¿Existe la buena fortuna, la suerte, el hado, el destino o la buena estrella; existe la antípoda de esto, es decir
la fuerza negativa? Si nos atenemos al caso de Edipo, el hijo de la fortuna, naturalmente hay una fuerza divina que trazó el paso a paso del héroe desdichado, como estaba escrito también el camino que seguiría Medea luego de la traición de Jasón y la suerte de sus hijos: el exilio, la huída en el carro del sol. ¿Conoces a alguien que haya sido marcado por equis fuerza negativa?
Por lo menos, conozco a un fotógrafo que recién lo asaltaron en el camino de México a Zacatecas. Él viajaba en una Toyota Tacoma con camper que, al internarse en el territorio de su lugar de origen, junto con un sobrino, fueron abordados por tres sujetos embozados con armas largas (R-15) y despojados de 118 fotografías de distinto formato, destinadas éstas a una exposición de Fotoperiodismo a montarse e inaugurarse este 8 de octubre en Fresnillo, la tierra natal del profesional de la fotografía. Además de las obras ya enmarcadas, propiedad de 61 fotógrafos, les despojaron de sendos equipos y sendas lap-tops.
Hace aproximadamente seis meses se presentó una queja del gobierno de Aguascalientes, colindante con Zacatecas, en el sentido de que existen bandas criminales que operan entre ambas entidades mediante el robo y el asalto de todo tipo de comerciantes que transitan en uno y otro sentido, comunmente del lado zacatecano. Por supuesto, las autoridades estatales negaron todo aun y cuando los hidrocálidos mostraron pruebas. Y ahora le tocó vivir en carne propia a un profesional de la lente distinguido tiempo atrás (1998) con el premio Rey de España, por una instantánea tomada en Chiapas, corazón del movimiento zapatista (EZLN) desde los años noventa del siglo pasado.
Hace años quiso el hado que este mismo fotógafo fungiese como anfitrión de un pintor y grabador, en ese entonces radicado en Irlanda del Norte, en una incursión que juntos hicieron a Garibaldi, una franja de la ciudad de México concebida para turistas, localizada en el centro histórico y donde abundan los mariachis, el tequila, el mezcal, las muchachas y los ladrones. Pues bien, durante esa noche de parranda, el pintor fue despojado de cartera, pasaporte y otros documentos; y el fotógrafo de su equipo.
Posteriormente, el mismo fotógrafo instaló una imprenta en Zacatecas e inauguró su propio periódico, La Llovizna, todo caminaba sobre ruedas: ya tenía un pequeño equipo de reporteros, redactores, distribuidores y un jefe de información. Antes de cumplir un año, le allanaron el negocio de donde se llevaron computadoras, mobiliario y lo que no pudieron llevarse lo destruyeron. Así terminó un proyecto madurado en no sé cuantos meses.
Pero sigue con vida, dice el boletín de prensa en que se informa del episodio con que inició esta nota de tono amarillista, lo que es un consuelo para su familia, sus proyectos en ciernes y sus amigos, entre los que me encuentro y me cuento. Mejor suerte, Pedro.
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