Dijo Amadeo Salvatierra, en una tarde de enero de 1976: “esta agua de la vida no mata, es purita salud”. Y para dar ejemplo llenó su vaso y se lo bebió de un solo trago hasta la mitad. Fue así que Arturo Belano y Ulises Lima entraron en confianza y antes de preguntar por Cesárea Tinajero fueron convidados con Los Suicidas, un mezcalito que el anfitrión Amadeo aseguró se hacía en Chihuahua, por lo menos hasta 1967, año que la fábrica quebró, o la quemaron, o a los dueños les pareció que ese nombre no era muy comercial que digamos.
Decenas de teorías sobre la existencia o no del mezcal Los Suicidas se debaten entre investigadores literarios, periodistas y simples fans de “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño. La mayoría son hojarasca, por no decir paja de bloggers trasnochados. Pero hay derivaciones que siguen abiertas y son de particular interés. Algunas aparecen en la novela “Tras la pista de Los Suicidas” (*), escrita por el cantautor valenciano Néstor Mir Planells, el registro “diario de viaje” del documental que él y algunos amigos empezaron a filmar entre Montevideo, Buenos Aires y Ushuaia en el mes de agosto de 2007.
Mir y sus colegas no buscaban rastros del potente mezcal en el Río de la Plata. Hubiera sido tonto, inútil. Se pusieron tras la pista de una banda proto-punk, de los primeros años 70, comandada por un tal Ulises Luna, que alguien les hizo escuchar en Valencia y les voló la cabeza. Entrevistaron a los tipos más lúcidos del under rioplatense y obtuvieron un material que sigue inédito y disponible para editar. Pablo Dacal, Andy Adler, el Manza de Valle Muñecas, gente de Astroboy, Doris, La Hermana Menor, Motosierra, Onda Vaga, Terapeutas, cineastas como Ezequiel Acuña y Pablo Stoll, todos dieron algún detalle sobre la existencia de Los Suicidas, documentado en la novela “Tras la pista de Los Suicidas”. Nada concreto, pistas borrosas y el testimonio del propio Mir que intentó negociar (sin suerte) un ejemplar del único vinilo del grupo, grabado en los estudios Sondor de Montevideo (**), en la disquería que en agosto del 2007 todavía regenteaba el bajista de Motosierra.
Hay otras derivaciones que aparecen en un especial de la desaparecida revista uruguaya Freeway (***) dedicado a la artista María Zauber, hija de Ulises Luna, que permite rastrear otros datos laterales sobre la historia de Los Suicidas. Uno de ellos es la exposición “Grito”, individual que Zauber inauguró en una sala de Buenos Aires en 1991. La muestra incluye objetos personales de Luna y un video de una pelea doméstica entre padre e hija. Otro detalle lo aporta el valenciano Mir, en la misma revista, firmando una crónica en la que cuenta cómo siguiendo nuevas pistas sobre Ulises Luna tuvo un apasionado encuentro con Zauber en las afueras de San Francisco.
La lectura de la novela de Mir (y su bonus track americano) provoca un extraño juego de referencias literarias, de probabilidades al borde del fractal. ¿Bolaño conoció a Los Suicidas y los homenajeó en “Los detectives salvajes”, dándole nombre al mezcal que sirve Amadeo? ¿Llega el homenaje al punto de tomar el nombre de Ulises Luna y cambiarlo ligeramente a Ulises Lima, en definitiva el usado en la novela para “ocultar” a su amigo y poeta infrarrealista Mario Santiago? Hay pocos, muy pocos, que puedan desarticular su teoría. Roberto Bolaño está muerto. Los detectives salvajes no mencionan nada referido a punk-rock y se limitan a transcribir lo que les cuenta Amadeo sobre el mezcalito. Ulises Luna y su hija también están enterrados. Poco se sabe de los otros tres Suicidas, más que uno de ellos -Rigoberto Mendetti- vive en Ushuaia pero dice no recordar nada. Estuvieron a punto -Mir y sus amigos- de demostrar estas dos hipótesis. Estuvieron demasiado cerca.
Los valencianos estaban -podría decirse- tranquilos con sus descubrimientos rioplatenses, hasta que uno de los últimos entrevistados acabó con toda posible certeza y tal vez sea el responsable de que el documental continúe trunco. Un rato antes de un ensayo de los montevideanos de La Hermana Menor, el propio Mir le preguntó por la leyenda de Los Suicidas, que habría influenciado musicalmente al grupo. Tüssi se mostró perplejo, casi hosco. Dijo que nunca había oido hablar de ese grupo, que había un malentendido... “solo conozco el mezcal Los Suicidas... es purita salud”. Tras el desconcierto y después que Landete apagó la cámara, el rockero extrajo de su chaqueta militar una botellita que pasó de mano en mano de cada uno de los detectives valencianos. Y cuando uno de ellos sugirió volver a encender la cámara, Tüssi guardó la prueba y empezó a sonar la primera canción. Ruidosa, shockeante, demencial, con los mismos acordes y la misma simpatía por el demonio que esa cinta que escucharon por primera vez en Valencia y alguien les aseguró que se trataba de Los Suicidas.
(*) La novela “Tras la pista de Los Suicidas” puede leerse completa en el blog del cantautor Néstor Mir (www.nestormirplanells.wordpress.com).
(**) El “Diccionario de Punk y Hardcore (España y Latinoamérica)”, publicado en el 2011 por la editorial española Zona de Obras, tiene una entrada en la página 257 para la banda Los Suicidas. Se afirma que el cuarteto liderado por Luna tiene un único disco publicado en 1974.
(***) La edición de enero de 2009, número 54, de la revista mensual “Freeway”, fue dedicada a la vida y obra de María Zauber (1976-2008), nacida en Madrid y fallecida en New York. Ella pasó a llamarse por su apellido materno desde el año 1991.
(Hasta donde se sabe, el mezcal Los Suicidas se elabora en el municipio de Vicente Guerrero, Durango -al norte de México-, es de fabricación artesanal y, por lo mismo, de escasa comercialización. El origen del mezcal se remonta a la época prehispánica. Se presume que Roberto Bolaño lo paladeó cuando hacía giras patrocinadas por una institución de seguridad social, ISSSTE, que más adelante publicaría unos cuadernillos bajo la denominación "¿Ya Leissste? Con un chingamadral de erratas. Nota de Gabriel Peveroni en el sitio "radar", Página/12, Bs. As.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario