El cien bocas es un político engendrado por el karma acumulado del Partido Revolucionario Institucional, un partido al que un fin de siglo le trozaron de un tajo la cabeza; y así fue desplazado del reino del bosque de pinos, en San Miguel Chapultepec. Una de las biografías chinas del Buddha narra que èste -el de cien bocas-, se encontró en su precampaña mediática con una legión de tuiteros, que pretendieron hundirlo en el descrédito con mofas, burlas y balconeos en la web. Al cabo de miles de esfuerzos anónimos, lo obligaron a exponerse a la opinión pública. Así, él mostró un hocico de águila, otro de cucaracha, otro de coralillo, uno más de gusano y uno extra de rata de sacristía. El Buddha le cuestionó:
-¿No eres Enrique?
- Soy Enrique, el cien bocas infectadas-, respondieron a una los cien orificios que encontraron eco en Tweeter a sus lagunas literarias, culinarias y de economía laboral.
El Buddha explicó a sus discípulos que en una encarnación pasada, Enrique era un pupilo que se había hecho candidato y que a los demás había superado en el arte de cantinflear: a Humberto Moreira, a Ángel Aguirre, a Felipe Calderón y a Norberto Rivera Carrera. Cuando alguno de los citados se equivocaba les decía cabeza de chorlito, cerebro de mosquito, cabeza de piedra, cabeza de hidra, etc. Cuando murió, porque un buen día se apagó su buena estrella, el karma de esos insultos acumulados lo hizo renacer gaviota, pero gaviota negra, fatigado por todos los vituperios y equívocos de precampaña.
( Todo empezó cuando un periodista le preguntó por los libros que marcaron su vida, el cien bocas refirió que en primer lugar, el que le dejó huella fue "Los de abajo", de Pedro Páramo...* Narración recreada del texto de Jorge Luis Borges, "El cien cabezas", incluido en el Manual de zoología fantástica, ed. FCE, México, 2010, col. Breviarios no. 125, undécima reedición.)
nota: para el interesado, se reproduce el texto original del autor argentino:
El cien cabezas
El cien cabezas es un pez creado por el karma de unas palabras, por su póstuma repercusión en el tiempo. Una de las biografías chinas del Buddha refiere que éste se encontró con unos pescadores, que tironeaban de una red. Al cabo de infinitos esfuerzos, sacaron a la orilla un enorme pez, con una cabeza de mono, otra de perro, otra de caballo, otra de zorro, otra de cerdo, otra de tigre, y así hasta el número cien. El Buddha le preguntó:
- ¿No eres Kapila?
- Soy Kapila- respondieron las cien cabezas antes de morir.
El Buddha explicó a los discípulos que en una encarnación anterior, Kapila era un brahmán que se había hecho monje y que a todos había superado en la inteligencia de los textos sagrados. A veces, los compañeros se equivocaban y Kapila les decía cabeza de mono, cabeza de perro, etc. Cuando murió, el karma de esas invectivas acumuladas lo hizo renacer monstruo acuático, agobiado por todas las cabezas que había dado a sus compañeros.
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