Memoria sea del fuego
Astillado contra la herida vegetal de su mirada,
pàjaro cuya caìda incendia el aire
al tacto de su vuelo,
recojo los vestigios del abandono,
la devastada huella de sus pasos por mis alas
y asciendo para que mi cuerpo de humo
cristalina cicatriz
memoria sea del fuego y quien lo amò.
Memoria
... para hablar, sobre todo, de su patètica desnudez
de torpe muchacho herido
con meticulosos gestos
pretendiendo enlistar el caos y el desorden
y de sus torpes gestos contrariàndolo
-su conmovedora ignorancia
derrumbando la casa para levantar un vaso, encontrando entre las cosas
y su destino laberintos y pasadizos, largos tùneles
y galerìas de asombrados despojos
cayendo sobre las aceras (tiempo entonces
en que un descuido de ceniza
bastaba al duende de sus labios
para flamear, su amarilla mirada hendiendo los muros, dèbiles hebras
de apenas carne al encontrar
la graneada catàstrofe de su esperanza
-su plateada iluminante espada
oponièndose a toda presencia,
derribo de toda cosa)
para encontra el lento, turbio giramen
navegando con el rumor profundo y oscuro de un rìo
bajo su piel de volantes navajas
naranjas solares
erizada
("isla de raìz amarga, insomne raìz", editorial era, mèxico, 1976)
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