Antes del sueño me procuro
el cuaderno, la tinta, la bacinica
limpia y una lámpara quieta.
Me procuro la cera, fósforos
de madera, pijama limpia azul
tabaco despertador cojines silencio.
Si no es posible sumergir en agua
la extensión, el móvil, el reloj
de pulso, los ojos desmontables,
Por lo menos me procuro el cobertor
azul, la colcha azul, paredes
blancas y algodones silenciosos.
Pero el silencio no basta
ni es garantía de nada
ni de nadie ni de uno mismo.
Tampoco cierro puertas
ni cuento ovejas en sacrificio;
sencillamente procuro las manos blancas
del suicida.
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