México, D.F.- El conflicto entre laicos y fanáticos religiosos de Nueva
Jerusalén dio un nuevo giro este martes, luego de que el alcalde de Turicato,
Salvador Barrera Medrano, denunciara la existencia de una narcopista, así como
la portación ilegal de armas de fuego y presuntos nexos entre religiosos y
criminales en ese municipio.
El gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo,
declinó confirmar la información pero aseveró que tampoco puede
descalificarla.
“No sé nada al respecto, habrá que verificar si efectivamente
es eso, es una información muy relativa que no está confirmada. No descalifico
esa información por ningún motivo, pero habrá que darle seguimiento y ver, si
verdaderamente es eso, se tiene que actuar”, afirmó.
El lunes pasado, un
periódico local –La Provincia—publicó las declaraciones del alcalde de Turicato
quien afirmó que los religiosos de Nueva Jersusalén, adoradores de la Virgen del
Rosario, mantienen una doble moral desde hace años porque, por un lado, predican
y por otro permiten que sus pobladores porten armas y mantengan nexos con el
crimen organizado.
Incluso, señaló que a pocos kilómetros de donde se rinde
culto a la virgen, hay una narcopista en la que hace unos 10 años aterrizaban
avionetas y las autoridades tenían conocimiento de ella.
Según el edil,
existen sospechas de que delincuentes y criminales de diferentes partes del país
son escondidos dentro de La Ermita, aprovechando la ausencia de
autoridad.
Vallejo no descartó la posibilidad de que el grupo religioso
mantenga vínculos con criminales.
Recordó que según la Secretaría de
Gobernación los devotos de la virgen del Rosario no están registrados como
asociación religiosa y que, de hecho, nunca han hecho una solicitud para tal
efecto y tampoco reúnen los requisitos por lo que en realidad se trata de un
conflicto entre “una secta” y particulares en el que los niños no tienen culpa
alguna.
El pleito por las aulas y el inicio del ciclo escolar, añadió, es una
consecuencia de la lucha del poder de los dos grupos antagónicos, el que
encabeza el obispo Martin de Tour y el de los seguidores del también obispo
Santiago Mayor.
Ante el alud de críticas a su gobierno por la inacción en el
caso, Vallejo Figueroa aseguró que quienes incurrieron en el derribo
intencionado de la escuela laica Vicente Guerrero, que impartía clases de
prescolar, primaria y telesecundaria, serán sancionados y ello no está sujeto a
negociación.
En una rueda de prensa, el mandatario estatal afirmó que las
investigaciones llegarán hasta sus últimas consecuencias e indicó que la
subsecretaría de Gobernación y la Procuraduría de Justicia del Estado,
realizarán la integración de la averiguación previa penal.
Respecto a la
posibilidad de que los más de 270 alumnos inicien “ala brevedad” el ciclo
escolar en aulas prefabricadas en La Injertada, como lo anunció el secretario de
Educación, José Ángel Córdova Villalobos, Vallejo omitió establecer
plazos.
“Nuestra obligación es buscar que a la brevedad posible entren a
clases, con el acompañamiento de la seguridad para los niños y padres de
familia”, señaló.
El lunes pasado, alrededor de 200 policías estatales y
federales llegaron a Nueva Jerusalén para dialogar con las autoridades y tratar
de encontrar una salida negociada el conflicto. Sin embargo, este martes
retomaron sus puestos de custodia en el poblado.
Por su parte, el arzobispo
de Morelia, Alberto Suárez Inda, se pronunció porque la autoridad civil restaure
el orden en la comunidad e “intervenga de una manera inteligente, pero
firme”.
Condenó se haya dejado crecer por tanto tiempo el conflicto, “a la
sombra de la complicidad y complacencia de la autoridad gubernamental” y conminó
a los habitantes de la Nueva Jerusalén a vivir sin atropellar derechos de
terceros.
“Lamento que desgraciadamente se haya dejado pasar tanto tiempo,
porque el problema se pudo haber prevenido, mucho antes”, señaló y afirmó que el
fanatismo en la Nueva Jerusalén es contrario al espíritu católico y producto de
la ignorancia.
“Todos debemos estar dentro de un estatus, en una relación
civilizada y de civilidad, dentro y fuera de la comunidad”, dijo, e insistió que
la Iglesia Católica no reconoce ni reconocerá como religiosos a quienes se hacen
llamar “padres”, “monjas” y “obispos” en la Nueva Jerusalén, porque no son
miembros del catolicismo.
Desde hace tiempo, refirió, no aceptan a autoridad
alguna, ni al Papa, ni a los obispos, ni a nada ni a nadie y han establecido su
propia teoría religiosa. Por esa razón, añadió, su fundador el autodenominado
Papa Nabor, Nabor Cárdenas Mejorada, fue expulsado de la iglesia católica hace
décadas.
Suárez Inda se pronunció por una solución al conflicto por la vía
pacífica, “pero definitiva” e hizo un llamado a la gente de la Nueva Jerusalén a
que “abra los ojos a la realidad”.
Los líderes de la Nueva Jerusalén,
subrayó, “no tienen capacidad ni virtud religiosa, entienden mal las cosas y
tienen miedo a que la gente abra los ojos a la realidad y que con ello ya no
puedan manipularlos, es muy triste”, lamentó.
(El conflicto entre la Nueva Jerusalén se remonta a la década de 1970 cuando Cuauhtémoc Cárdenas fue gobernador de Michoacán, un poco antes del surgimiento de la corriente política disidente dentro del PRI y que, al paso de los años, derivó en el surgimiento del PRD. En ese entonces Televisa colaboró con los priístas al divulgar que Papá Nabor era pariente de los Cárdenas Solórzano. Desde entonces el conflicto permaneció latente sin que los gobiernos subsiguientes, estatales y federales, hicieran nada. Lo que en México no es extraño. Nota reproducida del sitio de Proceso.)
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