La Coruña
Construyeron tan altos edificios
que desde ningún punto
se ve ya el faro de mi infancia.
Hoy la luz se estrella
contra los grandes bloques de cemento
y no hay más verdad que la de esas
omnipotentes vallas que cubren las fachadas.
Perdí los cines, los cafés, las trasatlánticos
inmensos como rascacielos por encima de las aduanas.
Perdí mi eucaliptos, mis plátanos queridos.
¡Todos talados! ¡Talados! ¡Todos talados!
Su recta hilera que me protegía con su tacto
en la Puerta de Aires.
¡Oh! Si al menos supiera lo que hicieron con sus ramas.
Diez o doce, o apenas menos golpes de hacha
van aniquilando los lugares de mi memoria.
¿Dónde estoy?
Y ahora despierto y sólo siento el manto de la niebla,
y la luz que no llega
para iluminar mi espíritu perdido por sus calles.
Mientras, a lo lejos, suena la draga como un yunque
arrancando un sanguinolento mordisco de amargura.
("poética y poesía", fundación juan march, madrid, mmx)
No hay comentarios:
Publicar un comentario