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Dos madres con una hija
Sibila Camps
Censo 2010. En el departamento de dos ambientes en Villa Crespo, las tres habitantes recibieron a la censista. ¿Nombre del jefe o jefa del hogar? “Luciana, la jefa”, dijo una. Fany Mamani le preguntó a su compañera y anotó “Natalia”. “¿Qué parentesco tenés con Luciana?” “Cónyuge”, respondió con soltura. “¿Sos varón o mujer?”, les preguntó a cada una. La respuesta fue la misma: mujer. Entre ambas estaba Ximena, de 3 años y medio. “Hija”, definieron a coro sus madres.
“Éste es un censo histórico a nivel nacional, porque es la primera vez que el Estado reconoce a nuestras familias. Ahora, las políticas públicas y los planes sociales se podrán planificar teniendo en cuenta a nuestras familias”, recalca Natalia.Viven juntas desde 2005 y se casaron este año, apenas se promulgó la ley de matrimonio igualitario. Luciana (30) es empleada administrativa en una empresa de desarrollos urbanísticos. Natalia (27) está estudiando para ser traductora e intérprete en lengua de señas argentina. Por consultas que reciben en Lesmadres –el colectivo donde militan–, calculan que debe haber unas 300 familias homoparentales.
No son las preguntas lo que ha cambiado en este censo, sino la lectura de las respuestas: ya no saltará como error que dos hombres o dos mujeres se declaren cónyuges, ni que un niño o una niña tenga dos padres o dos madres. “Nuestras familias existían aún antes de la ley de matrimonio igualitario. El censo servirá para visibilizarlas”, resume Natalia.
(¿Es motivo de orgullo que una pareja/matrimonio del mismo sexo aparezca como tal en los censos de este año? Sí porque socialmente se les da un estatus que antes, las más de las veces, ni siquiera existían para la familia, los vecinos o los amigos; sí porque ahora este tipo de alianzas pueden adoptar una criatura cuando las parejas, de hombres, están imposibilitadas para procrear, a menos que se optase por formas alternativas de inseminación. La nota se reprodujo del diario Clarín de Buenos Aires.)
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