Montegiordano
Subimos por la colina hacia Montegiordano.
Y estamos en silencio.
Subimos por la colina y la lluvia cae
en nuestro pequeño mundo.
Arriba duerme una nostalgia de los que no están,
de los que lloran este rumor,
el triste espacio de la tierra viva,
las infinitas estrellas de un cielo perdido para
siempre.
Si fueran campanas o un Angel,
pero son las cabras, tibias en la montaña
sola,
y uno evoca al campesino que lloró hace
tiempo
también solo.
Si fuera la muerte la que avanza
o el despiadado silencio que no cesa,
pero es un hombre
buscando algo que fue sangre, algo que fue
tiempo,
algo de su corazón perdido.
Y el polvo se levanta alrededor.
Pero ya llegamos, suelo, madre, punto.
Se descubre un poco de muerte, lejana…
Y pensamos en los otros, en los que no están
(texto tomado del blog "alpialdelapalabra")
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