Las armas, los decapitados y la violencia sin límite son ahora el cliché inevitable. Basta que salte el nombre de México para que la asociación con el narcotráfico y las muertes indiscriminadas emerja como un fuerte golpe de viento. Gerardo Naranjo lo sabe aunque no lamenta haber dedicado su última película al tema, 'Miss Bala', pese a aumentar el estigma. "Es la primera y la última vez que toco el tema, pero es algo que tenía que denunciar", dice, satisfecho de que su visión haya sido seleccionada por la Academia de Cine mexicano para optar a un Oscar, a la espera de que el jurado en Hollywood seleccione las finalistas.
Naranjo, responsable de cintas como 'Dramamex' y 'Voy a explotar', espera estar incluido entre las nominadas y competir "con la cabeza muy alta", sabedor de que si se lleva la estatuilla dorada a casa, las puertas de la industria más poderosa del mundo quedarán abiertas de par en par. Aunque no le tienta el dinero, ni el "cine masticado" que consumen en Estados Unidos. "Espero poder rendirles homenaje a los directores que realmente supieron hacerlo bien".
- ¿Quería ahondar en la herida o dar su propia versión del conflicto que reina en su país?
- Mi película es sólo una representación en imágenes y sonidos de un miedo que tengo, de una angustia a la violencia.
- ¿Por qué ese miedo?
- Porque vivo con ella, es algo que está presente y que flota en el aire en México, alrededor de la gente que tiene que ver con mi vida, con la gente que quiero.
- Hay gente que dice que la violencia de las noticias es un cliché porque solo afecta a una pequeña minoría...
- Eso es una gran estupidez. Quien diga eso no sabe lo que pasa en México, es alguien que cree en la suerte y que se cree especial. Es una manera mezquina de entender el conflicto.
- Pese a la violencia, usted presenta el lado humano de los capos. ¿Fue algo intencional?
- Yo tengo una percepción muy diferente de lo que nos proponen los medios. Los narcos son gente muy humilde, muy ignorante, paranoica, con vidas muy grises y patéticas. Esta idea de los criminales llenos de orgías, que se la pasan bien en sus fiestas y con sus camionetas, no existe. Y sí, son humanos, y para ellos es un trabajo como otro cualquiera. Si pudieran estar en la playa tumbados lo estarían. También lo hacen por necesidad.
- ¿El tono cómico también es intencional?
-Sí, completamente deliverado, una válvula de escape que al mismo tiempo refleja un mundo muy latino en el sentido de la corrupción, de cómo se manejan las influencias. Quería hablar del México tramposo que todavía existe.
- ¿Tuvo acceso a los delicuentes, a la gente de la droga?
- Me rehusé, por más que parezca extraño, a acercarme a esa gente. Por eso elegí a una 'miss' para ver a los capos desde afuera. No me interesa su justificación para ser criminales y no quise averiguarla. Hablamos con la policía. Sí los pude ver en la cárcel para comprobar cómo se visten, sus zapatos, sus camionetas y ver lo que son. Me sirvió mucho.
- ¿Qué significaría el meter la cabeza en los Oscar?
- Un fenómeno que nunca hubiera soñado, un accidente de trabajo, y paradójico al mismo tiempo, por el hecho de que una película de temática social la distribuya Fox, siendo tan conservadores. Pero es una pieza artística que puede competir con la cabeza muy alta. Vamos a ver qué dicen los gringos.
- ¿Hasta qué punto está dispuesto a vender su alma por hacer grandes producciones en Hollywood?
- (Risas) En principio no me interesa. Me crié con cintas artísticas. Me interesa jugar el juego y entrar en las grandes ligas, pero manteniendo los valores y pudiendo rendir homenaje a los clásicos. Espero no vender mi alma al diablo.
- ¿No le interesa hacer algo cotidiano sobre el lado positivo de México?
- Esta es la primera y última vez que hago una película sobre la violencia en México. Lo que tenía que decir ya lo dije, y en cuanto pueda haré una película sobre margaritas machacadas, sobre ver la vida de otra manera, hacer algo completamente diferente.
(Entrevista de Pablo Scarpellini, Los Ángeles, Ca., tomada íntegra de El Mundo on line, "Miss Bala" es una película honesta con una protagonista creíble y metida en un conflicto que podría verse como real, del México de aquí y ahora.)
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