la violencia y la intimidación por parte del crimen organizado en zonas como Ciudad Juárez, Veracruz, Nuevo Laredo o Culiacán, denuncia el Comité. Los diarios lidian cada día con el peligro de publicar nombres de criminales o detalles sobre sus operaciones y las represalias que podrían enfrentar después.
El cuerpo de María Elizabeth Macías Castro, jefa de redacción del diario Primera Hora, fue encontrado a fines de septiembre en una carretera de la ciudad de Nuevo Laredo. Castro escribía de forma crítica sobre grupos criminales y una nota encontrada junto a su cadáver decía que había sido asesinada en relación a sus escritos en redes sociales.
La violencia atribuida al crimen organizado ha dejado más de 35 mil muertos en todo México desde diciembre de 2006, aunque algunas organizaciones civiles han señalado que la cifra supera las 40 mil víctimas.
Osvaldo Rodríguez Borunda, editor del Diario, en Ciudad Juárez, enfrenta esa realidad cada día. Dos de sus reporteros han muerto a manos del crimen organizado en los últimos años.
Borunda aseguró en un artículo de su diario que entregará los cinco mil dólares que acompañan al premio Moors Cabot a la viuda de Armando Rodríguez "El Choco", así como a los deudos de Luis Carlos Santiago, ambos reporteros del rotativo asesinados en el desempeño de su profesión.
"Si bien, la muerte de nuestros dos periodistas definitivamente nos ha impactado, hemos tratado de que esa intimidación no nos inmovilice ni nos calle ante la cobertura de todos los temas que nuestros lectores quieren conocer", dijo Borunda a The Associated Press.
El periodista fundó el rotativo el 17 de febrero de 1976. Tiene su sede en Ciudad Juárez, con oficinas y publicaciones en Chihuahua capital, Nuevo Casas Grandes, Delicias y El Paso, Texas. Cuenta con una circulación de 60 mil ejemplares diarios.
Borunda recomienda a sus reporteros cubrir el narcotráfico "con sumo cuidado", evitando el uso de adjetivos cuando se refieren a integrantes de los carteles de la droga y, si se usan sus nombres, atribuyendo debidamente la información a las autoridades, explicó.
Las notas sobre el tema son firmadas como "staff" y a la hora de hacer coberturas los reporteros van de dos en dos o en grupo.
"Nuestro periódico le ha dado una importancia fundamental a las historias de las víctimas de la violencia, porque ellas reflejan en gran medida la situación que padecemos en la ciudad", dijo el editor durante una entrevista telefónica. "Siempre son narradas en primera persona y si los entrevistados o entrevistadas piden permanecer en el anonimato sus identidades son resguardadas por seguridad, tanto de ellos como de quienes los entrevistan".
Dada asegura que la situación de los periodistas en El Salvador no es tan peligrosa como en México, pero sí admite que Centroamérica está atravesando un momento "complicado". El crimen organizado ha penetrado las instituciones del país, ejerciendo mucha influencia en la toma de decisiones y determinando el rumbo de sectores de la sociedad, asegura.
"Cubrir crimen organizado no es una sección. Dejó de ser un par de páginas asignadas a notas rojas", explicó el salvadoreño. "Ya es transversal a buena parte de nuestra vida nacional".
El Faro fue fundado por Dada y su socio José Simán en 1998, después de que Dada pasara años en el exilio en México y estudiara periodismo en la Universidad Iberoamericana allí.
Dada y Simán no se sentían satisfechos con el periodismo de El Salvador pero tampoco tenían dinero suficiente para publicar un diario impreso.
Así es como lanzaron El Faro, un portal que en la actualidad cuenta con 150 mil "unique visitors" a la semana y que este año ganó un Premio Ortega y Gasset de periodismo.
Tras pasar años sin que Dada y sus reporteros cobraran un centavo, el diario online dedica ahora recursos a cubrir y escribir reportajes de largo formato sobre el narcotráfico y el crimen organizado, explicó el periodista.
"Estamos dedicando muchos recursos a no contar la violencia en notitas diarias", explicó el editor. "Queremos comprender la dinámica de la violencia del crimen organizado para poderla testificar. Es muy difícil y nos cuesta entender cómo funciona este mundo. Y por eso hemos dedicado muchos recursos de nuestra redacción a tratar de entender nosotros qué pasa".
El periodismo en Latinoamérica vive en estos momentos dos fuertes problemáticas, opinó Carlos Lauría, coordinador del programa para las Américas del Comité de Protección a los Periodistas. Por un lado, está la amenaza de la violencia física, y por otro lado, la de los gobiernos que usan recursos del estado para arremeter contra periodistas críticos.
A pesar de que más de 20 periodistas han sido asesinados en América Latina este año, también ha habido avances en la región, opinó Lauría.
El hecho de que cada constitución tenga referencias claras a las garantías sobre libertad de expresión y existan leyes de acceso a la información en muchos países latinoamericanos son pasos hacia adelante, señaló.
Cuba, además, ha liberado a un gran número de periodistas que tenía encarcelados, dijo.
Premios como el Moors Cabot representan otro aliciente positivo.
Ismael Bojorquez, director de Ríodoce, dijo estar muy contento de que su semanario reciba el galardón. Sobre todo porque Ríodoce es una publicación pequeña con tan sólo ocho años de vida, una circulación de 8.000 ejemplares a la semana y el desafío de relatar sucesos en ciudades azotadas por la violencia.
"Nos dio mucho gusto que Columbia estuviera poniendo atención al contexto con el que trabajamos los periodistas aquí", dijo el mexicano de 55 años, nacido en Sinaloa.
Josh Friedman, director de los premios Moors Cabot, dijo que "es importante" que periodistas como Bojorquez, Dada y Borunda "sepan que les estamos apoyando", señaló.
(¿Qué tienen en común los diarios de El Salvador y México con los medios informativos del resto de Centroamérica? Quizá que todos enfrentan el rasero común de recibir el mismo trato de los gobiernos y del crimen organizado, que los ven como la parte incómoda de la sociedad, todos sobornables y todos corrompidos. Pero no es lo mismo un medio que funje como vocero del gobierno, ni otro que se asume como la voz de las izquierdas, ni otro más que simplemente da cuenta de la nota roja. De estos abundan en México. De aquí la importancia del papel que juegan los premios internacionales, que distinguen el trigo de la basura. Nota reproducida del Diario de Juárez.)
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