Perdí el oído...
Perdí el oído derecho hace tiempo,
cuando me tumbó el caballo de Aquiles
por mi falta de pericia
en la equitación;
la pérdida me llevó a desatender
el canto de las sirenas mientras
cruzaba solo el mar encrespado
del siglo;
con ello extravié también el sentido
del equilibrio, la simetría del rostro
al atender a mis interlocutores
con el oído izquierdo;
pasados los años la vista fue
gradualmente nublándose
como nublado fue el siglo en
que nací.
Me maravilla haber vivido
con carencias casi dos décadas
de la nueva era, la XXI, acaso
un día pierda más facultades.
Pero no importa, me basta el silencio
que me envuelve, la oscuridad que
gradualmente comienza a habitarme
para desentenderme de mi entorno.
[Inédito]
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