domingo, 11 de diciembre de 2011

Herta Müller (1953)

El hombre del pan


Fuera, en el patio, la lluvia había cesado. El carro del pan traqueteaba por los charcos de la entrada. Todos los días el mismo hombre tiraba del carro con el pan de molde y cruzaba la puerta del campo de trabajo hasta llegar al patio trasero de la cantina. El pan iba siempre tapado con un paño blanco, como si fuera un montón de cadáveres. Pregunté qué grado tenía el hombre del pan. El barbero repuso que ninguno, el uniforme lo había heredado o robado. Con tanto pan y tanta hambre necesitaba el uniforme para inspirar respeto.
   El carro tenía dos ruedas altas y dos largos brazos de madera. Se parecía al gran carretón con el que en casa recorrían las carreteras los afiladores, de localidad en localidad, durante todo el verano. El hombre del pan cojeaba cuando se apartaba del carro. Una de sus piernas era una pata de palo hecha de mangos de pala unidos con clavos, informó el barbero. Yo envidiaba al hombre del pan, tenía una pierna de menos, pero mucho pan. También el barbero seguía con la vista el carro.


(trozo tomado de Todo lo que tengo lo llevo conmigo, ed. Punto de Lectura, Santillana, España, 2011. Traducción de Rosa Pilar Blanco.)

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