La piedra ya no es de piedra
Hubo un tiempo en que la piedra era piedra
y una cara en la calle era un rostro perfecto
Entre esto, yo mismo y Dios
hubo un instante de simetría
Desde que has alterado todo mi mundo, esta trinidad se ha perturbado
La piedra ya no es de piedra
Y los rostros, como en los sueños, son incompletos
hasta en el rostro inmaduro del niño
reconozco tus ojos perdidos.
El soldado sube la escalera resplandeciente dejando tras él tu sombra.
Esta noche, la habitación duerme desgarrada
enmarañada por ti bajo la luz de las estrellas.
El corazón hipotecado
Los muertos exigen una visión doble. Una parcela de más
a repartir cumpliendo un acuerdo espectral. Pues los muertos
tienen derechos sobre los sentidos de su amante, sobre el corazón hipotecado.
Mira dos veces el huerto que florece bajo la lluvia gris
Y los cielos rosas y fríos que traen una doble sorpresa.
Soporta cada requerimiento una y otra vez;
la experiencia multiplicada por dos - la deuda reconocida.
Ordena al espíritu tembloroso, al nervio inmediato
que sirva bien al amo esquizofrénico,
si no el amor ciego vagará extraviado
igual que un émulo sin hogar.
Sabida es la hipoteca contraída con los muertos.
Prepara pues, la preciada corona, la guirnalda de la puerta.
Aunque, de las recónditas cenizas, del hueso humilde
¿Saben algo los muertos?
("el establo de pegaso", trad. victoria martínez vega)
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