Monólogo del ebrio
Dicen que Prometeo
Creó a los hombres con arcilla y con agua.
Nadie menciona el vino.
Mas sospecho que Prometeo,
Al robar el fuego
Y donárselo a los hombres,
Lo que robó fue el calor
A los alambiques del cielo, el vino de los dioses.
Aunque nadie lo entienda
Soy reencarnación de Prometeo:
¿Es águila o cuervo
El pico de alcohol que devora mis entrañas?
No estoy encadenado a un peñasco
En el país de los escitas: mi peñón es el bar.
Aunque ustedes lo duden,
Hato de serenos, colmena de eruditos,
Lo que robó Prometeo y repartió a los hombres
No fue el candil: fue el vino.
(texto tomado de Nueva poesía latinoamericana,
ed. Unam/Uv, México, 1999.)
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