Anna Karenina
Desconfío, Tolstoi, que no nos estábamos entendiendo:
dejé que me pintases por haber leído en algún lugar
no ser extraño que el artista se vuelva el retratado
pero pronto admito sorprendí en mí tus gestos
que yo era un modelo para tus poses obedecía me
inclinaba
conforme me mirabas me abstraía cuando diluías
tus pupilas en la función de no verme erecta no había
ningún deseo entre nosotros yo simplemente moría
en fin sabías de eso desde el principio yo sin ninguna
calma
debo decirte esperé que cambiases de ideas no conseguí
jugar contigo sería además delicado no me habrías
matado así
como en el inicio pero ibas allá a defraudar tan fáciles
auspicios
previendo hombre cruel de antemano entre todos que
jamás
me escribieron el no elegante desecho de mi cuerpo
de mujer perdida al salto de la locomotora los brazos
acaso
no balanceaban quisiste partirme y ver de qué me hacía
me sacaste un hijo me sacaste dos me diste más que un
hombre
y ni siquiera a cambio te ocupó armarme pase el
obsceno chiste
pensaste que debía perderme pero fue cuando comencé
a cansarte
y todos los apellidos y el espíritu y las relaciones que me
atribuías
fruto de un complejo sistema lingüístico pulida la falsa
intimidada nada de aquello me decía tal como mis ojos
atiende no fueron nunca oscuros y tan poco fulgurantes
que el magnetismo es cosa es cosa animal yo quería
la verdad al paso que tú con criterio juzgabas escogías
el tono pastel que mejor me sentaba y decías son oscuros
mientras yo para variar intentaba verme en tu papel y
claramente
te fijaba costó tanto que no pude desistir y al final
después
de tanto esfuerzo entendí absolutamente nada eras quien
me leías y yo quien no existía y ese enojo
de hembra en que se entera y para otro vuelo es bloqueada
ya entonces
yo definía bajo tu áspera pluma poco fui
capaz atisbando sobre tu hombro de corregirte la mano
bueno sería que estuviéramos parejos sin embargo
todavía no en paz.
["nueve poetas portugueses, antología", ed. unam, méxico, 2016; selección, prólogo y notas de nuno júdice; traducción josé javier villarreal]
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