Soy frágil
para los amados.
Algún asesino más poderoso
más fuerte
me interceptó cuando cruzaba
el callejón de los cuchillos
y me atajó.
Silencio mujer
dijo
de nada valdrá tu queja
en este momento
ni en los otros.
Muy poco
y muy gris
el tiempo que te queda
en esta madrugada de perros realengos
y borrachos asustados.
Déjame un instante
dije,
medir la luz que todos los días
me recibe y me abandona.
Déjame llorar un rato a solas.
Pero sólo había frío
en el callejón de los cuchillos.
("la mirada del lobo")
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