Mientras Blanca teje, la computadora
permanece en stand by como si atenta
aprendiese la puntada secreta de manos
dedos y pensamientos.
Mientras Blanca calcula la distancia
de un hombro a otro del invierno
las nubes de estambre pastan
allá a lo lejos, donde las dejó Baudelaire.
Mientras Blanca teje, la policía
traslada a los separos un par de manos
esposadas con los dedos infraganti
en el frío de la tarde que se va.
Mientras Blanca con manos diestras
lleva las agujas a darle cuerpo
a otra bufanda de temporal,
Casandra está en casa, aterida.
Casandra espera que Blanca llegue con el pan,
los cerillos, las obleas de chocolate y el tejido.
febrero 2012