Arenga en el país incierto
Vengo a dcir que tenemos por nación la lejanía. A nombrar talón en casa de Aquiles, pleamar en la casa del ahogado, caballo de madera en la Troya del sueño.
MI cabeza porta un gorro como Rembrandt aunque el gorro de Rembrandt haya tenido una mejor cabeza. Digo que se agota la eternidad en los salones y rugen hambre y olvido como el tigre de Blake.
Las calles duermen bajo lunas distintas y sólo las cruzan los cantantes clandestinos.
El señor K. es juzgado en mi país por pregonar el sueño y el de la larga figura por hacer pastar a Rocinante en zonas de riesgo. Y los poetastros. ¡Ah!, los poetastros se tratan con dignidades de Cónsul mientras afilan su lengua como la espada del Cid.
Vengo a decir que la muerte envuelve al país en piel de asno, y el alba tiene manchas rojas en su camisa blanca.
Para Stefania Mosca
(texto tomado de Lugar de apariciones, antología personal 1973-2007, ediciones Aurora, 2a.ed., Premio José Lezama Lima 2007, Casa de las Américas, Colombia, 2007.)
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