lunes, 26 de diciembre de 2011

Orlando Guillén (1945)

El viejo del amor
Las doncellas
Caminaban
Desnudas
De los pies
Dejando las piedras amapolas.
No las seguía
La sombra sino las adelantaba
Y las veía texturas retrotráctiles de sueño
En valle de espejos
Empañado por el humo de los aromas
De la sangre
Que plisan la visión
De la belleza en leve bruto. Bajo
Sus cruentas blusas
Temblorosa de hermosura
Batía una oblación
Hermética. Guijarro cardo
Puntiagudo en solitaria
Mata
De la planta de la tierra pie
Abría brecha
Pulsando el corazón
De los talones. Corazón
Que piensa y lame infructuosidades
De alma cual la lengua de la lava
De un volcán que nace
Del mar
Lava con sus aguas
Los pañales del dios que les asiste
De flechas
La mirada.
Las doncellas
Color de la guitarra. Se parecían
Tanto a la poesía
Que la eran sin quererlo
Y la pisaban
Con los pies desnudos
A gritos
Magros y deslumbrantes
Delirios
De plata
Pómez. Más desnudas
Todavía
Que la sangre que quedaba
Inmuerta. Encendida mejilla
Verde en la mejilla
De la sandía roja
Sobre la mesilla del espejo
De naturaleza inmuerta. Las doncellas
Jugaban
Un poco con mi espíritu
Y lo vencían
Rompiéndole el yelmo
La martingala y los quijotes
Con la música de sus muslos
Pero eso es
A veces
El encanto
Por los bordes ebúrneos
Del principio. Triángulo curvilíneo
En el anillo de la cópula. Oye si no
El eco de la cala
Desnuda
Del desnudo de Ginebra
En las praderas de Walpurgis. Calla
El vuelo de las mariposas
Mudo de las alas. No pasa
Nada. Grita el grito sangriento
Del tambor de los áfonos
Pero ni los dedos de los guantes
Saca de la garganta
La mano
Que les tapa la boca. No pasa
Nada. Podrían pasar sin paso
20 años de rejuego al trote.
El tremer del tiempo
Se queda espátula
Pasmado
Al hundirse
En la hembra del pino. ¿Por qué pues
No yo también...? Las codornices.
Cortinas
Densas de así llueve de repente
Las codornices
Alzan el vuelo
Lo bajan a la vista
Y son horizonte de alas
Que las canta el pico.
En la madre mole de todo el horizonte se extiende
Papronto una mujer de chiches
Cimera de cantarata
Dando de mamar a las estrellas y a los
Planetoides sus hijos
Pirinola. Bajan las aguas
De las montañas del cielo
Abanicándose con ventilador
De palmeras que arrastran
Mechones a su vez de paraíso
Y caca sideral. La compuerta
Rompe cualquier todoslosquicios
A balazos de plata
Y deja el vano de las aguas
Sin tope en misterio de piernas abiertas.
El misterio
Crece una vez afuera
Visible ni al viento silvestre.
Cuerpo hirsuto
En camino
Sólo calla
Aquello que no sabe
Su corazón venudo.
Cuando estábanos
Cortando rábanos
La laringe
De la mujer contralto
Entró en su corazón
Y guardose aparente de ser sola
Como una aguja
Que canta
Unos dejábanos
Otros cortábanos. Una paga por todas
Y todas a una
Dicen lo que
Callan
Pero lo dicen tan calladas ellas
Que no las oye el dios
Pie ni la diosa boca se esfuerza
Demasiado porque después de todo
Canta por dentro
Y sabe callar y hasta modular el grito
Que calla. Es el espíritu suelto
De mi dueña y canta adentro
Porque por fuera lo espanta
Mi cuerpo
Que pisa donde tiembla
Y oye música
Apagada por un estertor
De jazmines
Y un fagot
Toreado por clarinetes. Los caballeros
Desmontan a caballo
De Eros
Cuando los tumba
La yegua de la baraja
Y ante la tumba hacen como que se apean
De los 2 remanentes
De la edad
Preñados. No dicen nada
Sin la boca del pensamiento.
Recuerdan.
Y bajo la célula losa del recuerdo
Callan. Humo
De fuegos mojados. «Aflojando
Los arneses empapados
Beberemos
Lumbre de ojos»
Dijo con tanta vehemencia
El rey que la reina y yo
Desnudos todavía nos
Quedamos
Mirándolo
Al espejo encantado
Por los cuervos
Con los ojos saciados.
No dice
Que sí.
Que no. Si entras a lo negro
Por la rendija de lo blanco
Llegarás a lo negro
Con el misto encendido y el cerillo
Apagado. Bueno. Siquiera que por dentro
Estábamos afuera. Porque
Las picotas
Por dentro
De lo real abstracto
Picoteaban corazones
Contra el escudo de los misiles
Y cuadro lo esculpían
De dolor brillante y sangre de lata
Expansiva. Cuerpo oscuro
Pero negro no.
Gordo de lotería por fuera
Infinita que premia
Con maceta de azucenas
Una nuca que ve brotar de bruces y pa
Pronto enfrente el filo de las estrellas. Volaba
Pájaro de sombra azul llorando
En racimo de tiniebla
Y se llovía.
Volaba
Bruja con el pájaro adentro
De la escoba
De culo a boca. De dolor
No de lo demás
Tenebra
Delata muela
La incertidumbre. La mano
Que se abre
Ahora
Desatinada
La mano del don
En la virtud la
Mano
De destino
En macetón cabrera de destinos
Puño
Desata
La cuerda mansa de labriegas que
A mi muerte
Acude sin ver pero papronto. Hermosas
Cuando se dejan
Las ajorcas
Y cuando no asimismo. Menos ella
Que se llevó
El pie y me dejó la ajorca
Con todo y tobillo en la mano anoche
Todas exprimen el limón
Del minuto que exprime
Aguas menores
Y mayores según el RH
Y las tensiones del requinto. Ella no. Ella
Siempre se seca
La última gota
En un ojo perfecto de acabado
Traidor.
El vuelo de la capa del Viejo del Amor
Mapea sobrevuelo y tapa
Puntos de sutura
De la noche estrellada por la palma
Arremangada puño
En la quijada soñadora
En la sombra de Alí
De la muerte de Frazer. Juez de ring
El día de morir y parte
Dirime el de hoy
A los puntos. El mundo si no otra cosa
Es punto. Empate.
Uno de los mundos
Es el punto y es el mundo. Desempate.
El metal pubis
De la diosa cerrada de los contornos
Se alebresta dentro de la copa
De tierra
Y resuena murmurio
De hojalata negra
Esculpida a punta
Pedernal
En brasa. Revancha.
Aquello se llamaba
Juventud. Escolopendra. Lengua cerval
Lo que se llama
Puerta
Y le dicen
Escorpión
O sueña sobre yelo
O duerme soñando sobre
La cumbre de los astros
Blanca. En
Cima el
Jirón iceberg
Escapa de capa
Al fondo del amar
Donde vive el amor
De mar
De llano y de montaña
Y sopla un viento de tundra
Recio. El paquete
De Caín
Incluía
Manejando mínimos jergón
Do yacer con Eva
Cubrir insuficiencias
Paternas
Y crecer y multiplicarse
Cual hipotecas. En aquel tiempo
De costillas falsas
Y olanes en las olas
La hipótesis del amor humano
Inmersa en jardín de manga larga
Nada sabía del mar en maceta
Pero más de montaña
Y producir recambio. La belleza
En tabla de surf
Vertiginaba
Lejos
Maja intrépida.
Multiplicose pues mutando y
Multiplicando
Mientras crecía y crecía
Inabarcable
En el abrazo catalán
De los edenitas.
La sombra del Viejo
Del Amor
Se lanza
Al fruto en bruto
Del origen picando
En duplicado miedo
Y deseo. Ya me dirás tú
Qué sería
Del llano sin montaña
Dueña Inés
Y de la cumbre
Qué sería
Consuelo. Ya me dirás del viento
Y de la lluvia
Sin el mar. En sus raptos
Transgénicos
Adán
Prefería a Abel. De regreso al origen
Se masturbaba
A pie de ciencia
Bien y mal
Con la lengua de la Ser
Piente
En la mano
Y engendró ministros
A la
Reina Usura elegida
Madre cagando. El mundo
Es esta página. Este punto
No
Lo callo.
No lo niego:
Esta página
De sagrada miente
Porque mentir es humano
Y sagrado registrar
Verdad. Y hasta
Se contradice sin acotar
Yqué. Porque este es el libro
De la generaciones. Porque
Este es el libro
De la verdad. ¿No es verdad
Angel de amor
Que en esta apartada orilla
Más clara la luna brilla
Y se respira el smog...?
«¿Y bien...? La poesía no es
Casuística
También
Si bien...»...
«Nada. Nada. Fantasma de la hora
En la cresta de los siglos. Nada.
Déjate de chingaduras.
Todo bajo el brazo es
Cuerpo enamorado. Mira
El vientre de las estrellas. Abrásame
De poesía
También por los tobillos
Que busco cepo
De la cepa
Verde
Como sapo en rana...»
Dijo
Menstruó la diosa
La púrpura fue diadema
De la cabeza pura
De las nubes
Madrugadoras
Y pasó zumbando la voz de la saeta
Que apuntaba talón
Y se la peló al blindaje
Cuando el amor
Cabalga ya con las patas
Estribaduras de teta espiritual
Venida a orgasmo
Como llamada a desierto
Sobrepoblándolo. La leche de las hordas
Se detiene en seco. Es algo que fuera todo
Y en caliente
Anidó en blandito vuelto
Pájaro exhausto.
Las mieses de la lengua muda
Vienen al grano
Cargando la palabra
Pelambrera
A galope de muchacha. Pero
El viento pega de costado
Que es peor que de cara
Bonita. Si del otro lado
Hubiera espejo
Veríamos las aguas revueltas
Y la mirada
Tierna
De cortar
Bajo la lluvia de menudas trenzas
Racheada. Mejor
No
Que es mejor
Que nunca y se acomoda
Mejor en sí. La tarde atrapa muslo.
El medio día cintura.
Cuando el amor se va
Ya viene
De regreso.
Qué sería de la cumbre
Sin la lamedura bronca por las patas
Del mar decía el diciente
Tirando de cabeza a cuello crines
Y sin freno. El Viejo del Amor
Había abandonado mi cuerpo
En sombra
Para aparear el de ella
Con mi espíritu
Y ella cantaba ya por mí a capela
Pero morir por mí
Todavía no sabía y todo lo más del día
Se la pasaba
Echada sobre la capa del Viejo
Decía el diciente
Y detrás de mi canto se oía a la bella
Gimiente
Y el trasiego de la leche bronca.
La capa
El Viejo y ella
Y yo juntos éramos
Bestia bruta más traviesa
Que el miedo
Para alcanzar el elixir. Al salir
De la Corte
Como quien paga con muerte
El amor
No sabía tampoco hacia dónde tirar
Pero tiraba siempre
Por lo primero que se le pusiera
Delante
Y le era igual porque acertaba
De pura naturaleza
Y si se equivocaba total
Ya estaba dentro
Y la música del privilegio
Sonaba en el pecho
De la bestia como suena
El tiempo de vivir
Cuando los muertos se levantan temprano
Y encuentran desierto el desayuno.
Se quitó la adarga y el cuello
Y los colgó de un gancho
Junto a la lanza
Satinada de plata. La cabeza
Se la llevó puesta
Por un buen rato
Porque pensar mucho
Era negarse
Y necesitaba pensarlo. Entró
En el pecho de la doncella
Con la espada desnuda
Y bebió un buen trago
De oro del chorro
De la belleza por dentro. Entonces
Perdió la cabeza. La buscó
Pero no la encontraba
Ni debajo del brazo
O colgando sangre entre magnolias.
Buscándola la confundía
Con la belleza
Pero la belleza estaba por dentro
Y la cabeza por fuera
Intermitente
Y él sabía que había entrado
Hociqueando y de puntita
Y de tanto saber sufría de canto. La cabeza
También era con ella. Lo comprendió
Sin sorprenderse. Pero
Seguía viéndola por fuera
Sangrar
Sin comprenderse
Sobre la bandeja
Redonda.
Eso era.
Redonda.
La mitad
Era mi pelo
Y lo demás crinera.
Eso era
Todo.
Ella misma.
Todo era ella
Misma como la poesía. En aquel bajo la brisa
Alfiler de absoluto
Delicadísimo se abrieron momentáneos
Los labios
De la cabeza de ella:
Bebían de la mía en su vaso
Sangre de corazón
Y se limpiaban el beso con espejos
Decía el diciente
Belfo a belfo.
Zacate a zacate.
Rienda
Chirrión
Espuelas
Y
Mecate
Mascando las palabras.
Deglutiendo brida.


(texto cedido por el periodista Raúl Silva, original de O. G., inédito.)

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