Hombre al borde del arroyo
Todos los días son el primer día
de un mundo que se va.
El hombre cuyo corazón es un túnel
donde el viento a tumbos
ya anuncia la catástrofe,
se detiene al borde del arroyo
sin atreverse a cruzar la calle,
espejo de arena que se rompe.
Lejos están los días
en que pisaba decidido
el filo de la dicha,
el minuto que apenas vivido
fue el primero en deslizarse
hacia el festín de la memoria
que presto lo vestía, le arreglaba
la corbata, le revisaba las uñas
y le ponía unas gotas de perfume
compuesto por el humo de hojas quemadas,
la crema de almendras de mamá,
cáscaras de naranja, nardos en verano,
la humedad de un traje de baño
imaginado noche a noche los últimos
tres meses, el sudor de esa mano...
("poemas en que yo estaba escondido", ed. uanl, monterrey, nuevo león, méxico, 2008)
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