domingo, 12 de septiembre de 2010

CARRUSEL GIRONDO

Sábado 11 de agosto 2010


Las vueltas de Girondo
Oliverio Girondo. Foto ArchivoVer mas fotos

Poemas inéditos y dispersos, prosas sueltas, entrevistas y artículos de diversa índole son los escritos de Oliverio Girondo que recoge este volumen, además de una "galería de imágenes", un epistolario y una sección de poemas dedicados a él por Leopoldo Marechal, Enrique Molina, Rafael Alberti, Edgar Bayley, Francisco Madariaga, Pablo Neruda y Raúl Gustavo Aguirre, entre otros. Hace veinte años, cuando se publicó la edición original del Homenaje -ahora aumentada-, los poemas de Girondo eran difíciles de encontrar. Pero a partir de 1994, Losada sacó varias reimpresiones de sus Obras , y en 1999 se publicaron sus Obras completas . ¿Es este Nuevo homenaje un libro inoportuno y sin interés? Por el contrario: estos textos transversales revelan el retrato facetado de uno de los grandes poetas argentinos. En un reportaje que le hace Francisco Urondo para la revista Leoplán , en 1962, convergen varios de los hilos de este volumen. Girondo se dice "hijo de toda la literatura francesa", se refiere a sus orígenes como autor teatral y a su larga amistad con Ramón Gómez de la Serna. Habla con desprecio de Leopoldo Lugones y explica su tendencia a "beber en lo vivo": "uno no puede no tener nada que ver con Joyce... Joyce está dentro de la literatura viviente, como está Beckett". Urondo lo compara con Macedonio Fernández: "M. F. era unos veinte años mayor que Girondo y la gente del periódico Martín Fierro [...] Treinta años después es Girondo quien se vincula a los grupos jóvenes". Esa preferencia por lo actual impulsa una trayectoria poética que asume riesgos estéticos cada vez mayores, hasta llegar a En la masmédula (1956), ese non plus ultra de la poesía en castellano.

Girondo fue el viajero por excelencia no ya de la literatura sino de la buena sociedad argentina; se le atribuye a Ramón Gómez de la Serna esta famosa copla: "A veces rotundo,/ a veces muy hondo,/ se va por el mundo/ girando, Girondo". En 1925, volviendo de Nueva York, dice que el Metropolitan es un ejemplo de museo que Argentina podría imitar: "Diez o quince millonarios lo fundaron y sostienen, cosa que acaso se podría hacer también aquí". Con ese hastío aristocrático con que solía contestar a los periodistas recibe junto con su mujer, Norah Lange, al diario Crítica en 1960: "En París, hasta las modistas hablan de existencialismo", dice Lange. En 1940, en una curiosa monografía acerca de la posición que debe adoptar Argentina ante la guerra mundial, manifiesta un "profundo hartazgo de Europa" y elabora un programa económico y cultural para romper con el Viejo Mundo. Otro texto interesantísimo es una "memoria" de 1949 sobre "El periódico Martín Fierro ".

Buena parte de los poemas dedicados a Girondo son de circunstancias y poco memorables, pero muestran el sistema de afinidades del momento. Es curiosa, por ejemplo, una carta del peruano José Carlos Mariátegui, marxista e indigenista, quien quiere ganar la poesía de Girondo para su ideal de regeneracionismo americano: "es un poeta de recia figura gaucha... en su poesía el bordado es europeo, es urbano, es cosmopolita. Pero la trama es gaucha", le escribe. Schwartz incluye además una breve sección acerca del contacto de Girondo con los vanguardistas brasileños, con poemas de En la masmédula traducidos al portugués por Haroldo y Augusto de Campos.

El espíritu de Girondo sacude con una carcajada la matriz académica que quiere ceñir el libro. Schwartz dice, en el prólogo, que toda obra completa acaba siendo "definitivamente incompleta": en los márgenes de ese cuerpo ceñido y riguroso de poemas que Girondo asumió como su legado poético se cuelan estas páginas, divertidas, estimulantes, ricas de anécdotas y testimonios.

Edgardo Dobry

¿Tiene algo que ver la poesía de Oliverio Girondo con el movimiento Infrarrealista surgido en México en la década de 1970? Creo que sí y mucho, sobre todo por el aliento renovador que estos iconoclastas le inyectaron a la atmósfera predominante en ese entonces, tiempos en que privaba la visión piramidal del grupo de Octavio Paz y que sólo sus recomendados accedían a becas de la fundación Guggenheim, mientras que los andrajosos infras buscaban el contacto con otros marginales que los antecedieron: los Estridentistas y personalidades como Pepe Revueltas, Efraìn Huerta y Enriqueta Ochoa. Ah, y también Beatriz Quiñones, poeta residente en Durango que luego se quitaría la vida, ¿la Cesárea Tinajero de "Los detectives salvajes?"

La figura de Girondo, como tarde o temprano emergerán algunos infras ignorados, resurge ante otras más que consagradas en su país de origen: Jorge Luis Borges, Bioy Casares y José Bianco (a quien antihomenajea Roberto Bolaño en un relato incluido en "El gaucho insufrible".) Por este motivo se rescata una nota aparecida ayer 11 de septiembre en el diario La Nación de Argentina, llamada por su autor "Las vueltas de Girondo". UM

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