Habla un vecino
Lo que hagan después, ya no lo sé.
Conmigo están tranquilos.
Se mecen con el viento,
se platean, se doran, se zambullen
en el estanque seco de la noche.
Lanzan brillos distintos
para el sol o la lluvia.
Hacen de su espesor
el fondo hospitalario del paisaje.
Llenan de la nostalgia de cosas no vividas
a los que se pasean,
y ante sus claros nombres
ni siquiera se inmutan:
fresnos, robles, hayas, sauces.
("el poeta ocasional.blogspot")
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