Sinfonía para una noche y algunos perros
De noche, un perro empieza a ladrar, y
después de él, todos los perros de la noche
se ponen a ladrar. Después, el primer
perro se calla. Poco a poco, los demás
también se callan, hasta que el silencio
se instala, como antes de que ladrara
el primer perro. De noche, no es
posible saber por qué ladra un perro,
si no lo estamos viendo. Tal vez porque
alguien pasó detrás de un
muro; tal vez por culpa de un gato (esas
sombras que huyen por las puertas).
No es necesario encontrar razones concretas
para justificar la noche de todos los
perros; mas es verdad que un perro, cuando
ladra y despierta a los otros perros, despierta
a la propia noche, a sus fantasmas, y
nos obliga a mirar, por la ventana, lo que
no se puede ver, es decir, el centro de la
noche, el negro motor del mundo.
La crisis griega
Fue en las islas griegas donde vi el Mediterráneo
completamente azul, sin sombra de transparencia. "Y
felizmente es así", me dijo la muchacha griega que
servía cafés a la orilla de las rocas. "Conocí a algunos que
quisieron rasgar el mar para ver lo que escondía
y nunca más volvieron". Entendí lo que quería: que
yo rasgara la superficie del mar, y bajase los peldaños
del abismo que nos cautiva hasta la eternidad. "Si vienes
detrás de mí, y me traes de vuelta, haré lo que
deseas". Pero ella fingió no entender mi
lengua, aunque hablásemos un inglés de aeropuerto.
Y cuando llegamos al gran anfiteatro, bajo
las colinas de los pinos rodenos y los bosques de
cipreses, el cielo estaba completamente limpio, como si
los dioses ya hubieran dejado de existir. Recité
un verso en griego clásico, poniendo a las aves en
desbandada. "¿Ves lo que has hecho?", me gritó la muchacha
griega. "¡Llenaste el cielo con una nube de pájaros!"
Y nos pusimos a mirarlos, a la espera de saber para
dónde se dirigían. Pero se hacía tarde para tomar
el barco. Las islas me dan claustrofobia, dijo
la muchacha griega. Y me puse a correr hacia el barco que
ya tenía los motores en marcha, sin pagarle el café.
("altazor", trad. blanca luz pulido y "otra iglesia es imposible, trad. diego valverde villena)
No hay comentarios:
Publicar un comentario